Partida Rol por web

Mateus Pretelt* era el retrasado profundo que se ha portado asquerosamente con él. Era mala persona, pero no merecía este fin. Para nada. No lo miró más: si casi había olvidado su nombre, esperaba olvidar esta escena pronto, como el nombre.

Salió de la habitación y cerró lentamente mientras una sensación de alivio le recorría; era infantil, pero cerrar la puerta generó en Will la sensación que todo eso quedaba detrás, como cuando de pequeño se tapaba con las sábanas la cabeza y los terrores desaparecían.

-Yo tenía clases de introducción a laboratorio con el Dr. Ruiz- dijo quizás fuera de lugar, pero contenía cierta información útil. El profesor debía estar en una de las clases entonces.

Cubrió a Rick mientras entraba en la clase que estaba justo en frente al despacho. Rick abrió la puerta violentamente y apuntó. Will también lo hizo.

Los salones de los laboratorios eran recordados por Tabitha como limpios, con cierta categoría, pues ciertamente todos los estudiantes estaban pagando para estudiar ahi y no había el descuido de otro tipo de instituciones. Sin embargo, cuando entran es claro la estela de sangre en el piso, había casquillos de arma de calibre superior en el piso, parecía como si hubiera pasado una ráfaga o varias de arma de fuego. Hay salpicaduras de sangre en los muebles y en la pared lateral, las balas han roto parte de la pared en madera que comunicaba al otro salón.

El salón tenia una vitrina que tiene elementos de laboratorio simples, que se usaban de manera demostrativa en clase. Se ve, dentro del mueble una bombona de gas pequeña, algunas pipetas de laboratorio, y unas muestras de fetos de animales en formol.

Los cuerpos inertes de las personas están en el piso y sobre los pupitres, la imagen es tenebrosa, William reconoce a sus compañeros. Muchos parecen haber sido baleados, otros, no se sabe.

Rick Wilson apenas entrar ve una planta verde al lado del ventanal falso y Tabitha vislumbra, no muy visible en una esquina munición para escopeta. William no ve nada desde donde está, posiblemente por estar impresionado al ver sus compañeros de clase muertos.

Lo que si se ve de manera evidente es que en la mitad del salón hay otro hombre con uniforme de las fuerzas especiales de umbrella muerto, parece haber sido mordido por muchas partes de su cuerpo, al lado de él hay un arma de alto calibre.

En la silla del profesor hay un cuerpo con gafas sin una mano (*). Los estudiantes lo reconocen, es el Profesor Ruiz, pero su apariencia ha cambiado su piel es gris y esta arrugada.

Es entonces que notan movimiento. La cabeza del profesor se mueve como mirandolos, y se levanta, al mismo tiempo que otro zombi  al fondo comienza a moverse.

Si bien la luz no era muy buena, parecía que más de uno se iba a mover.

Entré en la sala y vi con cierto horror lo que allí había. Sangre. Mucha sangre. El olor llegó con fuerza a mi nariz nada más entrar en el aula, pero no esperaba ver tanta. Tras recoger la planta y desde un  nuevo ángulo, comencé a ver los cuerpos en el suelo. Nuevamente tenía en frente a un soldado de las fueras especiales, abatido en el suelo. Pero no fue ese cuerpo el que me llamó verdaderamente la atención.

Ni tan siquiera los cuerpos tirados sin vida sobre los pupitres. No.

Al fondo, en la mesa del profesor, se encontraba en concreto un hombre con gafas. Su piel era grisácea, como la del sujeto que nos atacó en la entrada de la planta... y le faltaba una mano. - Atentos. - Indiqué a los chicos, reconociendo ese color como el de alguien que se va a mover en cualquier momento. Y así ocurrió. Pero no fue solo él, sino que le acompañó otro más que se alzó hacia nosotros. - Recordad, son ellos o nosotros. - No era fácil quitar una vida y aquellos chicos no lo habían hecho nunca. 

Aunque su aspecto fuese terrorífico y las circunstancias que los rodeaban estaban llenas de misterio, seguían siendo humanos, incluso conocidos o amigos de los chicos. Y no es fácil matar a un ser querido, aunque su aspecto sea el de un muerto viviente. En ese momento, me llevé la planta a la boca. No sabía como funcionaba, pero con suerte... Así pues, comencé a masticarla mientras abría fuego. No estaba mala.

Sabía a pollo.

El profesor con su bata y sin una mano se acerca hacia Rick, era el más cercano al estar en la mesa del profesor,    nuevamente trata de morderlo, para solo hacerle otro daño. Pero Rick el ex sheriff no se la iba a poner fácil, resiste a la herida propinada y dispara al zombie en su cabeza haciendole   suficiente daño para que  zombie caiga de de espalda mientras medio craneo queda en elguna parte.

Mientras tanto el zombie  que se levanto al  fondo del  salón sigue avanzando hacia ustedes y un tercero se levanta con ganas de unirse a la fiesta.

Will creía que buscar la llave era lo más sensato. Lo creía. Al menos hasta que vio al cuerpo del profesor Ruiz levantarse y como Rick le voló la cabeza. Quizás tendrían que salir de ahí pero la llave podría estar en esta habitación y no se podían ir.

Will apuntó al zombie que se levantó justo después del profesor... apretó el gatillo y el arma rugió un par de veces mientras el cadáver se acercaba hacia él.

-¡Somos nosotros!-dijo presa de la adrenalina como respuesta a lo que dijo Rick.

El resto de detalles pasaron por alto, las salpicaduras de sangre, la identidad de los compañeros..hasta el arma de gran calibre: el joven estudiante luchaba por su vida y había focalizado toda su atención en el zombie que se le acercaba.

William  se acerca al  profesor que se encuentra  en el suelo, al parecer muerto (o re muerto *) dispara haciendole bastante daño al zombie que se acerca de un tiron,  hiriendolo tal como  hizo con Rick, y repeliendolo,  afortunadamente William, para ser un novato le genera suficientes daños para dejarlo en  el suelo, no se sabe si muerto, pero por lo menos no se levanta.

William recoge la llave del deposito.

El tercer zombie  camina lento pero seguro hacia ustedes mientras  del hueco que se genero en la otra que comunica al otro salón se ve aparecer una mano.

Parecía que estaba lejos esa época de clase donde los alumnos se sentaban en sus respectivas mesas, algunos sacaban los apuntes de la asignatura que les tocaba dispuestos a atender mientras otros estaban más empeñados en sociabilizar con el resto, pasándose mensajes mudos con miradas o moviendo los labios sin emitir sonidos, como si estuvieran en el patio de un colegio. Ahora todo estaba distinto, no solo el silencio sepulcral que los rodeaba sino la sangre de aquellos que una vez fueron personas decorando la habitación, teniendo que arrugar la nariz ante el exagerado olor metálico.

Miró al suelo para encontrarse con los casquillos de bala, moviéndolos con los pies mientras se imaginaba qué había pasado. ¿Serían los disparos que escucharon? Si ese era el caso no quería saber qué hubiera pasado si no hubiera llegado tarde, imaginándose que también su sangre pintaría las paredes.

Salió de la cobertura de la puerta para adelantarse un par de pasos y fijarse levemente en los cuerpos. Prefería no distinguir sus caras, no ponerles nombres y vida, que sólo fueran muñecos de laboratorio impersonales sin ningún tipo de vínculo. Era una forma cruel pero efectiva de no caer en la desesperación y la locura.

Tened cuidado.- Un brillo captó su atención, haciendo que girara la cabeza para encontrarse con un cargador. Perfecto, justo la que necesitaba.

Con extremo cuidado, agudizando el oído por cada paso que daba, se acercó al paquete de munición para agarrarlo y guardarlo antes de que los cadáveres empezaran a levantarse. Por suerte para ella sus compañeros estaban también pendientes, disparando y “terminando” (o eso esperaba) con dos de ellos.

El último visible parecía que era claramente para ella, levantando la escopeta con dos manos y apuntando directamente a la cabeza, apretando el gatillo cuando el zombie estuviera lo suficiente cerca como para saber que la potencia de disparo y la distancia deberían ser suficientes como para reventarle la cabeza.

¡Salgamos de aquí, vienen más!

Tabitha lo hace muy bien, demostrando cierta maestría con la escopeta dispara dos veces y los dos  zombies,  y ha ambos los mata   destrozandoles la garganta y cabeza respectivamente, uno de ellos cae sobre la pared  de la cual salian las manos. Se observaba que otros del salón  se estaban moviendo, pero lo que vino despues puede complicar las cosas. El cuerpo que cayó sobre la pared ayudo a romper un poco más la división y de ella  sale primero una mujer que Tabitha reconoce como la que era su mejor amiga, Raquel Stivens quien deseaba hacer su propia empresa, ya no era esa mujer  hermosa,  se había convertido en esto:

Detrás de ella venian más, no sabe cuantos exactamente pues el hueco somo mostraba sus sombras.

Debían salir de ahí, o enfrentarse a ellos.

Por la maestría que mostraba parecía que no era la primera vez que empuñaba un arma. Una de sus manos, la diestra, estaba sobre el gatillo y aguantando parte del cuello de la culata mientras que la zurda agarraba la corredera, estabilizando así el movimiento para un mejor apuntado. Además, la cantonera estaba contra su hombro, levemente atrasado, para controlar el retroceso del disparo.

Sabía que la potencia estaba en la cercanía y esperó. Esperó lo suficiente como para tenerlos a los pocos centímetros y saber que no iba a fallar, alzando el cañón directamente hacia sus cabezas y apretando el gatillo primero una, y luego otra vez, retomando el olor a pólvora y sesos por el lugar.

Por la cercanía, al reventarles la cabeza algunas gotas de sangre mancharon a la estudiante, llenando de algunos puntos carmesíes tanto su ropa como su rostro. Pero parecía que poco le importaba, al menos no se daba cuenta, entrecerrando los ojos dispuesta a volver a disparar si se acercaba otro de esos muertos… pero no hubo una próxima vez.

¿Raquel? – La fiereza que podía haber mostrado hace apenas unos segundos, esa seguridad de saber qué estaba haciendo se desplomaron por completo. Parecía que había visto a la misma muerte en persona, palideciendo su rostro mientras sus pupilas se dilataban, notando que el peso de la escopeta ahora era de un quintal.

Muchos podían decir que Tabitha era una persona fría, distante o incluso asocial, pero pocas habían logrado captar el corazoncito oculto de la muchacha lo suficiente como para que pudiera abrirse, ser ella misma en una selva de depredadores. Raquel había sido prácticamente la única que lo había logrado, la única que no consideraba enemiga en la Academia y la única amiga que tenía.

Bajó las manos, dejando que el arma se suspendiera sobre la diestra aunque peligrando en caer mientras su mente divagaba en recuerdos no tan lejanos. Estabas en ese tren, te vi, casi íbamos juntas a clase. Parecía que el tiempo para ella se había detenido, quedándose completamente estática mientras el cadáver de su amiga avanzaba hacia ella. Tenía que haber ido contigo. Lo siento Raquel.- No sabía en qué momento sus ojos se llenaron de lágrimas incontrolables, completamente destrozada por la culpa.

A pesar de conocer a la chica de nada, ambos varones se dan cuenta que  acaba de ver a alguien querido y se ha pasmado, es en estos momentos que se necesita del apoyo de los demás.

Fuera del salón (*) hay varios muebles que pueden ser útiles, si acaso necesitan algún apoyo.

William tenía la llave... le habían arañado y sangraba, no quería estar allí. De hecho no tenía mucho sentido quedarse allí más tiempo y exponerse a que esos extraños "zombies" le dieran una clase de anatomía. En vivo. No obstante, algo ocurrió entre el caos de los disparos y los zombies y una nueva retornada apereció en la sala desde la pared rota. Esta nueva zombie le era familiar, ¡debía ser otra estudiante! Y estaban en una clase, que iba a ser si no. Fue a decirles a sus compañeros que  todos se marcharan de ahí cuando Will se percató que Tabitha estaba en una especie de shock:

-¡Rick! ¡Saca a Tabitha de aquí! ¡Está en shock!- dijo angustiado mientras apuntaba a la estudiante que le estaba, tal vez, provocando el shock a su compañera -¡Vamos! ¡Vamos!- no quería dispararle delante de Tabitha pero no le quedó mucha opción y acabó apretando el gatillo de su arma contra Stivens..

Mientras Tabitha esta paralizada, William notando que esta en shock dispara impactando a uno de los zombies  dañandolo pero no lo sufiente para matarlo, mientras lentamente va caminando hacia atrás con la idea de huir de ahí.

Vi como el muro cedía ante los disparos de la escopeta. ¿De que estaban hechas aquellas paredes? ¿De papel? De ser así no necesitaríamos las llaves para abrir las puertas... podríamos hacerlas nosotros mismos con las herramientas adecuadas y un mínimo esfuerzo. Pero lo que vino tras la caída de aquel muro no fue nada agradable. Menos aún para Tabitha, quien parecía haber entrado en estado de shock al reconocer a alguien entre aquellos... ¿muertos?

Caminaban sin miramientos cuando apunté hacia uno de ellos. Tenía su cabeza en mi punto de mira. Un solo disparo y adios zombi. Pero al William se le ocurrió una idea distinta: huir. Refunfuñé por lo bajo. No me gustaba salir corriendo de ningún sitio. No era bueno para nada ni nadie. Y menos aún cuando no podía defenderme y dependía de un pipiolo que estaba empezando a disparar de verdad con un arma.

Pero tenía razón. Estar allí con Tabitha así era peligroso. No solo para ella, sino para los demás. Sin mediar palabra, me agaché lo justo delante de la joven para colocar su abdomen sobre mi hombro, mientras que con mi mano libre sujetaba la escopeta, la cual amenazaba con dejar tirada en cualquier momento. Con ella sobre mis hombros, avancé hacia la puerta. - Aguanta. - Le dije al chico al pasar por detrás suyo. - Que no se acerquen. En cuanto la deje te cubro.

Rick tomó a Tabitha y la sacó del lugar, mientras la saca del salón y  la deja fuera de peligro. Mientras eso, William  siguio apuntando hacia los zombies mientras  daba pasos para atrás y siendo más rápido  no dudo en cerrar la puerta tras, dejando a los zombies encerrados. Las puertas eran de metal y contrario a lo que Rick pensaba los modulos principales parecian hechos de algún material  fuerte. Posiblemente la divición entre salones  fue una mala decisión de diseño. Sea como sea había cerrado la puerta y  se escuchaban golpes desde el interior tratando de salir.

Había que observar que los zombies no eran muy listos, pues la puerta del salón 1, ahora conectada con el salón 2, no mostraba ningún tipo de perturbación,  era claro que estos zombies golpeaban de donde vieron desaparecer a los humanos.

La puerta no estaba del todo asegurada, abría que asegurarla si no se quería que salieran de ahí.

Alguno de ustedes halaba la misma tratando que no se abriera.

Will se quedo sujetando la puerta con su hombro trabajosamente mientras grito a Rick:

-Rick, necesitamos algo ..trae varias sillas para hacer palanca y algun mueble!- con las sillas podrian tal vez bloquear a modo de palanca contra los picaportes las sillas mientras arrastraban algo mas entre los dos... eso o que Tabitha se recuperara.

-Eh, Tabitha! eh!-dijo entre el esfuerzo de la puerta- estas bien?

Con suerte encerrarian a estos monstruos y podrian usar la llave que el habia tomado para buscar una salida

Tabitha pesaba menos de lo que parecía o podría ser que mi adrenalina me diese esa fuerza que me hiciera llevarla con tanta soltura y facilidad. Daba igual. La llevé deprisa a los sofás del rincón y la dejé en el más grande con cuidado. Luego retiré del todo su escopeta de la mano, pues no quería que al despertar reaccionase pegándonos un tiro a cada uno y la dejé a sus pies. El chaval comenzaba a tocarme las pelotas con tanta orden. Pero había que colaborar. Así que guardé mi arma en su funda y arrastré otro de los sofás aquellos hacia la puerta que sostenía el chico.

Aquel sofá no sería suficiente, así pues acerqué la mesita antes de mirar a la chica de nuevo. La pobre seguía ida. Era la segunda vez que la pasaba y eso me preocupaba, puesto que la veía débil y con pocas posibilidades. Estaba claro que era la que mayor protección necesitaba por mi parte, puesto que el pipiolo me cansaba ya de lo listo que era. Ver cuatro películas policiacas no te hacía un entendido en la materia. Estudiar para serlo y acabar siendo sheriff como lo hice yo, sí... aunque mi vida diese aquel dramático giro y terminase en este infierno metido. Pero eso no importaba ahora.

Lo verdaderamente importante era que teníamos a un grupo de descerebrados al otro lado de una puerta la cual no cesaban de golpear. No veía que el tirador de la misma se moviese, por lo que de sesera andaban escasos. Sus feos y corrompidos rostros me recordaban a las películas de zombis de miedo que tanto le gustaba ver a mi difunta esposa y que me hacía ver a su lado, puesto que la daban miedo. Por fortuna para ella, jamás vería que sus pesadillas podrían cobrar vida de verdad.

Esos muertos vivientes, habían sido personas antes. Pero, ¿cómo funcionaba aquello? Desde luego que eso se escapaba de mis conocimientos. Seguramente Tabitha o el genio que nos acompaba podrían arrojar algo de luz al respecto. Pero entonces me di cuenta de una cosa. Los dos cuerpos que habíamos encontrado cosidos a balazos, no se habían levantado ni lanzado a por nosotros. En cambio los demás habían adquirido un extraño color de piel y su aspecto se había alterado visiblemente. - ¿Y si Moore? - Susurré sacando mi arma de nuevo y con prudencia me asomé hacia el lugar donde había caído mi jefe tras el ataque del soldado de las fuerzas especiales.

No dejaba de apuntar con mi arma. No quería sustos ni que me atacase por la espalda cuando más distraido estuviese. Lo tenía claro. Si su cuerpo había mutado un poco y su aspecto se asemejaba a los otros que había visto moverse, le volaría la cabeza antes de que se levantase del suelo.

Prácticamente Tabitha era un peso muerto sobre el hombro de Rick, y ya no solo porque su complexión fuera delgada sino porque no opuso ninguna resistencia. Veía cómo el suelo bajo sus pies se alejaba lentamente aunque no se movieran sus piernas mientras su cabeza seguía pendiente de la figura muerta de su amiga.

Es mi culpa.- Logró decir con apenas un hilo de voz mientras salía de la habitación y la dejaban sobre un sofá que ni recordaba que estaba ahí. ¿Qué haría ahora? ¿Tenía que hablar con los padres de Raquel? ¿Amigos? ¿Pareja? ¿Tendría que buscar a los causantes? ¿Hacer un funeral con el cuerpo descompuesto de su compañera? Se llevó las manos a la cabeza, enredando los dedos en su cabello mientras las lágrimas seguían saliendo, sabiendo que no podía hacer nada por ayudarla más allá de darle un descanso rápido.

Por primera vez en toda esa historia quiso llamar a sus padres, decirle que no podía más con esto y que no había logrado lo que tanto esperaban, añadiendo el primer tachón en su impoluto historial, uno manchado con sangre inocente.

Los zombis se agolpaban y escuchaba sus voces tanto de los muertos como de sus propios compañeros, aunque lo hacía de una manera lejana, fuera de la escena en la que ellos se encontraban, como si fuera la espectadora viendo una película en el cine. Se movía de forma intermitente, balanceando su cuerpo mientras pensaba en si estaba haciendo lo correcto, soltando algunas verdades que nunca creyó decir en voz alta aunque no sabía si la estarían escuchando.

Todo esto es culpa de mi incompetencia. Podía haberlo evitado y no lo hice. Lo siento mucho, lo siento Raquel.- Veía la escopeta a sus pies, ahora difuminada por sus lágrimas, sin atreverse a cogerla todavía.

Logran bloquear la puerta, aún se escuchan  golpes  tratando de salir por la misma. Mientras Tabitha murmura cosas que los demás no entendían.

Luego de tratar de  bloquear la puerta con los muebles,  había que tener confianza que  los zombies no salieran por ahí. Mientras tanto  Rick mira hacia el cuerpo de Moore, que parece estar acostado donde se dejó la última vez, y sí, desde lo lejos, el cuerpo del jefe de seguridad no tenía muy buen color, ¿podrían evitar que se levantara en caso de que se hubiera convertido en una de esas cosas?, el  zombie que atacó a Moore le había quitado parte de su  cuello,  un corte o   un golpe  en buen momento pueda que lo remate.

Mientras tanto William esta algo cansado después de la rápida recogida del  sofá grande que había en la estancia y de el otro mueble. Se mira en la mano, y tiene las llaves del deposito, podría ir al lugar o aprovechar el espacio para hablar con sus compañeros.

La improvisada barricada parecía funcionar y mantener la puerta bloqueda. Me daba rabia tener que dejar allí aquella arma que sin duda nos había venido de maravilla, pero ya eran demasiados y sin la chica bien... Mejor no arriesgar. Quería arrastrar una mesa del puesto de seguridad y usarla en la otra puerta, pero Moore... su piel estaba cambiando demasiado deprisa. Aquello no era bueno. Significaba que aquello era - Contagioso. - Dije en voz alta. - Es como en las películas. Se contagia y acabas como ellos. - Miré mi herida, era un simple rasguño pero... - Se trasmite por la saliva o su mordisco, seguro... habrá que ver si también por los arañazos. - Indiqué sin ocultar mi herida.

Busqué en mi cinturón el cuchillo que había recogido con anterioridad, no sin antes mirar a Tabitha. seguía en shock, pero parecía empezar a recuperarse. Seguramente necesitase ayuda, pero primero era asegurar la zona. - Moore comienza a tener el aspecto de los demás. Es cuestión de tiempo que se levante. Cúbreme, ¿quieres? Luego la atenderemos a ella. - Dije al chico con mi cuchillo en la mano.

Con cautela, me acerqué al cuerpo de Moore, dejándole a Will sitio suficiente por si tenía que disparar. Parecía que la cabeza era el punto débil de aquellas criaturas y el mejor acceso a la misma con un cuchillo era la cavidad ocular. - Va a ser desagradable, pero espero que efectivo. - Dije colocando el cuchillo de manera diagonal en su ojo, dispuesto a insertarlo en su interior y destrozar todo la sesera que pudiese girando aquel arma en su interior. - Batido de cerebro.

Es una enfermedad vírica. Un virus.- Hablaba para sí misma, respondiendo de alguna forma las teorías sobre el contagio que lanzaba Wilson.- Es la única explicación plausible para todo esto.

Está claro que deben haber alterado las células, puede que con microorganismos patógenos, no estoy segura.- Por primera vez desde que la habían sacado del aula, alzó la mirada para buscar los ojos de cualquiera de los dos, tal vez esperando un poco de comprensión o castigo por haberse callado, a modo redención. Era lo que se merecía por dejar morir a Raquel de aquella forma.- El lugar está fuertemente vigilado, tú mejor que nadie deberías de saberlo.- Sólo hacía falta saber que para llegar al piso donde estaban había tenido que pasar por varios controles de seguridad, teniendo una llave de acceso para llegar al ascensor, siempre bajo la atenta atención del cuerpo de seguridad.- El ataque vino desde dentro, estoy segura porque ese uniforme nunca lo he visto y llevo aquí mucho tiempo.- Señaló al primer cuerpo que encontraron frente al ascensor, volviendo a buscar la mirada de sus compañeros.- Estamos en la academia de una prestigiosa empresa farmacéutica.- Tragó saliva mientras apoyada los codos en su regazo y dejaba descansar su frente entre sus brazos.- Un tal “Dr Marz”, creo que del ala de psiquiatría, usaba a los estudiantes como ratas de laboratorios analizando sus comportamientos y catalogándolos en grupos. Mi nombre también estaba en las listas.- Puede que hablar en voz alta de todo lo que asolaba en su cabeza, de sus últimos descubrimientos y preocupaciones fuera suficiente para que comenzara a hilar rápidamente algunos de los misterios.- Nunca me han pedido un análisis de sangre, tampoco me he sometido a pruebas físicas. Si han experimentado con nosotros ha debido ser por vía oral, metiéndonos algo en la comida o en la bebida.- Miró de soslayo a la cafetería, preguntándose si eso sería cierto.- O respiratoria, pero no tendría sentido que sólo unos cuantos estuvieran contagiados. Además, no parecían tener mascarillas.- Levemente sentía que se había quitado un gran peso de los hombros, aunque su pierna siguiera un frenético ritmo contra el suelo, terminando de digerir todo lo que estaba diciendo.- Eso es todo lo que sé. El resto son hipótesis no demostradas.