Partida Rol por web

Dio abrió la puerta de su camarote y dejó entrar a los arcanistas con un saludo y una reverencia. En un principio, se sorprendió de que todos hubieran acudido y casi sintió vergüenza del estado de sus aposentos. Pero mientras no se fijaran mucho, no notarían a la profundamente dormida y desnuda Chara oculta bajo las mantas.

Así que decidió que todo estaba bien.

Señores, damas... bienvenidos a mis humildes aposentos. Por favor, tomen asiento o quedense de pié, me alegro  de que hayan acudido todos. Les indicó con voz suave.

Se dirigió al mueble bar y sacó seis copas polvorientas acompañadas de una jarra. ¿Puedo ofrecerles vino?

Ni el olor ni el caos me horrorizó lo más mínimo, es más si hubiera sido menos que esto hasta me habría decepcionado. Por supuesto no hago mención alguna al gran bulto que se notaba entre las sabanas de la cama. Solo esperaba que la desgraciada fuera parte de la tripulación o acababa de ganarse un viaje del que pronto querría bajarse... Por otro lado los dos cuadros que tiene me llaman bastante la atención, la de la mujer me cuadraba hasta cierto punto pero la del hombre severo si que era una sorpresa.

Fuera como fuese nada de eso era importante, así que ni corta ni perezosa acepto su oferta y me siento en la silla que me parece más limpia a la vez que asiento a su vaso de vino.

- Bueno, supongo que una ruta tendrá ya trazada. ¿No?- voy directa al grano.- ¿Nos piensas llevar por alta mar o bordeando la costa? Y tiene pensada alguna parada a mitad de camino. ¿Quizás Nau-Elken? Por una vez soy toda oídos así que aproveche.

El caos en aquel lugar era total y era difícil no tropezar con algo al avanzar por la sala. Por precaución busqué un lugar donde no pudiera chocar ni tirar nada y esperé que entraran todos.

El ambiente cargado no me molestaba en absoluto así que no le hice demasiado caso, pero el desorden era algo con lo que me costaba lidiar. El orden y el metodismo eran una buena base para un buen estudioso de la magia. Disimuladamente, levanté una esquina de la cama con la esperanza de ver algo más que lo que apareció, un pie femenino. Si hubiera levantado más habría despertado el interés de los demás, así que me contenté con la visión del tobillo y el pie de la mujer.

Sólo espero que el aspecto de este camarote no se corresponda con las capacidades para navegar.

Un lugar horrorosamente organizado. Desconcertante, la verdad. Pero que otra cosa se podía hacer, ahora entendía claramente porque habían insistido tanto al contratarle. Carraspeó al ingresar y dijo. - Por mi estará bien mantenerme por aquí, parado. - Observó un lugar cerca del escritorio donde pudiera poner ambos pies sobre el suelo. - Y el vino estará bien. - Luego señaló con la mano extendida en dirección de Camila. - La muchacha tiene razón. ¿Qué planes tiene para este viaje señor Dio? - Se quedó seriamente observando las cartas y el escritorio, estaba realmente intrigado respecto a que curso tomaría la embarcación. Visto lo visto, el capitán era un desorden completo. Si obrara del mismo modo con el curso de sus viajes nunca llegaríamos a ningún lado. Pero siendo capitán, Faramund esperaba que al menos fuese capaz para ello, sino porque ostentaría el título. Suspiró pesadamente y se quedó a la espera de las siguientes palabras del hombre. 

-Puede ofrecernos, y algunos aceptaremos gustosos- dijo el mercenario haciéndole un asentimiento con la cabeza a manera de agradecimiento -No se preocupe que prefiero caminar un poco, después de todo, ustedes son los que saben del tema- agregó, mirando a Camila un momento, viendo que se podría manejar.

Recorrió el camino hasta los cuadros que le habían llamado la atención ni bien entró. ¿Serían sus padres? Los observó buscando parecidos con Dio, y se imaginó toda la novela familiar. Recorrió el marco con un dedo, sintiendo las texturas, y observando si había algún detalle que estuviera más velado.

Tomó un sorbo del vino...

Assim negó la bebida con un gesto. Viajar en barco no era de sus cosas favoritas, y tomar en el no le parecía tan chistoso. Había entrado siguiendo a los demás, pero dudaba tener algo que aportar a la discusión. Esas tierras no las conocía, a pesar de sus viajes, y sobre navegar sabía bien poco.

Observó con curiosidad como Zagarán se acercaba a las pinturas y se atrevió a preguntar —¿Quiénes son?

Los ojos de Dio brillaron divertidos ante el comentario del enviado del mercado de las delicias un instante ante de desplegar y fijar un mapa de las islas con gran teatralidad.

Antes de nada... quisiera dejar clara una cosa y mentiría si dijese que no me duele. TÚ señaló a Anumi y la sonrisa desapareció de su rostro. sé que te han vendido que serías la capitana pero debo decirte que solo hay un capitán de la pinta... y me temo que soy yo. Y no es por ofender pero no conozco tus dotes de navegación y esto no es un navío negro. Frunció el ceño un instante pero su tono se hizo más conciliador. Sé que puede ser frustrante pero si pensabais que me doblegaría como un corderito solo por ser arcanistas... habéis elegido al capitán equivocado.

En cuanto al rumbo... explicó cambiando de tema tan bruscamente que resultó incómodo  si nuestro destino es Sibog tenemos todo lo necesario para llegar sin recalar. Las bodegas están a reventar de provisiones y si los vientos y la mar nos sonríen... llegaremos a Sibog en poco más de tres días si el Tarisque está calmado. Una vez allí, nos abasteceremos mientras hacen sus pesquisas y ya veremos que rumbo tomar. ¿Alguna sugerencia o pregunta? ¿Un aplauso para este curtido lobo de mar? ¿No?

Permaneció con los brazos extendidos esperando una respuesta.

En esta sucia compañía todos te ofrecen bebida cuando quieren sacar alguna tajada, lo hizo Reik, lo hace Dio ahora. Mejor no le respondo dónde puede meterse esa copa.

Miro curiosa cuando mi socia le pregunta a Dio acerca del rumbo, ambas sabemos que iremos donde nos plazca, pero algo tramara esta tremera, así que no intervengo. El encapuchado sombrío logra hacerme sonreír con su comentario. El otro al que no conozco muestra interés, exactamente lo opuesto a Zagran y Assim que están más interesados en un par de rostros mal dibujados que en el rumbo a seguir.

La respuesta de Dio llega después de que el pobre desgraciado ose señalarme. No sólo eso, se atreve a romper el acuerdo apenas levamos anclas. No tiene la menor idea con quien se ha metido.

No respondo, tan sólo tomo la jarra de vino como si fuera a servirme, y luego giro el brazo bruscamente para revolearla contra el espejo que domina el camarote¹. - Si vuelves a señalarme te cortaré el dedo, si vuelves a hablarme de ese modo te cortaré la lengua, y si osas quitarme la Capitanía perderás algo que extrañaras mucho mas, créeme. Si estás ansioso por conocer mis dotes, los descubrirás en carne propia muy pronto -

- No soy una arcanista de tu mundo, soy una Augur. No entiendes nada y no te culpo, pero debes saber que sólo un idiota se atrevería a ofender a una Oidora experta en descuartizar cuerpos y hacer sacrificios. Reconozco que Reik se esforzó al enumerar una larga lista con tus defectos, pero no mencionó la idiotez, así que tengo la esperanza de que no lo tengas -

- Si estamos en este sucio barco es porque Camila y yo lo decidimos, si vas a llenar tus bolsillos de monedas con esta misión es porque nosotras lo quisimos, si vas a ascender en vuestra estúpida cofradía azulada es por lo que todos nosotros hagamos. Hay cuatro capitanes con sus barcos deseosos de tomar tu lugar. Dio, no hagas que me arrepienta de haberte elegido -

- Si lo que quieres es conducir este pequeño barco, te lo podemos conceder, es tuyo después de todo, pero ser el único Capitán y tomar las decisiones es algo que no ocurrirá jamás, vete haciendo la idea. Ahora, pon un mapa sobre esta mesa y veamos con Camila a donde vamos primero - digo más calma, tras lo cual le sonrío y le guiño un ojo al astuto mujeriego. No me defraudes Szadko, que juntos podemos llegar muy lejos.

1,2 yyyyy tachán...

No había dicho nada, pero en cuanto Dio había abierto la boca ya sabía por donde iban a ir los tiros, tomo mi copa de encima de la mesa y le doy un trago completamente impasible mientras la jarra sale lanzada directa hacia el espejo.- Bueno, al menos no le ha cortado la lengua y estoy segura de que esto sirve para centrar la atención de todos, incluida de la bella durmiente...

Sigo en silencio unos segundos y finalmente sonrío separando la copa de mis labios.

- Bueno, ¿ya os habéis medido el ego ambos? Sinceramente le preguntaba para ver si se había tomado este encargo con un mínimo de decencia y a pesar de su camarote puedo decir que es el caso. Y Anumi, estamos como lideres de la expedición, pero es su barco. Nos llevará a donde queramos pero intenta que un capitán no de ordenes en su navío y tienes un motín en dos días. Ya sea por parte de nuestro hombre aquí presente o de sus propios marineros que no están dispuestos a ser seguidos por un ninguneado.- realmente lo digo con bastante calma mientras me acerco al mapa que ha mostrado.- Tres días de viaje me parecen más que aceptables, pero presupongo que seguiremos la ruta del Continente, por lo que tengo entendido es más que factible ser atacados por corsarios, ¿me equivoco?- sabía de sobra que no, pero pedir su confirmación después de la escena anterior sería lo mejor para llegar a un mínimo de acuerdo común.- ¿Qué medidas se tomarían en caso de ataque?

El hombre observó la escena y bebió de su vino en silencio. Aquí las cosas se pondrían peliagudas, y era mejor no hablar mucho. Con tal de que ninguno de ellos estrellara el navío contra arrecifes le bastaba a Faramund. 

Luego de que las cosas aminoraron un poco dijo. - Sibog parece un buen destino, es un viaje corto. 3 días, suficiente tiempo para decidir luego que hacer a partir de ahí. Y para que logren ponerse de acuerdo. - Se volvió a quedar en silencio y sorbió nuevamente algo de vino de su vaso. El hombre no titubeo, ni retrocedió. La pelea no parecía incomodarle pero estaba claro que no contaba con dirigir el navío, ni lo esperaba. 

Assim después de aquella demostración sobre como ser idiota por parte de Dio, trató de interponerse entre Anumi y el capitán de la pinta.

—Dudo que la tripulación de este barco pueda contra 6 arcanistas bien preparados y sus acompañantes pero será mejor que nos mantengamos todos en una pieza. Por lo menos, de momento. Tienes que entender que Dio no comprende la costumbre de tu pueblo, espero los perdones.

El no sabía cuantos días de viaje en barco eran aceptables, prefería viajar por otros medios. Así que volvió a explorar la habitación cuando todo se calmó. Se acercó a los restos del espejo. Quizá podría repararlo usando su poder...

Sonreí para mis adentros al ver la exhibición de egos que hacían el capitán y Anumi. Estaba bien tomar notas mentales de estos asuntos de disputas de liderazgo. Podrían serme útil en el transcurso de mi viaje.

No me metí en la dispua ni nada parecido. La verdad es que me daba igual quien estuviera al mando mientras nos llevara sanos y salvos a destino. Una vez en tierra esta pequeña riña pasaría rápidamente al olvido.

La sonrisa de Dio se mantuvo estoica durante un instante antes de afilarse como la navaja de un barbero.

Bien... pongamos las cosas en su sitio. La pistola de repetición de dos cañones apareció como salida de la nada en la mano del capitán.

Apuntando a la nativa.

En primer lugar, me gustaría verte intentando cortarme la verga. En segundo, mi mayor intención es salir de este viaje con vida y eso solo pasará si yo capitaneo la Pinta y el señor Faramund es mi sustituto. Las razones son tanto por los peligros que podemos encontrar en el viaje... como en la propia agenda de la compañía.

El dedo índice acarició el gatillo. Ahora mismo hasta el mejor arcanista estaba a su merced en esta situación.

Tercero, ese puto espejo es una antigüedad que espero que puedas reparar porque de lo contrario... sus ojos se abrieron un poco más vamos a tener que dar la vuelta y reportar esto a la compañía.

Faramund se encogió de hombro al escuchar su nombre. No sentía que fuese el mejor momento para que se explicaran las razones que lo trajeron al barco. Luego cruzo miradas, primero a Dio, luego muchacha. El ambiente podía cortarse con un cuchillo. La tensión creció y ante la posibilidad de una agresión desmedida y descontrolada solo se quedó atento y expectante a lo que pudiese pasar. Quería hablar, decir palabra, pero la muchacha lo traía preocupado. Quizás las amenazas de Dio fueran suficiente para calmar los ánimos, o quizás no. No podía decir nada hasta no saber como reaccionaría, viendo su actitud anterior todo era posible. Solo podía esperar y mantenerse atento a la situación, para intervenir si hiciera falta. 

Zagrán levantó una ceja casi imperceptiblemente al escuchar el nombre de de Faramund y ver que estaba allí presente. Pero mientras se había mantenido al margen y expectante ante el despliegue de Anumi, todo había sucedido tan rápido que no pensó algo que le conviniera más que observar. Había de esos momentos, en donde uno pensaba que lo mejor era no hacer algo si no observar simplemente. Ahora no era uno de esos momentos...

-Dio, Capitán... baje esa arma, por favor- dijo Zagrán dando un paso hacia adelante y dejando la copa sobre un montículo de algo que no le llamo demasiado de la atención, ¿libros quizás?, para tener ambas manos libres y extenderlas hacia el Capitán y hacia Anumi -Estoy seguro de que...- miró de reojo los restos del espejo y a Assim agachado -...podemos resolver esto de muchas maneras que no terminen con olor a pólvora y ozono mágico-

-Anumi, tal vez esto no te sea familiar, pero como dijiste, él dirige su barco y a eso de dedica, y ustedes podrán tomar decisiones sobre rumbos y demás cuestiones que atañen a la misión, pero no es necesario perder tiempo en querer ser Capitán, porque ése es quien dirige el barco. No puede haber muchos capitanes pero Dio está teniendo la amabilidad- miró a Dio -y porque le conviene, vamos a decirlo todo- volvió a mirar a Anumi -Amabilidad, de escuchar y tomar en consideración lo que digan, pero especialmente de una Augur. Es una pérdida de tiempo, foco y mucho más importante, rebajarse a ese nivel cuando están para cosas más importantes-

Y pasó a mirar a Dio, fijamente porque necesitaba observar sus movimientos por si tenía que correr el cañón de la pistola rápidamente.

-Capitán, tal vez no se ha percatado de a quién le está apuntando con la pistola- dijo seriamente -En nada está ayudando a esta situación, cuando ya sabemos que es usted el Capitán y que escuchará lo que tengan para decirle... porque simplemente para eso estamos aquí: dirigir la expedición, protegerla y hacer lo que tenemos que hacer. Mientras que usted tiene que llevarnos de aquí para allá, protegernos y demostrar que es el Capitán experimentado y capacitado que el Secretario Reik nos vendió, aunque no les guste a ambos- le guiñó un ojo, con el lado que quedaba oculto a la mirada de Anumi -Fue muy desacertado todo el comienzo, y seguramente aquí haya alguien que pueda reparar ese espejo, ya que no se anda señalando a las personas sin que pueda haber repercusiones. A una Augur no se la señala, punto, y tendrá que pensar en qué ofrenda hacer para recomponer la situación-

Se daba cuenta que podría haber dicho otras cosas, que podría haber ido por otras vías, pero eso había salido y tendría que ser suficiente...

De verdad que había esperado que hubiera un poco de sangre en aquel camarote. Hubiera disfrutado como nunca viendo como se mataban por la Capitanía de una nave.

Todo eso se vio truncado por la intervención de Zagrán que intentó encauzar los derroteros de la conversación actual. Si hubiera tardado unos minutos más hubiera visto o destripar a Dio o verle volar la cabeza a Anumi.

De todas formas, me puse alerta por si tenía que defenderme. Una trifulca en un cubículo tan estrecho, podía arrastrarme a un combate que no buscaba.

Assim estaba absorto a todo el asunto que estaba ocurriendo examinando el espejo. En definitiva pensaba que era una antiguedad y se moría de ganar por averiguar como Dio se había hecho con el. Frotó sus dedos en el vidrio. El espejo visto de cerca era bastante nítido por lo que debía estar bañado en azogue, definitivamente.

Canalizó su poder para levantar y reunir todos los cristales.

—Quizá pueda hacer algo por el. Si... —dijo distraído sumandose a la conversación —Es mejor no señalar a nadie en estas islas.

Escucho las voces de mis compañeros pero mis ojos siguen clavados en Dio. No logro ver cuando saca el arma, pero si antes fue ofensivo el señalarme, que ahora se atreva a apuntar a una Augur es algo que le costara la vida. No me intimida ni con eso ni con sus palabras, pero no olvidaré esto jamás. Tampoco él, me encargare que sufra mientras agoniza.

- No lo perdono Assim, y ni se te ocurra arreglar ese espejo. Es lo mínimo que tiene que pagar este desgraciado por su impertinencia, no te parece? - le digo al encapuchado.

- Camila, Zagran, cuando jugaban a la guerra en el camarote de Reik lo hacían como grandes estrategas, no como los elocuentes pacifistas en que se han convertido. Acaso no ven que está rompiendo el acuerdo que tenemos? O no entienden que así como ahora me apunta a mí, puede apuntarles a ustedes? Acaso olvidan que la oferta de ocupar la Capitanía vino del propio Secretario como parte del acuerdo? Yo firmé con mi sangre por ese puesto y Reik dio su palabra que cumpliría ese requisito para mi y para Camila, pero parece que ni la sangre ni la palabra es algo que Dio esté dispuesto a respetar - respondo a los dos conciliadores.

- Acepto el desafío de castrarte, te prometo que lo veras como pides - respondo luego al hombre que me apunta con el arma - Lamento desilusionarte, pero ofenderme no ayudará en nada a que regreses con vida, no importa cuantos te ayuden a navegar, debes saber que no lo lograras - digo en tono amenazante. Si me mata me da igual, como espíritu atormentaré a este mal nacido por toda la eternidad.

- Si el Capitán insiste en regresar, hagámoslo y cambiemos de barco, sera mejor para todos. Hay muchos Capitanes talentosos y mejores naves que dejamos atrás. Para mi está claro que Dio no es de confianza, rompe los acuerdos apenas levamos anclas, y nos apunta con su arma cuando alguien no está de acuerdo con él, Szadko no es de fiar - afirmo convencida.

- Si el Capitán decide incumplir también con la amenaza recién hecha por él mismo, y prefiere continuar con la misión por la que vinimos, me da igual. Como sea, mi presencia no es bienvenida aquí, y no me interesa tener contacto con esta persona de ahora en adelante, para mi ya está muerto y para ustedes lo estará pronto. Sólo volveré a este cuarto para castrar a este malnacido - digo mientras retrocedo unos pasos y me doy tiempo para escuchar a los demás antes de retirarme.

Los cristales que comenzaban a flotar se detuvieron en seco y cayeron al suelo, rompiéndose incluso más cuando Anumi le recomendó dejar el espejo como estaba. El hombre retiró las manos asintiendo. Le daba un poco de lastima por el espejo y las cosas por las que habrá pasado.

Se ubicó, en todo aquel conflicto, cerca de la puerta. Las posibilidades de vivir si todos se volvían contra la tripulación de Dio eran bajas. No porque pudieran perder la pelea, sino por el mar. Confiaba en que Anumi y Camila eran capitanas competentes, pero aquel barco no era de ninguna. La situación, si los demás arcanistas apoyaban a Dio era aun peor. Estaban demasiado lejos de la tierra para que el pudiera sacarlos lo suficientemente rápido de ahí, contando que no se lo impidieran.

—Complicado. Un acuerdo roto y una antigüedad rota. —expresó en voz alta. Si nadie detenía a la Augur, tendría que ir a buscar Zeuno, quizá el pudiera hacer entrar en razón.

- No hables de partidas que no vistes...- mi voz suena bastante fría cuando contesto a la Augur, no era una frialdad de enfado propiamente dicho pero si había un claro todo de decepción en ella. Mientras dice eso se levanta del asiento y deja la copa de vino a medio terminar.- Y de la misma manera no confundas la violencia con valentía y la "diplomacia" con debilidad. Por mi podéis mataros uno al otro, sinceramente esta misión ya es un fracaso y la verdad no podía ser otra cosa. Tenemos a una niña malcriada que cree que el respeto se gana con berrinches y por otro lado un mujeriego que piensa que una sonrisa le puede llevar a cualquier sitio.

Una vez en pie mira al encapuchado.

- Y por favor, si eres un arcanista como dices ten un poco de criterio propio si quieres arreglarlo porque te parece una reliquia, hazlo...- añado con algo de desprecio, por lo demás hago un gesto deferente a los dos hombres que se habían mantenido callados ante el deleznable espectáculo que estábamos viendo y finalmente miro al único que parecía mostrar un poco de sentido común.- Si quieres gastar más aliento en ese par de idiotas que están jugando a ser capitanes adelante, sea como sea hasta que paren de jugar y se den cuenta de que esto es algo serio creo que voy a tomar algo de aire y ver como va la tripulación, al fin y al cabo al menos alguien debería hacer lo que se supone...

Y sin más que decir me dirijo hacia la puerta del camarote, esto iba ser un viaje muy corto y a la vez muy largo. Y mi paciencia ya estaba alcanzando un límite peligroso...