Partida Rol por web

Nirameth no parece estar tranquila desde que ha entrado dentro del local. Se ha sentando donde ha podido y mira a todas partes con curiosidad, pero sin llegar a tener tiempo de apreciar nada en concreto. En todo caso parece estar absorta en sus pensamientos y no prestar mucha atención a la conversación. 

Cuando llega el punto en el Richard reconoce que es un androide parece tomar un cierto interés, pero su reacción no parece ir más allá que el descubrimiento de algo que ya se suponía. 

A pesar de esto aprovecha estos minutos de tensión entre Richard y Maria para intervenir. 

- ¿Puedo acostarme en algún lugar? No me siento muy bien. - Dice algo nerviosa. 

-Ah, por supuesto...-, dice Richard una vez terminan de trabajar. Se pone en pie, colocandose su chaqueta. -No solía descansar aquí, así que solo hay un sillón... Iré a buscar mantas y comida, conozco una posada cercana. ¿Quieren esperar aquí?-

-Prefiero quedarme con Nirameth, no me gustaría volver a dejarla sola. La última vez casi nos costó las piernas o peor aún, la vida. Espero que puedas comprenderlo...

-Sí, por supuesto. Estaré de vuelta en aproximadamente media hora... Si necesitan algo del local, por favor, no duden en tomarlo. La copia de las llaves está en el tercer cajón del escritorio, a la derecha.-

Y así, si nadie se lo impide, Richard se retiraría del local en búsqueda de mantas y víveres para la noche.

Richard comienza a caminar con discreción por las calles. El atardecer casi a caído sobre los suburbios y las sombras que proyectan las casas son cada vez más largas, lo que le da al ambiente un aspecto mucho más tétrico. Sin pensarlo, quizás por costumbre, Richard toma un camino muy conocido por él, a través del cual se llega a un local de confianza donde puede comprar las cosas que necesita. Pero este camino tiene una particularidad, pasa por el mural del caballo en llamas, aquel en el que rezaba "La esperanza cabalga sola".

Con la luz que proyecta el atardecer el mural parece adquirir un fulgor mucho más poderoso que el habitual, casi parece que las llamas brillen de verdad. Delante del mural hay una figura que parece estar fuera de lugar. Por su ropaje se podría decir que es un mendigo. Tiene el pelo largo y sucio y parece bastante desnutrido. A pesar de esa debilidad su postura es recia, muy digna para alguien en su estado. 

Cuando Richard se acerca al mural el mendigo se gira directo hacía él, como si lo hubiese estado viendo venir todo el rato (A pesar de que estaba mirando hacía el mural). 

- Te estaba buscando, Richard Wright. No me conoces, pero tenemos mucho de lo que hablar y siento que cada vez queda menos tiempo para ello. 

El mendigo espera una respuesta de Richard. 

Una vez Richard se despide de ellas y sale por la puerta, se hace el silencio y Maria le da un buen vistazo a la tienda, como si con ello pretendiese averiguar más cosas Richard y el estilo de vida que llevaba.

Él se mantiene en silencio por todo el viaje... Repentinamente, esas conocidas calles se sienten diferentes, pero... Son exactamente iguales a como siempre estaban: Quien cambió es en realidad él. Tan poco tiempo, tantas cosas pasaron... Recuperó la vida, recuperó su propósito... No, no podía quedarse allí ahora, tenía que seguír adelante. La próxima vez que pasase por esa calle, sería incluso diferente.

Entonces ve el mendigo, y el mendigo lo ve a él. Se detiene al escuchar su nombre, sorprendido. -... Está bien. ¿Que desea?-, pregunta él antes de mirar los alrededores, asegurandose de que nadie les mira antes de acercarse con algo de preocupación, atento ante la posibilidad de estar frente a un posible hostil... Pero está intrigado, ¿Quien puede ser esta persona que lo buscaba explicitamente a él, y que claramente está ocultandose...?

El local de Richard es bastante sencillo en cuanto a mobiliaria. En una esquina hay un mostrador con caja registradora y un par de estanterías por detrás. Un cristal (Que en este momento esta tapado con una verja por fuera) también deja ver todo un seguido de estanterías desde el exterior. Hay un par de sillas para sentarse y una puerta que seguramente lleve a un almacén. Al lado de la puerta hay un colgador. 

Sobre el contenido de las estanterías se puede ver que hay toda una serie de artilugios en exposición. Bajo los conocimientos de Maria la mayoría de ellos parecen artilugios que sirven para la transmisión de sonido o como altavoces. Algunos parecen no estar completos y otros solo parecen piezas de otro aparato. Hay también en la pared planos para construir cosas. En otra estantería, cercana al mostrador, hay libros grandes sobre mecánica mayormente y otros de relatos de historia. También hay una cajonera cerrada bajo llave por debajo del mostrador.  

El silencio se ve interrumpido por la voz de Nirameth. 

- ¿Crees que conseguiremos salir de esta? - Dice con tono triste. - Han pasado tantas cosas y... - De pronto baja la voz. - Cada vez me pasa más, Maria. - Ahora parece realmente preocupada. - Hay partes que no recuerdo, es como si desapareciera de mi memoria... De pronto estoy en un lugar distinto al de antes y alguien ha tenido que cargar conmigo... ¿Que me esta pasando? 

- Diría que lo mismo que tu. - Dice con una sonrisa y después vuelve a mirar al mural. - Os he estado observando... No solo a ti, también a William Gramarye y Brokk Jone. Por razones del destino nuestros objetivos se han entrelazado, quizás si hubiese actuado a tiempo en vez de observar... Las cosas no hubieran empeorado tanto. - Vuelve a mirar a Richard. - Os puedo contar todo lo que se, pero antes tenéis que ayudarme con una tarea que tengo pendiente. Al fin y al cabo, lo que deseamos es lo mismo. 

Dicho esto de pronto mira hacía el mural, como incitando a Richard a que mire también. El lugar donde rezan las letras "La esperanza cabalga sola" se esta distorsionando. Es como si la pintura que llevaba años seca se estuviese derritiendo y moviendo a través de la pared. Cuando la pintura se deja de mover el texto ha cambiado (Aunque el caballo en llamas sigue siendo el mismo): "Cabalgando hacía la esperanza". Richard puede darse cuenta ahora de que la piel del mendigo es totalmente blanca y que debajo de su ojo izquierda hay un símbolo parecido al de Maria. 

Vuelve a dirigirse a Richard. 

- Si no te importa, me gustaría hablar en otro lugar. Se que tienes un local, y que en él hay dos personas a las que me gustaría conocer. 

-¿Ya sigues los ejercicios que te enseñó tu padre? Yo creo que es esta ciudad, que saca de ti tu parte más oscura y te hace perder el control, es casi como si te controlaran... En cuanto salgamos de aquí, estoy segura de que te encontrarás mucho mejor, ya lo verás.

-... Lo mismo que yo.-, murmura Richard, observandole. Presta mucha atención a lo que dice y asiente un poco. -Desgraciadamente, no puedo dignarme a no actuar cuando alguien me necesita. Supongo que es una debilidad mía.-, se explica ante lo que dice el extraño hombre, imaginandose que se refiere a su actuar heróicamente poco inteligente.

Mira el mural, observandolo cambiar. Frunce el ceño, intentando notar que sucede, algo confundido... Pero cuando vuelve a observar al mendigo todo se aclara. Bueno, más o menos.

Richard asiente ligeramente -Por supuesto... Pero antes, he de ir a por comida y abrigos para la noche. Si desea acompañarme... Estaremos en el taller en quince minutos.-, dice él, aún algo anonadado, observandole. Parece estar dispuesto a hablar y llevarlo con María, en particular tras ver ese símbolo.

El mendigo acepta las condiciones de Richard y lo sigue sin rechistar. Su caminar es algo lento pero es como si no hiciera ruido al desplazarse. No hace ningún comentario durante el camino y se queda fuera del local cuando Richard entra a buscar los suministros. El regreso al local es tan silencioso como la ida, aunque la presencia del mendigo hace que la sensación de ser observado aumente considerablemente (Y no solo por que él este mirando). 

Cuando llegan al local encuentran a Maria sentada, observando a Nirameth. y Nirameth sentada en el suelo con las piernas cruzadas y los ojos cerrados. Por los conocimientos de Richard podría saber que está meditando. 

- Ojala que si... Espero que pronto podamos continuar con el espectáculo. - Dice Nirameth ensoñadora, pero entonces un recuerdo la vuelve a entristecer. - Iremos a buscar a los demás cuando todo acabe. Seguro que están bien. - Nirameth busca en Maria un atisbo de esperanza, y su mirada consigue tranquilizarla un poco. Después de esto se levanta. - Creo que por el momento debería hacerte caso, un poco de meditación no me sentara mal. 

Nirameth aparta la silla y se sienta en una alfombra que hay en el suelo. Por tal de no perturbar su meditación Maria se conforma con observarla. El tiempo pasa lentamente y los pensamientos se mezclan en la cabeza de Maria mientras que observa la figura inmóvil de Nirameth. 

La tranquilidad se ve perturbada cuando de pronto Nirameth abre los ojos y mira hacía los lados desorientada. Al final dirige su mirada hacía la puerta. A Maria esto la pilla por sorpresa pero al rato puede sentir algo también, nunca antes le había pasado, pero puede sentir otra mente cerca de ese lugar. Una mente con mucha actividad. Nirameth mira a Maria, con una expresión entre el miedo y la incertidumbre. 

Al final se escuchan pasos al otro lado de la puerta y entra por ella Richard, pero no está solo, detrás de él hay un hombre con el pelo largo y desnutrido. Por sus ropajes parece un mendigo, pero Maria y Nirameth no tardan en ver lo más importante, tiene un símbolo bajo el ojo y la piel blanca como la nieve, es un Khillisiano.  

Richard no tiene tiempo de presentar al mendigo, cuando este ya ha entrado dentro del local y se dirige hacía Maria y Nirameth. Las mira con una sonrisa pero al ver que se apartan sorprendidas, se atrasa unos pasos y habla con cordialidad: 

- Disculpad mis modales, hacía tiempo que no veía a otros Khillisianos. No creo que sea necesario que advierta del peligro que corréis al estar cerca de Cele... Vosotras dos ya lo habéis vivido y habéis escapado de sus garras. - Se aparta un poco más para abarcar a todos en la sala. - Como le he dicho a Richard... Os he estado observando, y todos habéis acabado inmersos en un problema más grande del que podéis abarcar solos, por lo que creo que ya es el momento de que haga yo mi movimiento. - Hace una pausa. - Aunque supongo que querréis saber quien soy... 

Se quita el pelo de la cara, dejando ver claramente su piel blanca, sus ojos rojos y una marca tribal en su mejilla, típica de los khillisianos. De pronto su cuerpo comienza a mutar ligeramente y sus facciones y su cuerpo en general comienza adquirir volumen. Sigue llevando la ropa de mendigo y el pelo sucio pero ya no parece débil ni desnutrido. Además su postura es firme y metódica.  

- En el pasado fui conocido por ser uno de los posibles sucesores entre los lideres de Khillisia, aunque abandoné hace tiempo aquel lugar para venir aquí, a Cele. Mi nombre en aquel entonces era Vadrick. El nombre con el que me conocen aquí, en los suburbios, es el Informador. 

[FIN DEL CAPITULO]