Partida Rol por web

Los dragones descendieron y os dejaron sobre una de las plataformas de la inmensa torre. Allí se encontraba Alextrasza junto con su consorte.

- Bienvenidos - comentó mientra os ayudaba a descender. En un instante los dragones hicieron una reverencia a la reina y emprendieron el vuelo

- Vuestros compañeros me informaron de todo lo sucedido con Arksea y los problemas en Silithus, siento haberos traído aquí de esta manera tan repentina pero necesitamos actuar de emergencia - comentó mientras os invitaba a pasar al interior, refugiándoos así del frío.

- Contadme valerosos héroes, ¿qué habéis averiguado sobre los cristales? el tiempo apremia y cualquier información por pequeña que sea nos permitirá ir un paso por delante - 

El viaje de vuelta a rasganorte y al templo de reposo del dragón se hacen agradables a lomos de un dragón. Habían sido pocas las veces que Garroom montaba en dragón pero aquella le resultaba placentera por que tenía la oportunidad de descansar y recuperar-se. En ese tiempo, soñó con Drek'Thar, el clan lobo gélido y con sus años de aprendizaje del arte chamanística, era agradable volver a ver al viejo orko aunque fuera en sueños. 

El frío viento de rasganorte despertó a Garroom de su sueño al tiempo de ver el Templo de Reposo de Dragón en la distancia. Al llegar La Reina Alextrasza les estaba esperando, junto a su consorte. Aquello les sorprendió a todos. En cuanto tomaron tierra, en la plataforma superior, la Reina les ayudó a bajar y les pidió que le explicaran que había descubierto:-Un dragón de Bronce llamado Anacronos, está al servicio de la legión Ardiente, dado que proceden de ahí los cristales. Luchamos contra el y derrotamos a su forma humana, pero contra su forma de dragón no teníamos oportunidad. Nuestra compañera cazadora de demonios se quedó atrás para combatir al dragón, dándonos tiempo para escapar.-explica Garroom con un tono solemne al mencionar a Lyareth.

-Así fue, tal y como Garrom ha dicho. Respondió mientras Se abrazaba a sí mismo para mantener el calor. Pasar de sudar en el desierto al frío de este lugar en tan poco tiempo le hacía sentir casi como si el sudor se congelaba sobre su frente. Hizo una reverencia corta y volvió a hablar.

-Dio un mensaje exacto para vos. Creo que dijo exactamente "Anacronos jamás colaborará con alguien tan débil". Y con esos cristales manipulaban a los malditos bichos de Anh'quiraj y corrompían elementales. Es muy poderoso y tiene recursos, sin duda alguna.

Un tanto aterida por el frio, no dudo en aceptar la invitacion de Alexstrasza para entrar en el interior y entrar en calor. Mi capa de viaje, ahora bastante estropeada por nuestras "aventura" ya no abrigaba tan bien como antes.

Cuando Garroom y Kwilyx dan su version de los hechos, no puedo evitar chasquear la lengua con fastidio y entornar los ojos.- Es que no os habeis enterado de nada!? por el sol, que hombres mas densos...- Acto seguido, me dirigo a la madre dragon con un tono bastante mas respetuoso, y haciendo una reverencia.- Mi señora, el relato de los sucesos que han dado es mas o menos exacto, incluido el sacrificio de mi compatriota.- Al mencionar a Lyareth no puedo evitar bajar la mirada un poco arrepentida por abandonarla, pero retomo el tema rapidamente.- Lo que esta detras de esta corrupcion no es la Legion. Mi pueblo conoce bastante bien a los demonios y su magia Fel, como ya sabra, y no vi rastro de ellos en los seres corruptos que nos atacaron. Quisiera tener un culpable que señalaros, pero por desgracia aun no lo se.

Alextrasza suspiró.

- Hubiese sido de gran ayuda haber conseguido alguna muestra de esos cristales... -

El helado viento de las capas altas de la atmósfera dejó paso al ya conocido frío de Rasganorte, un helor soportable que apenas se notaba sobre la ardiente grupa del dragón; aquella temperatura extrema la habría matado si no hubiera sido por la magia innata de la sierpe, pues con las ropas hechas jirones, apenas un retazo de lo que habían sido antes y que por supuesto ya no abrigaban en absoluto, ningún ser vivo podría soportar aquello. A medida que la roja sierpe descendía, las congeladas llanuras eran un recordatorio constante de lo dura que podía ser allí la vida y de lo resistentes que debían de ser los habitantes de semejante paraje.

El último batir de alas de su montura, o tal vez sería mejor decir guía, la hicieron regresar a la realidad justo a tiempo para volver a notar como el gélido aire que corría sobre la alta torre del Reposo se colaba hasta sus huesos, haciéndola tiritar durante un instante. Se esforzó en controlar el temblor de sus extremidades, abrazándose a sí misma, y se despidió de su compañía, el cual con un último gesto antes de alzar el vuelo de nuevo le mostró por dónde estaba Alexstrasza. Sin perder tiempo, reconociendo las mismas salas dónde habían estado reunidos la primera vez, se encaminó allí con rápidos pasos, buscando a la Reina de Dragones.

Tardó apenas unos segundos en recorrer la distancia que la separaba del cálido refugio, suspiró de alivio al notar como su cuerpo recobraba la movilidad y se desentumecían sus músculos, y luego escuchó. Allí, junto a la Protectora, había otras voces, voces que conocía. Las voces de sus compañeros.

Guardó silenció y, con sigilo, se acercó. Allí, frente a la guardiana de Azeroth, estaban los tres; los tres malditos cobardes que la habían dejado allí a su suerte y habían huido despavoridos ante la primera amenaza real que se habían encontrado. Tuvo que hacer un esfuerzo por no gruñir y serenar su propia voz antes de irrumpir.

– La verdad es que de ti me lo esperaba, goblin – dijo entrando, totalmente erguida, en la sala –. Pero no de los demás. Por suerte para vosotros, no he muerto, o ahora mismo habría vuelto a atormentaros.

Su tono, aunque denotaba cierto grado de broma y sarcasmo, no dejaba lugar a dudas por un suave siseo de que estaba enfadada por lo ocurrido, aunque en cierto modo también se sentía muy superior en ese instante. Esa misma actitud, al segundo, desapareció en cuanto giró la cabeza y se dirigió al Aspecto del Vuelo Rojo.

– Disculpa mi intromisión, mi señora, pero tengo noticias urgentes – miró de reojo a los demás, apenas un parpadeo, y luego siguió –. Anacronos ya no molestará más, aunque temo que otra lagartija de esas... – carraspeó, dándose cuenta de que pese a la forma humana ella era una de 'esas' –. Otro de los suyos, tomará pronto su lugar. Sin embargo, la amenaza de los malditos bichos de Anh'quiraj – dijo imitando a Kwilyx – ha desaparecido por el momento. Antes de escapar de allí me llevé los cristales con los que los controlaba – sentenció para acabar, extendiendo el brazo y ofreciendo la bolsa con las piedras.

Dejó que cogiera la bolsa, se crujió el cuello y los nudillos, y sonrió altanera.

– ¿Cuál es la siguiente misión?

Alexstrasza sonrió.

- Excelente, justo era lo que más necesitábamos - en un rápido gesto las examinó superficialmente para acto seguido entregársela a uno de sus guardianes para que la llevase a otro lugar donde será debidamente examinada.

- Está claro que mis hermanos han sucumbido a la locura héroes, vosotros habéis descubierto de primera mano de lo que son capaces de hacer, sin embargo no sois los únicos que me habéis traído estas noticias tan dantescas, otros héroes como vosotras viajaron también a seguir buscando indicios sobre lo que ocurría y se encontraron con que los otros aspectos también habían enloquecido, convirtiéndose en una gran amenaza y preparando distintos ejércitos con aliados nunca vistos anteriormente - después se centró en mirar el gélido paisaje

- La impureza impregna a esas piedras, por lo que me contáis son capaces de controlar la voluntad de los seres que carecen de inteligencia, sin embargo debe existir un remedio para disipar su poder. Según me han contado mis compañeros, tras enfrentaros al elemental de tierra Arksea visteis como alguien puede ser liberado del influjo tras ser debilitado, eso implica que se trata de algún tipo de poder que se vincula a la fuerza vital de los huéspedes, es aterrador pero también nos da una luz de esperanza - Alexstrasza os devolvió la mirada.

- Pero si mis hermanos han enloquecido y se han vuelto en contra es por algo más que por estas piedras, nuestros temores apuntan a que están siendo chantajeados, manipulados por entes más poderosos que cualquier magia arcana... nuestros temores apuntan a una nueva invasión de la legión ardiente y a estas piedras como la semilla que preparará al mundo para su nueva llegada -

- Escuchadme atentamente, estamos preparando una contraofensiva para detener a mis hermanos, no solo se trata de Anacronos, sabemos que los otros vuelos a excepción del rojo están implicados. Mientras llegabais hasta aquí hicimos otro llamamiento para encontrar voluntarios que estén dispuestos a liberar a las víctimas de esta corrupción y hacer entrar en razón - después os miró directamente a los ojos

- Alessia, Garroom, Kwilyx y Lyareth, ¿Puedo contar con vuestra ayuda nuevamente? -

Aplausos, ovaciones, gritos de júbilo, manteos... Bueno, tal vez no tanto, no hacía falta que la levantaran del suelo en verdad, pero lo demás, no habría dicho nada; al fin y al cabo, no siempre se volvía de la muerte con un saco de cristales robados a un dragón del que ahora mismo ni siquiera quedarían los huesos, y una aclamación de sorpresa, aunque fuera pequeña, habría sido bien recibida.

No tenerla y que la conversación siguiera su curso de manera totalmente normal tampoco, sea dicho de paso, le quitó la sonrisa altanera y el gesto de superioridad del rostro. También la hizo cambiar el tono cuando habló.

– ¿Quién es nuestro próximo objetivo? – preguntó relamiéndose al pensar en acabar con el próximo traicionero dragón.

Las cosas estaban peor de lo que pensaba Garroom: otros aspectos han sucumbido a la corrupción, un posible regreso de la legión. Estos hechos hicieron comprender al chamán que debía continuar con la misión. Avanzó unos pasos y se colocó frente a la Reina de Dragones e hincó la rodilla en el suelo:-Por la superviviencia del Clan Lobo Gélido y por todo Azeroth cumpliré con la misión de detener a los Aspectos de Dragón y derrotar al enemigo que amenaza nuestra existencia.-dijo solemnemente y con orgullo. 

Acto seguido se levanto, hizo una reverencia a la Reina y su consorte y volvió con el resto esperando que Alessia y Kwilyx se pronunciaran.

- Tan solo espero que no subestiméis vuestras capacidades - comentó la reina de los dragones

- Vosotros habéis conseguido en el pasado hazañas que otros mortales no hubieran podido más que soñar, sin embargo no estaréis solos, mañana a primera hora he establecido una reunión con otros héroes que han acudido a mi llamada para paliar este problema que atañe a todo ciudadano de Azeroth y Draenor - después os miró con seriedad

- Sabía que podía contar con vuestra ayuda, ahora descansad, puesto que los días venideros anuncian que serán vitales para toda la existencia de las razas de este mundo, en el pasado hemos conseguido salir victoriosos de muchos males, pero no podemos bajar la guardia, debemos seguir velando por la seguridad de todo Azeroth -