Cuando entras al almacén, encuentras un local lleno de polvo en el que la luz apenas entra por un ventanuco. El establecimiento está abarrotado de cosas, pero no parece haber nadie.
Sean se acodó en el mostrador, mirando hacia ambos lados para ver si veía al dependiente. - Buenos días, ¿Hay alguien? - preguntó el joven vaquero, intentando atraer la atención del dependiente.
Un hombre de mediana edad sale de la trastienda, lleno de polvo y tosiendo. Se acerca hasta el mostrador y hace amago de hablar, pero aún tose un rato más antes de poder hacerlo.
"Usted dirá."
- Pues, verá usted señor, estoy buscando un trabajo honrado que me permita ganar unos dólares. ¿Sabe usted de alguien que necesite ayuda? - Preguntó directamente, sin ambagues, y esperando que este hombre supiera algo más que el dueño del Pony Express.
"¿Honrado, eh? ¿Cómo de honrado?"
Wilkie parece estar escudriñándote con la mirada, intentando ver más allá muestran tus palabras.
El chico sonrió de forma sincera. - Honrado, trabajo de vaquero, cortar leña, cargar bultos, apalear estiercol... - se encogió de hombros - Así de honrado.
"Bueno, hay una tienda en el pueblo que me debe un dinero. Lo he reclamado frecuentemente, pero en este pueblo los tribunales están tan corruptos que es imposible hacer nada."
Wilkie sale del mostrador para hablarte más de cerca.
"Verás, traigo mercancías semanalmente de Nashville. Se las vendo a muy buen precio a esa zorra de Marianne, y aún así lleva sin pagarme los últimos tres pedidos. No quiero que le hagas nada a la mujer, pero quizá un par de destrozos en su tienda... No quiero hacerle daño, pero comprenda que soy un pequeño comerciante y necesito el dinero que se gasta en preciosos vestidos."
Sean frunció el ceño, parecía que todo por allí se resolvía por las malas o que el concepto de trabajo honrado era bastante más amplio que lo que su madre le había enseñado. - ¿Tiene usted un comprobante de la deuda? No puedo ir a reclamar algo de lo que no tengo idea. En todo caso me gustaría intentar resolver el asunto por las buenas antes de recurrir a los destrozos. - lo cierto era que no se sentía cómodo haciendo eso, pero rechazar todo lo que se le ofrecía no era buena manera de comenzar.
Perdon por la demora
"¿Comprobantes? Lo cierto es que tenía algo, pero ya ve el lío que tengo en el almacén. Sin embargo, eso nos llevaría a reclamar la deuda en los tribunales, y no es que éstos sean muy de fiar aquí en Tumbleweed Town. La cosa se resolvería viendo quién puede llenar más el bolsillo del alcalde, y me temo que a esa bruja le van los negocios bastante mejor que a mí. Ya he pensado en ello, no se crea, pero la "justicia" -Wilkie hace el gesto de las comillas con los dedos- no puede llamarse tal en este pueblo.
Sean suspiró y abatió los hombros, parecía que ni la ley era de confiar allí... si es que podía confiar en el almacenero. Según lo que parecía no encontraría un trabajo totalmente honrado en el pueblo, quizá había pasado demasiado tiempo entre caballos y poco con otros hombres.
- Lo haré señor Darwin, iré a ver a esta mujer y le pediré que le devuelva su dinero, pero no le garantizo resultados y no pediré paga si no los obtengo. ¿Cuanto le debe esta tal Marianne, y que posibilidades tiene de obtener la mercancía que usted le trae por otros medio? - Necesitaba un medio para presionar a la deudora, claro que primero averiguaría si la deuda era real, seguramente la gente del pueblo sabría informarle y el del Pony Express parecía ser del tipo que podía saber la verdad de ese embrollo.
Hacia el pony express tan pronto como tenga respuesta a sus preguntas...