Partida Rol por web

Odín provides.

La escena despierta la curiosidad de Nights, que se detiene un instante en su caminar para observar como aquel despojo, aquella carroña inminente, está provocando al ingeniero. Hay que ser un retrasado mental para joder al que muy probablemente sea el tipo más decoroso de todo el local. Eso, o estar muy puesto de alguna de esas mierda de diseño que manan por el local como el neón por Night City.

El Boogie Man se gira sobre sus pasos y observa la situación mientras, sigiloso, se acerca por detrás al flaco bobalicón.

Trata de analizarlo fríamente y concluye que no tiene puto mérito. El drogata no llega ni al estándar de oveja desvalida para el lobo que le acecha. Pero tendrá que valer por esta noche, porque el hormigueo no cesa y el pulso se le está acelerando imaginando el proyectil escupido por la boca del arma entrarle por el maxilar inferior, destrozándole la parte superior del cráneo y desparramando sus negros sesos por el suelo.

Echa mano de su Colt, su depredador. Un movimiento ya mecanizado, pura memoria muscular. Silenciador acoplado. Y avanza... Avanza...

Heraclio no lo sabe, pero en sus manos está salvarle la vida a ese aborto humano.

Ramona bajaba las escaleras. Allí abajo, al fondo, distinguió a Heraclio y a otro tipo. Olía a follón, la reyerta era inminente. El otro llevaba unas gafas chungas, se movía y comportaba de forma extraña. Demasiado acelerado. Casi seguro que iba hasta arriba de alguna mierda. Ramona no aceleró. Siguió a su paso. Calculó lo que podía pasar en el tiempo en el que llegaría hasta allí. Nada demasiado grave. Quizás algún empujón, puede que una nariz rota. Nada de que preocuparse y además quería ver al Heraclio en acción, saber como se movía.  Este tipo de cosas es lo que distingue a la chusma de la gente con estilo: el puto control de la situación.

La situación se ponía tensa. El colgao no cejaba en su empeño de sujetar a la chica. Heraclio le cogió la mano soltando la presa y liberando a Amanda como quien tiene la llave de un candado. Un ligero rictus de dolor cruzó fugaz la cara de aquél estúpido majareta que escuchaba las palabras del Inge mirándolo como si fuera un muñeco sicodélico de neón.

Entonces la situación llegó a su máximo esplendor. Cinco tíos con pintas parecidas a las del colgao aparecieron detrás de él. Tenían ganas de bronca, se les veía en la cara, se reflejaba en su mirada.

-Al final si va a ser una gran noche.- Dice uno de ellos secundado por el ruido de nudillos y alguna cadena enroscándose en las manos.

A ver a ver compas.  Tanquilos.  Su amigo está pasado de.. -les dijo el nombre de lo que se había echado el tipo encima, algo de alteradores de maldiseño- y se cómo quitárselo para que no se les muera hoy.   

Seguro tengo en el botiquín algo que le puede dar el bajón, para que siga enfiestado.  Si me permiten buscarlo.  -levantaba las manos quitando lo amenazante de su actitud judoka, que, la verdad sea dicho había sido con poco daño al susodicho.    Le hizo un gesto a Amandita para que reculara hacia la barrera esa que habían puesto.

Si comienzan con pelea ahorita no se van a divertir el resto de la noche.  Y miren que aquí en territorio Cromao quien echa a perder la fiesta se echa a perder la choya.  -Es en serio.

Mejor siganle a lo que estaban haciendo.

O habilitamos un ring pa'que saquen bien esas ganas de sacar mole y ya puedan estar tranxxes. 

Había más tíos con el de las gafas. Ramona los contó: uno, dos, tres, cuatro y cinco. Evaluó su peligrosidad: nada de que preocuparse. Vio como Heraclio retrocedía, daba un paso atrás. Los tíos tomarían eso como un síntoma de debilidad y flaqueza y actuarían creyéndose en superioridad. La mercenaria cambió el paso. Más rápido, más firme. La gente de la pista se apartaba...

Ramona llegó a la altura de uno de ellos y le lanzó una patada por debajo de la rodilla de la pierna de apoyo. 

Jax se encogió de hombros antes las órdenes del jefe. Este cabrón lo que quiere es que me maten para librarse de mí. En algún momento intentará hacerlo él mismo, y si sobrevivo, sabré que ha llegado el momento de destronarlo. Empezó a bajar las escaleras, detrás de Axwell, y de Ramona. El extremo opuesto de los nombres: uno jodidamente raro, que parecía puesto por padres con impedimentos en el habla por malformaciones labiales, y otro total y absolutamente normal, extrañamente puesto en una mujer cyborg, lo que sí era jodidamente extraño.

¿Extraño? Extraño era él mismo, que no llevaba ni un jodido ciberimplante en aquellos tiempos. Los tatuajes y los piercings ya habían pasado de moda. Un ramalazo de nostalgia lo invadió por un segundo: estaba haciéndose viejo. Suspiró.

Entonces vio la reyerta un poco delante de ellos. Yendo como estaba, desde la parte trasera del grupo, era el que estaba más protegido. Además, Ramona tenía fama de ser una jodida bestia, y esperaba que el niño bonito supiese usar esa jodida espada que llevaba por todos lados.

Esbozó una sonrisa lobuna sabiéndose ganador de antemano. Esos pringaos olían a hombre muerto, o al menos a hombre muy lastimado. Con un movimiento experto, sacó de la parte trasera del cinturón su tonfa de policarbonato. Le habría gustado usar el bate, pero se lo dejó en la habitación del piso superior antes de bajar. Habría que poner orden en la casa antes de ir al encargo.

Le puteaba un poco tener que perderse la fiesta, pero decidió que descargaría su enfado con esos tíos, y si el sujeto al que tenían que cobrarle también se ponía chulito, iba a llevarse una buena también.

La llegada de Drew, el Boss, era señal de que algo tendría para ofrecerles.
Y no tardó en soltarlo; encontrar a un idiota que le debía pasta y traerla de vuelta. Lo que le pasara a ese idiota, daba igual.
Esas misiones molaban. Si el tío tenía más pasta, se la podrían quedar. Y si se pasaba de listo, se lo podían cargar.
¿Qué más se podía pedir?

Entonces la fiesta se complicó cuando llegaron un grupito de flipaos, unos yonkis de alguna droga rara que seguramente les tendría adictos.
Uno de ellos agarró a Mandy de malas maneras y Axwell sintió el impulso de saltar con una patada de kickboxing y abrirle el melón.
Pero el Inge consiguió liberar a la chica pacíficamente y hasta pretendía calmar al resto de yonkis que venían en busca de pelea.

Joder Heraclio, así no vas a impresionar a Mandy... dijo, mientras saltaba hacia donde estaban los maleantes.
Vio a Ramona lanzarse a la carga sin titubear.
...algo así, sí. dijo en alusión a la mujer medio cyborg e imitó sus movimientos, lanzándose también al ataque con una patada frontal.

Hay un problema cuando Mr. Goodnights te tiende una emboscada.

Y es que no ves de dónde viene el proyectil.

Pasando muy cerca de los colgaos, fingiendo no pintar nada por allí, el asesino desenfunda, apunta al amigo del zumbao que está reclamando atención y dispara.

Tchud!

-Buenas noches... Y buena suerte...-, murmura para sí con una voz gutural.

Por si teníais dudas, el puto Mr. Goodnights sabe hablar.

Parece tener la garganta seca, pero arropando cabronazos para mandarlos con Lucifer es único en su especie.

Y sólo está calentando...

La música seguía sonando, Dj Mercy le daba caña poniendo cachondo a más de uno mientras la droga sintética de los flipaos iba en aumento en consonancia con el chumba chumba y la charla que Heraclio les estaba dando para distraerles...

...y no lo vieron ni venir. Uno cayó desplomado al suelo sin venir a cuento, justo delante del flipao buenas noches. Otro se dobló hincando la rodilla en el suelo cual caballero ante la dama, una dama chipeada de pelo azul porque hoy lo quería de color azul, que lo miraba como si de una mierdecilla se tratara mientras el tipo tenía la parte baja de la pierna en una postura extraña, antinatural.

Después le tocó el turno al actor, que bien por sus películas o por que el tío realmente sabía levantó una pierna hasta la altura del esternón de uno de ellos lanzámdolo contra la valla del puesto de socorro. Por poco no le da a Amanda.

Jax tiene cara de mala leche y la tonfa en la mano. Heraclio pone cara de "os lo avisé" mientras el colgao de las gafas es el primero en reaccionar.....quedándose quietecito, no sea que hoy le toque día de cobro.

Bien bien, como dijimos, "calladitos nos vemos más bonitos".   

Si quieres conservar la vida, vacía tus bolsillos y recuéstate en esta mesa.   Voy a darte algo para que se te baje la sobredosis y que te puedas ir a casa seguro y agradecido con los Cromaos por su magnanimidad e interés de llevar la fiesta en paz.  

O puedes salir corriendo.  Te recomiendo lo primero. 

Heraclio, como siempre, quería dar una oportunidad.   Y además, saber lo que tenía encima este hombre podría darles buena informaciòn sobre qué drogas peligrosas estaban circulando por su territorio.   No vaya a ser la de malas.

Amanda, ¿podrías ponerle junto la camilla al señor de la rodilla de gallina al otro camastro?   Creo que tendremos que acomodar un hueso.  Pero no te acerques hasta que lo veamos seguro. 

Joven, para poderlo subir, tire todas sus armas, si las tuviera, al piso.  Eso le permitirá ahorrarse una cyberpierna de segunda mano.  Piense en lo caro que están.

El tipo se retorcía en el suelo agarrándose con las dos manos la pierna. Ramona calculó la lesión: una luxación. Luego calculó si podría levantarse: casi imposible. La mercenaria avanzó. Una zancada y pasó sobre él.

La epinefrina* aumentó su ritmo cardiaco, dilató sus vasos sanguíneos. 

Vio como la boca de Heraclio se movía, sus manos hacían indicaciones. Pero para Ramona era como un ser surgido de otro mundo, de una dimensión totalmente distinta y lejana. Ella estaba en el plano de la euforia, él en el de la cámara lenta.

Quería romper huesos, causar dolor, derramar sangre. Nada podría detenerla. Nada. Así que aprovechó la inercia del paso para cambiar el peso a la otra pierna, giró la cadera, bajó el centro de gravedad y la pierna libre giró como un látigo azul eléctrico.

Alguien de allí dijo: “Es esa puta psicópata” otro respondió “Sí, mejor nos apartamos”

Una vez los pandilleros chutaos habían caído, vio como Ramona se cebaba con uno de ellos.
Era como los luchadores cabrones que seguían golpeando a su rival en el suelo aunque el árbitro les hubiera declarado ganadores.
Él nunca había hecho eso, su manager se lo tenía dicho, que sus sponsors no querían ver ensañamiento.
¡Con lo que molaba!

Cerró los ojos cómicamente al huir el crujimiento al que era sometido el idiota y se preguntó si la Ramona era tan salvaje en la cama... ostia, estaba muy mal, ¡mira que tener pensamientos eroticos con la cyborg loca!

Aplaudió cuando la cyborg terminó el show.
Esto quedaría bien de vídeo promocional de Crome Pistols... “a los carbones les damos su merecido; Crome Pistols”.
¿Qué dices eh Drew? Ah sí, largando a por el idiota que te debe pasta... dijo, comenzando a desfilar.

Tras la demostración de fuerza bruta, aquellos que quedaban en pie o no lo suficientemente lisiados echaron a correr dejando allí a sus compañeros tirados. Uno muerto con un tiro en la sien, el otro posiblemente minusválido de por vida, es decir, muerto.

Amanda enseguida se agacha para comprobarle las consantes vitales. Tiene pulso, débil pero vivirá aunque con la pierna destrozada y fracturas que le pasarán factura toda su vida.
La chica mira a Ramona con una mezcla de miedo y admiración... pero está acojonada. Se le ve en los ojos, no podría hacer eso aunque pudiera.

  -Ayudarme a llevarlo afuera-. Ordenó a sus amigos voluntarios. -Vamos a enderezarle esa pierna con un entablillado...- siguió diciendo mientras salían fuera del garaje y de la música que cada vez parecía estar más fuerte.

Drew seguía allí arriba, observándolo todo mientras se fumaba su cigarro sintético como si no fuera nada con él. Cuando Axwell le mencionó os hizo una seña para que os pusiérais en marcha. Al fin y al cabo esos cincomil pavos que teníais que recoger serían vuestra paga, asi que, en realidad íbais a cobrar vuestro sueldo.

- Gracias Amanda, compañeros.   Recuerden tomarle una muestra de sangre.  Para ir traceando las drogas consumidas en nuestra zona.  Es como una ... "vigilancia epidemiológica", digamos.   

Gracias. 

Heraclio había visto el gesto de Drew, y eso sólo podía significar que debía acompañar a lxs pistoleros a alguna incursión de cobro.   No le gustaba, pero era parte de su contrato.   Estaría ahí, para que ningún vehículo o equipo se trabara.   O para evaluar algo dado a cambio. 

Ojalá que sean más cooperativos que este grupo de aquí.   Tasa de supervivencia de menos del 50%.   A ese ritmo se va a ir depopulando esta zona; que seguro es lo que lxs corporetas quieren...   Ojalá encontrásemos otra forma de resolver el conflictus. 

Ámos pues.  Agarro mis chivas y voy. 

Ramona se quedó de pie. Quieta. Parecía una estatua, un androide* Miró como sacaban arrastras al tipo con la pierna rota. No pestañeó, ni siquiera se inmutó. Durante todo el jaleo, su pulso no debía haber pasado de 60 pulsaciones. ¿De verdad estaba loca? ¿Era una psicópata? Joder, si no lo era, lo disimulaba de puta madre. 

Vio el reflejo de Drew en un espejo. Les observaba desde arriba. El jefe les hizo un gesto, una seña para que movieran el culo. Ella fingió no haber visto nada

—Vamos.—

—Aquí no hay nada más que hacer. Tenemos un asunto del que ocuparnos.—