Partida Rol por web

-Vayamog a da cueva de log mugciegagos!!!

Digo levantando un brazo.

- LA CUEVA... -no pude contener el grito de sorpresa. Miré a mis hermanos frunciendo el ceño, habíamos estado en las inmediaciones y habíamos dejado pasar la ocasión.- Y por qué sabe que en la cueva encontraremos algo ¿eh? Como nos esté mintiendo las pagará muy caro...

—No os miento, criajos —contesta como ofendido—. Id ahí arriba y vosotros mismos descubriréis que por mi boca solo salen verdades. ¿Qué ganaría yo con embustes? ¿Eh?

Poco a poco notáis que Gregorio se va calmando y os apremia con gestos para que comencéis la marcha y le dejéis en paz. Aún quedan unas pocas horas de luz y si no os demoráis demasiado podrías evitar regresar de noche a la villa.

- ¿Nos vamos entonces? Si corremos un poco nos da tiempo volver a cenar a casa, así madre no nos reñiría.

Les dije mientras mi mano ya reposaba en la manija de la puerta dispuesto a abrirla para salir cuanto antes de allí. Aquel hombre no nos iba a decir nada más de lo que ya nos había contado.

-Giempre pengsando en comeg -digo para mi

Corro hacia la puerta, y me giro hacia Ramiro:

-¡Vámonog!

—Muy bien, vayamos a la cueva entones —contesto mientras me acerco a la puerta tras mis hermanos. Antes de marcharme, me doy la vuelta, para añadir—. Gracias... Supongo. Habéis salvado a un buen hombre...

Dicho esto, salgo por la puerta, camino a la Cueva de los Murciélagos.

Salís y dejáis atrás el cementerio con su extraño vigilante —y con muchas de sus antiguas tumbas removidas— y os detenéis en el camino pensando en si necesitaréis algo para salir bien parados de la exploración de la cueva. 

Cuando nos hemos alejado lo suficiente, digo a mis hermanos—. Necesitaremos algunas cosas para ir a la cueva. Una antorcha y alguna cuerda. ¿Hay cuerdas y antorchas en casa?

Saco algo de la boca, y le saco brillo con la manga de mi jubón. Lo miro al destello de la luz, y me lo guardo en el bolsillo.

-Pues no lo se si tendremos. recordad que las tendremos que encender de alguna manera. deberíamos haberselo quitado al guarda del cementerio ahora que ya estaba a nuestra merced...

- Supongo que madre tendrá algo para encender la lumbre, podemos mirar por la casa, aunque tendremos que tener cuidado que no nos pille llevándonos las cosas. -Empecé a caminar en dirección a nuestro hogar.- Pero tendremos que apresurarnos.

Miré de reojo a Teo mientras caminábamos.

- Todavía no me has dicho lo que tenías en la boca.

-Hermano, hay cosas que es mejor no saber -dije con una sonrisa de oreja a oreja-

Salgo corriendo para ser el primero en llegar a casa y poder coger las cosas.

-El último en llegar es un saco de estiercol...

Lo de correr no es lo mío, pero antes de que mi hermano termine la frase, comienzo a correr hasta casa.

Llegáis rápidamente a casa y descubrís que no hay madre que impida que agarréis los utensilios necesarios para realizar vuestra locura de plan. Posiblemente este con alguna de las vecinas —sino todas— siendo consolada en estos momentos tan difíciles, pero no tenéis tiempo para comprobarlo. El amanecer y el ajusticiamiento de vuestro padre no esperan.