La cena es bastante copiosa para lo que estás acostumbrado, para regocijo de los niños que hacen algún comentario preguntando si es un día festivo. La familia que te ha acogido a penas tiene dos habitaciones en su hogar, que ya es más de lo que muchas pueden decir, pues es habitual que toda una familia duerma en la sala común de la casa. Sin embargo, Liadan parece que escogió los hogares que contaban con algo más de espacio para acoger invitados.
Los padres insisten en que sus hijos duerman con ellos para dejarte algo de intimidad en el pequeño dormitorio que comparten los niños. Después de todo, venís de una aldea vecina para ayudarles en tiempos de necesidad, lo que hace que os ofrezcan todo lo que está en su mano.
A pesar de la comodidad de tu lecho, no descansas bien, pues no puedes dejar de preguntarte si a la mañana siguiente mantendrás los recuerdos de todo lo que ha ocurrido el día de hoy...
La partida continúa en la siguiente escena
La Voluntad de Verzal