Partida Rol por web

Os despiertais en una habitación rodeado de gente que también se acaba de despertar, al parecer ninguno de vosotros sabe como ha llegado allí ni por que se encuentra en esa situación. La habitación no tiene muebles ni decoración alguna, tan solo del techo cuelga un teléfono móvil atado a una cuerda.

Y lo peor de todo es que todos los que os encontráis en esa sala estáis en ropa interior y tenéis un mecanismo metálico en el pecho, perece de hierro forjado, varias laminas que rodean el pecho completamente y en su interior multitud de pinchos, en el centro y hacia fuera un botón rojo bastante grande susceptible de ser tocado, en el lateral una argolla con un candado.

Una enorme puerta de madera os impide salir de la habitación.
Por último, un reloj digital sobre la puerta marca 01:00

Con un suave gemido, Sarabí levantó la cabeza. La joven negra sentía como si hubiese un montón de soldados saltando y bailando dentro de su cabeza. No recordaba nada de las últimas horas. Lo último que recordaba era salir de la perrera donde trabajaba como voluntaria dos días a la semana. Hacía frío pero aún así había decidido volver andando a su casa(su sueldo de dependiente no daba para mucho) y....¿Y que? Había una extraña laguna en lo que había ocurrido despues.

Aún confundida, se levantó del suelo y comprobó con terror que se encontraba en ropa interior. Su sencillo conjunto blanco resaltaba su bella y oscura piel y dejaba a la vista las múltiples cicatrices que había tratado de esconder durante tanto tiempo...

¿Qué...que ocurre aquí?-fue capaz de articular con su fuerte acento al percatarse de que había más gente a su alrededor-¿Quienes sois?¿Qué hago aquí?

Abro los ojos con esfuerzo, levantando la cabeza a la vez para mirar a mi alrededor, y me encuentro en esa sala extraña. ¿Qué ha sucedido? ¿Qué hago en ropa interior? ¿Quién demonios es toda esa gente de mi alrededor? Y lo más importante... ¿qué es este extraño aparato que rodea mi pecho?

- Joder... mi cabeza... - son las primeras palabras que salen de mi boca. No lo he podido evitar. Estoy desorientado. Escucho como una joven de piel oscura empieza a formular un par de las preguntas que yo mismo me estaba haciendo ahora mismo... y decido esperar a escuchar la respuesta de los demás, mientras observo a la gente que me rodea. Y, al ver las caras de la mayoría, no hago otra cosa sino morderme el labio...

Una pesadilla y abri los ojos. Aun me costo unos segundos hacer que mi vision dejara de ser doble y aun unos segundos mas que mi cerebro intentara ubicarse.Me lleve las manos a la cabeza y me acaricie el pelo, despues note el frio bajo mis nalgas y me di cuenta que estaba casi desnuda.
Me levante como un resorte y escuche a alguien que hablaba. Yo empece a respirar fuerte y se me humedecieron los ojos.

Mire hacia mi lado izquierdo donde me encontre con la mirada de otra persona

Me despierto con la boca pastosa, y lanzo mi mano buscando una botella con agua que siempre tengo al lado de mi cama.

Comienzo a estirarme, al no encontrar mi botella, lanzo un brazo para buscar a alguien a mi lado.

-Vaya fiesta tío, otra como esta y no la cuento.

Abro los ojos, y veo, veo, veo...

-¡Que mierda es esta, y que hago aquí!

Aunque no me era desconocida a primera vista la habitación, pensé que sería un deja vu, hasta que empecé a ver gente de todo tipo, unos me gustaban mas y otros menos.

Y esto no debe ser chirona, porque las celas no son mixtas, en vaya mierda me he vuelto a meter.

Veo el arnés metálico que llevo puesto, luego el teléfono que cuelga del techo, y la gente que se comienza a despertar.

Comienzo a ser consciente, ese estado en el que entras antes de despertar por completo, comienzo a desperezarme, curiosamente me duele todo el cuerpo -Maldito colchón... hoy saldré a comprar uno nuevo, uno de plumas, viscoelástica, agua, lo que sea que me haga descansar de una maldita vez-.  

Escucho voces a lo lejos, seguramente el servicio preparando el desayuno. Siento frío y un picor en la barriga, bajo mi brazo para rascarme mientras bostezo, sorpresa la mía al encontrar un impedimento, frío, duro, extremadamente ajeno a mi cuerpo. Abro los ojos sorprendida y observo mi cuerpo semidesnudo, encorsetada con lo que parecer ser un instrumento de tortura.

Estoy sentada encima de un frío suelo asquerosamente sucio. A mi alrededor cerca de una veintena de personas en la misma situación que yo, despertando poco a poco. Los observo lentamente intentando escuchar si saben lo que sucede aquí. Al girar mi cabeza lentamente mi mirada detecta un objeto extraño colgando del centro de la habitación, entrecierro un poco los ojos intentando enfocar la vista y consigo divisar un teléfono móvil atado con una cuerda. 

Nadie parece mencionar nada coherente. Comienzo a ponerme de pie mientras pregunto,

-¿Qué clase de broma retorcida es esto?-.

Al ver que nadie parece saber nada al respecto me dirijo caminando hacia el teléfono.

Poco a poco el frío comienza a hacer mella en mi piel a través del camisón y mi sueño se ve interrumpido por esa desagradable sensación. Abro los ojos, y tardo un momento en acostumbrarme a la luz del lugar. Cuando lo consigo, mis ojos enfocan una habitación con gente a mi alrededor. 

Contengo un grito de sorpresa llevandome las manos a la boca, y al hacerlo descubro la carcasa metálica que llevo puesta. Cierro de nuevo los ojos, pero al volver a abrirlos la escena es la misma. Hay mas gente a mi alrededor, algunos despiertos, otros parecen dormidos, pero todos llevan el mismo ingenio que yo.

Respiro varias veces hasta evitar un ataque de panico y trato de analizar la situacion con frialdad. Me han secuestrado mientras dormia. Quiza me hayan dado algun tipo de droga, morfina o algo similar. De otra forma me hubiese despertado. Pero ¿y los demas? acaso tambien les han secuestrado, ¿o es que participan en algun tipo de juego morvoso?

Decido quedarme sentada, con la espalda contra la pared, y mirando alrededor hasta entender que esta ocurriendo. ¿Para que un telefono?

Alguien deberia pedir ayuda. Digo sin atreverme a ser yo quien levante a hacerlo. Justo cuando mis palabras abandonan mis labios veo que otra mujer se habia levantado a cogerlo.

Todavía resonaba una compleja sinfonía dentro de la cabeza de Michael, que recordaba no sabía de dónde pero que era siempre la misma cada vez que se despertaba.

Inmediatamente supo que algo estaba mal, muy mal. Tenía frío y se encontró en un lugar lleno de gente que no conocía. Y todos en el mismo estado de desconcierto. Se levantó un poco mareado y sin poder controlar del todo el equilibrio debido al peso extra que llevaba en el pecho. Lo único que pudo hacer fue abrir la boca y decir:

-Pero que coño???-

Despierto en una postura incómoda en el suelo de una habitación. Me molestaba algo que me apretaba el pecho y noto como si una ansiedad por quitarme esa opresión me va invadiendo. Al llevarme las manos al pecho noto el tacto frío y metálico que me obliga a abrir los ojos a pesar de la somnolencia que aun me invade. Cuando veo que estoy desnudo en un sitio rodeado de gente y que me cubre el pecho a mi y a todos tiene toda la pinta de que no es un simple adorno. La visión de una multitud de gente saliendo todos casi a la vez de el estado de sopor preguntandose todos exactamente lo mismo no me tranquiliza lo más mínimo. Me incorporo muy rápido y empiezo a caminar de espaldas tocar con una pared y ahí mismo intento no caerme.

- Dónde cojones estoy...

Empiezo a resbalarme poco a poco hasta acabar sentado contra la pared mientras intento recordar lo que pasó antes de despertar aquí - No lo recuerdo.... no lo recuerdo... pero ¿por qué demonios no recuerdo lo último? - pensé.

Su cuerpo estaba despatarrado contra el frio suelo, formando una cruz mas sus piernas no quedaban juntas. Poco a poco abre los ojos, ajeno a su situación, es mas ni siquiera logra ver con claridad.

Durante unos minutos su visión es borrosa y la simple pereza le impide moverse. Pero al final sus ojos se adaptan a aquel despertar y ve sobre su cabeza un techo… Aquello le conmocionaba. Su último recuerdo es el del cielo mientras su gaznate se bañaba con su cerveza favorita. No podía ser…

Levanta su torso y queda sentado apoyado con sus manos atrás su espalda y mira a su rededor. Y ante la ve como un montón de gente le rodea, muchos aun durmiendo. Se fija mejor y observa como estos están casi desnudos. Casi, pues sus cuerpos estaban cubiertos por simples paños menores y una carcasa metálica. Su mano se mueve por propia iniciativa hacia su pecho…

Sin duda allí nota el frio metal y no puede evitar mirar hacia abajo.

-¿Que coño es esta mierda?- No había levantado la voz, es mas aquella pregunta se podría decir que la hacia a si mismo sin embargo se le oía perfectamente.

Vuelve a mirar a su rededor y logra ver como una muchacha en pie se dirigía hacia un teléfono móvil que colgaba del techo. Aunque su mente está aun mareada por las preguntas que se sucedían por su mente, ver aquel instrumento de comunicación le señalaba una vía de aspirar alcanzar salir de allí o incluso conseguir como mínimo algo de información. Sin duda alguna termina de incorporarse y se a cerca al mismo punto que aquella muchacha no le importaba si ella lo cogía primero,…

-Tu, chica. Llames a quien llames ponlo para que podamos escucharlo todos...-

Despertè totalmente ajena a todo pero cuando vi lo que tenìa en el pecho, no podìa creer que estuviera pasando, creìa que no habìa despertado aùn. Mirè a mi alrededor y entonces vi esa cara conocida y el corazòn que ya latìa acelerado por la situaciòn, me dio un vuelco.

-¿Còmo se llamaba? ¿Me habrà reconocido?

Pero eso era lo de menos, primero tenìamos que salir de allì o al menos intentarlo. 

-¡Por Dios! ¡Alguien haga algo!

Mirè el botòn rojo y pensè què pasarìa si lo tocara, quizàs se abrirìa o quizàs me matarìa pero era demasiado loco, la ùnica persona que podrìa querer matarme estaba allì tambièn, con el resto.

Comencé a despertarme tirada sobre aquel frío suelo. Me econtraba bastante aturdida y me dolía terriblemente la cabeza, pero conseguí sentarme contra la pared. ¿Qué demonios había pasado? Me llevé la mano a la cabeza, y tiré mi pelo hacia atrás.

Al alzar la vista, vi como un número considerable de personas se encontraba allí, en ropa interior, y con un extraño artefacto unido a su pecho. Inmediatamente miré el mio, y comprobé que yo también lo llevaba, y estaba igualmente casi en cueros.

Lo último que recordaba era que salía de un bar, ¿Cómo había llegado hasta allí? Miraba nerviosa a mi alrededor, me encontraba bastante angustiada, lo que no me permitió decir ni una palabra. De pronto, escuché una voz conocida.

Poco a poco todos vais despertando, la habitación es grande, y contais un total de 23 personas alli encerradas.

Hace frio, y la estancia huele a humedad, el suelo conserva una fina capa de polvo.

Las paredes están pintadas de color blanco, ahora ligeramente amarillas por el paso del tiempo

Las palabras del calvo a la chica activaron alguna cosa en la adormilada mente de Michael, que trabajosamente se puso en movimiento hacia donde colgaba el teléfono al tiempo que decía a la muchacha que hacía la intención de cogerlo:

-Como no pongas el altavoz como te ha dicho ése vamos a descubrir muy rápido lo que hace el botón rojo.-

Abro los ojos con miz oídos zumbando, mientras un eco de voces habla y me siento completamente perdido. Vuelvo a cerrar los ojos deseando que todo termine cuanto antes. ¿Qué cojones...? ¿Habré vuelto a perder el control?

Pero mis recuerdos están confusos. Siento cómo una mano se pone sobre mí* y un nuevo eco de voces. Abro los ojos y miro a la chica. Casi desnuda, con un aparato metálico en el pecho. Es lo más subrealista que he visto, sin separar las muñecas, puedo ver cómo mi pecho está exactamente igual, y en el fondo un botón rojo.

Guau... Creí que la cárcel era dura, pero esto es pasarse, joder...

Murmuro, para terminar viendo un botón. Momento en el cual salto como un resorte y me pongo a la defensiva, mis ojos se clavan en la puerta de madera y en el peculiar móvil, mientras comienzo a intentar pensar, algo que realmente se me dá mal. Antes de poder terminar de razonar, y sin bajar la guardia, veo cómo una chica se arroja a por el móvil. Con mi brazo izquierdo instintivamente me cubro el agujero del pecho y clavo mis ojos a mi alrededor, buscando alguna posible amenaza, como me han enseñado siempre.

Parece que esto no es la prisión... Y no me gusta.

Digo, como si fuese algún tipo de descubrimiento. Pero no puedo evitar preguntarme qué le habrá pasado a los guardias del furgón. Un tipo calvo habla con la chica que se dirige hacia el teléfono.

Espero que no sea una bomba...

Comento, malhumorado. Señalo hacia delante con la otra mano.

Ni zorra de quién sois, pero si cargamos todos contra la puerta, dudo que pueda aguantarlo.

Dicho esto, sencillamente me quedo en guardia sin decir nada más, a la defensiva por completo.

Mientras voy hacia el aparato escucho a un hombre decirme que ponga el manos libres, asiento con la cabeza, obviamente todos estamos en la misma situación y sería mejor averiguar qué demonios está ocurriendo. Me detengo un momento al oír la voz ronca de otro hombre. Observo detenidamente al que las pronunció

-Las amenazas te las guardas viejo o te comes el maldito teléfono, yo simplemente voy a cogerlo y si tiene manos libres lo pondré, no soy estúpida...-

Tras una breve mirada asqueada al calvo, continúo caminando hasta llegar al aparato.

-Mejor para ti.- es todo lo que dice Michael mientras se queda mirando con fiereza a la chica del teléfono.

Lo recordaba todo con claridad, estaba fregando la escalera de uno de los portales donde trabajaba, cuando alguien me pincho en el cuello por la espalda, caí redonda casi instantenea sin darme tiempo a pronunciar palabra. Supe dede el primer segundo que mi mente empezó a funcionar de nuevo que había algo que no iba bien, por suerte para mi, hacia tiempo que ya nada me importaba, al punto que vivia sumida en una profunda depresión. Abri los ojos y examiné la situación con detalle, lo que mas me llamó la atención fue el boton rojo del artefacto que llevaba colocado en el pecho, por un instante tuve la tentación de apretarlo con la esperanza de que fuera lo que parecia y me librara no ya de aquella extraña situación sino de vida entera. Supongo que al final el instinto de supervivencia te lleva a no hacer ciertas cosas por mucho que las desees. Yo intentaria abrir la puerta lo primero, no sabemos si esta cerrada y en cuanto a lo del telefono ¿a quien coño vas a llamar si tiene linea?, me levanté y me dirigí hacia la puerta para ver si estaba abierta segun miraba al centro de la sala .