Es una de las habitaciones más amplias de toda la casa, quizá por la infraestructura en si o porque no tiene nada en ella aparte de un estrecho pasillo que conecta con la puerta de entrada a la casona y el cuela está repleto de armaduras y detalles medievales.
En dicho pasillo, lo suficientemente estrecho como para que quepan dos personas, se pueden notar hachas, escudos, espadas, petos, guanteletes y picas de hierro de exquisita manufacturación.
Ninguna de las armas cuenta con filo.