Partida Rol por web

Mientras me habla me quito la máscara, un gran alivio, y la observo. No digo nada pero si ha llegado a conocerme, quizá note que algo me ronda la cabeza. Y que no me gusta.

-En realidad...podrías venir con nosotros ¿Sabes? Valk no es mala gente, aunque babea cuando duerme. Tenemos un largo viaje ante nosotros ¿Cuánto hace que no viajas?

Tomo el bidón que lleva Valk, para que el peso no le tire de la herida, y cargo con los dos. Ha logrado bastante cantidad. Pero lo mejor sería no dividirla. Si John no viene, no es algo discutible. Se la prometimos.

Valk observa con cierto desconcierto y sorpresa a Elim cuando invita a John a apuntarse a su largo viaje. Incluso el aludido le mira un instante como si dudase si le está tomando el pelo -Quizá te vendría bien un cambio de aires y alguien con quién hablar. O de quién quejarte -la mujer no tarda en unirse al intento de convencerle. No es que sea el tipo más simpático del mundo pero tampoco considera que Elim o ella lo sean, simplemente son supervivientes y pueden aprender a cuidar unos de otros. Está bastante segura de que algo así le vendría bien a John.

-Una generosa oferta pero no estoy tan loco como para querer quedarme con vosotros las 24 horas del día. Al menos no todavía -parece que John es capaz de ser más cabezota que ellos dos y Valk decide no insistir más.

Para entonces han llegado a las inmediaciones de la biblioteca pero en lugar de entrar se detienen en la acera de enfrente y John abre un garaje privado en cuyo interior hay un coche cubierto con una sábana que no tarda en retirar -Llevo tiempo preparándolo, solo falta el combustible -da unos golpes en el capó del jeep mientras Valk lo observa entre atónita y confusa -Es vuestro ahora -añade John apartándose unos pasos y descolgándose la ballesta de la espalda -No lo entiendo -admite Valk, mirando a Elim como si esperase que le aclarara lo que está pasando.

Me encojo de hombros.

-Es mejor tío de lo que ya decías, no le busques vueltas.

Se me ocurren motivos, como que le gusta arreglar cosas pero ¿Qué uso le va a dar a un coche si no quiere irse de ahí? No es algo silencioso. O tiene ya varios arreglados. O lo considera un pago justo por la gasolina. Pero serían simples conjeturas.

-Gracias, John. Con este amiguito acortaremos mucho el viaje.

Me acerco y le tiendo la mano...aunque no parece un tipo que la vaya a aceptar, tampoco parece de los que regalan coches a fin de cuentas.

Valk no parece del todo convencida o satisfecha con la conclusión de Elim pero se limita a fruncir un poco el ceño sin decir nada. No es como si se pudiera quejar al respecto así que opta por acercarse al coche, abriendo la puerta del conductor para asomarse al interior. Todo parece en orden por ahí, tanto como en el exterior.

John observa la mano de Elim en cuanto éste se la tiende pero no llega a hacer ningún gesto para devolverle el apretón, en lugar de eso mueve la cabeza -Todavía tienes que hacer algo más para llevártelo, será rápido -le guía hasta una puerta lateral y en cuanto Valk hace intención de seguirles John le pide que espere ahí y llene el depósito con la gasolina.

Ambos varones se encuentran en un espacio sucio y sombrío, una especie de almacén que resulta estar vacío a excepción de algunas escasas piezas de repuesto y de bricolaje. John tarda unos segundos extra en darse la vuelta para mirar a Elim, entonces le cede su preciada ballesta para que la coja -Tienes que matarme y espero que valga con un solo disparo - le mira con determinación antes de retroceder varios pasos, tan parco en explicaciones como siempre.

Tomo la ballesta sin dejar de mirarlo, pero cuando retrocede esos pasos, me dedico a observar la ballesta. El mecanismo tensor, la mirilla. Lo bien cuidada, pero a la vez muy usada, que está. Termino suspirando.

-No necesito tanto el coche, John. No te mataré por él.- alzo una mano para callarlo -Si te mato ahora no será por eso. En este mundo es matar o morir, porque nunca hay elección. Matar para vivir. Matar para proteger. Al menos, los que decidimos mancharnos las manos por el bien de otros. No sé por lo que has pasado, no sé lo que has hecho pero aquí estás, en el punto en el que pides a otro que haga lo que tú no puedes. Suicidarse es sencillo, en teoría. Podrías ahorcarte. Tirarte desde un edificio. Fabricar un cóctel y rompértelo encima. Pero te falta el valor para hacerlo. O crees que el suicidio te negará la entrada en el más allá, si lo hay. No lo sé. Sinceramente lo sencillo sería concederte lo que pides. Fácil para ti. Fácil para mi. Pero...escucha lo que te propongo. Ven con nosotros. Ayúdanos en este viaje. Cuando termine, si aún lo quieres, pídemelo otra vez. No te diré que no.

Lo observo unos instantes, con la firmeza propia de quien ha pasado por lo peor y ha sobrevivido. Con el pesar de que no sea la primera vez que se me han pedido cosas así. La carga de ser un líder.

-Sé que no es fácil confiar, pero me has salvado cuando no tenías necesidad de ello. Y ya me escuchaste, no abandonaría a Valk. No rompo mis promesas, y te debo una.

Dejo la ballesta sobre un palé de madera mientras me giro.

-Piénsalo. En una hora nos iremos, si vienes con nosotros, en el coche. Si no, andando.

Regreso con Valk.

John entrecierra un poco los ojos al principio, después se limita a escuchar a Elim frunciendo el ceño. Es obvio que no le gusta el discursito pero del mismo modo tampoco esperaba que fuera a haber uno. Probablemente no le hubiera colgado a Elim el cartel de "removedor de consciencias" y por eso mismo lo había elegido a él para terminar esa parte del trato.

Cuando la ballesta es depositada en el palé John se queda mirándola con atención, como si se tratara de un gesto más significativo que las propias palabras. Después de eso su expresión cambia por completo, es la primera vez que Elim puede distinguir en él la vulnerabilidad de alguien que ha sido dañado y lo ha perdido todo. Como ya ocurrió con Valk la primera vez que la vio puede verse reflejado en él aunque en este caso se trataría de aquella época nefasta en la que fue expulsado y repudiado de la base de los Luciérnagas. Si Tara no hubiera estado ahí no es difícil imaginar que podría haber acabado como John o incluso peor.

A pesar de todo ninguna palabra sale de la boca de John, no de momento, y Elim llega de nuevo hasta el garaje. Valk ya ha dejado sus escasas pertenencias y los bidones en la parte trasera del vehículo -¿Qué pasa ahora...? -le pregunta en un susurro, señalando vagamente la puerta de la que acaba de salir.

-Ahora...descansaremos un rato. Una hora. Estoy viejo para tanta carrera...- bromeo. -Puede que, después de todo, tengamos que irnos andando.

No le explico más, y no lo haré de momento, sino que me siento en una vieja silla de playa.

-Menudo día ¿eh? Por cierto...la próxima vez que nos topemos con un hinchado...si se dan las condiciones, lo matamos. No te haces una idea de las cosas que llevan encima a veces. Armas enterradas en el hongo. Munición...una vez le disparamos a uno y el muy cabrón explotó. ¡Tenía granadas encima! La mierda esa le creció por encima...en fin. El problema es que se den las condiciones. Pero entre dos, sin nada más que moleste, en un pasillo o zona estrecha y una cuerda...se puede.

-¿Descansar?, ¿ir a pie? -Valk le mira desconcertada y luego con expresión taciturna -Espero que no la hayas cagado o cuando te despiertes te habré dejado un precioso corte de pelo -le señala acusadoramente, después acaricia su propia cabeza rapada para que entienda a qué tipo de corte se refiere.

Después toma asiento en el asiento del conductor, dejando la puerta abierta para escucharle mientras niega con la cabeza -Suena asqueroso, ¿sabes? Pero la verdad es que he hecho cosas peores para llegar hasta aquí -suspira largamente y termina mirándole con diversión -¿Una cuerda?, ¿qué pasa con la estrategia de la navaja? -hace un gesto con la mano para que no se moleste en responder y entonces se recuesta en el asiento para acomodarse y descansar un poco.

El sitio es tranquilo, pueden permitírselo aunque para Elim no es tan sencillo ya que sabe la verdad de lo que está pasándole por la cabeza a John en esos momentos.

Aún así trato de descansar, sino la mente al menos el cuerpo. Relajarlo de la tensión del día. Ha sido una...aventura. Guardo silencio para no molestarla, aunque lo de la cuerda es sencillo. Simplemente hacer correr al gordo y hacerlo tropezar. Uno se oculta con la cuerda atada a algo, floja en el suelo. Y cuando vaya a pasar, la tensa de golpe. El que tropiece cae y los dos nos echamos encima a reventar la cabeza a machetazos y hachazos.

No me permito dormirme, por seguro que sea el sitio, al menos uno de los dos debe estar vigilante. Nunca se sabe. Además, quizá John quiera hablar de algo más. Quizá lo necesite.

Ojalá venga...puedo darle motivos para vivir, con el tiempo. Lo sé. O al menos compañía. Puede que solo necesite eso, aunque no lo admita. Un hombro sobre el que llorar, figuradamente. Descargar sus pesares...a veces, tras hacerlo, uno se siente incluso físicamente mejor.

Elim se relaja dentro de sus posibilidades pero sin llegar a caer en el sueño total ya que no quiere bajar del todo la guardia. Nunca se sabe. Al contrario que él la respiración pausada y profunda de Valk delata que sí se ha dormido y en cierto sentido transmite más sensación de paz al lugar.

Cuando ha pasado algo más de media hora Elim por poco cae rendido. Es uno de esos momentos en los que su cabeza cae por si sola y es precisamente ese gesto el que le provoca un respingo que le impulsa a mirar alrededor antes de recordar que sigue en lugar seguro.

La puerta del almacén en el que habló con John ahora está abierta pero la persiana del garaje sigue prácticamente bajada por lo que nadie puede haber salido de ahí, hubiera hecho demasiado ruido.

La característica respiración de Valk durmiendo ya no se escucha, es entonces cuando Elim empieza a levantarse para echar un vistazo y comprobar que todo sigue en orden pero lo que no podía esperar es ver a John dentro de la camioneta, sujetando desde atrás a Valk con un cuchillo apoyado en su garganta -Te dije que debías matarme, te di la oportunidad -dice John en cuanto distingue a Elim ya despierto -Ahora es Valk o yo. O puede que los dos, porque no -la mira de reojo y ella intenta revolverse un poco pero resulta contraproducente porque el cuchillo está demasiado afilado y firme así que no le queda más remedio que permanecer quieta.

Lo miro con decepción en la mirada. Y suspiro.

-No. Lo que me dijiste fue que te matara. Que te ayudara a escapar. No que tuviese que hacerlo para proteger a nadie. Y te di la oportunidad de luchar, de ser ayudado y no huir. Pero, sea. Te mataré. Sal del coche y lo haré, ahora, rápido e indoloro. Sin que tengas que esperar más.

Ambos pueden ver en mis ojos que ahora mismo no hay rastro del idiota sonriente de ideas alocadas. Ahora pueden ver a alguien que ha hecho cosas tan terribles como las que hayan tenido que hacer ellos...y mucho peores.

-Como te dije, no rompo mis promesas. Puedes creerlo o no, pero no dudes de esta. Si le haces daño a Valk, no te mataré. Te reventaré las piernas y los brazos. Buscaré un puto corredor y haré que te muerda. Solo eso, que te muerda. Y esperaré, dejaré que te transformes. Pasarás tus días muerto, pero sin llegar a morir. Así que sal del puto coche.

John parece no confiar tanto como hace un momento en la palabra de Elim, por eso le observa con cierta suspicacia hasta que llega la amenaza. A otros les cabrearía pero John sabe gracias a eso que ha conseguido lo que quería, la determinación y el empujoncito que Elim necesitaba para hacer algo que en realidad no deseaba y que seguramente ahora ansía.

-Préstale tu subfusil, ¡VAMOS! -agita a Valk con brusquedad y ella gruñe a modo de desacuerdo pero termina lanzando el arma hasta los pies de Elim. Entonces John retrocede, sin dejar de apuntarla con el cuchillo, hasta que está fuera del vehículo y lo rodea lentamente hasta quedarse en frente de Elim, a varios metros de distancia -Sé que no eres de los que incumplen promesas, haz honor a tu palabra -deja caer el cuchillo al suelo y se limita a esperar.

Mientras tanto Valk observa la escena confusa y sorprendida -¡John! No sé qué demonios está pasando pero no tiene porque acabar así. Estamos contigo, déjanos ayudarte -por una vez el tono de la mujer suena suplicante pero entonces John deja caer su chaqueta para que ambos vean un par de buenos mordiscos "decorando" su brazo derecho y que se llenan de ampollas progresivamente. Parece reciente, probablemente del propio aparcamiento en el que cubrió a Elim mientras iba en busca de Valk.

Recojo el subfusil y le quito el seguro. Aún no ha terminado de bajar los brazos tras dejar caer la chaqueta cuando tiene el cañón en la frente. Solo espero un segundo más, para asentirle muy brevemente. Y disparo. A esa distancia es imposible fallar. Y la propia cabeza hace de silenciador, más o menos.

Limpio la sangre del arma tras ponerle el seguro, con la camiseta de John, y la dejo en el capó, junto a Valk.

-Tardaremos un par de horas más.- gruño, aunque no explico por qué. -Atenta por si viene alguien o algo.- no es una orden, sino un recordatorio. -Y revisa el garaje.- quizá haya cosas útiles.

Paso al almacén y me echo la ballesta al hombro. Cojo una pala que hay en una esquina. Y voy frente a la biblioteca, un trozo de jardín, muy salvaje tras años de no ser cuidado. Solo tengo que arrancar unos arbustos y ponerme a cavar.

Imbécil...solo tenía que haber dicho eso desde el principio. No tenía que amenazar a nadie.

Entiendo muy bien lo nerviosa que se puede llegar a poner la gente, lo poco razonable, cuando le pasa algo así. Pero de todos modos, aunque no puedo enfadarme con John por esa misma razón...tampoco puedo dejar de estarlo. Por hacerme sacar esa parte de mi...esa que odio, y que a la vez sé que estará ahí cuando la necesite. Pues no era una bravata. Habría hecho exactamente lo que le dije. Paso por paso. Ese ser cruel y despiadado en el que puedo llegar a convertirme...lo que sin duda sería si no hubiese nacido Sara.

Estúpido John...estúpido...mierda Elim ¡Mierda!

Dando un paso doy un fuerte cabezazo al árbol que hay al lado. Sangro, nada serio, un simple raspón. Pero necesitaba esa sensación. Le mordieron por mi culpa. Por ese estúpido fallo en el aparcamiento. Si no me hubiese conocido seguiría vivo.

Con la última palada, la herramienta se quiebra. Suerte que había terminado ya.

Regreso al garaje y me cargo el cuerpo encima. Lo llevo al a tumba que he cavado.

El cuerpo de John cae pesadamente en el suelo, sin mayores preámbulos, mientras Valk contiene el aliento y observa la escena atónita. No es la primera vez que ve matar a alguien, ella misma lo ha hecho en varias ocasiones, pero cuando se trata de alguien conocido o al que se le tiene un mínimo de afecto la perspectiva es distinta, lo suficiente como para doler.

-¿Por qué simplemente no lo dijo...? -murmura para si misma, todavía demasiado atónita para reaccionar hasta que Elim sale del garaje. En ese momento se pone en movimiento porque su mejor remedio para las peores situaciones es mantenerse ocupada, aunque sea con algo tan discutible como revisar las pocas pertenencias del garaje y envolver el cuerpo de John con una manta algo polvorienta que encuentra abandonada por un rincón.

Después de eso guarda algunas piezas de recambio que parecen útiles en una bolsa deportiva que une al poco equipaje que ya tenían y para entonces Elim vuelve a hacer acto de presencia pero ni siquiera es capaz de intercambiar una mirada con él así que no le cuesta deducir que necesita algo de tiempo y espacio para si mismo.

Cuando ya están a punto de pasar esas dos horas mencionadas Valk hace acto de presencia junto a esa tumba improvisada. Observa la tierra removida tragando saliva pesadamente -Era un buen tío con malas pulgas. Nos hubiéramos llevado bien pero... -inspira aire hondamente antes de suspirar -Estamos en un mundo de mierda -frunce el ceño antes de girarse hacia Elim -Es hora de irse, vamos -su tono es más apagado pero también más suave que en otras ocasiones. Limpia la frente de Elim con un pañuelo limpio sin hacer preguntas al respecto y finalmente tira de una de sus mangas con suavidad para incitarle a moverse.

Puede que por dentro ambos estén luchando contra sus propios demonios pero externamente tienen que seguir avanzando.

-Porque era orgulloso y estaba asustado. Ese conflicto...no es fácil.- respondo a la pregunta que hizo hace ya un buen rato "¿Por qué no lo dijo?" Alzo la mirada al cielo, suspirando. -Está muerto por un fallo mío. Es...- John no me importaba una mierda. No lo conocía. Pero ¿Y si fallo cuando sea alguien que si me importe? -Vámonos, sí.

Deberíamos revisar la biblioteca. Seguro que tiene cosas útiles allí. Pero simplemente no tengo ganas más que de alejarnos de ahí ya. Me sacudo los restos del abatimiento. Así, moriré. Y no pienso hacerlo. Hay que ser funcional.

-¿Cómo va ese costado, Valk? Lo vendamos a la bulla, habría que limpiarlo. Y mejor ahora, por si acaso. El coche va a hacer ruido y la cosa puede ponerse tensa hasta que salgamos de la ciudad, suerte que no es mucho. Tengo la ballesta* mi machete y una bomba de clavos. ¿Has encontrado algo?