Van caminando juntos, mientras observas que muchos saludan el señor Moore, bastantes estudiantes y personal de servicios generales, parecía que era un buen tipo, en un ambiente tan académico se habia ganado el respeto de varios.
Es así como siempre hablandote de una u otra cosa te señala el sector de la estación, no quedaba muy cerca al edificio y de buenas a primeras nadie se hubiera imaginado que existia una estación porque lo que se ve es unas escaleras subterraneas que bajan.
Una vez ahí vez una estructura bastante bien pensada a nivel de seguridad se te presenta.
Primero hay una puerta corrediza abierta que tiene cierre automático. Es de esas puertas de bloqueo sin ventanales que seguramente se pueden cerrar o abrir de manera manual si se tiene la llave adecuada, y que imaginas estan conectadas de manera remota con un servidor que las cierra y abre acorde a necesidad.
Posterior a la puerta hay unos torniquetes de acceso al personal de aquellos especiales en áreas de seguridad.
Te sorprende porque ese tipo de torniquetes usualmente son puestos en sitios de seguridad máxima, bancos o lugares donde no se pueda saltar el control de seguridad cosa que se podría hacer con algo de maña si uno esta ingresando en el metro u otro sitio de transporte público.
El lugar tiene cámaras y un control de seguirdad con dos guardias haciendo turno en la puerta. Para ingresar el personal debe poner su identificación y este permite o bloquea la entrada, y es de recalcar que este sistema puede, atrapar a una persona sin permiso autorizado.
El señor Moore se acerca al lector de tarjeta y pone la suya, que permite el paso del torniquete, y te dice que hagas lo mismo para pasar.
Un guardia afuera y otro adentro del torniquete.
Te presento a Brown y Ramirez, Muchachos él es Wilson, nuevo empleado, viene a remplazar a Page.
Supones que el tal Page fue el que despidieron.
Los hombres te saludan y escuchas a uno murmurar, un "espero que este si dure", asunto que parece que le molesto a Moore pues lo miró con desagrado.
La credencial te sirve para ingresar sin problemas, si el torniquete tiene un fallo ellos tienen una credencial especial que se usa solo en casos especiales... Sigamos, deben estar llegando los estudiantes que tienen clases a las 10 am en el laboratorio.
La estación de trenes es pequeña en comparación a la de las grandes ciudades, tiene dos carriles y un espacio para quienes esperan. Es más cuando llegas ves un grupo de personas, la mayoría jovenes que se agrupan esperando el tren.
El hombre te mira bastante mal. ¿Te crees muy dura?. Dice él alejandose de la chica y diciendonte de manera desagradable, ¿te desagrada que le coquetee a tú amiga o más bien te desagrada que no seas tú la nueva asistente de la doctoria Galagher?
Eso fue desagradable, porqué sí, cuando supiste que estaban buscando un asistente, por tus "propias razones" aplicaste para el cargo, pero Pretelt se lo ganó. Seguro tendrias acceso a la información que tanto requieres si estuvieras en su puesto.
Sabes, no eres nada y nunca llegarás a nada.
Vete al demonio maldito subnormal, y no vuelvas acercarte a mi, me dejas fácil reportarte ante la junta académica, seguro pierdes la mierda de puesto que tienes- dice ella furiosa- !ve a lamer la porquería de los zapatos de la directora y lárgate. Te aseguro que si no te vas inventaré algo bastante feo y haré que te saquen de la academia!
Frente a la amenaza del reporte Pretelt hace una mueca, da media vuelta y se va. Pueden ver como se aleja, mientras ella furiosa dice:
No sé como me aguante para no clavarle este boligrafo en un ojo, !vaya subnormal!
- Parece que las medidas de seguridad mejoran según comienza el viaje al laboratorio. Eso me gusta. - Dije a Moore viendo como habían ocultado el acceso al tren en un subterrano. - Mientras no le llamen metro, seguirá estando seguro. - Sutil diferencia. El tren siempre lo buscas arriba, el metro, abajo...
La entrada al mismo se iba complicando cada vez más. - Espero que esto no sea porque los chavales viajaban gratis saltándose el acceso normal. - Nunca antes había visto aquel sistema. Conocía el clásico paso del metro, con sus tres barras giratorias, pero aquello... si era una buena manera de filtrar a los autorizados a los que no lo estaban. Uso la tarjeta tal y como me muestra Moore. - Brown, Ramirez... - Digo a modo de saludo a ambos hombres y estrecho la mano del que puedo. - Un placer. Supongo que nos veremos por aquí a menudo.
Continuamos con nuestro camino, escuchando las palabras de uno de los hombres al otro atrás. A Moore parece que hacerle gracia el comentario a juzgar como se vuelve y mira a los hombres. Yo no digo nada. No me molesta en absoluto. - Déjeles. Como si se ponen a hacer apuestas de cuanto duro aquí. - Le indiqué al hombre restándole importancia a aquello y caminando ligero.
No tardamos en llegar al andén, donde ya se agolpaban estudiantes a la espera del tren que les llevase al laboratorio. - Entiendo que mi horario en el laboratorio no será este... quiero decir, que tendré que coger el tren para ir a mi puesto bastante antes que ellos. - Señalé con la cabeza a los jóvenes, que hablaban entre sí en pequeños corrillos.
Exacto, comienzas a las 8 a 5 pm, tienes descanso para comer a las 12:30 hasta la 1:45 p.m, si durante tu turno debes ir al baño o necesitas algo, hablas con tu compañero, usualmente son dos guardias en cada sector del laboratorio se pueden cubrir, la radio de comunicaciones se te entregará una vez llegues al sector.
Dice mirándote y mostrándote al grupo,
Este es el grupo que ingresa a las 10 am a su clase, el tren siempre pasa puntual, existen dos, el de las 9:30 am, y detrás de ese viene otro a los cinco minutos, usualmente ahí van los que llegan tarde… siempre hay alguien que llega tarde.
Mientras te habla revisas visualmente el sitio, y te llama la atención que si bien es una estación pequeña al mirar hacia el este, de donde vienen el tren que la gente espera hay bastantes metros subterraneos de carril, hasta que se pierde de tu vista. Te llama la atención porque pareciera que existiera otra estación en algún otro sitio adentrándose a la ciudad.
Es así como se acercan al grupo que esta esperando el tren, y en esas notas que Moore se pone un poco tenso, es un hombre relajado, pero es la primera vez que sientes que su actitud cambia, entonces volteas y ves que del torniquete de seguridad viene una mujer elegantemente vestida y con un andar de superioridad. Ya la habías visto en el video, era la directora Galagher y detrás de ella iba un joven que llevaba sus cosas, este joven pelo corto, y mirada ceñuda, miraba a los demás con la mismo nivel de superioridad que la mujer, es más puedes notar que algunos de los jóvenes parecen hacerle mofa a su espalda sin que él parezca importarle.
La mujer hace un saludo general y más bien protocolario a todos los estudiantes. Buenos días a todos, preparados para vuestras clases, ¿el tren esta un poco atrasado? – dice mirando el reloj, 9:30 a.m en punto
Dos minutos directora- dice Moore- desde la central lo están corrigiendo.
Notas que su respuesta es básicamente corta y clara, como si no quiera dar más información.
La mujer hace un mueca y murmura, ¿vaya novedad no?.. pues esperemos.
El sarcasmo traducido a “esto siempre pasa”, se notaba cierto cuestionamiento a la labor de Moore, cosa que te extraña porque ¿acaso tiene el control del horario de los trenes?, de buenas a primeras notas que la mujer es en extremo complicada. También notas que Moore no te presentó con ella, pero en parte lo entiendes, ella tenía un trato bastante impersonal, es más el saludo que hizo fue hacia los estudiantes, pero a ustedes ni los miró.
Es entonces que llega el vagón, la directora entra en primer lugar, los estudiantes ni se plantean cruzársele al frente, detrás de ella iba al muchacho llevando sus cosas. Una vez ingresan los estudiantes, Moore y tú entran. Se hacen en la parte de atrás pero no se sientan, cosa que si hacen los estudiantes que hablando o leyendo están adelante de ustedes. La directora y compañía se habían sentado en la parte superior, y desde donde estaban solo se veía su cabello.
Tus recuerdos te traen a este momento, lo que sucedió con Raquél y el maldito de Pretelt ocurrió ayer, pero el tema, a pesar de no ser grave te sigue en parte molestando, no era sólo que el desgraciado estuviera tratando de acosar a tu amiga sino el hecho de hacerlo con el fin infantil de comunicar que “era mejor”, y evidentemente no era mejor, era un pendejo, pero debías ser honesta contigo misma y aclarar que la doctora Galagher no era exactamente la mujer más simpática, es más, esos dos se parecían mucho. Lo que te molesta por otra parte y lo que te tiene pensativa desde ayer es que él te recordó que no has podido ofrecer nada a tu padre de utilidad, nada que ellos puedan usar en la compañía y eso te tenía molesta, porque las medidas de seguridad de Umbrella eran tales que era difícil tu labor, pero lo estabas haciendo bien, no sospechaban de ti, y en algún momento tendrías algo importante que llevarles, algo que complaciera a tus padres y que tu misma pudieras utilizar en el laboratorio.
Absorta en tus pensamientos miras el reloj, y te das cuenta que vas tarde, hoy tienes clase en los laboratorios especializados, tienes que correr si deseas llegar a tiempo, había congestión en la vía por un accidente vehícular e ibas unos cinco minutos tarde, pero el vagón del tren usualmente pasaba puntual, así que debías correr.
Tras llegar al sector de la academia cruzas unos 100 metros a una escalera que lleva a un subterráneo. Estabas acostumbrada a las medidas de seguridad de Umbrella.
Un torniquete de seguridad con dos guardias esperándote, pones tu identificación antes de entrar y el sistema lo permite, casi al mismo tiempo que tu un joven también trata de pasar por el torniquete. Ambos se notaban apurados, y más cuando uno de los guardias dicen “Van tarde chicos”
Estabas acostumbrada al lugar, desde el año pasado conoces esta estación
Corres. Puedes ver a lo lejos que un grupo esta entrando al vagón del tren, y hasta puedes ver a tu amiga Raquel desde lo lejos entrando de última.
Corres tratando de alcanzar el tren, cerca el otro chico también corre a tu lado. Pero la buena suerte no les acompaña, justo cuando llegan al vagón ves que se cierra la puerta casi en tu cara y lo último que alcanzas a ver es la cara de Pretelt burlándose de tu poca fortuna y a Raquel haciendo cara de mala suerte.
Sabias que pasaría otro tren en cinco minutos, pero eso te ponía de mal humor porque llegarías tarde.
Frustrada bajas las manos de un golpe mientras el otro chico que esta en tu misma situación también hace una señal de frustración. Lo miras de repente, es un hombre joven de pelo castaño oscuro, bien parecido, pero que rompe un poco con el estándar de lo que se espera de Umbrella, en el sentido que sus vestimenta, pues tiene ropas sencillas que no denotan ninguna marca, no parecía ser hijo de alguien pudiente. Sabes que no lo has visto antes en el laboratorio, así que presumes que es de tercer semestre y que hoy era su primer día de clases.
Él a su vez también te mira a ti.
Tus recuerdos te traen a este momento, hoy era la clase en el laboratorio y aunque llegaste temprano pues estabas muy confundido. Caminaste dando vueltas por un tiempo por la academia sin saber a donde ir, y lamentaste que tu amiga hubiera salido de viaje y no te hubiera indicado bien donde era la tal estación, luego de hablar con un empleado de seguridad este te indicó a donde ir, pero era tarde, y tenias que correr si querías llegar a tiempo.
Cruzas unos 100 metros a una escalera que lleva a un subterráneo. No estabas acostumbrado a las medidas de seguridad de Umbrella, te sorprendió ver un torniquete de seguridad apenas ingresabas al sitio.
Había dos guardias esperándote, pones tu identificación antes de entrar y el sistema lo permite, casi al mismo tiempo que tú una chica también trata de pasar por el torniquete. Ambos se notaban apurados, y más cuando uno de los guardias dicen “Van tarde chicos”
Ves a lo lejos que la gente esta entrando al vagón.
Corres tratando de alcanzar el tren, cerca la chica también corre a tu lado. Pero la buena suerte no les acompaña, justo cuando llegan al vagón ves que se cierra la puerta casi en tu cara. No sabias que pasaría, era tu primer día en el laboratorio y estabas llegando tarde. Haces una señal de frustración, y lo único que ves es como el vagón se aleja.
Miras alrededor, te sorprende que haga una estación de trenes tan pequeña, y es más, por la profundidad parece que existiera otra estación en la ciudad, todo parece bastante subrealista, nunca imaginaste un lugar así.
Pero ahora estabas preocupado, ¿pasaría otro vagón?, vaya mierda…
Miras a la otra chica, sabes que es de tercero, aunque no la conoces, es bonita, delgada y con pelo castaño claro, ambos al parecer los ha dejado el tren.
Es así como están ambos en la estación, lo último que ven del vagón es este alejándose y ambos con reacciones de frustración al ver que se ha ido. Parece que ambos llegaran tarde.
Tabitha y William ahora estan juntos. No olviden incluirse y describirse a si mismos de ser necesario.
El horario no era malo y parecía que el servicio en sí, tampoco. Los chavales se comportaban, parecía que había equipo de trabajo para todos. La dotación no estaba mal... incluso la comida la pagaba Umbrella. Comparado con trabajar de sheriff esto era un auténtico paseo...
Pero mientras esperamos en el andén, me percato de que parece haber una parada más en la infinita vía. Demasiado cercana para ser el laboratorio, por lo que puede tratarse de Racoon City. Fui a preguntarle sobre aquella impresión a Moore cuando vi que se ponía tenso. Al mirar que pasaba me encontre a una mujer, que vestía y caminaba con elegancia pero dejando ver claramente sus aires de superioridad a cada paso que daba.
- Vaya. Así que es más zorra de lo que parecía en el vídeo. - Pensé para mí al verla caminar hacia nosotros, con aquel perrito faldero detrás suyo, caminando con los mismos aires de grandeza que ella, solo que él, sin su dueña, no es nada. O eso es lo que me dejan ver las mofas de los estudiantes a sus espaldas.
Observé en silencio el escueto diálogo entre ella y Moore. Como se miraban, el trato que se daban. Estaba claro que los miembros del equipo de seguridad jugábamos en otra liga para ella. Seguramente la más baja, considerándose a sí misma jugadora de liga profesional, cuando la realidad era otra. Solo esperaba que las cosas no se pusiesen un día feas para ella y me tocase salvarla el culo. ¿Lo haría? Claro, es mi trabajo. Pero también la dejaría sufrir un poco y la haría ver que no somos simples adornos ni estamos allí para ocupar sitio.
Sin decir nada, ni molestarme en sonreirla si quiera, continué junto a Moore. ¿Para que malagastar mi excaso encanto personal con una mujer como esa? Con asombro veo como los estudiantes dejan paso a la mujer y a su perrito faldero al vagón, tras los estudiantes, entramos nosotros cerrando la comitiva. Nos desplazamos al final del vagón, donde ambos permanecemos en pie. Desde mi posición puedo ver el cabello de la directora, que permanece sentada junto a su acompañante.
- ¿Hay muchos más como ella por aquí? - Pregunto a Moore entre susurros. No quiero que se entere todo el vagón de nuestra conversación ni de la siguiente pregunta que le formulo. - ¿Y come-pollas... bueno, lame-coños mejor dicho, como su perrito faldero? La verdad es que me preocupa más lo segundo. - Mientras le preguntaba, estaba pendiente por si podía ver ese atisbo de luz que podría indicarme una estación de tren entre la zona principal y el laboratorio.
Había tantas cosas que quería decirle que podría rellenar cientos de libretas y todavía le faltaría papel, pero sabía que eso era justamente lo que buscaba, provocarla, y aunque en cierta medida lo consiguiera no le daría el placer. Había mucho más en juego que un puesto a pesar de ser tan ansiado y facilitarle las cosas, tenía en sus manos la opción de aprender en la Academia y lograr los conocimientos suficientes para que la empresa donde trabaja su padre pudiera alzarse ya que hasta la fecha sus intercambiamos habían sido casi nulos. Eso sí, cuando todo el “teatro” hubiera acabado tenía claro que iría a por él, y no de forma condescendiente como el chico lo hacía, sino le hundiría de tal forma que ni siquiera podría dedicarse a sectores cercanos a la medicina.
En realidad viendo su genio no necesitaba más que grabar conversaciones del acoso hacia compañeras, pillarle in fraganti con cualquier cosa que rechazara el código hipocrático y estaría bajo sus uñas. Sí, eso era mejor que perder el tiempo con él, sólo tenía que tener paciencia y era algo que a Taby le sobraba.
Por eso simplemente estuvo en silencio ante el escopetazo de desprecio que le dedicaba, manteniendo esa discreta sonrisa de aquella que no teme perder la batalla si sabe que acabará ganando la guerra. Se apartó únicamente cuando hizo el amago de marcharse, mirando su figura en la lejanía mientras se perdía en sus propios pensamientos.
Hago este en contestación de la primera parte :)
Había estado tanto tiempo sumida en sus propios pensamientos que no se percató que tenía el tiempo en los talones hasta que se fijó en un grupo de alumnos, compañeros que recordaba ver en la facultad, corriendo. Alzó una ceja preguntándose el motivo de la prisa, bajando la mirada levemente mientras giraba su muñeca derecha con un grácil movimiento para observar la hora en el reloj que llevaba, comprobando segundos después que ella también debía darse prisa. Mierda.- Los tacones resonaban sobre el asfalto con un hipnótico “tap tap” mientras se alegraba haber escogido unos con poca cuña, teniendo especial cuidado de no caerse ni atropellar a nadie por el camino.
Todos los que la conocían, o mejor dicho habían tenido un mínimo contacto con ella, sabían que era una mujer de impoluta educación donde la puntualidad era uno de los puntos fuertes, y era por ello por lo que no podía permitirse ese manchón en su historial.
Avanzó como pudo, agarrando el asa de la bandolera que colgaba en su hombro derecho con tal de que no cayera, aligerando el paso para no parecer una desesperada que llegaba tarde pero tampoco una tortuga.
Tenía en la cabeza el recorrido, incluso algún que otro desvío si necesitaba esa pequeña ayuda para acortar el camino. Por suerte para ella había usado tantas veces el tren que se sabía de memoria sus horarios y, con el ritmo que llevaba, creía que llegaría. Justo de tiempo, pero llegaría.
Al ver de lejos el sistema de seguridad fue sacando la tarjeta para tenerla preparada, dedicándole una sonrisa apurada y cortés a los dos guardias que custodiaban la entrada, aunque apenas vio si éstos le respondieron. No tenía tiempo para esas tonterías, aunque escuchó perfectamente la obviedad que le soltaban.
Podía tolerar, medianamente, llegar tarde ya que luego se quedaría haciendo horas extra en el laboratorio o con trabajos voluntarios para compensar esos preciados minutos, pero lo que no podía pasar por alto era la cara de satisfacción de Pretelt mientras las puertas se cerraban literalmente en su cara. Quería maldecir su suerte, soltando un bufido frustrado mientras cerraba los ojos para calmar sus nervios y recuperar el aliento.
De nada sirve enfadarse, no le des el gusto.- Al abrir los ojos se topa con la mirada de un chico. Sinceramente ni se había percatado que había alguien a su lado, intuyendo que habría sido la única con tal mala fortuna. Le miró de arriba abajo, primero sus facciones para intentar localizar entre sus recuerdos quién era, llegando a la conclusión de que se trataba de alguien de primero, para luego bajar por su vestimenta y comportamiento no verbal. No hacía falta ser un lince para percatarse que parecía desubicado, incluso llegó a pensar que podía tratarse de algún familiar o excursionista en vez de un verdadero alumno, no encajaba para nada con el resto de prototipos del lugar.
No le dedicó más tiempo, tampoco tenía intención de entablar una conversación donde no sacaría nada provechoso, así que buscó uno de los bancos más cercanos para sentarse con las piernas cruzadas, simplemente esperando al próximo tren.
Tabitha va vestida así [ENLACE]
Maldita sea... Siempre me pasa igual murmuró
William va directo con algo de torpeza y despiste a mirar los horarios del próximo tren
Los carteles paraban al lado de uno de los banquitos en el que estaba sentada una mujer que reconoció al instante...
¿Cómo olvidar a los de Sexto? Uf, al menos no soy el único que llegará tarde...
Mira a la mujer con timidez ¿Debería hablarle? uhmmm se queda pensando cinco segundos
Finalmente se lanza a hablarle mientras evade la mirada haciendo como que mira su reloj
E-ejem... Disculpe... ¿No será usted del Sexto Semestre?
Así va vestido Willy
Justo cuando estas preguntando aquello las puertas se cierran y comienza andar el vagón, puedes notar un par de chicos que hacen cara de frustración al no alcanzar se quedan esperando en la estación mientras el mismo sigue adelante. El sonido del vagón, con las voces de los que hablan hacen que se pueda hablar con tranquilidad.
El hombre te sonrie y te dice: Bueno afortunadamente este no es el común, y ciertamente hay pocos cientificos docentes con los que tratar, la mayoría son amables por lo menos, o a veces pienso yo que tienen tanto trabajo como que van a sus asuntos. Aclara con un tono de voz un poco más complice. La directora es como una gallina que le gusta que la vean y le gusta ser el centro de atención, no es fácil trabajar con ella, pues suele culpar de sus errores a los demás, así como sucedió con Page que no duró mucho en el puesto. Se rasca la garganta. El otro chico es su nuevo asistente, un chico de sexto semestre según creo, se llama Mateus Pretelt, y bueno, no hay que ser experto para darse cuenta que es un idiota. Igual tu cumple con tu trabajo, y si hay algún problema me dices, yo tengo mis técnicas para tratar con ella, los otros chicos te diran lo mismo, es mejor centrarse en lo que tenemos que hacer y no prestarle mucha atención a sus quejas a menos que sean realmente legitimas.