- Exactamente era "Cabalgando hacía la esperanza", pero tu también vas bien encaminado. - Mira a Richard con una sonrisa. - Mi nombre es Gregory Vanguard, y discúlpame por ello, pero te he estado observando últimamente. Siempre aquí, siempre a la misma hora, como un reloj. Puedo notar que aprecias este mural... - Vuelve la vista hacia el caballo. - Incontables han sido los grupos que han intentado terminar en el paraíso, pero todos han fracasado y supongo que alguien quiso quitarles la fuerza a los demás. - Vuelve a mirar a Richard. - Pero unas sencillas palabras no pueden destrozar el alma de las personas. Muchos soñaban con el paraíso, muchos soñaban con un mundo de igualdad y justicia para todos... Eso son sueños demasiado ideales para mi, si te soy sincero yo sueño con destruir el paraíso... ¿Me ayudarías tu a hacer renacer el mundo de sus cenizas?
Le extiende la mano esperando sellar un trato con ello.
Le escucha hablar, intensa su mirada mientras cada palabra resuena en su mente, evocando el pasado... Las tantas conversaciones y discusiones con su padre.
Cierra los ojos, su memoria le recuerda imagenes que no vió por su cuenta pero sí recreó en base a los relatos de su padre: El legado del primero, de la máquina de guerra construída para traer libertad... Para convertir el paraisíaco infierno en lo que siempre debió ser.
-...-, toma aire él, alzando un poco su mano y abriendo los ojos, observandole de nuevo. La mano enguantada del androide se junta con la del extraño hombre. -Las alas de los ángeles del paraíso están en llamas, pero no se molestan en apagarlas.-, asiente con suavidad, -... Cadenas les dictan como vivir, qué tipo de personas ser, y ellos no se preocupan por liberarse. Llegué a pensar que no lo harían ni aunque se les otorgasen las llaves...-. Richard frunce el ceño. -Acepto. Tengo un legado que cumplir.-
Gregory mira sorprendido a Richard, desde luego no esperaba que aceptara su propuesta con esa rapidez. Estrecha la mano con fuerza (Aunque Richard apenas nota esa intensidad) y se busca algo dentro de la chaqueta. Saca un papel doblado y se lo entrega a Richard sin desdoblarlo.
- Aquí no puedo hablar más, la zona oscura tiene ojos y oídos en todos los rincones. - Gregory mira hacia los lados desconfiado. - Dirijete a las coordenados especificadas ahí dentro de 2 días a esta misma hora. Allí habrá alguien esperándote. Ve solo. - Gregory mira otra vez hacía los lados. - Y asegúrate de que nadie te siga.
Dicho esto Gregory desaparece calle abajo, entre las sombras de las casas, dejando a Richard de nuevo solo.
Dos días, suficiente tiempo para hacer avances en el proyecto musical, y pensar más que algunas cosas. Murmura para si mismo, mientras retoma su destino, palabras que le dijo a su padre hace ya bastante tiempo: -No digas que así es como debe ser...-, suspira, ¿Se lo está diciendo a si mismo, o está rememorando el pasado? -No haces mejor que los tontos de la rota ciudad...-. Alza la mirada, observando al paraiso que se posa majestuoso sobre los suburbios.
-... Voy a terminar lo que comenzó mi hermano.- sentencia firmemente, frunciendo el ceño.
Pasaron los dos días como si nunca hubieran existido. En ese tiempo Richard hizo mucho más progresos en su búsqueda de sonidos. Quizás era la llama que había nacido en su interior, dándole fuerzas.
Richard acabó yendo a las coordenadas indicadas. Justo en ese punto terminaban las casas para dar paso al basto desierto. Un hombre lo indentifico y le indico que él mismo le llevaría a donde tenía que ir. Para ello en primer lugar le vendaron los ojos y Richard pudo notar que el camión en el que le llevaban dio más vueltas de las necesarias, para desorientarlo. Cuando por fin paro y salió del vehículo Richard pudo notar como algunos granos de arena le corrían por la cara. Le quitaron las vendas y se encontró frente a un túnel que conducía hacia el interior de una duna. Era difícil ver el túnel si no lo tenías delante. En la entrada del mismo estaban Gregory y un hombre al que nunca había visto con el pelo rubio y sombrero de vaquero. Gregory lo recibió con los brazos abiertos y lo conducio hacia el interior del túnel. Una vez dentro pronunció con tono solemne.
- Bienvenido a los Jinetes del Renacimiento, Richard Wright.
[FIN DEL PRÓLOGO]
Si, ya esta, realmente lo resumí mucho más de lo que debía y ha ocurrido esto. Pero tranquilo, tengo otros planes pendientes para ti. Te introduciré en otro acto que debería haber sido parte de tu previo si no te hubieses retrasado tanto.
Basándome en lo que has hecho durante toda la historia súbete el contador de aprendizaje de las siguientes habilidades:
- Informática (+2)
- Voluntad (+2)
- Conocimientos generales (+1)
- Percepción (+1)