Partida Rol por web

Oia sus palabras de conformidad pero sabia que en el fondo odiaba la idea por demasiadas cosas. Me sentia aliviada por haberlo contado y a la vez presionada por la nueva situacion creada.

- No volvere a hacerlo.- prometi cruzando los dedos, pensando que dentro de algunos dias iria a pasar el finde semana con mi padre y su muñeca inchable, seguro que encontraba algo en su casa que poder trinchar.

Con pasos cortos llege hasta el sofa y me sente junto a ella. Era como un libro abierto, pese a su sonrisa.- Pero aun queda muchisimo para la universidad y.... y tienes razon... necesito distraerme un poco.... ¿Que tal una pelicula? Tu y yo, unas palomitas... una fiesta pijama solo de chicas.- Me apetecia tanto meterme un taladro en un ojo pero no soportaba verla en ese estado.

Fingir era su vida y me estaba convirtiendo a mi en una gran aprendiz. En mi mente resonaba.- ¡Dios, no me voy a casar nunca, no quiero hijos, no quiero nada que al faltarme me unda tanto!

Era muy duro sentir lastima de mi madre, era como verla undirse en arenas movedizas sin poder hacer una maldita cosa por sacarla.

- Me apetece una pelicula de risa ¿que me dices mama?.- pregunte tomando su mano con cariño.

Esa noche no la pasaron mal. Al principio la situación fue un poco incomoda pero poco a poco los chistes de la película y la predisposición de ambas a mejorar su estado de ánimo fue relajando la tensión. Incluso acabaron riendo a carcajadas en alguna ocasión.

Aún así la situación global no mejoro. Ingrid siguió inmersa en sus estudios y su madre siguió inmersa en sus pensamientos, mientras tanto su padre rehacía su vida y parecía no irle mal, de hecho mostraba una facilidad pasmosa para conseguir novias.

Y llegó el momento. Ingrid consiguió la beca sin aparente dificultad y esto la alejó prácticamente para siempre de su madre, al menos tal y como habían estado hasta el momento. Ingrid se fue a vivir al principio de la carrera a un colegio mayor. La verdad es que no estaba tan lejos de su madre, la universidad estaba en una ciudad cercana y podía ir a verla, pero aún así su relación ya no era la misma por el simple hecho de no verse todos los días. Ingrid lo afrontaba centrándose en sus estudios, debía mantener la beca, pero su madre fue hundiéndose, muy poco a poco, pero de manera constante.

Los años de universidad de Ingrid fueron pasando.

Compartir habitacion era algo extraño para ella, mas con su compañera Alisom que era su total opuesto. Su padre era un medico rico y reputado que habia pagado la carrera a la niña para que hiciera algo con su vida pero ella pasaba el tiempo saltando de fiesta en fiesta, de novio en novio....

Mientras Ingrid, practicamente vivia enterrada en libros. Mantener la beca no era facil y estudiar con una compañera tan ruidosa era complicado. Pasaba los dias entre la biblioteca y la facultad, cada noche llamaba a su madre esperando animarla y le contaba mentiras sobre los muchos amigos que tenia. Siempre que era posible volvia a casa sintiendose culpable por la caida en picado de su madre.

El tiempo paso y cada vez resultaba mas duro hacer un hueco para volver a casa, los examenes eran duros y habia que dedicarles muchas horas de estudio que no podia tener en casa. Su madre iba cediendo a la depresion, dejo de cuidarse a si misma, de limpiar la casa...

Ingrid sentia la presion por todos lados y se planteo dejar la carrera porque su madre iba dejandose morir lentamente mientras su padre ascendia laboralmente y se asentaba, por fin, con una chica apenas cuatro años mayor que ella.

Ante el caos de su vida Ingrid se refugiaba en el estudio constante, lo unico que le proporcionaba alegrias. Sus notas eran la envidia de sus compañeros, quienes la veian como una empollona a la que solo le preocupaban los libros, demasiado enmadrada, una niña de buena de papa y mama.

Ingrid no hizo nada por sacarles de su error, preferia eso a que descubrieran una realidad mucho mas dura y vergonzosa. Los chicos solo hablaban con ella para pedirle el numero de su compañera de cuarto, con la cual nunca paso de un distante y frio entendimiento.

Pasaron los primeros cursos, llegando a tercero su padre insistio en que fuera a su casa y preparo como una sorpresa extraordinaria la noticia de que iba a tener un hermanito de nuevo con aquella chica que podia ser mi su compañera en la universidad. No fingio alegria porque no la sintio y su reaccion causo un distanciamiento mayor, sobretodo con la nueva mujer de su padre que aspiraba estupidamente a ser su "mejor amiga".

Ingrid no le conto nada de esto a su madre, la cual se habia convertido en una triste sombra de si misma pero llegadas las vacaciones de verano Ingrid logro arrastrar a su madre hasta la consulta de un sicologo y comenzo a verse en ella una mejoria. Volvio a cuidar la casa, a ducharse con frecuencia y, de vez en cuando, a sonreir.

Ingrid comenzo a sentir un pequeño alivio, por primera vez volvio a la universidad sintiendo que las cosas podian cambiar e ir a mejor pero algun alma caritativa fue a contarle a su madre que su marido estaba esperando un nuevo hijo.

Los examenes se intensificaron y Ingrid, confiada en la mejoria de su madre, se volco en ellos saltandose las visitas. Una noche Ingrid llamo a su madre para decirle que habia sacado la mejor nota de su clase pero nadie le cogio el telefono.

Era raro que su madre no cogiera el teléfono. De hecho a veces parecía cogerlo ansiosa. Debía ser de las pocas cosas que le alegraban una vida sumida en la rutina.

Ingrid llegó a su casa y nadie la recibió. Entró con su llave mientras buscaba a su madre. La casa estaba ordenada y limpia, nada parecía salirse de lo normal.

Pero finalmente Ingrid encontró a su madre.

Encontró el cuerpo en la bañera. El cadáver estaba semisumergido con la ropa puesta. El cuerpo había empezado a absorber agua pero aún no se había hinchado demasiado. En ese sentido tuvo suerte, el cadáver aun parecía su madre, habían pasado semanas desde la última vez que la había llamado, podría haberse encontrado un cadáver hinchado y putrefacto. Pero no fue así, lo que fuera que hubiese pasado había pasado hace poco. Y era evidente lo que había pasado ya antes de que se confirmara en la autopsia.

Su madre se había suicidado. Había ingerido una gran cantidad de pastillas y, dejándose ir en la bañera, se había ahogado.

En el funeral, los pocos conocidos que tenía la madre de Ingrid mostraron signos de sorpresa ante el hecho y mostraron su pésame a la joven. Para ella no fue tan extraño. Ya pensó que podía pasar algo así pero creyó que las visitas al psicólogo habrían arreglado algo.

Porque Ingrid había enviado a su madre a terapia a raíz de una visita que le hizo. Debido a que hacía tiempo que la notaba alicaída decidió ir a visitarla sin avisar. Su madre se sorprendió al verla pero la recibió con toda la amabilidad de la que fue capaz.

Lo segundo que notó Ingrid al entrar fue suciedad. No es que la casa estuviera especialmente polvorienta pero ya no estaba tan impoluta como solía.

Lo primero que había notado Ingrid fue a su madre en sí. Tenía un aspecto horrible, las ojeras le marcaban la cara y la preciosa melena pelirroja que siempre llevó cuidada incluso en los peores momentos lucía ahora desordenada y sucia.

-Lo siento hija pero no tengo mucho que ofrecerte aparte de un poco de café. Hace tiempo que debía haber ido a comprar.

No podia creer como olia la casa, las ventanas estaban sucias y apenas se veia el exterior por ellas, la ropa tirada en el suelo...

- No... no importa.- balbucee mirando con incredulidad mi alredor.

Mi vista se volvio a la cocina donde una pila de platos colmaba el fregadero, muchos de ellos era de plastico.

Un escalofrio me recorrio al ver una cucaracha corriendo por el suelo pero mi madre parecia en otro mundo, en el mundo de nada importa....

- Pensaba quedarme un par dias, aprovechando este puente... Podria ayudarte, hacer la compra juntas...- No queria nombrar el asco que comenzaba a darme la casa, estaba mal, demasiado mal como para humillarla. Ella no era sucia... era la enfermedad...

De pronto me di cuenta que no solo la casa olia mal. Ella misma debia llebar varios dias sin ducharse.

- ¿Que tal una sesion solo de chicas despues ? Un baño relajante, mascaras esfoliantes y rodajas de pepino en los ojos mientras cotilleamos un rato.

Ingrid quedo ligeramente conmocionada al entrar, quizá por eso un par de veces creyó ver una figura justo al borde de su visión, algo parecido a una mujer rechoncha de pálida piel, pero solo duró unos segundos. Y el estupor le duró poco ya que rápidamente se sobrepuso e intentó alegrar a su madre.

Tras escuchar las palabras de su hija, la Madre de Ingrid la miró un instante sin comprender, después su rostro se iluminó.

-¿Te quedas un par de días? ¡Eso es maravilloso! Claro es cierto, tendremos que ir a comprar y si, un buen arreglo no me vendría mal. ¿Salimos ya? Ahora que estas aquí me gustaría que nos diera tiempo a preparar una buena cena.

Estaba eufórica, estaba claro que la visita le había alegrado mucho.

Sonreir me cuesta. Se que esta bien de momento pero me preocupa que pasara cuando vuelva a irme.

- Si.. claro que me quedare.-digo retirando algunas prendas del suelo.- ¿Que tal si vas a arreglarte mientras yo recojo un poco?.- propongo mirando por donde empezar a solucionar semejante desastre.

Retirar la basura me parece lo mas acuciante, abrir las ventanas para que aire se renueve...tengo que recordar comprar desinfectantes, si esto esta asi no quiero ver el baño...

Mientras su madre se daba una ducha rápida y se preparaba Ingrid tuvo tiempo de ver el estado de la casa. Por todas partes abundaban la suciedad y el polvo y las ventanas parecían llevar semanas cerradas, incluso costaba trabajo subirlas. La madre no tardó demasiado pero en ese tiempo Ingrid había podido organizar todo aquello un poco. La ducha sentó bien a la mujer que, aunque no estaba en su mejor momento, estaba mucho más decente que en esa misma visita. Y estaba claro que esa mejora no era solo por haberse acicalado.

Ambas fueron a comprar. La madre de Ingrid preguntaba inquisitivamente sobre la vida de su hija, parecía querer enterarse hasta del último detalle. Al volver a casa ya se había hecho algo tarde y decidieron ponerse a preparar la cena.

Mientras preparaba la cena pensaba en como sacar el tema. Era evidente que necesitaba ayuda, una ayuda que yo no podia darle.

- Mama... Necesito hablar un momento contigo.- Le digo apagando el fuego y llebandola al sofa de la mano.- Mama tienes que hacerme un favor... Siempre estas muy triste, demasiado... estas demasiado triste hasta para pensar en limpiar, en hacer comida o en ducharte... mama...tu tristeza se a convertido en una enfermedad que necesitas tratar. Yo necesito que estes bien, no quiero irme con miedo a que sigas dejandote morir de esta manera.- sostengo sus manos y la miro a los ojos todo el tiempo. Arrodillada ante ella, suplicando con la mirada que me escuche.-Te he pedido cita con un sicologo mama... y quiero que asistas... por mi.

Su madre escuchó atentamente lo que Ingrid tenía que decir. Su rostro se ensombrecía según escuchaba y cuando su hija termino mantuvo la cabeza gacha y no dijo nada durante unos instantes.

Al final habló con voz débil y dijo: Si de verdad crees que lo necesito…pues iré…

Parecía que la sugerencia del psicólogo le había hecho recordar la situación en la que se encontraba más allá de lo que le había alegrado la visita de Ingrid.

Me sentia fatal haciendo de su madre, resople, trate de hacerla sonreir de nuevo.- Mama, tu quieres que sea feliz tanto como yo quiero que tu lo seas...esto puede ayudarte...-Intente que lo viera de otro modo pero sabia que habia sido un golpe duro para ella.

Algunas veces tenia ganas de estallar y de gritar, de mandarlo todo a la mierda. No aguntaba mas presion pero tenia que seguir sonriendo, estudiando, preocupandome de mi madre y de la beca...

Vale, vale, iré. Todos la médico al fin y al cabo ¿no? Oh, vaya ¿hueles eso? ¡Que se nos quema la comida!

Realmente la comida no se estaba quemando aún, pero eso acababa con la incómoda situación en la que estaban ambas. La madre de Ingrid iría al psicólogo pero en esos momentos había prometida una velada madre e hija y no iban a dejarla pasar. El resto del día discurrió de una manera mucho más agradable. Limpiaron la casa, se limpiaron ellas a conciencia y hablaron de tonterías que ayudaron a ambas a abstraerse de la dura vida diaria.

La madre de Ingrid comenzó a ir al psicólogo y esto pareció ayudarla, poco a poco empezó a mejorar. Pero esto fuera solo porque durante un tiempo tuvo gran parte de la atención de su hija. Hija que tuvo muchas cosas en las que pensar en el funeral.

Su padre también estaba allí, mostraba un sincero pesar, parece ser que a pesar de todo todavía guardaba buenos recuerdos de aquella persona que ahora se enfriaba en aquel cajón de madera.

Esos dias fueron muy raros. Yo me dormi aquella noche sobre un libro de anatomia... debia haberla llamado pero me dormi. Hacia varios dias que no lo hacia bien, los examenes y las preocupaciones no me dejaban... A la mañana siguiente no me dio tiempo, me desperte con la hora justa para asistir a clase.

Al medio dia sacrifique la comida para ir a la biblioteca, tenia que terminar un trabajo sin falta pero por la noche, cuando la llama y no lo cogio algo me golpeo el pecho.

Dos dias despues estaba de pie frente a una caja de pino donde mi madre dormiria para siempre, con una cantidad de pastillas en el estomago suficiente para tumbar un elefante.

Era como una pelicula, como si no fuera conmigo.. no podia ser real. Mi padre haciendo de viudo sentido, con su rubia esposa detras intentando controlar a su pequeño demonio de hijo mientras yo sentia que era la responsable de aquello.

Yo la empuje a que se medicara, yo le di el arma y la deje cargada en sus manos, tuve que haberlo visto.

Por alguna causa no podia llorar, solo miraba como si no fuera conmigo y cumplia mi papel como una actriz en una pelicula.

En algún momento del funeral Ingrid se había quedando mirando el féretro de su madre. Realmente solo miraba en esa dirección, pensando. El resto de las personas hablaban sobre la brevedad de la vida y demás temario típicamente funerario.

En esos momentos el ataúd se abrió y de él surgió la madre de Ingrid, pero no arreglada como la habían dejado para el entierro si no empapada y ligeramente hinchada tal y como la había encontrado su hija.

Escupió agua y sangre. Sus movimientos eran lentos y espasmódicos. Nadie de los que había en la sala parecía darse cuenta de lo que pesaba.

El cadáver, con los ojos en blanco y la mandíbula desencajada se dirigió a Ingrid con voz gangosa y entrecortada.

-Ya casi… no hablamos…nadagh.

En la actualidad Ingrid despierta y lo primero que ve ante sus ojos es…el techo de su dormitorio.

Últimamente y por razones que desconoce estaba teniendo muchos sueños. Tal vez siempre los tuviera solo que ahora los recordaba al despertar. Tenía sueños normales, sueños plagados de recuerdos y sueños horribles.