Partida Rol por web

La primera en aparecer en escena es Jeanine, estaba pálida pero estaba bien y Alexandra les comento que hablaran con Jarreese por lo que el también estaba bien. Una de sus rodillas falla de nuevo. Thomas, Thomas.... Farfulla Jae de forma casi incomprensible. 

Jae sacando fuerzas de todas partes llega junto a Jeanine y esta extiende su mano para entregarle algo. Era el colgante de su madre, el colgante que le dio a Thomas el día anterior. El modelo mira a su compañera con los ojos vidriosos y la mirada perdida en los ojos de ella, mientras estira su mano temblorosa hacia la de ella para cogerlo. *mueos Jeanineeul il-eo nassneunga? Pregunta Jae a la mujer sin ser consciente que esta hablando en su idioma.

En ese momento la mujer les pide a el y a Stan que les siga al interior de una de las tiendas, que estaba despierto. Jae no podía mas, solo podía mirar a Jeanine rogando por que eso solo fuera un sueño y en su interior prefería que la caminante de antes hubiera acabado con el ya que prefería haber muerto a ver lo que estuviera allí dentro. Jae se detiene y sin llegar a coger el colgante se quita su chaqueta y empieza a limpiar su cara de los restos de la caminante, pero sin mucho éxito al estar la sangre y demás cosas del cuerpo putrefacto ya secas en su rostro. 

Al terminar deja caer la chaqueta al suelo y con miedo coge el colgante mientras mira a la mujer con sus ojos totalmente abiertos haciendo que estos perdieran sus rasgos asiáticos. **Cheos beonjjae iblyeog. Comenta de nuevo en su idioma de forma inconsciente pero haciendo al mismo tiempo un movimiento con sus manos que le hacia entender a la mujer que le estaba pidiendo que entrara ella antes.

El proceso fue largo y el olor se me quedó calado en las fosas nasales, por suerte Thomas estaba desmayado y no notó nada, una vez acabado le vendan el brazo y lo cargamos en el camión para ir a buscar un sitio seguro donde acampar.

Finalmente Mike opta por un claro en mitad del campo, no dejo de pensar que va a ser una noche complicada pues estar al raso y sin resguardo no es más que invitar al peligro. Me despiertan para mi turno de guardia, noto como llevo mejor el ojo, incluso diría que ya bien pues realizo mi turno sin problemas. Antes de ir a dormir echo un vistazo a Thomas que parece estar ardiendo, me temo lo peor, incluso delira nombres. Pero por una vez la suerte nos sonríe y pasamos la noche sin visitas extrañas.

Llega la mañana y Thomas sigue con fiebre, estamos parando esperando a que lleguen los demás, Mike nos indica que ha contactado con ellos. Se acerca Jeanine a preguntar por Thomas, parece mejor le respondo, la veo con otra actitud, extrañamente tranquila, ¿Estás tú bien? – le pregunto acercándome a ella, ya sabes que puedes contar conmigo si necesitas ayuda.

Al rato se oye un ruido de motor y en la distancia se observa un punto moviéndose, Alexandra se pone en guardia apuntando con el arma, con lo cual yo hago lo mismo. Me pongo la mano en la frente para ver a lo lejos y creo reconocer el vehículo. Nervioso espero ver que bajen todos del vehículo, o algunos al menos, en primer lugar aparece Matt, después Roland a quien Alexandra corre a abrazar, Stan baja rápido a preguntar, tras él aparece Jae y creo no ver a nadie más.

Voy a preguntar qué ha pasado pero nos avasallan a preguntas, Jeanine los conduce a Thomas y se paran en la puerta, así que aprovecho para contar, El camino atravesaba la ciudad así que hacia allí que fuimos pero había un camión bloqueando la entrada… que debía estar para impedir el acceso ya que estaba lleno de mordedores, tuvimos que huir y fuimos a dar un rodeo para buscar un sitio donde pasar la noche y nos metimos en una casa que resultó ser una trampa mortal… caímos a un foso y mordieron a Thomas… , dejé caer las palabras como un puño que golpea a un púgil, sin paños calientes, tuvimos mucha suerte que los demás salimos ilesos, a él… le… le hemos amputado el brazo, está inconsciente… pa… parece normal, Jae échale un vistazo por favor – termino mis palabras mirándole a los ojos.

Acabada mi exposición miro a Stan, ¿Y vosotros? ¿Dónde están los demás? ¿Qué pasó?

Alexandra observó a Stan y Jae caminar hasta la tienda de Thomas, era visible que el veterinario estaba afectado aún sin ver al enfermerito. -"Pero está con vida y eso es lo importante". -Bueno tuvimos algunos problemas podridos en el camino, el rubito fue el peor parado- se giró dirigiéndose a Matt y Roland -Usteded están aquí y completos, eso me alegra mucho-les dió una sonrisa de lado.

El pelirrojo sale de la pequeña tienda para acampar con la pistola a la mano al escuchar que el grupo por fin los ha alcanzado, observa como Jae se dirige directo a donde se encuentra después de intercambiar algunas palabras con Jafreese.

El muchacho no puede evitar escudriñar a los recien llegados buscando a Zephyr el cuál no se vé por ninguna parte. Le entristece que haya decidido no unirse a último  momento pero le reconforta también ver bien a Roland y los demás que poco a poco se van integrando , en silencio se acerca al grupo recién llegado.

Un abrazo y un beso bien recibidos y que devuelvo con alivio. Las cosas no les fueron muy fáciles a ellos, hubo un ataque y Thomas... la mayoría son malas noticias y en general van dirigidas hacia Jae. -Este tipo de noticias son el pan de cada día y le tocó el turno al veterinario... sin el equipo necesario puede que tampoco sobreviva. Al menos trajeron los antibióticos y demás, eso ayudará. -Nos siguen poniendo al tanto y en eso aparece Milky, me alegra verle y lo saludo mientras se acerca.

-Zephyr se quedó atrás así que completos... -Mi voz es seria pero controlada, no tengo certeza del estado en que quedó y el muy desgraciado es difícil de matar (y no tiene el listón, aún). -Creo que tendremos que asegurar la zona mientras Jae neutraliza a Thomas, no creo que sea buena idea si lo movilizamos en su estado actual y... -Me parece curioso que la perra no hubiera aparecido ya para saludar a su dueño. -Creo que será otra mala noticia para el veterinario. -Miro de Alexandra a Milky. -No fue lo único malo que ocurrió ¿cierto? -Digo en voz baja haciéndoles una seña en dirección de Thomas y Jae.

Mike se acerca con rostro sombrío y sin decir ninguna palabra señala la tienda donde se encuentra Thomas.

Le doy una palmada en el hombro y le agradezco el mantener con vida al grupo mientras resolvíamos lo que sucedió en el St. Rosalie.

Luego se acerca Alexandra que recibe de manera efusiva a Roland me alegra que estén bien.

-Zephyr...- Prefiero no continuar con el tema y afirmo lo que Roland cuenta. -Solo logramos conservar le suburban, el otro vehículo quedó inservible en Georgia...- Me dirijo a Jafreese. -Gracias con esto haz demostrado que todos somos de confianza...- Asiento con la barbilla en señal de respeto y luego me dirijo  a la suburban, iría con Thomas pero Jae es el más indicado.

Luego me dirijo con Rebecca. -Dependiendo cómo se encuentre Thomas retomaremos la ruta lo más pronto posible.

Brianna interviene cargando unos utensilios donde se prepararon un magro desayuno. -Ayer íbamos a explorar una casa al parecer segura, -yo no alcance a entrar- Thomas y Alexandra se adelantaron con Jeanine, Jafreese, Mike y Mimi... la perra salió huyendo del lugar y con todo lo que sucedió no la volvimos a ver... Milky, Alana y yo estuvimos buscandola lo más que pudimos hasta que nos tuvimos que retirar a un lugar más seguro... lo siento por Jae...- descarga lo que tenía en las manos sobre la caja de la Apache, luego se limpia el sudor de la frente con el dorso de la mano y se coloca las manos en la cintura cómo cuando una madre espera a que sus hijos se laven las manos antes de ir a la mesa.

Entre cuerpos mutilados de retornados, luego de que el vehículo quedará ahogado de asquerosos y podridos restos, Rebecca se acerca a la camioneta para ayudar a mudar, me alegra verla a salvo, no digo nada y ella tampoco, pero su mirada me dice más que mil palabras. Sé lo que quiere decirme y lo entiendo, no es el momento pero tiene todo el derecho a reprochar mi actitud. Suspiró y le suelto una mueca que quiza le resulte indecifrable. Luego de vacíar el vehículo de todo lo que pudiera servirnos, Stan, Jae y yo nos subimos a la otra camioneta. Un poco apretados pero no es momento para quejarse.

Por fin, luego de intentar contactar al otro grupo logran tener éxito. Mientras avanzamos hasta el punto de encuentro, todo es silencio entre los tripulantes, perdidos en pensamientos, lo mismo yo. Otra vez vagando, buscando un lugar seguro, aunque no hay un lugar seguro. En este mundo ya no hay calidad de vida, ahora sobrevivimos.

La camioneta se detiene y empiezan a bajar. Este tiempo que he estado cautiva pareciera que han pasado muchas cosas en poco tiempo. Se han unido al grupo más integrantes de sobrevivientes, la pelirroja encontró lo que tanto buscaba, otros se han ido y creo ver que algo pasa con los nuevos. Veo dolor dibujado en el rostro del asiático y como se dirigen a una de las tiendas.-algún ser querido supongo.-

Me bajo de la camioneta y avanzo un poco, observando alrededor y a los que hasta ahora sobrevivimos. Escucho a Matt decirle algo a Rebecca, volteo buscándola con la mirada y me acerco.- Me alegra que estés bien....lo siento...-le dije.-no tengo más que decir....-

Dejo a Jae con Thomas y los que se queden en su tienda. Salgo a fuera con el semblante inexpresivo... con lentitud. Mientras los demás hablan, yo me pregunto qué ha sucedido con el psicópata que quería que nos aliáramos a él. Pero no estoy de humor para abrir la boca. De reojo veo a una chica nueva... *.. la chica secuestrada... Que suerte la suya.

Me quedo tensa, a un lado de la tienda mirando pensativa hacia el bosque, con un ligero toque fruncido en la frente. Como si estuviera pensando por primera vez en la vida en lo que estaba sucediendo con el mundo, y lo que me esperaba. El campo de golf no fue más que una jodida ilusión. 

Entonces emito un largo y silencioso suspiro.  *.... ...Puto mundo. 

Había quedado agotado tras una dura, larga, y ardua batalla contra la muerte, su vida pendía de un hilo, y por cada paso que dio para alejarse de la invisible guillotina, pareció dar un paso atrás. En todo momento, sintió su fría mirada pendiente de él, expectante del resultado. A su mente vinieron imágenes de su infancia que creyó olvidadas, también su adolescencia, y por último la más reciente, antes de que se desatase el infierno sobre la tierra. Llegó a ver toda su vida, secuencia tras secuencia. Algunas más alegres, otras una auténtica pesadilla. Sin excepción.

Finalmente, la dama de la guadaña le dedicó una sonrisa siniestra y unas escalofriantes palabras al oído antes de irse."Hoy no, quizás mañana". Todo su esfuerzo, sus ganas de vivir, fueron más fuertes y por fin, el joven Thomas abrió los ojos tras eternas horas de sufrimiento. Sin ser del todo consciente, ganó la batalla, se quedaría en el mundo un poco más, ¿cuánto? Incierto.

La visión borrosa, le impidió la tarea de conocer su situación, completamente desorientado y tumbado boca arriba solamente pudo discernir una tela de color marrón encima de él. Frotó los ojos con la mano derecha, pero cunado lo iba hacer con la izquierda un dolor imaginable le hizo tener que revolcarse. Consiguió ahogar sus desgarradores gritos en algo que mordió cerca de él sin saber muy bien el qué, blando y de sabor extraño.

Unas lágrimas salieron de sus rojizos ojos, incapaz de aguantar aquel sufrimiento que se había convertido en su cárcel. Después de un rato, cansado, pudo contenerse. Sin comprender nada, se preguntó el motivo del dolor una vez que le dio un poco de tregua. Intentó mover la mano izquierda, y la sintió, cada uno de sus dedos, casi al unísono incontables agujas atravesaron su carne, y un incómodo hormigueo en la zona. Se giró al para comprobar el origen de tan extraños y preocupantes síntomas, y se quedó helado.

Siguió el recorrido desde el hombro hasta llegar al codo, le extrañó que estuviese vendado. Para su horror terminó de forma abrupta en esa zona. Más allá no encontró nada. Y sin embargo, estuvo seguro que tenía la mano, si quisiera, podría mover los dedos. Entonces, como un golpe, le vino a la mente lo ocurrido en las últimas horas, el abandono del psiquiátrico separándose de otros. ¿Qué otros? Le dolió la cabeza recordar sus nombres, hasta sus rostros.

Se cuestionó qué pasó después, y entonces le vino de de golpe el dolor de la mordedura, un trozo de carne desprendiéndose, tan real que podría sentirlo en aquel angustioso instante. Agua en sus pulmones. Una mano que le sacó de allí con unas palabras de ánimo, de una chica tal vez. Y a un joven rubio con un hacha en la mano.

Más lágrimas cayeron por la comisura de sus ojos. Recordó que estaba vivo, que tuvo que intercambiar el trozo faltante por la vida. Una apuesta que ganó. Y derramó más lágrimas, pero las últimas de alegría, de alivio. Había conseguido ganar. Un doble o nada. Una sonrisa fue esbozada en su sombría expresión.

En el silencio absoluto, se sumió en sus pensamientos, asumiendo su nueva situación. Asimilando la cruda realidad. Sin embargo, pudo ganar un día más. Llevaba varios día escapando de la muerte, y en la última había estado tan cerca que la pudo ver, en más de una ocasión.

Sin señales de ruido proveniente de la tienda durante un buen rato, hasta que de pronto, tal vez movido por el reciente ruido del exterior empezó a ver movimiento, no demasiado, pero existente. En su interior, alguien se movió lentamente y de forma pesada. - ¿Brianna? - Preguntó una voz de un chico joven con cansancio ajeno a los detalles que ocurrieron en el exterior.  - ¿Eres...tú? - Insistió de nuevo. Para su sorpresa, alguien la abrió, pero no fue la mencionada mujer si no una silueta familiar con auténtica angustia en su rostro. Un rostro que conocía bastante bien, fácilmente reconocible.

El cuerpo de un Thomas semidesnudo yacía en el suelo de la tienda de campaña. De él vinieron un intenso olor a sudor, originado por las duras fiebres que tuvo que soportar durante horas. Había perdido color en su tez otorgándole un aspecto ligeramente enfermo. Vendajes limpios cubrían su lado izquierdo, en la parte del hombro y también en el brazo. No obstante, mientras en el lado derecho tenía su natural continuidad donde terminaban hasta llegar a los dedos, en el opuesto terminó abruptamente a la altura del codo. 

Los ojos del malherido se clavaron en los de el asiático. Una mirada tan profunda y serena como un mar en calma. En ella hubo una historia escrita, la de alguien que había visto de la muerte de cerca, demasiado cerca. Acto seguido, la expresión cansada del más joven sonrió de forma cándida al verle. Había vestigios de una encarnizada batalla para conseguir mantenerse en aquel mundo, la victoria la tenía grabada en aquellos ojos azules. No obstante, con un precio que tuvo que pagar.

Jae. - Pronunció de forma pausada el nombre del mayor con una sonrisa serena. - ¿Eres....tú....de verdad? - Preguntó sin terminar de creerlo. Guardó silencio en búsqueda de saliva en su garganta pastosa. - ¿A...qué...viene....esa...cara? - Formuló la pregunta mientras no perdió detalle de la reacción del inesperado visitante y ampliándose su sonrisa. - Parece que has visto...un fantasma...¿No te alegras de verme? ¿No te acercas?- Terminó de hablar con una ligera broma, sin dejar de sonreírle de forma tranquila y tampoco de observarle, de forma pausada, con esfuerzo, sin embargo, para él, era su única máxima prioridad fue dirigirse al veterinario.

Detrás del mencionado, vislumbró a un preocupado docente. - ¿Stan? - Le llamó, aliviado al comprobar que los dos hombres continuaban vivos e ilesos. Con una sobrenatural serenidad, el enfermero se mantuvo en el sitio a pesar de su aparente malograda condición. No obstante fue solamente la apariencia. Salvo una ligera fiebre,, y la ausencia de su antebrazo izquierdo y consiguiente mano parecía estar bien dentro de lo que cabe.

El frágil Thomas, había demostrado que era mucho más duro y fuerte de lo que aparentaba al haber sobrevivido a tan traumática situación, y muy lejos de la desesperación. Todo lo contrario, se le vio feliz, realmente feliz, y aliviado.

El gesto de dolor en el rostro de Zephyr indica que esta vez si lo lastimaron y casi lo han herido de muerte, al mirarse en el espejo de su habitación después de aplicarse el celox observa que su boca está teñida de rojo por la sangre que ha alcanzado, tal vez una hemorragia interna después de que el disparo le hubiera alcanzado algún órgano vital, quién sabe en ese momento los médicos son la gente que más vale y no hay muchos que digamos, los ruidos de walkers caminando por los pasillos del edificio lo sacan de sus pensamientos, prepara todo para salir de ahí en la liebre.

El estacionamiento está ya infestado pero sin inmutarse logra arrancar la liebre, y sale del lugar tranquilamente, el camino de tierra está en llamas ya hace un rato que se escucharon las últimas explosiones que colocaron un día antes él y Stan.

Algunos cuerpos en llamas le recuerdan a James Howard su hermano asesinado de similar manera, los esquiva sin arrollarlos tal vez por respeto a la memoria de su mejor amigo.

Siguiendo las pistas del último grupo en salir del St. Rosalie retoma la interestatal 75 norte, y los 15 minutos acciona el dispositivo que reduce al antiguo edificio del St. Rosalie a cenizas, una sonrisa se refleja en sus labios y una tremenda tos le obliga a arquearse sobre el volante de la liebre, al incorporarse y a un costado de la carretera observa la furgoneta que conducía Jae abandonada y humeando de la zona del capó tatalmente inservible y con señales de haber atropellado a demasiados retornados.

la nueva imagen de zephyr despues de su herida la cara un poco deformada

Jafreese empieza a contar algo sobre lo que sucedió, pero el veterinario tiene su mente en otra parte. Concretamente en el interior de esa tienda donde su mente estaba imaginando miel escenarios distintos. Poco a poco ve como su compañera abre la puerta de la tienda y le hace un gesto para que pase. Sin fuerzas el coreano da un paso hacia delante clavando su mirada en Jeanine mientras suelta un suspiro entrecortado. 

Al entrar observa el cuerpo de Thomas en el suelo de la tienda y escucha como este nombra a Briana. Jae intenta hablar pero no consigue decir nada, no consigue articular palabra al ver la cara tan pálida del enfermero. Poco a poco el veterinario recorre el cuerpo del joven con su mirada, sacando fuerzas de donde hacia tiempo que no tenia para mantener las lagrimas en su interior, aún no se había dado cuenta de lo grave de la situación hasta que volvió a recorrer el cuerpo de Thomas. En ese segundo vistazo el coreano se percato de lo sucedido en su brazo izquierdo. Jae empezó a temblar mientras dirigía su mirada a la cara de Thomas. Sus miradas se cruzaron, dejando al veterinario con su mirada clavada en la de Thomas.

El enfermero con sus ojos azules lo miro de forma serena, pero profunda como el mar, como el color de sus ojos. Jae en ese momento sitio perderse en ellos y es que el estaba allí, estaba vivo y ahora el estaba ahí también con el.

Thomas dice su nombre y aún sin palabras solamente consigue asentir con su cabeza, pero al volverlo escuchar el coreano le responde. Si, soy yo. Le comenta con voz suave, con un tono que jamas había usado antes con el.  Quieto junto a la puerta escucha las preguntas del enfermero sin saber que hacer, sin saber que decir, solamente lo sabe al ver la sonrisa del chico.  En pocas ocasiones lo había visto sonreír y de las pocas veces que lo vio ninguna de ellas fue dirigida hacia el, pero esa sonrisa si que lo era, esa sonrisa era su sonrisa. 

Jae se aproxima hacia el mientras se va agachando hasta llegar a su lado. Disculpa por mi cara, pero los invitados a la fiesta no eran los mas educados del mundo. Le comenta devolviéndole la broma, haciendo hincapié a su aspecto sucio a causa de la sangre de la caminante que le ataco. Tembloroso Jae lleva su mano hacia la cara del enfermero y la acaricia con suavidad. Te dije que volvería.  Jae sigue mirando a los ojos del chico mientras que lentamente dibuja una sonrisa en sus labios. 

En ese momento su prioridad fue atender al enfermero, comprobar su estado y ver que podía hacer por el, pero el enfermero pregunto por Stan al verlo fuera de la tienda. Sin moverse de su lado, Jae se giro y miro a Stan para después hacerle un gesto para que entrara. Entendía que el enfermero pudiera estar preocupado por el por como era así que seria bueno que comprobara por si mismo que el profesor estaba bien. 

Llegamos hasta donde los demás acamparon, todo se ve en calma, demasiado en calma y la experiencia me ha enseñado que en ocasiones eso no es precisamente una buena señal. Bajamos de la suburban, la primera en acercarse es Alexandra a la que Stan le pregunta por cómo están las cosas, la respuesta de ella no es alentadora. Algo fue mal, con la mirada observo al resto notando la ausencia del enfermero, es luego que nos dan razón de lo ocurrido.

Algo ciertamente desafortunado para Thomas, pero dadas las circunstancias pudo haber sido peor. Fue una gran suerte que todos salieran vivos y que  la mordida al rubio fuera en un lugar en donde él puede seguir con vida -"Bueno todo dependerá de su voluntad para ello".

Matt se acerca para decirme que partiremos lo más pronto. Asiento con la cabeza, entonces me parece ver en su expresión cierta preocupación por el viaje que estamos por emprender, apesar de que la distancia no es larga no sabemos  lo que el camino nos depare así como lo que encontraremos al llegar al final de éste. Ambos no somos de expresar demasiado lo que sentimos o pensamos, así que le tomo de la mano apretándola un poco mientras lo miro directo a los ojos esperando que entienda que estoy con él, le sonrío levemente.

Amandha se acerca y me volteo para verla. Me había sentido molesta con ella por exponerse de esa manera y exponer a todos con sus acciones, pero lo importante es que seguía con vida y al final los demás también, bueno no estaba segura de Franklin, esperaba que hubiera salido del lugar. -Yo también me alegro de que esté bien- le respondo con sinceridad.

-Iré a ver qué necesita Jae para atender a Thomas y saber cuanto más tendremos que estar aquí- le digo a Matt, dándole otro ligero apretón en la mano antes de soltarle, camino hasta la tienda en donde se encuentra el rubio.

Alana permanecía en el techo de la camioneta que se había subido. Desde allí vió como se acercaban sus compañeros, pero cuando se bajaron no vio a Zephyr, el testarudo al final no habia venido, eso la apenaba, era un punto en el que apoyarse muy importante para ella.
Se puso a llorar, pero al cabo de un rato se seco los ojos y se obligo a parar, sí, la vida era dura, pero ella estaba alli, sin ningún rasguño o daño físico, otros por el contrario no. Recordó cuando cayeron en el agujero sus compañeros, ella disparo 3 veces y dió a tres en la cabeza, algo sorprendente para ella que era la segunda vez que disparaba con una pistola, pero era diestra y aprendía rápido, gracias a ello algunos compañeros se salvaron, pero no todos.

Thomas tuvo mala suerte y le mordieron, pero la rápida actuacion le salvo la vida. aunque ella no pudo mirar se dio la vuelta mientras le amputaban el brazo con la excusa de vigilar por si venían mas mordedores, mentira, no quería verlo, tenía miedo que otro día le tocara a ella, ella que usaba sus extremidades para huir, para subir a sitios imposibles, a lugares a los que ella llamaba seguros, pero esos lugares eran solitarios desde que sus amigos de Parkour habían muerto o desaparecido. Ella no quería estar sola, así que había decidido bajar del vehículo como siempre y en dos saltos ya estaba en el suelo, 3 pisos y habia tardado 4 segundos en descenderlos, no había perdido facultades al parecer y a pesar de no practicarlo desde que se encontró con este grupo, que había disminuido y aumentado integrantes con el paso del tiempo, ahora debía hacerse a nuevas compañia y olvidarse de las viejas, como se estaba olvidando de sus antiguos amigos, y hasta de buscar a su hermano pequeño.

Ante la inminencia de la muerte de un amigo Stan no podía más que hacer rechinar sus dientes, pero allí estaba Jae, a punto de derrumbarse, por lo que decidí resistir. Había notado que la perra no había venido a encontrarse con su amo, sabía que eso era raro y más impactante aun sería para el veterinario.

Jafreese y Jeanine nos llevaron hacia una carpa, adentro vislumbré un cuerpo y racionalicé que de estar muerto o al borde de la muerte no lo habrían abandonado dentro de una carpa.

-No- me dije mientras Jae accedía dentro -debe estar bien...-. El cuerpo comenzó a hablar dentro, el coreano ingresó para encontrarse con Thomas, entonces noté el muñón, aun ensangrentado.

Creo que Jae me invitó a entrar pero en ese momento me alivié y solo atiné a girar sobre mis talones y abrazar con fuerza a ambos etíopes, uno en cada brazo. El rifle aun en mi espalda, no había llegado a quitármelo.

Suspiré, exhalando tensión y dolor. El nudo en mi garganta no me permitió decir más que un ahogado -Gracias por lograrlo...- a mis compañeros pero solo la mujer y el boxeador en mis brazos llegaron a oírme.
Mi mente intento enfocarse en algo más, había notado un par de cosas acerca de los mordedores. Aun no estaba seguro.

Tras lo que pareció una hora, aunque fue menos de cinco minutos, solté a mis compañeros e ingresé en la carpa. O lo intenté, pero el rifle me estorbó. Lo acomodé y entré, no había tiempo para llevárselo a Matt o Mike, ahora debía saludar al enfermero.

-Hola Thomas- comenté una vez dentro, luego me senté para escuchar su estado e historia.

La tarde comienza a caer sobre el improvisado campamento, la mayoría de los sobrevivientes si no es que todos sienten la opresión en el pecho de que han perdido su hogar, al menos lo que pretendían fuera un lugar seguro para despertar al día siguiente con esperanza. En mayor ó menor medida el apocalipsis de retornados les ha arrancado algo que será muy dificil resuperar en este mundo sanguinario y cruel.

Los sueños se han convertido en pesadillas y las pesadillas en realidades, la muerte acecha en cada rincón, todos lo saben, no hay escapatoria, sólo queda tratar de sobrevivir a la muerte que camina.