Levantó con el ceño fruncido el vaso mientras escuchaba el parloteo del hombrecillo. Dió vueltas al cristal como si contemplara una pecera y con una mirada mortal regresó sus ojos hacia el lugar de la firma, luego hacia el hombrecillo. - Mire. Yo le puedo prometer mi confidencialidad, pero no ande con rodeos. No me haga tener que hacer dos veces la pregunta. ¿Qué más tengo que saber? - Luego regresó el vaso al escritorio sin tomar una sola gota del agua. - Tiene mi palabra que de aquí no saldrá ni el más mínimo comentario. Pero soy un hombre, como sabrá, que actúa mejor si está bien informado. Además, si la compañía quiere que aparente que sigo aquí, lo mejor para saber si podré llevar a cabo esas peticiones es tener todos los detalles. Y desde luego, me repito, para eso necesito estar informado. - Apoyó fuertemente el dedo indice en el lugar asignado para la firma y miró seriamente al hombrecillo con su habitual semblante de marino.
Motivo: Persuadir
Dado de rasgo (1d6): 3 = 3
Dado salvaje (1d6): 5 = 5
Total: 5 = 5
Dificultad: 4
Resultado: Éxito
El rostro del hombrecillo se contrajo unos instantes como si hubiese recibido una bofetada. En silencio, se levantó de su asiento y se acercó a la ventana antes de cerrar las polvorientas cortinas amarillas.
Mire, gozo de la confianza de la Compañía y es por eso que usted está aquí y no esperando un turno interminable ahí fuera. Sin embargo, esta empresa tiene algunos enemigos visibles y muchos más invisibles. Por eso es necesaria su firma y su compromiso.
Sus ojos se clavaron en los del capitán y Faramund pudo ver el miedo reflejado en ellos. En un segundo barco que les espera en un lugar que no me ha sido revelado se guarda un equipo de extracción de azogue submarino secreto que requiere de un alquimista para supervisar su funcionamiento. Su segunda función será supervisar la instalación y el correcto funcionamiento de la maquinaria.
Las siguiente palabras se clavaron con una fuerza extraordinaria en la mente de Faramund y de hecho, el intermediario tuvo que repetirlas.
Por estos servicios, se le concederá un 1% de los beneficios comerciales totales de esta empresa. Es decir, en caso de que dicho yacimiento de azogue exista, un 1% será suyo.
Muchos son los tesoros que albergan estas islas Hombre Terrible. Aquí, en estas islas, los elementos danzaron juntos al regazo de la diosa y aquellos que precedieron a los Medh trataron de conquistarlos. Las raíces de la historia nos hablan de templos perdidos y ciudades bajo el mar que guardan un testimonio en piedra de lo que sucedió.
Su voz era suave, respetuosa y evocadora a un tiempo. Y Traek, a pesar de tener muy claro sus objetivos, sintió una chispa de curiosidad por sus palabras. Ya que su intuición le decía que había poder en esos templos y ciudades perdidas.
Mi señor ha leído los signos y consultado más allá del velo. Y todo apunta a que los invasores pretenden profanar los secretos de las islas y contaminar su misma esencia con su codicia y anhelo infinito. Te pedimos Hombre Terrible, que embarques con ellos como una serpiente más...
Y los mates a todos.
El área de trabajo cinco era una estancia polvorienta de un tamaño medio y oscura como boca de lobo que lo recibió con un silencio sepulcral. A tientas, activó el sistema de iluminación y cinco pequeños braseros iluminaron un lugar de trabajo amplio con numerosos estantes e instrumentos. Y lo mejor, una mesa de trabajo perfectamente recta, sin patas cojas.
Alguien debía haberse enterado de su proyecto y su forma de apoyarle era con aquel taller bien surtido. Sin duda un admirador de su trabajo, quizás un nuevo mecenas. Antes de comenzar, decidió que revisaría las asignaciones para averiguar quien era su benefactor.
Y una vez lo decidió, comenzó a trabajar en su nuevo proyecto con entusiasmo.
Muy bien. Innovemos.
Lo divideremos en tres tiradas de Investigar con un -1/-2 y -3. Aunque falles una, tira igualmente tres veces contra la dificultad que no hayas superado.
Si superas las dos primeras, la tercera la puedes resolver con ciencia extraña en su lugar.
Siéntete libre de describir el proceso falles o triunfes.
Buena Suerte!
Entiendo la necesidad de confindencialidad, pero no puedo no decir... Haberlo dicho antes, me temía algo mucho peor. - Se aproximó a los papeles y con la pluma se apresuró a firmar con un tosco garabato. - No es seguro, pero es mejor que nada. Que otra cosa más que ganancias extras puede sacar brillo en los ojos de un viejo capitán. - Rió durante dos o tres segundos y se detuvo en seco. Luego cruzó una mirada de estas frías y mortales que han estado intercambiando. - Espero que eso sea todo lo que tuviera para decirme. ¿O aún hay más? - Sabía que si bien las companías y facciones mantenían a todo pulmón sus secretos, era precisamente la Companía de Comercio Austral la que mantenía una buena fama por sus tratos mercantiles. Eran fríos en sus contratos y acuerdos, pero si tu cumplías ellos también lo harían y eso era más de lo que necesitaba el viejo Faramund para tomar una decisión ante esta propuesta.
Levanté la cabeza sorprendido mirando directamente a la máscara inexpresiva de mi interlocutor. Estaba preparado para cualquier cosa pero tenía que reconocer que aquello me había cogido totalmente desprevenido. No es que me opusiera a ello, por supuesto, pero me sorprendió la ligereza con la que planteó la petición.
O sea, me pides que me una a un grupo de personas que vienen a saquear los Templos y los mate a todos. No imaginaba que me pedirías semejante cosa.
Me quedé pensativo durante un instante meditando mi siguiente paso.
Entonces, ¿recibiré mi pago cuando los haya matado a todos? ¿Necesitas alguna prueba de las muertes?
Una especie de comezón empezaba a recorrerme el cuerpo. En verdad, una vez lo pensaba me emocionaba la misión que el siniestro ser me había propuesto. Y el pago bien merecía la pena el esfuerzo.
Aceptaré el trabajo. Y, por cierto, me gusta eso de Hombre Terrible. Traek, el Hombre Terrible. Me gusta como suena.
¿Dónde tengo que dirigirme y cómo localizo esa partida de saqueadores?
Melville levantó las cejas al comprobar el despliegue de herramientas y útiles para trabajar. No era la primera vez que disponía de un taller tan bien surtido, pero hacía tiempo de aquello. Cuando todavía repasaba fila a fila los instrumentos, escuchó un toc toc a su espalda. ¿Es usted el señor Ross?, le preguntó un muchacho con voz insegura y cubierto por una gorra que le quedaba grande. Lo soy, mozalbete, respondió el artífice. Esto es para usted, le dijo el muchacho adelantando una carpeta de piel de la que sobresalían papeles de varios tamaños y colores. Gracias, muchacho. Esto es para ti, dijo Ross mientras ofrecía una moneda que el chico recogió sonriendo. Y una entrega urgente. Esto sí que es nuevo. En cuanto repase estos planos, veré quién me está brindando todas estas facilidades.
Melville conocía el contenido de los papeles. Abrió la carpeta y buscó primeramente la sección de inventario. Repasó cada una de las herramientas, señalando las referencia en el papel con sus dedos. Cada vez que leía una herramienta o instrumento nuevos, elevaba la cabeza en dirección a los armarios y paneles, para comprobar que disponía del utensilio necesario para trabajar inmediatamente. Repitió esta acción varias veces, cada vez más rápido y excitado. ¿Percutor siderúrgico? Correcto. ¿Balanza desmagnetizada? La tenemos. ¿Lupa de infralecturas? Un poco antigua pero servirá. ¿Pulsor de azogue? Por primera vez, Melville no localizó a la primera lo que buscaba. Frunció el ceño y repitió varias veces el nombre de la herramienta mientras escrutaba el panel una vez más. Nada. Miró bajo las mesas y revisó los cajones. Volvió a mirar el panel y también los cajones. Ni rastro del pulsor de azogue. Una mueca de sorpresa y disgusto asomó en la cara del artífice. Sin esa herramienta, poco podía avanzar aquel día.
Todavía decepcionado, decidió ver quién era su benefactor.
Motivo: Invetigar 1de3
Dado de rasgo (1d6): 2 = 2
Dado salvaje (1d6): 4 = 4
Total: 4-(1) = 3
Dificultad: 4
Resultado: Fallo
Motivo: Invetigar 1de3
Dado de rasgo (1d6): 4 = 4
Dado salvaje (1d6): 2 = 2
Total: 4-(1) = 3
Dificultad: 4
Resultado: Fallo
Motivo: Investigar 1de3
Dado de rasgo (1d6): 4 = 4
Dado salvaje (1d6): 6+(6+1) = 13
Total: 13-(1) = 12
Dificultad: 4
Resultado: Éxito (2 aumentos)
Vaya tiradas. Dos fallos y un súper resultado cuando poco quedaba ya por hacer.
La figura permaneció unos instantes calibrando sus siguientes palabras. Si no las decía con el mayor de los cuidados, podrían ser las últimas.
Durante un momento pensó en huir de aquel arcanista enloquecido y perderse en la jungla. Al fin y al cabo, los asesinos abundaban en Emedah. Y todavía más aquellos que deseaban saldar cuentas con la Compañía y su invasión encubierta.
Por los Caídos en el manglar, por sus huesos vestidos en raíces. Lo hacemos por ellos.
Pero no había casi nadie como aquel nigromante. Al menos nadie con el que pudieras tratar con facilidad. Por eso tenía que ser él.
A veces el destino es caprichoso y sopla en contra en un principio antes de volverse a favor. En nombre de mi señor te pido que te embarques con ellos y que los mates. Pero no aquí, no ahora, deberás esperar el momento justo y no dejar a ningún superviviente.
La frialdad de la respuesta no le sorprendió.
Recibirás tu pago cuando regreses a Emedah o podamos localizarte. Y el pago será grande si lo logras. Informó caminando a su alrededor con pasos lentos y bien medidos. La lluvia repiqueteaba sobre la máscara y aparte de sus palabras era el único sonido del claro.
La misma naturaleza contenía la respiración y ella no pudo evitar dejar escapar un suspiro de alivio cuando el nigromante le comunicó que aceptaba.
Nos sentimos, Hombre Terrible, honrados de ser la mano que dirige tu hoja al corazón de los indignos.
Las preguntas no se hicieron esperar y ella esperó con paciencia a que el asesino las formulase todas.
Todo está dispuesto, para los invasores serás un mercenario ofrecido por el mercado de las delicias para proteger su inversión. Saldrán mañana al alba en un navío llamado La Pinta Escarlata comandado por un hombre infame llamado Dio Szadko. Cuidado con él, pues es una serpiente con colmillos afilados y mente despierta.
El hombrecillo respiró aliviado y estrechó la mano del capitán con entusiasmo. Nada más, eso es todo lo que la compañía requiere de usted. Lo único es que esperamos encarecidamente que cumple con este acuerdo de estricta confidencialidad, ¿Si?. Aunque claro, de un paisano como usted no albergo preocupación alguna.
Acto seguido se levantó y abrió el cajón de un mueble antes de sumergirse en su interior y regresar con una polvorienta botella ámbar y dos vasos.
¿No le dirá que no a una copa con un compatriota, verdad? preguntó con tono y sonrisa cómplice mientras escanciaba el líquido. Ahhh, un Timae de Altamesa del 73. Solo para ocasiones como esta...
¡Brindemos!
El desvaído y olvidado reloj de pared marcó las cinco horas cuando el artífice decidió resignarse a considerar la jornada como un fracaso. Apenas sí había avanzado más allá de los fundamentos básicos y la síntesis de la fuente de energía arcana del dispositivo y ya le dolían los ojos a rabiar. Casi una decena de velas consumidas lo acreditaban.
Entonces alguien abrió la puerta del taller y la cerró tras de sí de nuevo. Ross pudo oír perfectamente como el engrasado pasador bloqueaba la puerta y la única salida.
¿Alguien ha pedido un pulsor de Azogue? Creo que no se lo han entregado con el resto de cosas así que he venido a traerlo yo misma.
El aparato era muy pesado así que lo depositó con cuidado en el suelo antes de acercarse al artífice.
Me agaché a recoger las pocas cosas que tenía y las guardé en los bolsillos ocultos de mi túnica. Me eché la capucha sobre la cabeza para protegerme de las miradas de aquellos con los que debía unirme y sonreí desde la oscuridad de la capucha al escuchar el suspiro del ser de la máscara.
Tenemos un trato. Nos vemos en Emedah cuando cumpla la misión. Encontraré el momento adecuado para encargarme de ellos.
Y le di la espalda al tipo erguido allí en medio del osario y me dirigí hacia la ciudad y al puerto para unirme a la partida de futuros cadáveres que me esperaba allí. Tendría que ser cauteloso e integrarme en aquel grupo si pretendía acercarme lo suficiente como para matarlos uno a uno y no levantar sospechas.
La verdad es que me estaba emocionando con los días que me esperaban junto a aquella gente que no sabrían que llevaban un lobo entre ellos, que los observaría y los estudiaría para encontrar la manera más conveniente de eliminarlos. Apreté el paso emocionado camino de mi nuevo destino.
Si, despreocúpese. Puedo cumplir con ello. - Le dijo a la reiterada pregunta sobre su confidencialidad. - Claro, no diría que no a un buen trago. - Se quedó observando los vasos mientras servía el liquido ámbar. Tomó su copa, la levantó en alto y dijo. - ¡Salud! Por un buen trato y un viaje tranquilo. Por la compañía austral. - Dió un fuerte trago al a bebida. Al menos tenía que humedecer el gaznate y desentumecer sus extremidades, la mar aguardaba.
Agotado pero consciente de que los avances del día no habían sido suficientes, Melville se tomó los primeros minutos de descanso y se dejó caer al suelo. Apoyada la espalda contra la pared, miró hacia el techo, tan en penumbra como el resto del taller, y empezó a frotarse las sienes, luego los ojos y también los cabellos canos y encrespados. Sus gestos compulsivos se interrumpieron cuando oyó que alguien entró al taller. Escuchó las palabras de la recién llegada y dijo: Pues es usted muy amable. Ya estaba terminando, pero le agradezco el favor. Melville se levantó, más rápidamente que como lo hubiera hecho de seguir solo, y se acercó a la visitante. ¿Quién es usted? ¿Debo entender que viene de parte de mi misterioso mecenas?