Partida Rol por web

Me mantengo detras de Eva, tan solo unos pasos. Mirando a aquel hombre. Parecia tan desapasionado. Cuanta frialdad. ¿Todos serian asi? Era algo extraño, ademas...la iglesia estaba demasiado vacia. Eso tal vez no era un buen signo. ¿Nos habrian enviado al sitio adecuado? Me decepciona un poco ver el lugar tan solitario. Me mantengo en silencio, dejando que Eva hable y aguardo la reaccion de aquel cura. Parecia una cascara vacia, o esa era la idea que yo me hacia de el.

Copiando el ejemplo de Constance y llevando a cabo, la estrategía que ya avisó que seguiría, Zadkiel no dijo nada.

Se quedó en la puerta junto a Eddgar, limitándose a asentir con la cabeza lo que este había sugerido respecto a entrar a la iglesia, aunque demasiado tarde, puesto que la única persona que se encontraba en ella, ya los había visto y con una gran seriedad, y preguntado si venían juntos tras informar de la hora de la misa.

Dorothy se encargó de responderle y los demás la dejaron hacer, esperando la respuesta del hombre.

El sacerdote abrió los ojos de forma visible, parecía sorprendido, esbozó una rara sonrisa, que se podría deducir de las contorsiones algo atípicas de sus arrugas. -:Si, claro, sois cuatro, los esperábamos, los esperábamos- dijo con una ligera reverencia. -: Esta es la casa del señor y de todos sus hijos, por supuesto- luego los observaba, sus ojos habían tomado un aspecto un poco más vidrioso, y habían perdido la resignación de hace unos instantes.

-Síganme, por favor, les esperan señores- dijo mientras los invitaba a seguir, la iglesia, desde dentro, era aún más impresionante y tranquila que desde la entrada, parecía ser un verdadero sitio de descanso y recogimiento espiritual, los ecos se extendían con los pasos, como si estuvieran perturbando la tranquilidad de un lago. Incluso para sus oídos, los murmullos suaves de la estructura, y los atenuados ruidos que vienen de fuera, parecían fundirse en una melodía extraordinaria y tranquilizante. El sacerdote no mostró algo que pudiera alertarlos, simplemente caminó, hasta el altar, luego giró hacia la derecha, y abrió una puertilla de madera, que daba a un hermoso jardín interior.

En el centro, los sonidos del agua cristalina de una fuente, daban un aire de relajamiento y naturalidad, que arrancaba las sonrisas del corazón, incluso para ángeles acostumbrados a la belleza de la ciudad de Dios, las columnas congeniaban, mientras pájaros trinaban desde los árboles, y el silencio era interrumpido por los susurros de aquella pequeña porción de vida.

El sacerdote caminó por la sombra, hasta llegar a una puerta de madera oscura, lisa y con una perilla dorada, tocó dos veces y la abrió con lentitud.

-: Los 4 ángeles han llegado señor, como me ha pedido, los traje ante usted- comentó. Se oyó un "déjalos pasar" desde dentro, y el hombre de Dios, abrió la puerta para dejarles entrar a los cuatro.

Una pequeña oficina está pasando la puerta, una pequeña biblioteca de madera, contiene varios libros de contenidos religiosos, tomos y enciclopedias, hay algunos cuadros de estilos modernos y algo abstractos, y un escritorio con varios dossiers, y papeles sobre él, así como un portaplumas, tinta, algunos bolígrafos, y una pequeña lámpara. Al fondo, un enorme espejo con un marco dorado. Junto a la puerta, una ventana que daba hacia el jardín interior, y bajo esta, una pequeña repisa con algunas estatuillas de bronce.

El sujeto allí adentro, tenía un aspecto joven, no más de treinta años quizás, alto, su cabello castaño era desordenado, y portaba una barba de algunos días. Unas ojeras profundas se le dibujaban, y unos ojos pequeños y oscuros por completos, sus labios alargados y delgados, vestía una enorme gabardina de color claro, una camisa beige abierta dos botones, sus manos eran delgadas y algo peludas. Se pone en pie en cuando entran, hablando al mismo tiempo.

-: Por favor, déjenos solos padre- y el sacerdote, espera a que todos entren, cierra la puerta y se oyen sus pasos alejándose por el corredor.

Antes de que cualquiera diga algo, los para y extiende un poco los brazos, de inmediato, un aura blanquecina lo envuelve por completo, se dibujan unas alas por unos instantes, luego,  la luz divina alrededor de él, se desvanece con rapidez, así como cualquier rastro de su naturaleza angelical. Sonríe como si fuera una cortesía necesaria y no como si lo sintiera. Los mira fijamente, esperando algo, en completo silencio, ahora su sonrisa se ha borrado y está serio por completo.

Observo al hombre. Quedandome al costado de Eva. Sorprendida al ver que es un angel, pero no digo nada. No quiero meter la pata, y suelo irme de boca a veces. Prefiero el silencio quedandome al lado de mis compañeros para ver que decir.

Una sonrisa se esbozó en mi cara, contacto con el mando angelical, objetivo cumplido

Una pregunta afloró en los labios de Eva, y no se hizo esperar demasiado

Sabía que debería haberse quedado en la capilla, tenia un presentimiento, y ahora lo confirmaria

Buenos dias sr.......

Soy Evangelia, la palabra de Yves

Antes de nada querría preguntar

Hemos aparecido en una capilla unas calles más abajo

Saco un papel de la secta que empiezo a manosear para atraer la atención del serafin

Nos ha recibido un tipo rudo con un hacha que hizo desaparecer, gran mostacho, sin afeitar, pelos largos, mirada taciturna y de muy malos modales

Eva gesticuliza cada descripción tratando de hacer una pantomima del hombretón... sin demasiado éxito

Se presentó como Ruthiel, y nos dijo que llegábamos tarde para ayudar a Alexandra

¿Qué nos puede decir de ésto?

Eva estaba impaciente, ella no necesitaba instrucciones para saber qué debía hacer, pero sus tercos compañeros habían insistido en esto

Asi que cuanto antes terminaran los burocráticos formalismos y se informaran de la verdadera situación mucho mejor

Parece que no vamos a tener mucho problema en encontrar a los ángeles aquí asignados pensó Zadkiel al ver la rección del sacerdote.

Al igual que sus compañeros, siguio al sacerdote a través de la iglesia, contemplando relajadamente la arquitectura del edificio a medida que lo atravesaban. Este lugar es bonito y tiene una confortable calma que contrasta con la de la calle, más tensa y expectante a cualquier cambio. Pensó Aquí, la impresión general es de una calma relajada, que invita a olvidar los problemas. Sin embargo, Zadkiel sabía muy, que era precisamente eso, problemas, lo que había hecho que acudieran a aquel lugar.

Cuando entró en la oficina a la que el sacerdote les hizo pasar y tras la confirmación de que habían encontrado a quien buscaban, volvió a quedarse en un discreto segundo plano, permitiendo que Dorothy explicara el motivo por el que estaban allí. De momento no tenía nada que añadir.

El hombre no pareció cambiar de expresión, y se cruzó de brazos, su entrecejo se frunció, mientras abrió la boca, esta vez surgió un lenguaje que ningún hombre habría podido entender, era una especie de canto celeste, cual coro de Viena, pero cargado con algo de rudeza, remarcando cada palabra, por un momento, parecía que la voz que surgía de la garganta del allí presente, no venía solo de allí sino de todos los lugares de la oficina... En aquella lengua, aquella lengua que hablan las criaturas de Dios y que aprenden desde el momento mismo de su creación.

-¿¿¿ACASO NO TIENEN LA SUFICIENTE DECENCIA PARA PRESENTARSE COMO ÁNGELES???-

Podrían jurar que algunos libros temblaron en el estante, y que el espejo vibró por unos instantes. El hombre se apoyó sobre la mesa con ambas manos, mirándolos fijamente.

-: Regla número uno, nunca fiarse de cualquiera que diga ser un ángel, a menos que se presente apropiadamente... pero ustedes o son jodidamente confiados y estúpidos... o son jodidamente astutos...- comentó mientras esperaba que ahora los cuatro hicieran lo que es debido. -: Pero ninguna de las opciones me agrada mucho. O se presentan, o se atienen a las consecuencias- dijo mientras a pesar de que su rostro no reflejaba distorsión alguna por el enfado, solo sus palabras lo manifestaban.

El halo blanco asciende desde la cabeza de Eva y el aura nívea de unas pequeñas alas se expande hasta rodear su cuerpo

Leeeeleré leré

Nooos han timadooo

Canturreo con sorna para luego quedar con una voz simpaticona, me hacia tanta gracia que me hubieran timado de aquella manera que mantendría la sonrisa durante los 6 eones que estaría recluida por esto

Perdone, no tengo apenas experiencia aquí abajo y nunca hasta ahora me habia topado con otro Angel

Aunque ya sabía yo que aquél tipo no estaba hecho de buena pasta

El tenue coro celestial que desprende el halo se extingue cuando de nuevo el aura y el anillo desaparecen poco a poco

Y... tuturuuuu .... ¿Ahora qué?

Asustado por la reacción del sujeto, Zadkiel se dió prisa en seguir el ejemplo de su compañera Dorothy, permitiendo que su naturaleza angelical se mostrara a través del consabido resplandor blanco y las pías alas que se dibujaban por medio de los reflejos de la luz.

Había olvidado nuestra capacidad para mostrar nuestra naturaleza y por lo que parece no he sido el único. Está claro que nuestra falta de experiencia va llamando la atención allá por donde vamos.

Zadkiel se mordió la lengua de frustración, lo único que les faltaba ahora era que aquel tipo les subestimara y les ninguneara si veía poca profesionalidad en ellos.

Bueno, intentemos aparentar que los que se les presentan son jodidamente astutos. Pensó para tranquilizarse y luego dejó que sus compañeros mostraran su naturaleza ante el ángel que les atendía, lo que le dió tiempo a meditar en las palabras que había dicho el ángel.

Eso que ha dicho...¿Significa que Ruthiel podía no ser quien pensábamos? Volvió a morderse la lengua, al oir las palabras de Dorothy. Quizás si que seamos poco profesionales Se dijo a si mismo mientras pensaba en un diccionario con una foto suya al lado de la palabra Pardillo.

Aprieto los ojos cuando levanta el tono. Estaba poco acostumbrada a que me griten. Respire profundo para tratar de relajarme y mostre mi apariencia angelical. Tampoco estaba acostumbrada que debiamos mostrarnos. El lo habia hecho pero tenia razon en que no podiamos confiar en cualquiera. Ruthiel no habia mostrado su apariencia ¿O si lo habia hecho? No podia recordarlo, sin embargo nos habia dado la direccion correcta de donde se encontraba un angel. Lo observo luego de volver a ocultar mi apariencia de angel. Aguardando, tal vez otro regaño o tal vez todos dejaran de gritarnos y nos dirian que ocurria.

Yo que estaba, como de costumbre, un poco ausente de todo lo que se hablaba allí en aquel despacho me sobresalté al oír el grito de aquel hombre que, al llegar frente a él, se había dejado ver como un ángel y había permanecido tranquilo aunque serio.
Acto seguido mis compañeras se fueron presentando como ángeles. Tras ello, todos en la habitación se nos quedaron mirando a los dos hombres. Un bostezo me invadió mientras pensaba Vaya, pues se me ha olvidado cómo se hacía eso. A ver...
Tras medio minuto en el que se podía sentir la tensión en el ambiente mientras intentaba recordar cómo mostrar mi aspecto angelical... logré que mi blanca aura se mostrase y un segundo noté que mis alas podían ser vislumbradas por todos a mi alrededor.
Bueno, pues ya está, ya me podeis dejar tranquilo otro rato...

El ángel pareció sentirse satisfecho, pero ahora no esbozaba ninguna sonrisa. Tomo su lugar con suavidad, mirándolos y detallándolos. Parecía estar pensando lo que iba a decir.

-:Bien, ya que se han presentado como es debido- dijo con su voz humana normal, tranquila, calmada, medida - Soy Ewald, estoy al Servicio de Dominic(*), y al frente de las fuerzas del Bien en Houston, me place mucho verles, ha sido un llamado de emergencia y el cielo ha respondido con inusual agilidad- parecía hablar con satisfacción al respecto.  Nuevamente su mirada los repasó, no había sonreído nuevamente desde hacía un buen trecho.

-:¿Que preguntas tenían? y espero que me digan sus nombres, para reconocerles...- parecía estar ordenando y organizando un grupo de trabajo, no llevando una adecuada conversación- luego les informaré un poco de la situación, ya que veo que hablan de Alexandra, Ruthiel... sean breves por favor, tengo otras ocupaciones también...- y miró fijamente a Eva, como esperando que ella hablara, aunque si alguien toma la palabra, inmediata pasará a mirarle a él.

Zadkiel tomó la palabra y se presentó debidamente, gracias a la seguridad que le ofrecía el hecho de encontrarse frente a Ewald, quien una vez, echas las presentaciones y pasado el primer enfado, parecía algo más receptivo para los novatos.

-Yo soy Zadkiel, enviado de Juan*. Estamos aquí por una solicitud de apoyo para Alexandra, enviada de Lauren, que se encontraba en una misión de purga sobre demonios infiltrados al interior de la secta de los "Santos de los días del Juicio Final". Explicó el moreno Parte de la misión era venir aquí y establecer contacto con los ángeles destinados en Houston y luego esperar ordenes de Alexandra, pero a nuestra llegada nos encontramos con alguien llamado Ruthiel que nos informó, de muy malas maneras he de añadir, de que llegábamos con retraso y de que Alexandra había sido enviada de nuevo a arriba, haciéndonos entender que la misión para la que se solicitó nuestro apoyo ha resultado un fracaso y que nuestra presencia ya no es necesaria. Sin embargo nosotros ya estamos aquí y suponemos que aunque Alexandra no esté, habrá algo que podamos hacer si alguien nos da alguna información de la que no dispongamos.

El hombre en el que Zadkiel se había presentado en la tierra dejó de hablar para tomar aire y luego dijo:

-Ahora mientras mis compañeros se presentan, es posible que añadan cualquier dato que se me haya podido olvidar.

Carraspeo antes de dar un paso al frente.

-Mi nombre es Anastacia, estoy al servicio de Guy*...- Digo con voz solemne y orgullosa de mi superior - Mi compañero tiene razon... Ruthiel se quejo de que habiamos llegado tarde y que la mision estaba totalmente perdida...-

Recorde la bofetada y no pude evitar sonreirme. Al parecer se merecia mas de una por hacer tanto escandalo... Ewald decia que llegamos temprano, y Ruthiel que habia llegado tarde, la pregunta es quien tenia la razon...

Evangelia

Me limito a decir con sequedad mientras me adelanto y tomo asiento cómodamente cuando su mirada se pose en mí esperando mi presentación.

Personalmente estoy completamente abatida

He deshechado mis principios de ayudar a los mortales y seguramente me estoy metiendo en un percal del que no saldré sana y salva

Mensajera de Yves- Prosigo

que junto a los citados por mis compañeros y otra lista interminable de entes celestiales me mangonean....

Seguramente usted mismo también me ha mangoneado alguna vez...

En fin, y eme aquí, en el cuerpo de la bienaventurada Dorothy

Siendo ud. el único vínculo terrenal que nos queda para conocer nuestro cometido

Me cruzo de manos, pacientemente mientras un agradable cosquilleo involuntario recorre mi cabeza haciendome sonreir sin motivo aparente

Me adelanto y presento:
Soy Eddgar, servidor y amigo del querido Novalis* y no tengo nada que añadir a la información que ya le han dado mis compañeros de misión, así que usted dirá, que estamos aquí todos sin saber para dónde tirar.

Ya han contado todo lo que se podía contar de lo que llevamos hecho y vivido con estos cuerpos así que decir algo más solamente me haría desperdiciar saliva y tiempo. Me apoyo en una de las paredes a la espera de lo que Ewald nos tenga que decir mientras pienso que si le hemos encontrado a él y no se queja de que hayamos llegado tarde quizá no todo esté perdido y pueda dar por fin a Novalis una alegría por mi parte, lo cual estaría muy pero que muy bien. Eso sí, andar de un lado para otro con este cuerpo terrenal es cansado, muy cansado.

El hombre solo se mosqueó un poco con la intervención de Evangelia. -Le pido Evangelia, que sea más prudente con lo que dice, el orden con que funcionan las cosas, no se puede rebajar a manipulaciones y mangoneos, si está muy insatisfecha, es algo que podemos arreglar con un par de llamadas- dijo sin mostrar expresión alguna. Luego miró a Zadkiel...

- Entonces, Zadkiel, Anastacia, Evangelia y Eddgar... se han encontrado con Ruthiel... que interesante- dijo acariciando su barbilla, pensativo -Siempre ha sido tan problemático...- los miró ahora - Ruthiel es un ángel también, no tienen de que preocuparse, es uno de los siervos de Mikel, eficiente, pero algo tosco y difícil de controlar... pertenecía a la célula de Alexandra... en realidad, todo el equipo de Alexandra no era muy dado a seguir los reglamentos y ya ven... hemos tenido una tragedia, en casi nada- luego sus ojos enfocaron a Zadkiel, como si hablara solo con él.

- Alexandra fue quien solicitó los refuerzos, llevaba algún tiempo investigando la Secta "Santos de los días del Juicio Final", pero de unos días para acá, empezó a comportarse de forma impaciente, casi histérica, solicitaba ayuda, pero varios de los ángeles estamos ocupados en asuntos de mayor prioridad, amenazaba con una tragedia de grandes proporciones... finalmente accedí a enviar una solicitud de emergencia, cuya respuesta son ustedes...- ahora volvió a repasar la mirada -Pero ella no esperó, y se lanzó a un ataque estúpido, acabó con su estadía en la tierra y la de sus tres compañeros... o bueno, dos... lo curioso, es que no sabía que Ruthiel había sobrevivido... es algo que tendré que investigar, porque tampoco se ha reportado... curioso, muy curioso- se rascó la barbilla pensativo una vez más.

Miro a mis compañeros unos momentos. Algo de todo esto no me cerraba. Pero era mejor no decir nada ahi. Miro a aquel angel que teniamos delante. Nos habia dado mas informacion que Ruthiel, pero existia una posibilidad de que ese hombre ya no este al servicio de Dios.

-Cuando llegamos lo unico que dijo era que habia sido tarde y que Alexandra habia muerto...de hecho costo bastante que nos diera informacion sobre lo sucedido pero lo unico que hizo fue quejarse de la situacion y de nuestra tardanza...-

Le digo al hombre quedandome al lado de mis compañeros, cruzandome de brazos.

A pesar de que no quería gastar saliva tuve que apoyar lo que había dicho Anastacia:
Eso es cierto, incluso a mí que ese tipo de comportamientos me la traen al pairo, hablando mal y pronto, me pareció que nos daba la información con cuentagotas y con muy mal humor el tal Ruthiel ese.
En fin, que con usted es mucho más fácil hablar y recibir la información necesaria. Prosiga, prosiga... le instó a seguir el ángel en el cuerpo del guía tejano mientras se acomadaba en una silla cansado de estar de pie apoyado en la pared.