- Aferraos bien a mis patas aliados del bien, debo llevaros de inmediato ante Alexstrasza - explicó a la vez que desafiaba con la mirada a Cho Gall
- Estas tretas traerán tu perdición, mientras tengamos héroes valerosos que estén dispuestos a plantarte cara a ti y a tu escoria no habrá de qué preocuparse - Kalecgos parecía que quería emprender el vuelo y escapar usando la única vía de salia factible, el techo.
El ogro comenzó a agitar los brazos
- ¡Huid, huid si es lo que pretendéis! ¡¡Mi señor está satisfecho sabiendo que no habéis sido capaces de prevenir vuestro propio final!!! - gritaba
- ¡Estúpidos, estúpidos hijos de Alextrasza, todos arderéis bajo el fuego esmeralda ¡todos! -
Ahora debéis narrar vuestras impresiones y si queréis hacer/decir algo en especial.
Si alguien decide no aferrarse a Kalecgos sufrirá una muerte segura debido al derrumbamiento.
Cho'Gall. El ogro brujo. Uno de los servidores de Gul'dan. Illidan, en ocasiones, había hablado de él. ¿Por qué estaba allí? Fuera lo que fuera, no podía ser bueno... No podía sobrevivir. Sus aceros relampaguearon en las manos, brillando rojizos por la sangre que los cubría. sus ojos destilaron un odio profundo, una promesa de muerte. Su cuerpo se tensó, preparada ella para saltar. Y entonces aquél elfo apareció tras ellos.
Antes de poder darse cuenta las cosas se habían acelerado. Los sucesos ocurrieron uno tras otro en rápida sucesión, y un parpadeo después, apenas capaz de haber soltado el aire, se encontraba agarrada a las patas de aquél dragón azul que parecía aliado de Alexstrasza.
Gruñó mientras el mundo se hacía pequeño bajo ella, mientras aquél ser de dos cabezas desaparecía en medio de una nube de polvo causada por los escombros del templo al derrumbarse. Gruñó por no poder haber luchado, aún sabiendo que las cosas no habían hecho más que empezar. Con una última mirada hacia abajo, desvió su atención primero a la sierpe y después a Garroom. No es más que el comienzo. Pero necesitaba respuestas, algunas para las que ni siquiera tenía preguntas.
—¿Qué es el sueño esmeralda? —rugió bajo el azote del viento, para hacerse oír por el chamán. Por algo había que empezar.
Garroom quedó descolocado cuando de pronto apareció ante ellos un humano de cabello azul, al pincipio no lo reconoció per en el momento en que se transformó en dragón supo quién era: Kalecgos, emisario del vuelo azul. Le grité a Lyareth que nos aferráramos al gran dragón azul y saliéramos de allí o no podríamos seguir con la misión. Mientras Kalecgos soltaba maldiciones por los golpes de las rocas, Cho'Gall menciono varias cosas que quedaron grabadas a fuego en su memoria, se las diría a Alextrasza cuando la vieran pero ahora debían salir de allí.
Invocó el poder de los elementos, mientras se aferraba a una de las patas del dragón azul y movió las pesadas piedras que habían sobre Kalecgos y las dirigió hacia el techo, haciendo que impactaran y lo rompieran. Con los ojos todavía con el fulgor de chamán miró a Lyareth:-EL SUEÑO ESMERALDA ES EL REINO DE LOS DRUIDAS!!- respondió gritando el orco para hacerse oír sobre el ruido ambiental.
Motivo: Ataque Mágico
Tirada: 7d6
Resultado: 6, 5, 6, 2, 2, 3, 1 (Suma: 25)
Ataque mágico contra el techo y las rocas sobre Kalecgos para ayudar.
El enorme dragón azul alzó el vuelo dejando atrás unas ruinas que estaban a punto de desmoronarse por completo de nuevo. En aquellos momentos había demasiadas cosas en las que pensar y sobre todo en las que fijarse...
Por un lado estaba la hermosa vista que había desde los cielos, se podía contemplar toda la costa entre un océano embravecido. El campamento naga permanecía desierto donde destacaba la pira funeraria improvisada al compañero Laris.
Se os erizó la piel al comprobar como el cielo estaba tintado de color verde con resplandores que auguraban un futuro desalentador. Rocas caían desde los cielos envueltas en llamas esmeralda, portales viles se abrían desde distintos puntos. ¿A caso os han tenido entretenidos mientras se preparaba una invasión a gran escala?¿a caso los rumores sobre el regreso de la legión ardiente eran una realidad?
Kalecgos apresuró el vuelo, ibais rumbo a Rasganorte de nuevo, Alextrasza tenía que ejecutar un plan de emergencia ante tal fracaso, según se sobrevolaban otras tierras de Azeroth se pudo contemplar como las hordas de demonios comenzaban a plagar las naciones ¿qué es lo que se debería hacer en una situación así?
- Nunca pensé que llegaríamos tan tarde a prevenir una catástrofe como ésta... - comentó el dragón mientras su silencio denotaba completa y plena reflexión.
Ahora cobraba sentido el rescate apresurado del líder del vuelo azul, pero estaba claro que la situación era aún más grave de lo que parecía; desde lo alto de la torre se podían observar decenas de dragones que emprendían el vuelo a distintos rumbos, como si una gran batalla fuese a cernirse.
Ahora teníais que ir rápidamente a la torre del reposo del dragón, Alextrasza os estará allí esperando...
Aquí debéis hacer un último post donde narráis vuestras impresiones o si quieres decir/hacer algo en especial, sobre todo porque será el último post en esta escena.
La Legión Ardiente. Al fin. Tras tanto tiempo, tras tantos años, su entrenamiento iba a servir para su verdadero propósito, sus hojas se teñirían de sangre vil; el mundo sufriría el ataque de los demonios, y sabrían el porque tantos elfos habían hecho lo que habían hecho. Lo que había que hacerse. Aquél era un día glorioso, la batalla que tanto tiempo había esperado junto a sus hermanos.
Ni siquiera escuchó a Garroom, tampoco a Kalecgos, mientras volaban en dirección a Rasganorte, tan enfrascada en su venganza como estaba. Tanto odio acumulado se lo impedía. Es la hora, maestro. Dejaría un rastro de cuerpos desde Azeroth hasta Argus si era necesario, acabando con quienes se pusieran por delante. Cho'Gall, Gul'dan, los dragones traidores, o los mismísmos Kiljaeden y Sargeras, todos morirían para demostrar que Illidan tenía razón.
Ahora todo cobraba sentido, todas las preguntas estaban siendo contestadas mientras volaban de vuelta a Rasganorte. La Legión Ardiente había vuelto a Azeroth. El mundo se enfrentaba a su destrucción otra vez. El Archienemigo había vuelto y todos, tanto Horda como Alianza volverían a enfrentarse a este enemigo. Por la vida.
Para Garroom todo aquello era volver a su tiempo de niñez, mientras escuchaba al viejo Drek'Thar hablar sobre cómo la Legión corrompió a los orcos. Cómo la Sangre de Mannoroth les había arrebatado la paz y el buen juicio a los grandes jefes. Cómo Gul'dan había formado la primera Horda que asoló el mundo. Aquellos recuerdos hicieron aflorar viejos sentimientos y de sus ojos restallaron chispas de magia.
Ahora debía enfrentarse a su destino y lo haría sabiendo que si debía morir, lo haría con honor.