Partida Rol por web

El templo jedi está mas oscuro de lo habitual, el clima en el exterior de Coruscant es malo, la lluvia arrecia contra los cristales que hacen que toda la estancia resuene. A tu alrededor varios compañeros que practican con sus sables de entrenamiento. Frente a vosotros Ridda Fawes. Sus ojos vendados siempre fue lo que llamó la atención del resto de la clase, pero tu hacía tiempo que sabías que era algo propio de su especie. Unos los llevaban vendados, otros portaban máscaras. En cualquier lugar todos ellos ocultaban los huecos de sus cuencas.

El manejo del sable de tu maestra era bien conocido, pero lo que hacían que sus clases fueran queridas por todos es el hecho de que pudiera hacerlo sin la capacidad de usar la vista como el resto. La fuerza le era suficiente para percibir todo lo que necesitaba, y lo que no.

Después de una dura sesión de entrenamiento, con todos los alumnos sudando Ridda da la clase por concluida. Dejo su espada de entrenamiento en su lugar, donde poco a poco todos van dejándola antes de salir de la sala. Cuando tu lo estás haciendo tu maestra llama tu atención. 

- Hamma, por favor, quédate un momento - 

Puedes ver como toma asiento en el suelo, adquiriendo la típica postura de oración jedi...

Hamma no era la más diestra espadachina de cuantos había en la orden, quizá podía estar en la media, pero la joven humana siempre se había preocupado más de cultivar los aspectos más eruditos de su adiestramiento que los físicos. Aun así se esforzaba en estar a la altura de las exigencias. Los entrenamientos con Ridda siempre eran estimulantes, evocadores, ver el mundo como lo hacían los miraluka siempre había fascinado a la aprendiz. Cuando esta requirió de su presencia, Hamma asintió solícita.

—Claro, maestra. ¿Qué necesitáis? —preguntó con un asentimiento. Viendo como Ridda tomaba aquella postura, Hamma dudó un momento, pero enseguida tomó la misma postura junto a su maestra.

Tu maestra te mira, o es lo que seguramente estaría haciendo de poder hacerlo. Coloca su mano sobre la tuya.

- Hamma - Dice sin retirar la mano - Dime, ¿Que sientes? - Ya estabas acostumbrada a las extrañas preguntas de tu maestra, y esta no era menos. Antes de que puedas responder retira su mano de la tuya y la coloca sobre sus rodillas.

- ¿Que es lo que necesitas? - La clase está desierta, ya solo estáis vosotras dos y el incesante repiqueteo de la lluvia contra los cristales en una penumbra que desde luego no influye en absoluto a la maestra Fawes...

Hamma se tensó fugazmente por el tacto, pero enseguida controló la respiración apagando cualquier rasgo de tal reacción. Manteniendo la postura, la joven respiró profundamente antes de responder.

—Me siento atribulada, maestra. No acabo de sentirme afín a mis hermanos en el templo —confesó lentamente. No era un secreto que Hamma solía estar en el centro de bastante discusiones filosóficas que se daban en el recinto —. Intento seguir vuestras enseñanzas, pero a veces.. es difícil ignorar el futuro a costa del momento.

Apretó los labios suprimiendo otras emociones más viscerales, velándolas con otras preocupaciones sinceras.

—No quiero entrar en conflicto con mis hermanos del templo.

Tu maestra sonríe.

- Tus días en el templo ya han pasado Hamma. Ahora tienes nuevos compañeros. Compañeros que te necesitan, y a los que necesitas. Recuerda, el conflicto no es malo. Saber afrontarlo es lo importante.- 

- Estoy muy orgullosa de ti - 

Deja unos segundos de silencio y prosigue.

- ¿Que es lo que necesitas? - Pregunta de nuevo - ¿Que hacemos aquí? -

En ese momento Hamma fue consciente de la situación que la rodeaba, un ligero rubor de confusión atenazó sus mejillas, pero pronto lo disipó mediante disciplina mental.

—Hay sospechas que un holocrón Sith se encontrase en Elrood, y que ahora ha desaparecido —explicó con cautela —. Mis compañeros enseguida han tomado decisiones, precipitadas, sin corroborar nada. Las sospechas son razonables, pero sospechas.

La jedi se mojó los labios al hablar, respiró profundamente.

—Creo que hay algo que no se nos ha contado —indicó severa —. Somos cuatro jedi enviados a Elrood, demasiados para que sea una mera misión diplomática. 

Ridda escuchó con atención las palabras de Hamma. La dejó hablar y finalmente tomó la palabra cuando terminó.

- Los jedi somos guardianes de la paz Hamma. Vuestra primera misión como caballeros no debería involucrar combate. Y mucho menos un holocrón Sith. - 

Tu maestra juntó sus manos y permaneció en silencio, pensativa unos instantes, mientras a tu mente llegaban gritos y palabras inconexas... socorro... perdóname... y finalmente un llanto lejano.

- Andaros con cuidado. Hablaré con los maestros. - Entonces Ridda giró la cabeza - Parece debemos dejarlo aquí. - Hace una pequeña reverencia y se levanta, saliendo de la habitación mientras esta poco a poco se va difuminando...