Partida Rol por web

Continuaba analizando la situación y los motivos de porque este sujeto había despertado en otro lugar, su versión era muy diferente a la mía puesto que despertamos en otra sala y estábamos solos. 

-Con el Gremlin despertamos en unas cápsulas varias salas mas atrás. Estamos explorando hace un tiempo ya. - no tenía mucho para decirle y desconocía sus intenciones.  

 Ante las palabras que escuchaba de entre los presentes, la doctora se mantuvo quieta al lado de Emilio, mientras el vigilante no lo perdía de vista.

Para cortar la conversacion dijo: Tenemos asuntos que atender. Vosotros dos volved a vuestros quehaceres.

Con los primeros pasos, se movio hacia la puerta norte, así el vigilante empujaba suavemente a Emilio para que se moviera. En esos instantes las miradas se dirigieron hacia abajo cuando la puerta sur se abrió y de alli aparecio un hombre musculado de casi 2m de alto bien enfadado, solo tapado con una toallita sus partes más intimas. Su mirada sin duda se clavo en Gremlin y la ropa que llevaba puesta.

Se acerca con su mirada furiosa hacia el Gremlin, levantando la mano derecha hacia el con brazo extendido. Una voz grave rusa se pronuncia: "Necesito esa chaqueta y pantalones".

La doctora así como el vigilante ya lo conocían bien. Un hombre que se dedicó al culturismo tiempo atrás, y ahora metido de limpiador. Amante de su ropa, odia que se la toquen, mas si se la roban. La doctora decide hacer caso omiso a lo que ve y sigue su camino hacia la puerta norte, acompañado de Emilio y el vigiliante.

La conversacion se tornaba interesante, y me alegraba de volver a ver a Emilio, aunque no entendí qué hacia vestido de soldado y arrestado. De momento quedaba claro que estabamos en otro lugar, pero era aun la realidad verdadera? Muerto y volver otra vez a la vidad? No era el momento de pensar en ello cuando por aquella puerta sur veo entrar a ese mastodonte. Desde luego que tapado con esa toallita hacía un poco el ridículo, pero se me sube un nudo a la garganta cuando me señala y me pide la ropa.

Cuando me lo imagino con la ropa puesta de naranja fosforito, no dudo en echarme una risa interior, aunque mi reaccion es echar a correr empujando al vigilante y tirandolo al suelo. No miré quien tenía delante, mis impulsos me indicaban salir, escapar. Estar, yo estaba fuerte, pero esa masa de musculos parecía insuperable. A parte, que desde luego no volvia a apetecerme pasearme otra vez en gallumbos. Así me lancé hacia la misma puerta de donde entró Emilio

Cuando se apareció el grandulón no dudo en hacer lo mismo que el Gremlin, salir corriendo como rata por tirante. -Mierda... Si me agarra este me destroza. - sin mas que decir solo pensar en salvar mi trasero sigo a mi compañero. Al parecer había optado por esa vía y no me parecía mala.

Los otros dos, aunque me conocían, decidieron irse por donde habían venido. - Dios mío, es que ¿a nadie le importa lo que nos ha ocurrido? Tendré que andarme con cuidado y no fiarme de nadie. - Pensó Emilio.

Asintió ante la invitación de la doctora para seguir el paso. Anduvo junto a ella sin mediar palabra y siguiendo el camino que le dictaban. Ya habría tiempo de la acción, ahora solo quería respuestas y no las tendría si no les seguía la corriente.

Mientras aquel hombre musculado en busca de su ropa perdida, pasais por la puerta que teneis enfrente, y accedeis a una sala de espera. Hay algunos sofas, así como una mesa redonda en la esquina superior izquierda con 4 sillas. Una puerta al norte mientras otra la teneis de frente. Cual camino os llevará a esquivar a aquella masa de músculos?

Te llevan por la puerta de arriba a traves de un largo pasillo. Atraviesas una zona de alta seguridad donde la doctora coloca su huella dactilar en la puerta, así como reconocimiento de retina y una tarjeta por la ranura. Al abrirse la puerta de acceso, se observan camaras tanto a la entrada como al final. Subes hasta la zona norte para girar por el pasillo. Pasa por una sala vacía (15) y llegas hasta unas escaleras que suben a la planta de arriba. Allí observas que la planta es diferente: paredes rocosas y metalicas, a diferencia de la limpieza y el color azulado de la otra. Sin duda eso te hace saber que estas dentro de una cueva o montaña. Cruzas unos pasillos hasta que te introducen en una habitacion: Por la zona se puede ver a un soldado con su rifle haciendo guardia.

La doctora se le acerca y le dice:

Soldado, por favor abreme la habitacion para este recluso. Luego quedate vigilando.

Como diga Doctora Bryan. El soldado se acerca y con unas llaves que llevaba en su cinturón  la abre. Te echa una mirada examinando tu constitución. El vigilante que te acompaña te quita las esposas. La doctora se queda a la espera que te metas dentro: Entra Emilio. Vendré luego para hacerte unas preguntas.

La habitacion es pequeña con una cama, una pica para lavarse, un pequeño plato en el suelo para hacer tus necesidades. Tambien hay un pequeño armario ropero. Un espejo encima de la pica donde se refleja el armario. La puerta es de metal con zona abierta para comunicarse con el exterior.

Corriendo totalmente asustado escojo la primer opción que veo a simple vista, una puerta que tengo justo enfrente mío. No sabía que podía encontrarme allí, pero sin dudas era mejor que permitirle a esa masa de músculos ponerme una mano encima. 

Atemorizado y poco observador ya que las circunstancias no ameritaban, abro la puerta y entro a dicho cuarto. Si la muerte me esperaba allí, era lo mejor... Al menos lo había intentado. -Mierda, no pego una. No sé donde estoy y encima me quieren dar una paliza. -refunfuño en silencio odiando mi destino.

Emilio miró a un lado y a otro. Aún seguía desorientado. Había encontrado a esos dos tipos que estuvieron con él en esa especie de "mundo paralelo", había experimentado una especie de muerte, a manos de una bola de luz abrasadora, ahora volvía a despertarse en unas instalaciones, que más parecían militares que otra cosa. Además, lo trataban como un recluso.

Después de andar por largos pasillos, llegaron a una especie de celda, donde le invitaron a entrar mientras le quitaban las esposas. Emilio, pensó en la posibilidad de intentar escapar, golpeando al guardia que le quitaba las esposas. Sus pensamientos se frustraron, al ver que el otro guardia tenía un fusil y él estaba en minoría contra ellos. Además, las cámaras de vigilancia alertarían al resto.

La doctora le indicó que vendría después para realizarle varias preguntas. Emilio se limitó a asentir con la cabeza y entrar en la "celda".

- La espero, doctora. No tarde...

Al cabo de unos largos minutos, quizas media hora. No lo sabes pero se te hace incomodo estar alli dentro. No era una celda, pero tampoco una habitacion de lo más confortable. Te acomodas como puedes en la cama y te echas un sueñecito. Prefieres estar calmado a su espera. La voz de la doctora te despierta desde la puerta.

Soldado abreme la puerta. Necesito hablar con el recluso. Se escucha de forma notoria. El soldado procede a abrir la puerta y la luz del pasillo ilumina el interior de la habitacion. La doctora Bryan entra y cierra la puerta.

Tal como le dije Emilio, tengo que hablar con usted, así que procederemos a una serie de preguntas. Coge un taburete que estaba en una esquina del armario y se sienta al lado de la cama.

Continuais puerta adelante y accedeis a unos despachos. Es una habitacion grande con 6 mesas separadas por biombos de madera. En cada mesa junto con su silla, ordenador portatil y otros utensilios como boligrafos, lapices, etc, hay un letrerito que pone el nombre a quien le corresponde a cada uno.

Aún escuchaba esos pasos pesados al otro lado de la puerta. Freno por un momento cuando me doy cuenta que estoy en unos despachos. 

Oye, oye Paul. Está seguro que ese que no nos persigue es un Terminator?!?!!? Le digo mientras busco algún sitio para esconderme o saber hacia donde huir. Joderl, pero si ese el puto gobernador de Florida!!

Corriendo llegamos hasta unos despachos. -Mierda, no podemos escondernos tan fácilmente. -protesto entre dientes sin dejar de observar el lugar decorado por sillas y mesas. Era una maldita sala de reuniones, nada bueno para nosotros y mi amigo para colmo me pregunta si ése era una Terminator. 

-No puedo decirte que era, simplemente te diré que si me mete una mano encima me esconde para toda la vida. Mucho no podemos hacer en este lugar, sigamos recorriendo. - no me gustaba estar aquí y el grandulón se acercaba cada vez más. 

Emilio se incorpora del camastro y se sienta frente a la doctora. Una gota de sudor recorre su sien hasta llegar a su barbilla, donde gotea. Al notarlo, se seca el sudor restregando la palma de su mano por su cara y cuello. Se frota un poco los ojos, pues la "siesta" había sido prolongada, debido a la espera de la doctora. Tras esto, levanta la cabeza, sentado frente a ella y le dirige unas palabras.

- Muy bien, doctora. Dispare y veamos que es lo que está pasando aquí.

Puedes contarme de que conoces al hombre de la limpieza y a ese vigilante? Por que han salido corriendo? Del bolsillo de la bata se saca una pequeña libreta junto a un bolígrafo. Te mira de forma seria esperando una respuesta.

Que direccion tomamos? De frente o vamos para arriba? Digo mirando hacia las dos puertas que teníamos cercanas. En el colegio siempre me decían que si me perdía, fuera para el norte.

Ante vuestras posibles salidas se entablan dos puertas. Podeis tirar hacia el norte o seguir de frente. Los pasos de aquel hombre musculado se encontraban cercanos a la puerta de la que habías venido.

Asiento con extremada urgencia ante la posibilidad de ir hacia la puerta Norte. - Ni lo dudes amigo, por esa. - indicando la dirección que él mismo había propuesto salgo disparando como rata y la abro, poco me importaba encontrar más down o grandotes como ese, lo único que quería era no morir de nuevo porque me sentía un gato en versión humanizada. 

Ciertamente, las preguntas de la doctora calaban en su cuerpo. Seguía sin comprender que era lo que estaba pasando allí. Ni siquiera entendía porqué estaba "prisionero". Intentó contestar al fuego con fuego.

- ¿Sabe doctora? Esto es muy extraño. Ayer estaba en la feria de mi barrio con una amiga del gimnasio. Al rato, aparecí en una ciudad desolada, con gente que no conocía y donde nos vimos obligados a sobrevivir realizando unas estúpidas pruebas. Entre esas personas estaban esos dos que dice. A mi entender estaban muertos, e incluso yo recuerdo morir. Recuerdo el calor, el olor a quemado, desvanecerme... Y luego me despierto, y aparezco aquí, amarrado a una camilla y me viene usted con sus preguntas. Pero yo no se nada de este sitio, ni porqué estoy aquí ni quién es usted. No diré nada más hasta que no no obtenga respuestas de su parte.