Roark miró de mago a clérigo sin entender nada -¿¡Pero de qué demonios estáis hablando!? ¿Estáis borrachos?- justo en ese momento entró Gromenauer acompañado de Grunt -¡Menos mal, alguien cuerdo! Grunt ¿sabes por donde se escabulló el otro tipo y si iba sano o herido?
Mi intención, caótica, es perseguir al que se ha escapado en cuanto Grunt me diga por donde se ha ido. A ser posible siguiendo el reguero de sangre XDDDDDDDDDDDDDD
- Salgamos de aquí, por todos los dioses- gruñó Dworkin- no respetáis ni a los muertos. Efectivamente- asintió a Rathikus- debemos enterrarlos con sus pertenencias, pues eso asegurará que marcharán tranquilos al encuentro de los dioses. Sé que no os llevabais bien pero son compañeros por las barbas de Hammarragh, tratadlos como tal al menos ahora que han muerto. Vamos, vamos.
El clérigo se lanzó malhumorado hacia Roark y Gromenauer y empezó a sacarlos a empellones de la habitación.
- Fuera de aquí, ir a saquear a algún pobre despistado en la taberna. Rathikus y yo terminaremos aquí y nos encargaremos de todo este desorden.
—Sin empujar —dijo Gromenauer ante las prisas del otro miembro de su raza del grupo—. Yo estoy viendo qué ha pasado, y preguntando a Grunt por ello. No sé qué ha pasado antes de que llegase yo ni de lo que habéis hablado, pero lo que tengo claro es que alguien ha matado a nuestro contratista después de torturarlo, y que un tipo ha muerto por el mazazo de Grunt.
—Solo quiero averiguar qué puede decirnos el grandullón al respecto, nada más. Y no pienso enterrar todo lo que me encuentro muerto. Al fin y al cabo, la única relación que teníamos con este hombre era un contrado verbal —terminó de decir el enano mientras esperaba la respuesta del grandote.
En parte el post es aplicable a mí también. No sé qué ha pasado ni porque las prisas, acabo de llegar. Solo sé que el tipo que nos contrató está muerto después de torturarle, y que hay otro tipo al que Grunt ha machado. No sé nada de amigos, conocidos, ni entierros.
- Oí gritos y acudí. Vi la escena y actué como Shen manda. Di una orden y no la obedecio. Maltrató a un cliente.- señaló al torturado contratista - Y manchó la habitación.- señaló la sangre en las paredes, sin que quedara claro cual de las faltas era más grave para Grunt - Así que apliqué las reglas de Shen: retener, cobrar o reducir. No pude reternerlo y no tenía pinta de querer pagar, así que reduje.
Grunt traspasaba los límites de los matones de taberna. En la jerga habitual a la gente como Grunt se les denominaban asesinones1.
- El otro saltó por la ventana en medio de la trifulca. Creo que se fue con la mandíbula rota pero logró escabullirse mientras me encargaba de éste.- señaló el guiñapo incrustado en el suelo.
[1] Término acuñado por el genial Terry Pratchett en 'Guardias, Guardias'.
—No puedo negar que me intriga saber quién quiso asesinar a Zalatayid. Es posible que no esté muy lejos y que alguien lo haya visto, creo que es la pista que debemos seguir por el momento— dijo Rathikus, mientras ayudaba a Dworkin a incitar al resto para que saliesen de la habitación —. Quizá podríamos dividirnos: un grupo va a por el asesino y el otro investiga la carta y el símbolo. Por mi parte, conozco a alguien que quizá podría darnos algo de información. Hay un hechicero retirado que trabaja en una herbolario, y a un extraño anciano que porta un gabinete de curiosidades ambulante. Si tenemos suerte, quizá podamos encontrarlos a ambos.
A Rudar no le gustaba la situación ni un pelo... tenía la sensación de que se estaban metiendo en algo que les quedaba grande a todas luces. Al menos esta vez habían visto algo del cobro prometido y, a fin de cuentas, Rudar también era un aventurero y se movía por los mismos fines que los demás.
—Yo no creo que sepa qué hacer si encuentro a ese asesino. Así que supongo que me quedo con la otra opción. Pero aún así... ¿no creéis que deberíamos hablar de estos temas —dijo señalando al interior de sus ropas donde se encontraba la caja —en algún otro sitio?.
Los aventureros estaban en ese momento en el cual había que tomar decisiones que forjarían su futuro.
Tenían muchas piezas de un puzzle pero ninguna idea clara del conjunto. ¿Qué era la caja? Parecía importante y poderosa. ¿Por qué se les había encargado a ellos, unos aventureros casuales, recuperarla? ¿Quién era realmente su patrón? ¿Por qué lo habían matado? ¿Debían buscar al asaltante fugado? ¿O aprovechar la oportunidad para dejar tierra por medio? ¿Quién les diría algo acerca del artefacto? ¿Cómo se las ingeniaba la caja para cambiar de mochila a placer? ¿Qué significaba el símbolo del tentáculo que estaba en el sello y en el libro? ¿Y el salvoconducto? ¿Por qué era tan importante que Zalatayid se encontrase con el arcipreste hasta el punto de tener un pase preferente firmado por el Duque Rojo? Y en medio de todo aquello ¿valía la pena perder el tiempo cumpliendo la promesa hecha al gran Meser?
Aquellas preguntas flotaban sobre los componentes del grupo como puertas hacia destinos distintos. Algunos excluyentes, otros combinables.
La vida del aventurero medio de Zork estaba llena de este tipo de decisiones. Algunas conducían a la gloria y la fama, otras a la muerte más ignomiosa.
- Random, en la mesa de juego preguntan que si los dados los has cargado tú...
- ¡Chst! ¡Calla! ¡Estoy observando!
Asindara se asomó por encima del hombro del dios de los Aventureros. Echó una risotada. Estaba borracha. Los dioses llevaban un rato largo bebiendo y jugando. Asindara, diosa de la Paz, solía ponerse muy bravucona cuando bebía. Por eso a Random no le pilló por sorpresa la puya:
- ¿En serio? ¿Estás observando a esa cuadrilla de pardillos? ¿Qué son? ¿Aventureros de primer nivel? Oh, oh... pero mira, si ahí pasan cosas más divertidas.- dijo señalando una épica batalla entre gigantes de trueno y paladines que sucedía al límite del mundo - O aquello, que parece mucho más misterioso.- señaló una aldea bárbara abandonada misteriosamente donde un grupo de viajeros intentaban descifrar donde estaban los antiguos habitantes - Pasan cosas increíbles en Zork y tú estás perdiendo el tiempo mirando a una panda de novatos en una taberna.
La diosa se sirvió otra copa de vino.
- En serio... ven pronto y aclara lo de los dados que Haron se está poniendo tonto y acaba de desenfundar un hacha enorme. Tiene muy mal perder el jodido gigantón... me encanta. Creo que hoy vamos a hacer algo memorable después de la partida...- se rió de nuevo - Creo que tendré que ser directa porque no pilla una indirecta salvo que se le clave en un ojo.
Random apartó un momento la mirada de Zork. Definitivamente Asindara estaba muy borracha.
- Tienes razón. Vamos a ver que pasa con esa partida de dados.
Pero mientras abandonaba el Balcón del Universo no pudo evitar mirar una última vez por encima del hombro. Decisiones. ¿Cuales tomarían?
Y ahí estaba el bueno de Gromenauer, comiendo mientras el resto le miraba, y esperaba a que terminase. Pero el enano no tenía muchas prisas para terminar. Lo cierto es que el cerdo asado estaba delicioso, mucho más grasiento y jugoso que la ternera. Y por supuesto, todo bien regado por una gran cerveza.
La caja estaba encima de la mesa. Al principio el guerrero se sorprendió de que fuese Rudar quien la sacase, pero por lo que dijeron, la caja gustaba de cambiar de mochila. Eso era un problema casi tan grande como el de Roark, que le gustaba cambiar las cosas de mochila para ponerlas en la suya. Al menos con el suyo era localizable.
En vista de que el resto parecía que solo se dedicaba a esperar que el enano terminase de comer, tragó casi todo el contenido de su boca, para decir—. No hace falta que esperéis a que termine de comer para hablar de nuestro siguiente paso.
Dicho eso, metió otro gran trozo de gorrino en su boca, para seguir—. Creo que deberíamos buscar la manera de que esta cosa no cambie de mochila —tras unos masticones a la carne, el enano tragó y continuó—. Yo le ataría una cadena y probaría a ver qué pasa, si con una cadena es capaz de cambiar de ubicación o no.
—Por lo demás, sigo pensando que deberíamos haber ido a la torre que hay antes de llegar aquí. Algo me dice que allí encontraremos muchas más respuestas que hablando con un simple duque, barón o lo que sea. Y será mucho mejor que cruzar el mar en un barco. De hecho, creo que enfrentarnos a varios gólems será mejor que cruzar el mar.
Y tras todo esto, Gromenauer se echó un buen trago de cerveza, para añadir—. ¡Ah, y aún queda todo ese asunto del esqueleto! ¡Seguro que ahí sacamos mucho más de lo que nos creemos!
Bueno, yo abro la veda sobre qué hacer. Si luego queréis rematarlo de otra manera, pues que así sea.
Rathikus estaba revisando su libro de hechizos distraídamente, mientras anotaba sus posibles futuros pasos. Quería dejar por escrito todos los detalles de aquella investigación y los cabos sueltos que debían unir. Cuando Gromenauer mencionó a Meser, levantó la vista para mirar a su compañero.
—Lo cierto es que ya me había olvidado casi por completo de ese repelente esqueleto. Si no me equivoco, tenemos que buscar a un elfo bardo. Puede que Shen sepa algo del asunto — dijo —. Sin embargo, no veo qué tiene que ver la torre del nigromante con todo este asunto. No negaré que despierta mi curiosidad, pero no veo ninguna relación. Aunque supongo que no perdemos nada por intentarlo. Quizá esté relacionado con este extraño símbolo.
Roark terminaba de revisar su equipo cuando el enano se puso a comer -Yo por mi parte voy a por el tío que se escapó. Alguien de los bajos fondos de Sarem tiene que saber quién es y, la verdad, yo quisiera saber quién quiere matar a un tipo que tiene un salvoconducto del mandamás antes de decidir si meterme hasta el cuello en este asunto o salir zumbando hacia las tierras del este. Si alguien se viene...
El ladrón se puso en pie y se dirigió a la puerta.
- ¿El mar?- Dworkin dio un respingo.
El color se perdió en sus mejillas hasta el punto de parecer más pálido que la espuma de la cerveza que todavía esperaba en la jarra.
- ¿Quién ha dicho nada de mar? No- dijo negando rotundamente con la cabeza- de ninguna de las maneras voy a meterme en una de esas cáscaras de nuez. Ni hablar. No montaremos en barco y esa es la última palabra.
...
- Las respuestas a las cosas están en los libros, por todos los dioses- gruñó el clérigo- ¿Es que hay que explicároslo todo? Sea lo que sea este objeto es poderoso, mágico y... yo diría que antiguo. Vayamos a Harrash, la Gran Biblioteca guarda todas las respuestas. Tiene que haber algo escrito sobre este objeto.
...
En un momento determinado, aparentemente aburrido, por la discusión, Roark decidió ir tras el tipo que había escapado por la ventana. Tal vez no fuera una mala idea, al fin y al cabo, era el único nexo vivo que podían tener entre Zalatayid, y por tanto la caja, y ellos. No sabían cuando podrían tener una oportunidad igual.
- Espera- dijo levantándose de la mesa- para una vez que tienes una buena idea no voy a dejarte ir solo.
EPÍLOGO
Random paseaba inquieto de un lado a otro de la balconada. Era una balconada situada en lo más alto de la Montaña de los Dioses y tenía una vista espectacular. No sólo hacia Zork. Desde allí se podían ver varios lugares del multiverso y por lo tanto decir que era una vista privilegiada era quedarse corto. Pero el dios de los aventureros no miraba otra cosa que sus botas desgastando el suelo de la balconada mientras paseaba de un lado a otro.
- Suéltalo alfeñique. No en normal verte así y los demás dioses nos estamos empezando a preocupar. Entre tus paseos taciturnos y la desaparición de Zwagonard estamos todos de los nervios.
El que había hablado era Haron. El dios de la Guerra hablaba con su voz menos atronadora. Era normal: la juerga de anoche había sido de órdago. Y todavía estaba preguntándose de quien era la ropa interior femenina que había aparecido mezclada con su coraza. Pero ese era otro misterio de menor envergadura que el de que el dios de los aventureros no hubiera estado en la fiesta.
- Pasa algo con esa caja.- dijo Random negando con la cabeza - Y me preocupa no saber que es. Y creo que Zwagonard, por una vez, está también preocupado.
- Eso sí que me produce escalofríos...
- Y tanto. Porque si el dios de la Oscuridad cree que algo es peor que él... es para tenerlo en cuenta ¿eh? ¿Has visto el tentáculo? ¿No te recuerda a algo?
- Fue hace mucho tiempo.- atajó Haron - Y conseguimos pararlos.
- Por los pelos.- matizó Random - Los paramos por los pelos. Y tuvimos que unirnos todos para hacerlo. ¿Y si han vuelto?
- Eso es imposible. Acabamos con todos. Los borramos de la faz de Zork y de otros mundos. Fueron exterminados y aplastados inmisericordemente como se merecían y...
El dios de la Aventura levantó una mano para parar la cháchara de su compañero.
- Recuerda que sus planes incluían eones de antelación. Y si todo lo que sucedió era parte de su plan. Algo para que nos confiásemos.
- ¡Pues bajemos a Zork y resolvamos el asunto! Cogemos la caja, la traemos para aquí y... oh...- el dios de la Guerra se paró en seco - Ya lo entiendo. Crees que podría ser de nuevo otro juguete como aquel de Pandora.
- ¿Te imaginas lo que podría pasar si lo traemos a la Montaña de los Dioses? ¿Y si eso es lo que ellos quieren?
- ¡Pero no sabemos siquiera si son ellos!
- Es el tentáculo. Y fíjate en ese humano: Roark. Ha ido en busca del otro individuo pero no ha encontrado ni rastro. Nadie lo recuerda siquiera.
- Bueno, pues encontrémoslo nosotros y...
- No podemos intervenir todavía. Son las reglas.
- ¡Malditas reglas! - bramó Haron - ¿Quién puñetas impone reglas a los dioses? Digo que bajemos ahora mismo a Zork, como en los viejos tiempos, y le demos una buena sacudida a ese mundo para sacarlos de su escondite. Si esperamos por los mortales es posible que todo suceda muy tarde y...
- Tendremos que esperar.- sentenció Random - Sólo los mortales pueden realizar los cambios en el universo. Para bien o para mal.
- Pero ellos también son mortales...
- Y por eso son los únicos que pueden acabar con nosotros.
Random se apoyó en la balaustrada mirando fijamente hacia Zork, hacia los aventureros. Tendrían que tomar muchas decisiones. Y probablemente ellos no serían los únicos. En ese momento a lo largo de aquel mundo un montón de engranajes se estaban poniendo en marcha. Pese a que muchos pensaban que era al revés los dioses sólo podían actuar en la Realidad a través de los mortales. El futuro les pertenecía. Pero ¿se darían cuenta a tiempo?
- Oye, ¿el enano y el mago no están yendo en busca del bardo para hacer la sesión de espiritismo? - Haron interrumpió los pensamientos del dios de la Aventura - ¿En serio teniendo el asunto de la caja entre manos se van a resolver una misión secundaria? ¿Pero qué puñetas de paladines ha escogido esa puta caja?
Ahora sí que se notaba un deje de miedo en la voz del Dios de la Guerra.
Pero Random se limitó a encogerse de hombros.
Porque el futuro estaba en manos de los mortales. Siempre.