Las pequeñas granjas que ves a los lados del camino indican que hay un pueblo cerca. Efectivamente, tras una curva del camino encuentras a donde te han llevado tus pasos: Tumbleweed Town, un pequeño pueblo. Aún es pronto por la mañana, pero los granjeros que puedes ver a lo largo del camino parecen llevar ya un rato trabajando.
"Señora..."
Un joven granjero, aunque ya curtido por el trabajo de años, te saluda, un poco confuso.
Jesucristo... despues de tantos meses y aún no me he acostumbrado a ver esa cara de pasmado cuando la gente se cruza en mi camino. ¿De verdad tan raro es ver a una mujer sóla en una carreta deambulando de aquí para allá? ¿Será por mi aspecto? Estoy segura que mi pelo no está perfectamente recogido y que ciertas greñas andan a su aire... tambien me consta que mi cara tiene que ser fiel reflejo de los kilómetros que he recorrido en los últimos meses. Hay que estar loca. Pero... estoy tan cerca.
¿Acaso no lo he estado siempre? Qué ilusa eres, Molly. Siempre estás igual... crees que vas a encontrar todas las respuestas en cada recodo del camino, en cada pueblo, en cada Saloon... Estoy cansada. Un pueblo más y lo dejo. Si no tengo éxito aquí en... er...
- Disculpe... ¿cómo se llama este pueblo? ¿He llegado ya a Tumbleweed Town?
Frena Molly... quizá este vaquero sepa algo.
"Eh... Sí, sí, esto es Tumbleweed Town" -El hombre sale de su rancho y se acerca, medio temeroso "Es... Está bien, señora? Por favor, pase a mi casa para descansar un poco..."
- Gracias... - dijo Molly amistosamente - ... estoy bien. Pero si le agradecería un poco de agua, si no es mucha molestia. Este maldito calor y el viaje hace que a una se le quede el aspecto de una mula... eso es todo.
La pelirroja tiró fuertemente de las riendas hasta detener completamente el carro. Bajó de un brinco tratando de aparentar vitalidad y alegría pero su cuerpo denostaba el cansancio de muchos días de viaje... de muchas semanas sin rumbo.
- Verá... quizá usted me pueda ayudar. Estoy buscando a un tipo que se hace llamar Patrick... irlandés. Algo mayor... ¿le suena?
La mujer trataba de no ser demasiado espitiosa pero Dios sabía que había puesto todas sus esperanzas en este último cartucho.
Frank corre hacia dentro de la casa, gritando
"Angela! Angela! Agua y un baño de pies para esta señorita"
Al poco de entrar, una joven, aunque ya golpeada por los primeros síntomas de la edad, se asoma a la puerta de la casa tapándose el sol con la mano.
"Por Dios bendito!"
La chica corre hacia tí, agarrándote del brazo para conducirte suavemente hacia la casa.
"Vamos, muchacha, ven dentro y descansa un rato. Te contaremos lo que quieras saber del pueblo, pero primero necesitas recuperar fuerzas."
- Son... son ustedes dos muy amables. - dijo la muchacha algo aturdida mientras ataba la montura a un poste cercano. Quizá su aspecto era peor todavía de lo que imaginaba. Quizá efectivamnete su rostro era el fiel reflejo del cansancio y la desesperación y aquella belleza heredada sólo reaparecería una vez retirada la mugre, habiendo comido algo sólido y habiendo descansado como dios mandaba.
El agua refrescó su cara, su pelo y sus pies. El granjero miraba con ojos preocupados cómo la muchacha se adecentaba como su estuviera a punto de caer desmayada. La mujer de éste, por otro lado, se empeñaba en aportar toallas como si alguien fuese a dar a luz allí mismo y un plato de un delicioso guiso que bullía con fuerza sobre la lumbre.
Cuanta amabilidad... cuanta cortesía... - pensó para sí la muchacha. Tras meses de viaje constante cierto era que había encontrado más desaprensivos que verdaderos buenos ciudadanos, solidarios y generosos para con los viajeros. Aquello era quizá el regalo al final del camino. Quizá aquel fuera un buen pueblo en el que por fín, establecerse. Aunque no llegase a encontrar al irlandés.
- Muchas gracias por todo. Mi nombre es Molly... Molly Cassely, y soy de Millwood, Kentucky. Uf... la verdad es que llevo meses de viaje y, seguro que mi aspecto deja mucho que desear. Pero estoy bien... de verdad. Sólo descansaré unos minutos y luego me marcharé. No quisiera ser un estorbo.
De nuevo Molly se volvió a mojar la cara y la nuca. La sensación era indescriptible... por fín.
- Y, bueno... si tan solo me pudieran indicar si conocen al tal Patrick. - dijo la "invitada" mientras engullía con escaso decoro la comida servida.
"No conocemos a ningún Patrick, cielo..." - Angela parece apenada por su propia respuesta - "El pueblo es pequeño, y si hubiera alguno lo habríamos visto alguna vez. ¿Puedo preguntarte quién es?"
- Er... pues... es un hombre que... conoció a mi madre. Ella murió hace unos meses y... bueno, le estoy buscando. Ella... ella... dejó algo para él. Me acercaré al saloon a preguntar igualmente.
La muchacha respondió todo lo amablemente que le permitió su intención de no dar demasiados datos personales sobre sí misma. Ya le habían hecho demasiado daño a lo largo de su vida las habladurías de pueblerinos estúpidos y, aunque aquellos parecían la mar de majos una nunca podía estar segura de en qué oídos caía la información.
Molly sonreía incansablemente. Estaba enormemente agradecida por el estupendo trato que los McCourt le brindaron. Se pudo asear... comer y beber y... bueno, descansar unos minutos. Pero pronto llegaría la despedida y ella debería proseguir su camino hasta el final del mismo. Aunque todo apuntaba a que aquello no terminaría nunca, la joven olly no era una chica que se dejase amilanar por un comentario.
- Muchas gracias por todo... son ustedes muy amables y les deseo toda la felicidad del mundo. Espero poder compensarles algún día pero ahora tengo que seguir mi camino. Hasta pronto.
Igualmente que vino se fue. La polvareda del camino se arremolinó en las ruedas del carromato al tiempo que estas comenzaban a rodar rumbo al centro de Tumbleweed Town.
Me he permitido aligerar un poco. Si al ritmo que vamos tenemos que rolear toda la conversación con los McCourt no avanzamos. Si hay algún problema lo edito.
A qué zona del pueblo quieres ir? Por moverte a la escena correspondiente, más que nada :-)
Er... al Saloon. Supongo que será el mejor lugar para preguntar por un irlandés buhonero.