Partida Rol por web

La barca avanza lentamente por el lago, dejando un rastro de espuma tras de sí. El adormecedor sonido del agua cuando los remos rompen la superficie parece portar la promesa de un futuro incierto, y el islote que domina el centro del lago crece ominosamente conforme nos acercamos.

Dejo a un lado el pesado diario en el que he decidido anotar detalladamente las ocurrencias diarias. Si mi memoria falla, esto no lo hará. He escrito todo lo que recuerdo, empezando por el inicio de mi peregrinación, pasando por el desafortunado encuentro con Gowan, la reunión con mis compañeros en la capilla, hasta todo lo acaecido durante mi estancia en la aldea de Varn. Incluso he anotado la dirección y los nombres de la familia que me ha dado cobijo esta noche, por si llegase a olvidarlos y volviese a requerir de su hospitalidad. Este libro puede ser un faro hacia el que navegar si todo lo demás llega a convertirse en un mar de tinieblas, y pienso protegerlo con mi vida si es preciso.

Una vez en la isla, camino tras mis compañeros en un silencio tenso. Hago lo posible por disfrutar de la excursión, pero hace tiempo que me he aburrido de esta tierra, de sus cielos permanentemente nublados, sus paisajes grises y su gente triste.

Me detengo cuando lo hacen los demás. Parece que han visto unos extraños símbolos en la piedra, parecidos a los de la carta de Liam. No tengo ni idea de lo que significan, pero los anoto en mi diario, fijándome en los detalles para tratar de reproducirlos lo más fielmente posible.

- Es un... componente. Un radical en concreto que diría que reaccionaría con el ácido de la misiva.- Dijo Liam tras salir de su estado zombi por las palabras de Mor y volviendo a él con expresión torturada.

Con cuidado, derramáis parte del ácido sobre la marca de la piedra y ésta empieza a humear ligeramente. Liam frunce el ceño, intentando obviar su estado anímico para centrarse en la reacción química que se está produciendo. Parte de la piedra parece disolverse con el compuesto, liberando vapor de agua y dejando una composición salina sobre la piedra. Al ver cómo aparece un número formado por esa sal, os animáis y volcáis el resto de la mezcla que habíais conseguido en la botica de la aldea.

Tras un par de minutos, la solución parece haber actuado y podéis observar claramente unas coordenadas marcadas sobre la piedra. Yldiane se agacha y observa los números, extendiendo uno de sus planos sobre una roca próxima. Al cabo de unos pocos segundos, os confirma que los números son unas coordenadas y, salvo error, se encuentran en las ruinas adyacentes a la fábrica magientífica.

La partida continúa en la siguiente escena:
El Campamento