Partida Rol por web

- Pues si amigo, hace muy mal tiempo en estos lugares. No lo conocía demasiado.

-Quien me mandaria a mi....

Ferdibrando se arrepretuja en su capa.

La claridad de la huellas encontradas no le hicieron pensar a Grimrow ni por un momento que el alcanzar a su objetivo les fuera a llevar tanto tiempo, pues aquello parecía indicativo de una situación muy diferente a la que él pensaba. 

De todos modos ya estaban tras el rastro y no podían abandonarlo ahora a pesar de que las condiciones meteorológicas no se los estaba poniendo nada fácil.

Durante el trayecto, Grimrow estuvo atento a las indicaciones de Alassannë pues quería aprender a reconocer los rastros en la naturaleza. Le preguntó también si había encontrado los lugares en los que el troll al que perseguían había pasado el día. Les podría llevar ventaja, pero si eran ciertos los comentarios acerca de su vulnerabilidad al sol, esto les confería a ellos una ventaja, que era que podían alargar la jornada de persecución, cuestión que su enemigo tenía limitada.

Aparte, era conveniente tomar nota de tales cuestiones, cuanto menos para transmitir aquella información llegado el caso para una mejor protección de las gentes.

La tormenta escampa al poco rato, llegando la mañana en un lento arrastrarse de la luz. Pero el amanecer aparece, y baña al fin toda la región, y donde antes había agua oscura, ahora hay charcos que reflejan el sol. Podéis continuar.

El rastro se ha borrado en parte, si bien las ramas rotas, algunos surcos pesados y otras indicaciones sutiles siguen marcando el camino. Avanzáis por el abrupto terreno, con el agradable frío de la mañana.

Alassannë se concentraba en seguir de cerca el rastro para llegar a buen fin. No le pareció un rastro excesivamente difícil de seguir e incluso podría decir que no era difícil. No resultó ningún problema andar siguiéndolo pues recorría caminos amplios y poco complicados, incluso para un enano o un hobbit.

- ¿Estamos cerca? - gruñó malhumorado el enano. Aún notaba la ropa mojada pegada a la piel, y todo el cansancio del viaje que no había notado antes de salir del bosque negro parecía haberle afectado de golpe. Aquello había empeorado mucho su carácter y estaba de un humor de perros.

- No estoy muy segura, esto sigue por aquí, por aquí, un poco por allá...

Grimrow confiaba en las habilidades de Alassannë, aparte de ser consciente de sus limitaciones en la materia. El hacía mucho que ya no veía nada que se pudiera asemejar a un rastro y mucho menos ver en él una ruta o una dirección clara, sin embargo la elfa sí que parecía ser capaz de hacerlo y les estaba guiando con maestría.

Alzó la visa para mirar en la lontananza tratándo de vislumbrar cuál pudiera ser el destino del troll que seguían.

Thróin se dejaba guiar por el grupo tranquilamente, tampoco es que pudiese hacer mucho más en cuanto a seguir rastros se refería. Tan sólo esperaba encontrar algo pronto, y a poder ser, que no se desviasen mucho de su camino.

Alassannë continúa siguiendo el rastro, pero pronto se mezcla, se embarulla y es complicado seguirlo. Al segundo día de la tormenta, la elfa se da cuenta de que algo la sigue, mientras busca un nuevo sendero por el que avanzar. Pero logra darle esquinazo, al menos a primera vista. Y vuestro viaje continúa sin más prórrogas.

El terreno es duro, y las laderas empiezan a hacerse afiladas y cada vez más rocosas. Pero al final, tres días desde que os cayó la tormenta, cuatro desde que salistéis de la Carroca y veintiséis desde que pusistéis rumbo desde Valle, en el este, encontráis lo que andábais buscando: una cueva. El rastro acaba ahí.