Partida Rol por web

¿hablas del doctor Who...?

-¡Claro! -exclama Bert-. Nadie más tiene un destornillador sónico. Una vez intenté hacer uno, era igualito que el de Diez, logré miniaturizar un modulador de sonido, el problema está en la energía. Es imposible acoplar una célula básica. He pensado alguna vez usar una de las células de energón de los phaser aunque sospecho que el ratio conversión energía sonido puede ser un problema...

Bert se detiene al ver a la capitana recobrar la compostura, aunque nota un brillo especial en su mirada cuando añade el deseo de tener una Tardis. Está claro que no es el momento ni el lugar... ¡la capitana es una whovian! ¡Increíble! Si supiera que fue la influencia de esos viejos seriales los que le hicieron querer alistarse en la flota. El tata Ambrose decía que él estaba destinado a algo más que reparar las cosechadoras. ¡Se lo tenía que contar!

-¡Síiiii! Una TARDIS

- AAAH!! 

Becca estira la mano en busca de ayuda, le es difícil levantarse rodeada y casi ahogada de tantos Tribbles.

-¡Becc! Perdón, señora, capitana, señora. Es Becc -Y sale escopetado a "rescatar" a la menuda ingeniero.

Con cuidado de no pisar a ninguna criatura, con la delicadeza con la que haría una sustitución de materia-antimateria Bert va apartando a los tribbles, que no cejan en su empeño en ahogar a la pobre Becca: está claro que el ronroneo de Louise es una atracción irresistible.

-No sueltes a Louise, Becc, yo te ayudo. Que no deje de ronronear, ¿vale? A ver, anda Normancito, apártate, así, a este lado -dice tomando a un voluminoso tribble-. ¡Ajá! Sana y salva, mi señora. Vamos a tener que dejar de vernos de este modo -bromea Bert. Las mejillas enrojecidas por pequeño sofoco con los triblles de Becca le provocan unas ganas irresistibles de besarla. Carraspea.

-¡Que no deje de ronronear! Esto, capitana, señora, por favor, su idea es excelente, ¿puede dejarme su padd? Creo que podría aumentar la potencia, e incluso tratar de replicar el sonido de Louise, con eso podríamos llevar a los tribbles a donde quisiéramos. ¡Allon-sy!

Con un respeto exagerado y tras un titubeo Bert toma el padd de la capitana y comienza a manipularlo (*). No sin reparar en el magnífico fondo de pantalla que tiene.

Erik se había quedado en un segundo plano, sin saber muy bien que poder decir para ayudar en esa situación con los pequeños peludos. Él era un soldado que disparaba bien y poco más, que quizá podría ayudar más si se tratase de peces y estuvieran en un barco en mitad del Mar de Noruega Esto sería más fácil con una red de arrastre.

El zumbido de la sala de transportes fue como la campana de salida. Los paneles iluminaron la estancia y un haz de luz materializó la pecera llena de comida que había solicitado la capitana como cebo para los Tribble. Contando con el beneplácito de la capitana, Staafar se animó a tomar la iniciativa y seguir con el plan.

—No tenemos mucho tiempo, debemos prepararnos para sellar el recipiente una vez que los Tribble se lancen a la comida.

Ignorando la referencia de sus compañeros a la célebre serie británica de ciencia ficción —la cual había consumido como parte de sus estudios de la cultura humana—, el vulcaniano les indicó al resto que hiciesen el menor ruido posible para que los Tribble pudiesen centrarse únicamente en el manjar.

Como de costumbre el servicio deja mucho que desear. Incluso en la estación Júpiter no se está exento a eso. A diferencia de los astilleros de Utopia Planitia en Marte.

De no ser por alguien que estaba de paso por la estación y que conocía las antiguallas de la clase NX el grupo de tripulantes y su capitana hubieran pasado una temporada en ese reducto olvidado de la Excalibur, sorbiendo las gotas de agua condensadas de sus tuberías y preparando sushi de Tribble, si es posible hacer sushi de esas cosas.

Por lo tanto la solución inicial fue el uso de un rayo transportador para “mover” a la plaga a otro sitio más acorde, como por ejemplo una cámara de desintegración o el espacio profundo. Nada muy incivilizado o poco práctico, según palabras del jefe de turno.

Superado el tema de los tribbles y la interferencia del rayo transportador el equipo de rescate, liderado por el especialista de paso, consigue abrir un boquete utilizando una antorcha de plasma. La improvisada puerta en la pared tiene el tamaño suficiente para que todos salgan del encierro cruzando por ahí de uno a la vez y medio agachados.

Del otro lado, del lado del pasillo, un teniente comandante los observa, con mirada divertida por la extraña situación de los tripulantes de la Excalibur.

-Cuidado con la cabeza gente al salir. Una vez me perdí en un conducto y acabé en el mismo sitio que ustedes, solo que en mi vieja nave donde servía. ¡Es increíble que está todavía siga activa! Bueno, al menos unos meses más – solo que al ver los rostros de sus interlocutores el hombre decide cambiar de tema – Cualquier otro pensaría que esto era una especie de fiesta de despedida. ¿Necesitan que llame al servicio de catering? Pues tengo un contacto que… - afirma al extraer una tarjeta dorada y entregársela al primero que sale del encierro, solo que su intento de baile es interrumpido por el sonido de la antorcha de plasma de los ingenieros de la estación Júpiter al trabajar en el boquete.

Desde luego la anécdota del encierro y del rescate dirigido por el célebre ex ingeniero seria comentado por las semanas por venir, solo siendo opacado por la invasión de las lechugas mutantes zombies.

Pero eso es otra historia disparatada que nadie creería. ¿Verdad?