Me acerco al guardi que mas anda, y tiro dos veces de su jubón hacia abajo para llamar la atención:
-Señor, si nos quedamos encerados, hasta mañana sin que hayáis entregado pruebas ni nada, posiblemente, un inocente muera en la horca a primera hora. - señalo al cielo -Luego el señor os castigará por no haberlo impedido, con un hijo como a la bestia que hemos matado.
Pongo cara de niño santo, y medio lloroso.
u
- Es verdad, podemos ayudar mucho. ¿No ve todo lo que hemos descubierto ya? No nos mande para casa... queremos salvar a nuestro padre. Él es inocente y queremos ayudar a demostrarlo.
Después de todo lo que habíamos hecho no podían mandarnos para casa como si nada.
- El enterrador seguro que lo sabe todo. Él fue el que nos mandó a mirar en aquella cueva, y todo para que nos encontráramos con eso. - Señalé en la dirección por la que había desaparecido el guardia cargando con la macabra bolsa.
Me acerqué a Teo disimuladamente para decirle al oído.
- Oye, y eso que encontraste en casa del enterrador ¿no podrá servirnos para algo?
Susurro a Pedro:
-Eso es mi tesoooro, y lo sacaré en el momento necesario.
Continuo mirando al guardia con cara de pena.
Discutís durante un rato hasta que finalmente os quedáis rodeados de un silencio incómodo sin saber que pasará. Ramón se mantiene pensativo hasta que llegan los nuevos soldados —ocho hombres malhumorados— procedentes del castillo.
—Vendréis con nosotros —os dice el soldado—, pero esperaréis fuera de la casa, lo suficientemente lejos.
Sin daros tiempo a más discusión da la orden y el grupo se pone en marcha hacía el cementerio, alumbrando a su paso la fría noche.
Al llegar allí el grupo se reparte por los alrededores para evitar una posible huida del sepulturero mientras que a vosotros os dejan custodiados por una pareja de soldados en una zona alejada. Podéis ver como en el interior de la cabaña hay una muy débil luz—quizás los restos y brasas fulgurantes de un pequeño hogar o alguna vela— saliendo del ventanuco. También intuís como Ramón, portando una antorcha, junto a dos más dan la vuelta a la casa ocultándose de vuestra visión para ir a la puerta. El tiempo comienza a pasar muy lentamente y no parece ocurrir nada.
Podéis hacer una tirada de Descubrir (Per)
Sigo caminando embobado con mis hermanos, mientras escucho los grillos y los búhos ululando en la noche.
Motivo: descubrir
Tirada: 1d100
Dificultad: 20-
Resultado: 92 (Fracaso)
Menuda escolta llevábamos, sólo esperaba que todo aquello sirviera de algo y pudieramos llegar a tiempo para salvar a padre. Los soldados nos impidieron que nos moviéramos de las cercanías de la casa del enterrador, así que estiré el cuello intentando descubrir algo interesante.
Motivo: Descubrir
Tirada: 1d100
Dificultad: 10-
Resultado: 47 (Fracaso)
Me quedé mirando la escena, a la espera de que pasaba. Aunque seguramente los zopencos de mis hermanos estuviesen pensando en qué iban a comer dentro de un rato, yo tenía mejores preocupaciones...
Como fijarme en qué estaba pasando alrededor.
Motivo: Descubrir
Tirada: 1d100
Dificultad: 59-
Resultado: 5 (Exito)
De casualidad crees ver algo arrastrándose en dirección al interior de la villa dejando atrás el cementerio a unos doscientos pasos de ti. Está lo suficientemente apartado de cualquier soldado como para que ninguno se percate. Puede que solo haya sido el viento o algún animal.
Dando un codazo a Teo, que está a mi lado, señalo en la dirección donde he visto a algo moverse hacia el interior de la villa—. ¿Has visto eso? Igual se trata de otro bicho como el que nos encontramos en la caberna, que quiere escapar.
Parece que los soldados no lo han visto. ¡Vamos antes de que escape! —termino diciendo, para echar a correr en dirección a lo que he visto.
Tiro del brazo de Pedro, y le digo:
-Nuestro hermano se ha vuelto loco, y ve criaturas por el bosque, corramos tras el antes de que el pase algo.
Salgo disparado ignorando a los guardias tras Ramiro, m9ientras voy colocando mi mano en la empuñadura del cuchillo...
¿De qué narices estaba hablando Ramiro? Yo no había visto nada y estaba convencido, al igual que Teo, de que mi hermano empezaba a volverse majareta.
- Vale, vale... ya voy.
Parecía que esa noche no iba a terminar nunca y resignado eché a correr detrás de ellos. ¿Con qué nos encontraríamos ahora?
Los guardias se sobresaltan al veros correr sin razón aparente y comienzan a gritaros para que os detengáis. A su vez, del suelo se levanta precipitadamente el hombre descubierto y empieza a huir como puede de vosotros sin muchas oportunidades.
Los soldados y vosotros mismos no tardáis en acorralar al desgraciado de Gregorio. Muestra un alto grado de nerviosismo y no deja de gritar que no sabe que pasa, que él no ha hecho nada y que vosotros sois unos mentirosos hijos de una puta y un asesino. Los soldados le inmovilizan y ponen en el suelo de rodillas. Los soldados tienen las manos sueltas y más de un golpe le cae a Gregorio.
—¿Por qué huías? ¿Qué ocurría en la Cueva de los Murciélagos? ¿Mataste tú a Don Fernando? —las preguntas llovían sobre el cautivo.
—Yo no he hecho nada malo, lo juro —dice una y otra vez, sollozando—. Los niños y su padre bien saben que son ellos mismos los culpables.
—¿Ah sí? ¿Y entonces por qué huías? ¿Eh? ¿Por qué mandaste a tu criatura que nos matase? ¡Oímos como le decías que le traías niños para comer en la cueva! —Espeto al sepulturero.
Pero, por si acaso eso no es bastante, añado—. Enséñales la cabeza Teo, para que todo el mundo vea la horrible criatura que este hombre tenía. ¡Comía hombres! ¡Atacó al hijo del señor, y quería que nos comiese a nosotros! ¡Nuestro padre es inocente, este hombre es el culpable de todo!
-¡Se la llevó el guardia! -refiriéndome a la cabeza- reconoce que aquel engendro es el hijo que tuviste con una muerta. Deberían ahorcarte por padre, y luego quemarte por brujo -me santiguo como buen cristiano- ¡CONFIESA!
Luego con voz de mando le digo:
-Arrestadle guardias, y liberad a nuestro padre, que es inocente, no como esta bestia.
Reedito un poquito...
- Eres un cobarde que manda al patíbulo a un inocente por los crímenes que tú cometiste junto a ese engendro del demonio. -Como todos parecía que metían baza yo no me quería quedar atrás con mis comentarios.- Y no sólo eso sino que también querías asesinar a tres pobres e inocentes niños que sólo quieren que su inocente padre vuelva a casa.
Los soldados empiezan a abofetear al cautivo con claras intenciones. Poco a poco la forma de preguntarle se recrudece y veis como ante la negación de hablar uno le parte un dedo. Gregorio grita de dolor, pero se mantiene sin confesar lo que vosotros ya sabéis con certeza.
—Puede que realmente no tenga nada que ver en todo esto y los críos mientan para salvar a su padre —dice uno de los que torturaban.
—Tsk. Con las primeras luces mandaremos a un grupo a inspeccionar la cueva —contesta Ramón algo decepcionado—. Continuaremos con esto en el castillo, que hace un frío que pela. Traed también a los chiquillos, para que puedán ver a su padre.
El grupo comienza a andar cargando con Gregorio y se os invita a acompañarles con unos "amigables" empujones y sin daros opción a hacer nada.
***
Una vez tras las murallas os separan del sepulturero —que durante el camino no ha parado de llamaros embusteros— y os llevan a la celda donde se encuentra vuestro padre. El lugar apesta y el pobre hombre yace desmayado fruto de las continuos tormentos a los que habrá sido sometido a lo largo del día. Os abren la reja para que podáis llegar hasta él y una vez dentro la cierran tras vosotros.
—Podréis hablar un buen rato tranquilamente. Esta noche se va a descubrir todo el pastel, eso seguro —dice Ramón con una voz de duda nada alentadora.
Motivo: Tormento Soldados
Tirada: 1d100
Resultado: 43
Motivo: Templanza Gregorio
Tirada: 1d100
Resultado: 4
me agarro a los barrotes, y le digo a padre:
-Padre, hemos intentado de todo, e incluso sospechado quién ha sido el asesino. sabemos que eres inocente. Lo que ahora hemos de intentar salir de aquí como sea...
- Padre... ¿estás bien? -Me puse de puntillas para que padre pudiera ver mi cara regordeta mostrando toda la preocupación que sentía.- Todo acabará pronto, ya lo verás.
En blanco... no tengo ni idea qué decir :(
—¡Padre! —grito al ver al susodicho apresado. Rápidamente corro hacia él, para decirle—. No os preocupéis, Padre, hemos demostrado vuestra inocencia. El sepulturero os acusó del crimen, la culpa era de una malvada criatura suya, que vive en la Cueva del Murciélago. La hemos matado, y no hará más daño a nadie.
—Padre, no sufráis, ya veréis como todo se soluciona pronto, y podréis volver a casa con Madre, como si nada hubiese pasado.
Yo también estaba un poco en blanco, pero bueno...
Vuestro pobre padre parece más muerto que vivo, pero podéis percibir en su mirada que se alegra de veros. Le ayudáis a que beba un poco de agua y se reincorporé. Tarda un poco en haceros las primeras preguntas de lo que está ocurriendo y qué ha sido de vuestra madre. Poco a poco vais contestando hasta que finalmente los cuatro caéis rendidos irremediablemente de sueño. Ha sido un día extremadamente largo para todos vosotros y os merecéis descansar, por muy incomodo que sea hacerlo aquí. Habéis hecho todo lo que se ha podido y os habéis liberado ya de un enorme peso. Lo que ocurra mañana será lo que Dios quiera.