Partida Rol por web

La salida de la celda se produce sin mayores altercados que algunas paredes rotas (la cuarta me la tenéis hecha un asco), y un guardián bicéfalo gancheado y desmoralizado. Después de que el gigante, padre de familia y buen cristiano, abandone la celda para rellenar los papeles de la baja por depresión y se encamine al hospital, vuestro grupo se abre en busca de algo que hacer. Como matar a ese mago loco que os ha achuchado a sus orcos. Pero el camino hasta ese objetivo discrecional y del que seguro no teníais ni idea es más difícil de lo que parece.

Los caminos se bifurcan por todos lados. Verdaderamente, la ciudad de los orcos es un laberinto lleno de trampas, con casinos, y putas, y esas cosas. Pero no podéis entreteneros ahora en tales diversiones. Hay orcos que matar. Sin embargo, los caminos son traicioneros, y no todos conseguís salir indemnes.

Quizá por encontrarse algo ausentes en el viaje, Ante y Bang Pirox se desvían por un cruce diferente al del resto. Cuando el grupo se da la vuelta para buscarlos, el desvío que han tomado muestra una fuerte pared de ladrillos, de esas que no se deshacen al verse excavadas por llaves mágicas salidas de la nada. No volvéis a ver a vuestros dos compañeros.

Al volver al camino que han tomado escuchan una serie de voces desde detrás de las paredes. Suenan como... Risas.

El Rey de los Goblins se aparece ante vosotros con una canción, como solo él puede hacer. Junto a él, su consorte de goblins os rodea, preparados para atacar en cualquier momento. Incluso se puede ver un bebé que van pasándose unos a otros, cual canuto de marihuana.

Pero el Rey no se queda contento con su aparición, y cogiendo a la seta del capuchón la lanza de una patada contra la jeta de Asier Von Paulus, demostrando que cuando eliges un personaje que típicamente encaja en la categoría de "ser vivo inanimado", puedes sin lugar a dudas ser usado como objeto.

Y así continuaba la aventura, varios friquis a cual más chorra, un laberinto de los caros y un mago con pinta de maricón (que probablemente lo era) que tenía 100  mascotas de las que no se contentan con el pienso industrial, si no que les gustaban las cosas vivas o recién muertas.

Pero Seta se detuvo ante el mago, sus gallos al cantar le sacaban de quicio y no podía seguir oyendo esa basura así que le miró desafiante. Pero el mago no era alguien que se acojonara fácilmente.

-Jajajaja, pequeña cosa, ¿como me vas a matar?- dijo el hechicero guión brujo guión hortera- Sí, ya sé que este sitio está lleno de armas- señaló la sala llena de hachas, espadas y otras cosas que hacían verdadera pupa en las manos equivocadas-pero tú no tienes brazos, muahahaha.

El rubio tenido le señalaba mientras se reía y sus mascotas le imitaron. Pero, tan ignorante de la vida como de la moda, el mago no sabía que aquellas palabras dispararon un recuerdo trágico en el hongo... una visión de cuando era niño, y de como otros críos le señalaban mientras se reían de él, le pellizcaban y le violaban al canto de "no tienes brazos" una y otra vez.

Y es que, llegados a esta altura de la historia y el chorrillón de orcos muertos habían hecho lo que suele ocurrir en estos juegos con el paso del tiempo y las matanzas...

... había subido de nivel. Y claro, quieras que no eso se tradujo en un cambio en su cuerpo, para reflejar que era más chulo que antes.

Y así, como el loco homicida sin corazón que había demostrado ser durante toda la historia cogió un cuchillo jamonero (el hechicero era julai, pero le gustaba la buena comida) y le arrancó los brazos. Luego tiró el cuchillo y comenzó a meter su dedo en los ojos del recién manco mientras decía, cual poseso.

-¿Quién no tiene brazos ahora?- y continuó así, señalándole mortalmente con su dedo, hasta que del brujo solo quedó un torso ensangrentado.

Sin embargo, seta creía que muerto el amo, adiós mascotas, pero no, aún estaban ahí, dispuestas a vengar a su amo. No importaba, matar un poco más no iba a suponer ningún problema, aunque decidió matar solo a uno para no quitarle trabajo a sus compañeros.

Y así, esperaba que por fin se acabaran los insultos y las burlas por no tener brazos, los pellizcos... y los abusos sexuales. Bueno, tampoco es bueno dejarlo todo de golpe, lo último podía esperar un poco más.

Hela volvió después de un descanso para ir al baño, subiendo fotos al tuenti, y cuando llegó, Seta había matado al Rey Goblin, elegido democráticamente en un concurso de belleza. Sin embargo, ahora 100 mujeres goblin se avalanzaban sobre ellos, enfurecidas por la muerte de su hermoso y popular líder, chillando como perras en celo.

Agarró al bebé antes de que El Buey lo hiciera y decidiera hacer alguno de sus macabros y escatológicos rituales. Apostaba su melena metalera a que ese ritual tendría semen de bebé y llanto de un niño asesinado. Le dio el gancho que había cogido anteriormente. Volvió a leer las instrucciones del máster. "Mmm..."

Agarra al bebé por las piernas y lo empuña como un arma, creando la temible arma legendaria, Exterminator 3000. Lo mira de arriba a abajo, y agarra a las manos del bebé el Gancho, creando así, el arma definitiva: "Exterminator 3000 Ford Fiesta".

Se abalanza sobre las furiosas goblinesas, dispuesto a salvar a su compañero de una temible y placentera muerte, cuando el poder del karma decide darle suerte por una jodida vez en su vida. Con tajos a diestro y siniestro, varias goblins caen al suelo, siendo pisoteadas por varios enemigos que huyen ante la temible visión de las carnes tiernas y rollizas del Exterminator 3000 Ford Fiesta.

Beneficiándose de la descripción dada por la seta, Terrón aprovecha para acortar su post a lo más esencial, como el azúcar y la sal.

¡Vaya! Esa si que ha sido una digievolución interesante, comenta el pequeño haciendo referencia a la seta, mientras se hace hueco entre las prietas carnes de Ama Chirly y el aceitoso bronceado de Armando Jaleo para colocarse en primera fila.

En un visto y no visto, los goblins que habían aparecido sin sexo designado pasaron a ser una beliebers ansiosas de sangre. Con sus cardados altos, sus maquillajes salidos del modo pilingui de la escopeta de Homer y sus faldas-cinturones que no dejaban nada a la imaginación.

¡Hela! Jo, has estropeado la diversión, dice molesto. Podría haber convertido a ese bebe en una máquina hiperactiva, salivadora y excrementadora.

Poniéndose en cuclillas y abrazando sus rodillas, en la posición perfecta de niño dramaqueen por excelencia, se puso a pensar qué hacer.

¡Sí! ¿Por qué no lo había pensado antes? ¡Super caramelos azucarados!, exclamó saltando y rompiendo sin querer la bombilla que se había encendido sobre su cabeza.

Cogiendo las revistas atrasadas que llevaba Bang Pirox encima y sabiendo que éste nos las echaría de menos, se puso a arrancar hoja tras hoja. Desabrochándose los dos botoncitos de su peto y quitándose la camisita azul, dejó expuesto a la luz su espalda. Una espalda con cúmulos negruzco-verdoso-purpuráceos. Se dedicó a rascar y quitar una tras otra de esas excreciones con un leve suspiro de gozo. Cada caramelo lo envolvió en una hoja de revista, hasta que tuvo llena la cesta que hizo aparecer de la nada.

Aquí, aquí, caramelos gratis, empezó a gritar para atraer a la multitud.

Pero quizás debió ser que no había vuelto a cubrirse sus partes nobles con la camiseta o que aquellas fanáticas ya estaban demasiado locas.... Pero nadie se acercó a él.

Frustrado se sentó en el suelo, abrió uno de sus caramelos y se lo comió. No se dio cuenta que algunas beliebers se acercaron a escondidas a robarle.

Antes de la cruenta batalla que estaba aconteciendo contra el Rey de los Goblins y las sedientas goblinesas (no sólo de sangre como veremos después), El Buey había charlado con Hela. La mujer tenía  potencial, lo intuía, pero la pobre era un poco torpe, una cabecita loca. Sin embargo no tendría problema en tomarla como alumna suya, siempre y cuando dejara sus escrúpulos atrás. Sólo eran una barrera que impedía canalizar la fuerza de los espíritus que cohabitan con nosotros en el mundo.  Como agradecimiento a sus lecciones, El Buey tan sólo le había pedido uno de aquellos suaves pergaminos que la maga empleaba para inscribir en ellos sus conjuros.  Lo atesoró  como si de una gema para un enano se tratase, a la espera de que llegara el momento adecuado.

- Perfecto para limpiarse el culo, sí señor.- Lo frotó contra su áspera mejilla bajo la máscara.- Sisisisisisisi. Suuuuuave.- El problema es que los viajes, el trajín, la mala alimentación (ya apenas le quedaban colas de lagartija en el collar,) , habían paralizado por completo los movimientos peristálticos de sus intestinos.  Pero ya llegaría el momento pues como su larga experiencia en la vida le había enseñado "Todo lo que entra debe salir".

Pero volvamos a la sangrienta batalla. Las goblinesas, groupis incondicionales del Rey Goblin, habían perdido su razón de ser. No eran más que jóvenes adolescentes rebosante de hormonas encoñadas hasta las trancas de la masculina figura a la que adoraban. El Buey, en su infinita sabiduría de la vida, conocía bien las principales razones para explicar este proceder social: la cultura de masas, la adolescencia y la femininidad. Todas las condiciones se daban en este maldito lugar.  Sabía lo peligrosas que podían llegar a ser unas fans desbocadas, descocadas, y ya sin un claro objetivo al que seguir. Lo habían perdido todo y eso siempre es peligroso. 

Tenía que actuar rápido, y a pesar de todo el dolor de su corazón,  lo poco que tenía a mano era el pergamino de Hela, que guardaba para una ocasión especial.  Adiós a su momento, cuando llegara tendría que usar una áspera hoja de parra, que era lo único que crecía por la zona. La ira fue creciendo en el chamán, mientras hacía pliegues en el suave pergamino. Cinco pliegues serían suficientes. Luego cortó el pergamino por aquí y por allí, frenético, concentrado en su tarea. Mientras los hacía recitaba los salmos a su Animal Totem, el buey. Con ayuda de su poder uniría la vida de esas harpías al papiro, sólo necesitaba el ingrediente que lo hiciera posible. Pero eso era fácil. Todo el castillo estaba pringoso de las babas que las hembras goblin vertían  cada vez que el Rey Goblin hacía el más mínimo gesto. ¡Bendita adolescencia! El Buey untó el papel en la pegajosa y maloliente baba quedando así cerrado el hechizo de vudú. ¡Cómo absorbía el papiro el espeso líquido!

- Joder qué desperdició. - Se imaginaba, en su  desinhibida mente las múltiples posibilidades.

Desplegó su obra, burda pero efectiva.  Le habían salido 20 muñequitos de vudú, 20 vidas de hembras goblins en sus manos. Disfrutó con ello, está mal decirlo, pero acabó con cada una de ellas.

1.-Apretó la cabecita de uno de los muñequitos y a una de las goblins se le salierón los ojos de las órbitas, quedando colgando sólo del nervio óptico. Interesannteeee, si que sí

2.- Escupió un tremendo gargajo verdeamarillento y espeso como la miel sobre otro y una golblin cayó ahogada en una repugnante sustancia. ¡ZAS en toda la boca!

3- Se frotó el escaso pelo, áspero como  piel de elefante, cargándose de electricidad estática y toco otro muñequito. Una goblin cayó paralizada, fulminada porun rayo que le había atravesado de la cabeza a un pie, pasando por el enamorado corazón. Mmmm, se me abre el apetito con estas fragancias

5.- Prendió fuego a otro muñeco con el pelo incendiado de la goblin a la que le había caído el rayo. Cómo se retuerce la puta jajajaja.

4.-... PIIIII PIIIIII PIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII,(CENSURADO) etc, etc, etc. (Así hasta 20, que eran los muñequitos que le habían salido).

Tras salir de la celda, el grupo se reunió de nuevo, provocando nuevas sensaciones de “diarrea mental” en Armando. Como, un caballero del Mástil Erecto de su categoría, había acabado con aquella gentuza de mala muerte? Él era digno de otras aventuras, de otras misiones, de otras vivencias épicas...

-Me cagon tó lo que ze menea, casho cabrone! Mira onde hi acabao po vuetra curpa... Mecagon tó vuetro muet-to, shosho pelao!

Y haciendo un gesto infantil de enfado, se avanzó unos metros. Pero poco duró su rabieta, ya que el grupo se topó con el Rey de los Goblins, un amariconado con pelos de pelo-erizo y mallas marca-paquete, acompañado por su plebe de goblins de ojos saltones y cataplines que rascaban el suelo.

-Pero mira que tenemo aquí...zi é la Reina del Reggetón: po la boca le entra una aseituna y por el culo un melong!!! Será medio maricong...ande va con eza malla de los shino? Zi pareze que tenga los güevo debajo la barbilla...güeno, zi tiene güebo, porque loca, pareze que tá pazao la plansha pol cipote...zi no ze te ve ná!!!

Y viendo que la cosa se animaba, decidió demostrar a todos, quién era la auténtica “reina del baile”. Sobretodo, viendo como aquel maromo rey goblin utilizaba un “peculiar” estilo de bailar, más parecido al típico y popular baile de la escoba...pero con la escoba metida por el culo!

Armando garró al primer goblin que pasaba por allí, escupió una de sus manos y le metió la mano por el ojete a la pequeña criatura. La imagen era la más parecida a cuando un ventrílocuo realizaba su espectáculo con uno de sus muñecos.

-Tu me perdona, pequeñing, pero eg ke nesecito un Rokefele pá moderle la yugulá a tu jefe, mentiende?...Y zi no, te jode, pisha!

Y se lanzó en carga contra el rey de los goblins, preguntándose en medio de la carrera, al ver a un bebé vestido con un pijama a rallas, qué coño hacia allí un Wally en versión diminuta.

-Tu, er pelo pinsho anorésico! Que eso pelo parese er coño duna punkarra lleno de mesha má mala que la que lleva en er sobaco la Belén Estebang. Ahora verá lo que vale un peine vente duro...po eso: vente duro!!

joder,joder,joder tantos casinos y casa putas y tan poco tiempo y ahora que a quien tenemos que darle caña,esto es lo malo las prisas porque ibamos a correr,porque nos persiguen 100 orcos pordios tiraos un pedo y ya esta pero no me dejeis sin casino por el amor de dios.

Tras mi gran lapsus mental busco algo para pegar a la panda que nos persigue y mientras corro veo una pelota de footboll a la que elebo y con la fuerza de mark lenders se lo lanzo a los bichos.

Ama se aburría: el laberinto era un coñazo, sólo paredes y más paredes; y, para rematar, un concierto de Glam al final. No, si la final tendría que enrollarse con Armando para quitarse el sofocón de la carrera. Lástima que prefiera el fisting con orcas en vez de con ella...

Las paredes estaban llenas de armas: cuchillos, dagas, hachas,... armas típicas y provadamente inefectivas ante el acné y la pubertad. Había una solución más sencilla y más efectiva... Si al rey le gustaba cantar, quizás hubiera sacado algún que otro disco...

Mientras Seta pasaba de un simple moho a una seta como es debido, el Buey hacía no sé qué con un papel y los dos guerreros se dedicaban a tocotear cuerpos ejenos, Ama buscó los discos del rey de los goblings en la pared. Seguro que había alguna estantería, entre los libros de "50 sombras de Gray" y el "Anticristo" de Nietzsche, con sus discos. Y ahí estaban, ordenados por año, primorosamente colocados y limpios como un jaspe. Ama los cogió ante las miradas de odio de sus contrincantes, locas adolescentes.

La amazona sabía que harían cualquier cosa por salvar esos discos, cualquier cosa incluso tirarse por la ventana para acogerlos... "Mandadme una postal cuando lleguéis", les gritó.