Partida Rol por web

Link oyó, vagamente, en los recintos de su conciencia, como Zelda cargó la flecha en su arco, pero, tratándose de su mujer en la que confiaba, no se lo pensó demasiado, siguió avanzando teniendo la mano de Tetra.

Sólo al instante que la flecha se hundió en su espalda, sabiendo que no podría haber venido de otra parte, se dio cuenta de su terrible error. Y habían cometido antes el error más grave : confiarse a la magia de Baba Yaga. La bruja les había puesto una trampa para poner las manos sobre la Trifuerza.

« Baba Yaga ! » gritó Link al par que, por el dolor repente del impacto de la flecha, tuvo que ahincarse. Soltó la mano de su hija. « Tetra, detrás de mí ! »

Se volvió en un movimiento brusco que le dolía infinitamente hacia su mujer que estaba inhabitada por al conciencia de la bruja. Sólo quedaba el cuerpo de Zelda. « Baba Yaga… », soltó en una voz acusadora, « nos engañaste cruelmente. Invadiste la conciencia de mi mujer, tomando posesión de su cuerpo. »

Pero Link supo, al instante, que se trató de una lucha que iba a perder, que tenía que perder. No podría atacarse al cuerpo de su mujer. Su espada la tuvo sin ningún uso pesado en su mano derecha. Podría arrojarla lejos, si quería : no haría ninguna diferencia.

No podría evitar que Baba Yaga se escapara con la Trifuerza.

Tetra comenzó a llorar, la alegría del reencuentro con sus padres se vio truncada por una escena totalmente contradictoria para sus sentimientos.

- Padre... madre... ¿por qué discutís? Tengo miedo... tengo mucho miedo... si todo esto es para castigarme he aprendido la lección... pero por... por favor parad... parad os lo ruego - las lágrimas de la joven princesa comenzaban a salir a la luz ante la presión de vivir una experiencia así.

La realidad misma se había parado en un instante que en su mente era eterno. La cuerda había silbado en el viento, y en tan solo una fracción de segundo habrá impactado en su objetivo. Nada ni nadie podría detener este hecho.

Y sin embargo, lo hizo.

Nunca sabría si fue un atisbo de duda en el enemigo o un golpe de fuerza de voluntad. Solo sabía lo único que era importante. No vas a hacer daño a mi familia. Y ahí estaba, en un momento donde parecía que no se podía hacer nada apareció un minúsculo giro de muñeca, un movimiento imposible que haría que la flecha errara en su blanco, que el enemigo no se saliera con la suya. No sabía si tenía control de sus ojos, pero su mente quería mirar a su marido y a su hija directamente, desde lo más profundo de su alma.

Corred. Por favor, corred.

Si antes no habría podido luchar contra Baba Yaga mientras controlaba el cuerpo de su mujer, ahora estaba completamente indefenso ante la mirada que su mujer, si, ella, Zelda, le lanzó. No fue Baba Yaga que lo miró, sino ella, ella, la reina de su corazón. 

« Pero… Zelda », balbució, porque evidentemente estos ojos, con su expresión, dejaban plasmar el alma de su mujer, y no había manera de equivocarse, « pero Zelda, por qué… »

Su voz no terminó pronunciando la frase, y no hubo falta que lo hiciese – quedó demasiado claro lo que quiso preguntar.

De nuevo, notas como todo comienza a volverse oscuro.

¿Por qué de nuevo esta sensación?

¿Qué significaba?

La negra espesura terminó por rodearlo todo, ahora tan solo había silencio y un vacío infinito.

¿Ganon había ganado? ¿O se trataba de otra cosa?

De pronto, una luz comenzó a concentrarse en un punto. Ese punto empezó a tomar forma y antes de que te dieses cuenta comprobaste que frente a ti estaba Link, semidesnudo, con un semblante de vulnerabilidad... sin embargo parecía que él también acababa de percatarse de tu presencia ¿dónde estabais? ¿qué había pasado?

De repente, notas como todo comienza a volverse oscuro.

¿Qué significaba?

La negra espesura terminó por rodearlo todo, ahora tan solo había silencio y un vacío infinito.

¿Ganon había ganado? ¿O se trataba de otra cosa?

De pronto, una luz comenzó a concentrarse en un punto. Ese punto empezó a tomar forma y antes de que te dieses cuenta comprobaste que frente a ti estaba Zelda, semidesnuda, con un semblante de vulnerabilidad... sin embargo parecía que ella también acababa de percatarse de tu presencia ¿dónde estabais? ¿qué había pasado?

Una vez más la oscuridad, el vacío. Tan solo por unos instantes había rozado la realidad de la mazmorra, pero su consciencia había vuelto al abismo. Sin embargo esta vez no estaba sola. Podía ver a su marido ante ella, aunque no acababa de tener claro si era realmente Link o se trataba de un fruto de su imaginación, de una jugarreta de su mente.

- ¿Link? Oh diosas, si realmente estás aquí es que no estás en la mazmorra, y eso quiere decir que él está con Zelda. Tenemos que salir de aquí, pero no acabo de entender cómo. ¡Si eres tú de verdad tienes que sobreponerte y ayudarme a salvar a nuestra hija! - dijo Zelda mientras sacudía por los hombros a su marido, antes de aferrarlo en un abrazo.

Hechicería, nada más que hechicería… el primer error que cometimos fue de buscar ayuda con Baba Yaga y aceptar el trato con ella… de este error siguen todas nuestras fantasmagóricas desgracias presentes…, pensó Link, pero más bien analíticamente que amargamente. Tenía una vida bastante rica en experiencias y aventuras de toda clase para saber que la amargura nunca llevaba a ninguna parte.

“No tengo ninguna idea de donde estamos”, dijo sencillamente a Zelda y se deshizo con gestos suaves de su abrazo.

Miró en su derredor en la oscuridad, buscando puntos en los que sus ojos pudieran acoplarse, siluetas, matices de luz, algo que no fuera el negro total.

Porque sólo con este reinando, perdió la orientación de sus sentidos, y lentamente también la perdería de su mente.

Escucháis una voz distorsionada que parece provenir de todos lados.

Vor..

Ed... ved...

....

Des... tad...

..

..... ....

os necesito!

Una voz sonó, pero el héroe no logró localizarla – no le ofreció un punto de apoyo para orientarse, para poder avanzar en una dirección cualquiera.

Link tuvo el sentimiento de saber lo que significaba lo que escucharon, esta voz con sus palabras interrumpidas e intermitentes, pero no pudo poner el dedo sobre el significado – fue un fenómeno que flotaba en las orillas de su conciencia, en alguna tangente periférica.

Se concentró para poder llenar en su mente los huecos del texto que el oído no le aportó sino desgarrado.

Al menos esta vez no estaba sola en la oscuridad. La situación era desesperada, ya que debían escapar del abismo o el reino estaría perdido. Link se esforzaba buscando alguna salida a su actual situación, y una voz llegó distorsionada a través del espacio. Parecía pedirles que volvieran, y aunque la reina no la podía identificar no podía sino pensar que era la voz desesperada de su hija.

Una sensación de abatimiento al saber el horror que debía estar pasando su hija casi hace que pierda la compostura, pero no tenían tiempo que perder. Debía encontrar una solución a este enigma... A pesar de la presión, tuvo una idea.

- Link, continúa explorando la voz. Creo que es Zelda y que está asustada. Intenta ver si puedes "seguirla" hasta donde esté... Necesito comprobar una cosa antes de que sea tarde... - dijo la reina mientras rebuscaba en sus bolsillos.

La voz parecía cada vez más clara

¡Vamos!

¡Despertad!

De repente se escuchó el rechinar de una espada. Sentíais una gran presión en vuestro interior. Teníais estrés, mucho estrés ¿pero por qué?

Poco tiempo tardó en ser la imagen más reveladora. Abristeis los ojos de una manera mágica, ahora veíais claramente lo que estaba sucediendo...

¡Estabais luchando contra vuestra propia hija!

Vuestros cuerpos se manejaban guiados por la ira, pero no era vuestra ira ¡era la del Rey Oscuro Ganon!

Los músculos de vuestro cuerpo se manejaban de nuevo bajo su dictamen, y no había nada más horrible que comprobar que vuestra hija, alguien que no estaba tan versada como ustedes en la lucha, tenía que luchar sola.

- Por favor no me hagáis esto - dijo la joven aventurera con las lágrimas en sus ojos. Su cuerpo tenía varios cortes, con lo cual implicaba que había sido herida ¿por ustedes?

- Sé que podéis oírme... yo quería ser una heroína pero no a este precio... por favor... despertad... necesito que me ayudéis - casi de milagro, Tetra esquivó una flecha lanzada por Zelda.

No estoy viviendo esto… es imposible, absolutamente imposible que lo estoy viviendo… La vida no puede ser tan horrible…

Es una pesadilla lucida… mi cuerpo no obedece… pero mi mente se percata de todo… pero no puede intervenir…

Tetra… hija de mi alma… ti padre te ama tanto, tanto… tienes que creerme que te amo !! …

Pero sus labios no supieron pronunciar lo que gritaba en su espíritu, y sus manos estaban a la merced de un demonio cuando en un movimiento rápido Link avanzó hacia su hija para abatir la espada sobre ella.

Link se concentró con todas sus fuerzas, pero se vio incapaz de parar los actos de su cuerpo obediciendo como una marioneta a una voluntad exterior, y más poderosa.

Ganón…, pensó a la par con odio y un ecalofrío.

No puede ser. Esto no está pasando. La mente de Zelda contemplaba horrorizada cómo su cuerpo intentaba herir a su hija. Quería recuperar el control, gritar a la joven princesa que huyera y que lo sentía, que jamás le harían daño si no fuera por el influjo del mal, pero no podía hacer nada de eso, solo podía mirar y desesperar.

Era aun peor que en el pasado. Cuando era ella la víctima no implicaba a nadie más, no tenía más que perder que su propia vida, pero ahora había formas mucho más horribles de hacer daño a Zelda que matarla: hacer daño a sus seres queridos.

Debía retomar el control de su cuerpo como fuera. Intentó concentrar su voluntad, luchar contra el odiado enemigo que la controlaba, pero no encontraba una forma. Observó con horror cómo su brazo cargaba una flecha en el arco y abría fuego.

Gracias a que una parte de ustedes todavía parecía influir en la jugada maestra de Ganon, vuestros movimientos fueron entorpecidos por la voluntad férrea de no dañar a vuestra hija.

Tetra evitó golpes que podrían haber sido fatales, pero fue herida nuevamente por la espada de Link mientras vuestros cuerpos "controlados" seguían moviéndose de manera arrítmica y caótica. ¿Estaba Ganon perdiendo el control?

- ¡Decidme qué hacer! ¡Habladme! - gritaba desesperada Tetra.

- Debe haber algo que me permita liberaros... por favor... - mientras sollozaba seguía moviéndose por la sala evitando vuestros ataques ¿pero cuánto tiempo duraría algo así?

Link, al caer en la cuenta que había herido a su hija, sintió el mundo desplomarse, su corazón derretirse, su cerebro explotar…

¿Y no podía hacer nada, nada, nada?

Pero… Cuánto realmente me importa la vida de mi hija? El pensamiento atravesó la mente de Link, a penas se sorprendió al darse cuenta que la respuesta le llegó tan clara, tan nítida, sin dudas, como si no fuera rey de todo, como si sólo fuera padre: me importa todo, todo.

De pronto halló en su espíritu subyugado por Ganon, algo como un hueco, un pasaje por el cual desfilarse con su voluntad propia – aún no para controlar sus movimientos, pero sí para poder hablar. Y mientras, horrorizado, vio y sintió como, en su cuerpo, se preparó para un nuevo ataque con su espada contra su propia sangre, gritó en una voz por fin liberada, no se sabía para cuanto: “Tetra, Ganon controla nuestros cuerpos! Te amos, te amos de locura, pero no podemos hacer nada! Por favor, creenos, somos como marionetas! Tetras, aléjate de nosotros y toma la Trifuerza para defenderte contra nosotros! Tienes que hacerlo, confía en nosotros!”

Y ya embistió a su hija con su espada, gritando por el dolor que le causó su acto alucinante. ¿Cómo podría confiar en mí mi hija?