Partida Rol por web

-Bien, parece que no has hecho nada más que hacernos perder el tiempo Pinocho.

-¿Tanto para esto...? la verdad es que las sospechas de Pinocho, de haberse confirmado, podrían haber ayudado en la investigación. Creo que también es hora de que yo me vaya de esta sala, iré a ver donde está Getel... quizás ella haya descubierto algo

Eché un vistazo a mi alrededor nada más entré al dormitorio. A pesar de que la espalda del Rey me obstaculizaba la vista, la habitación lucía igual de espléndida que las otras salas que había tenido la oportunidad de ver. Los muebles eran tan exquisitos que se camuflaban en el lugar, dándome la sensación de que acababa de incluirme en un cuadro sumamente elitista. Sin embargo algo no encajaba. Algún otro artista había añadido su toque personal colocando a una muerta en la sala.

- Oooh... T-t-terrible pérdida si es que la pérdida existe. - dije como introducción. - C-caballeros, buenas noches, o malas sean, d-depende de quién lo mire y de cómo se mire. ¿No es cierto? - pregunté directamente a Pepito Grillo. - Me gusta su sombrero señor, p-pa-parece que ahí dentro guarda teorías y un buen entendimiento aunque he de reconocer que más me gustan las botas de su amigo el minino. - Alcé la vista hacia Garfio - C-ca-capitán debería hacerse con un par de esas. Desprenden justicia a cada paso. Hm...

Reflexioné por un instante. En ese momento hubiera pagado por detener el tiempo, sentarme en una butaca y beberme una tacita de té, pero como nunca había dispuesto de tiempo (es más, siempre corría para que no me pillara desprevenido), no lo pude echar en falta. Lo que sí echaba en falta era sentido común. Muchos de los invitados parecían tan inmersos en decir, juzgar y sentenciar antes de pensar, que las acusaciones iban y venían de unos a otros. Y sin duda, de todos los que nos encontrábamos allí en ese instante, Pinocho era el claro ejemplo de un ser pasional con poca planificación.

- Este lugar no es sólo m-mu-muy bonito sino que además es m-m-mágico. ¿Sabían que no todo el mundo que escucha sabe escuchar? De hecho es el que sabe escuchar quien sabe de todo. P-pe-pero no siempre se sabe ni se tiene tiempo ¿verdad? Les diré algo, los techos miran, las paredes escuchan y el eco distribuye la información. Pinocho se equivoca aunque no del todo. ¿Alguien si no, estaría dispuesto a afirmar que no hay vampiros en esta ceremonia teniendo en cuenta quienes hemos asistido? Un C-co-conejo - paré para agachar mi cabeza a modo de reverencia - que aprovecha para hacer su introducción y presentarme ante los ya conocidos presentes - continué - un Gato, un Grillo, un muñeco de madera, gente que muere y muertos que vuelven, piratas, princesas, príncipes, y quién sabe qué más (además de los techos). P-p-pero sin duda el Rey no es un vampiro como se le acusa y yo lo puedo asegurar. En realidad, yo personalmente no puedo porque soy pequeño, viejo y desvalido, pero puedo dar la información, qu-qu-que es lo que mejor se me da. - Bajando mi tono de voz continué. - Mis orejas puntiagudas han escuchado que en este palacio se encuentra un vial capaz de demostrar que el Rey Midas no es un vampiro. Alguien lo tiene y os juro por mi cabeza, que bien preciada es para mí, que si su Majestad lo tomara no moriría ante su veneno, pues no es tal criatura. Desgraciadamente mi olfato ya está muy deteriorado y no lo puedo detectar...

Intenté establecer un contacto visual con el Rey. Si entre toda su locura pudiera encontrar una salida, esa salida era yo. Él necesitaba confiar en mí aunque era probable que todavía no lo supiera. Era demente y estaba maldito así que no tenía grandes esperanzas.

¡El Conejo! Pero no debo distraerme más...

A Conejo: - Quisiera hablar con vos, pero el tiempo apura y tengo que hacer. Seguro que Gato os hará preguntas juiciosas que aclararán lo ocurrido. Por mi parte, os ruego que no os marchéis hasta que vuelva con Su Alteza.

Queda poco tiempo y debo actuar...

-Antes, de irme, ¿Sabeis quienes el asesino? Y de ser asi, ¿Me lo deciis por favor?

Había escuchado las palabras del conejo, pero no le había prestado mucha atención, seguía pensando en irse. Sin embargo lo que le dijo Pepito le recordó que el conejo había estado en la escena del crimen cuando este ocurrió, asi que tenía que preguntar.

El Rey maldito de pronto se vio rodeado de nuevo por un enjambre de gente, gente harto molesta. En el centro de toda aquella maraña estaba él sin saber ni como ni por qué pero allí estaba como un astro alrededor del que giraba todo en aquella puñetera sala. Su mente iba hilando uno a uno los hilos y todo empezaba a cobrar sentido.

-Más vale que eso no fuera un intento de ataque, muñeco -sonó un disparo- !¿Que ha sido eso?? -El anciano tomó aire- Señor Grillo, Señor Botas creo que deben ir a ver eso, los dos puede que el Príncipe esté en peligro, dejadlo todo en nuestras manos-Midas se apartó dejando pasar como había hecho antes- Peter Pan custodiará a Pinocho hasta que todo esto se resuelva -el rey Maldito miró al niño volador- ¿Os importa, Peter?

Se apartó del camino de los dos investigadores dejando que se marcharan y que Peter entrara en la sala*. Se giró hacia el Capitán Garfio, ladeando la cabeza con gesto relajado y aire confidencial, estaba dispuesto a hablar con él. Todo comenzaba a tomar forma en la cabeza del anciano y era hora de resolver todo.

-Deberíamos ir a otra sala, Peter custodiará al niño de madera -se giró hacia el conejo atrapado por Garfio- Vos también os venís con nosotros, Señor Conejo.

Por fín todo empezaba a encajar. Debía darle las noticias al rey tan pronto como fuera posible.

-A mi me place- Digo serio mientras asiento.

- ¿Q-qu-qué el tiempo apura? ¡Más que eso! No le quepa duda señor Grillo. Márchese pronto o llegará tarde... Y márchese usted también si lo desea Señor Gato porque no sé quién es el asesino aunque sí se de rumores y el de la muerte de Bella no implica a ninguno de los que están en están aquí. P-pe-pero déjeme aconsejarle... ¿No quiere más muertes? Llévese a Pinocho con usted.

Mi charla estaba siendo demasiado concisa. No me gustaba ser tan directo dejando a un lado mis acertijos y mis afirmaciones dubitativas. La contradicción era mi propia existencia aunque parecía que ahora era el momento de dejarla de lado. No obstante no pude evitar añadir...

- C-co-confiar la vida de un extraño a un extraño suena a locura. Locura que es probablemente lo que mató a la joven. Sólo el inocente sabe que es inocente mientras los demás le miran con miradas acusadoras. ¿Y bien señor? Si usted es inocente, llévese al muchacho y deje que Peter disfrute de s-s-sus juegos como niño que es.

Después de la intervención del Rey y el Capitán, añadí.
- Iré, una vez que me dejen en el suelo.

Despejadas las dudas infundadas acerca del rey, el capitán de la guardia abandona la habitación en busca de más información. Pepito Grillo le sigue alarmado por el ruido que ha escuchado hace un momento.

-Dejadle en el suelo, Garfio -después mira fijamente al conejo- Y vos, no tratéis de escaparos.

No estaba completamente seguro pero hubiera jurado que el Rey había sido la primera persona en tratarme cortésmente. Era un dato sin importancia pero sorprendente para mí. Tras sus palabras una sonrisa se dibujó en mi cara.

 - Por supuesto, no me importa custodiarlo, majestad.- contestó Peter con una cortés reverencia - Sin embargo, acabo de llegar y veo que aquí la investigación ha avanzado mucho. ¿Alguien puede hacerme un resumén, por favor?

  Dicho lo cual, desenvainó su espada, aunque dudaba de su utilidad contra un adversario hecho completamente de madera.

  Miró al capitán Garfio y sonrío. Su deuda de honor aún no había sido saldada. Pero habría tiempo para eso. Por el momento, no apartó la punta de su espada de la dirección del muñeco diabólico.

Midas y Garfio se apresuran a dirigirse a la capilla nupcial a resolver aquel asunto que se traían entre manos, Debían hacerlo rápido pues la boda estaba a punto de comenzar.

 Peter miró al muñeco de madera. Ahora visto así, aislado, no parecía gran cosa. El chico se movía intranquilo en aquel silencio, no le gustaba nada la quietud. Eran dos niños al fin y al cabo, ¿no? Peter sonrío con picaresca.

  - Bueno, ¿no vas a contarme nada? Ellos no lo han hecho, aunque se lo he pedido.- pese a sus amables palabras, la espada de Peter aún estaba en su mano - Quizá esté dispuesto a escuchar tu versión de la história...

Peter había decidido escuchar al muñeco y, ¿quien sabe? Quizá cambiar de bando una vez más...

  Aquellos minutos de silencio colmaron su paciencia. Tampoco no era muy paciente, de todas maneras.

 Y su verdadero objetivo se le escapaba constántemente entre los dedos.

  - ¿No dices nada? Bueno, tú mismo.- y sin dar más explicación, Peter salió volando de la habitación.