Partida Rol por web

Si esto fuera una producción cinematográfica, la toma sería espectacular. Empezaría con un cuervo volando en el cielo despejado. La cámara se posaría en el ojo del animal, que lanzaría un graznido. Inmediatamente, el ave se alejaría volando, y la cámara cambiaría de dirección para sacar un plano aéreo del estadio de Blood-Bowl. La niebla cubre el recinto, dificultando la imagen del resultado de la batalla. Pero un viento oportuno descubre la escena a la que la cámara se coloca a una inclinación y distancia adecuadas. El césped se encuentra cubierto de cadáveres, como en los descansos del a Superbowl. Puede que se incluyera alguna escena emotiva, gritos de los moribundos, viudas llorando...

Pero esto no es una película.

Esto es rol.

Estáis muertos, ¿que hacéis?

^{_{¿Como que que hacen? ¿Vas a curar heridas DE NUEVO para alargar esta bazofia?}}

^{_{Ah, ¿pero que no se puede? Joder, yo pensaba que sí, que si no esto iba a quedar muy soso. Si ni siquiera han llegado al supuesto hechicero malvado del final.}}

 ^{_{Lo dices como si tuvieses una idea clara sobre quien iba a ser ese malo. Tu mismo no eras capaz de decidirte entre poner al avatar que tienes como "Director" para hacer el chorra o sacar una coña del estilo "Eres un mago, Harry"}}

 ^{_{Sigh... Vaaaaale, está bien. Les dejaré morir en paz. Pero de aquí hay que sacar Heroe y Doncella quiera o no. A ver que me han votado estos críticos...}}

La batalla parecía perdida, con el Afro-Orco dándose un festín necrófilo de entre los caidos. Pero si algo es bien sabido de la fantasía épica es que no importa que tan negras se pongan las cosas... El bien siempre triunfa, y si luchas contra los orcos, no importa la superioridad numérica, vas a ganar por el  poder del amor.

Un rayo de luz celestial ilumina a la Seta que se levanta con vigorosa fuerza renovada y superpoderes de esos de nivel 20 multiclase. Luego incide en Ama Chirly, haciendo lo propio con la amazona descarriada. En sus manos queda el destino de la humanidad, un destino sin duda incierto.

Con la muerte acaba todo, o eso dicen. Pero no podía ser así, a Seta le habían secuestrado con una razón distinta a la de tocarle las pelotas, querían que él salvara el mundo y a la humanidad con él... era el elegido (no sé por qué, pero siempre hay un elegido en estas mierdas). Y él afrontaría su destino encantado, salvaría a los niños, remataría a los orcos moribundos.

Aunque, por otro lado, fueron humanos los que le secuestraron, los que le hicieron que viviera esta putada y los que le pellizcaban mientras se reían de él por no tener brazos. Quizá debería utilizar las armas orcas para arrasar el mundo de los humanos, para vengarse de putadas pasadas.

Sin embargo, Seta no hizo ni lo uno ni lo otro, eligió la opción C. Delegar.

-Señorita Chirly, te dejo el honor- o putada- de hacer lo que quieras, te apoyaré en todo. Yo... prefiero tomar una actitud humilde y no complicarme la cabeza con cosas importantes.

Así que Seta se dirigió a las esclavas humanas que los orcos habían acumulado durante sus matanzas y al oro y joyas que habían robado. Se conformaba con algo simple, ser el dueño de todo aquello... y decidió probarlo. Se dirigió a una cueva con unas cuantas hembras.

-Voy a estar un tiempo ocupado, así que ya sabes, puedes hacer lo que quieras. Y si después de eso quieres pasarte por mi cueva, creo que puedo hacerte un hueco.

Aunque la verdad, esperaba que los huecos los pusiera ella.

Ama volvió su rubia melena a Seta. A ambos les envolvía una halo de luz celestial. El pequeño hongo le hablaba, pero eso no le importaba. Ella sabía qué podía significar ese halo, ese rayo de luz majestuosa: había sido la elegida. Alcanzaría el Nirvana amazónico y podría luchar con las hordas celestiales y dormir sobre los grandes pechos de la gran Xena, Amazona entre las amazonas. Y podría usar su temible y letal disco cortante.

Sí, ahí estaba, envuelto en el canto de los coros de ángeles, entre nubes. Ella podría usarlo, sentir su peso sobre sus pechos sudorosos, deleitarse con su frío tacto.

Lo alzó sobre su cabeza y lo lanzó con toda la potencia que le daba su ya larga trayectoria en la gimnasia pélvica. El disco rodó y rodó, rompiendo el aire, pero su poder era tal que Ama no pudo controlarlo y únicamente mató a un par de orcos, antes de volver, silencioso y mortal, a sus habilidosos dedos.