Stela guardó silencio con creciente sorpresa. Lo que en principio parecía simple acoso ("Nunca te quites la daga de la bota", solía decir) se había convertido en un semiogro gladiador de doscientos kilos desnudando su alma. Y para aquello no estaba preparada.
Entre esto y lo del oso, parecía estar convirtiéndose en un hábito del grupo. Era un poco como el intercambio de chismes y risitas que mantenía con Tempest cuando marchaban junto a las mulas. Todo el mundo necesitaba un confidente alguna vez.
Alzaba la ceja tanto que casi se hizo daño.
-Ssssssh, no grites tanto. ¡Despertarás a todos!-acertó a decir.
Y se le acabó la inspiración. Notó que enrojecía violentamente. Si aquel lugar era tan mágico como decía Oten, ni siquiera podía esperar que les atacasen de repente. ¿Dónde estaban los hombres lagarto cuando los necesitaba?
-No eres... un mal... luchador-acertó a decir-Un poco alocado, quizás pero eres fuerte y no te asustas de casi nada. Un gran guerrero... de hecho.
Tragó saliva. Su mano buscó en su petate, sin éxito, su petaca.
-Siempre he dicho... eh... que da igual cómo empieza una pelea pero siempre, siempre, debes terminarla.
La encontró por fin. Para su disgusto, estaba vacía. Mierda.
-Yo... eh... aprendí a luchar en una unidad militar. Ahí... la disciplina es esencial porque tu vida y la de tus compañeros depende de ello. Tú... ah ... has luchado solo durante años... sólo has dependido de ti mismo. Es otro estilo... ni mejor ni peor. Te falta simplemente... -tuvo una idea-¿sabes los enanos, que a veces parece que tienen un palo metido en el... ?
Calló. Mejor no seguir por ahí. Morkai podía malinterpretar sus palabras.
-Olvida eso. Intenta seguir las órdenes de Aren, Noren y Oten, ¿vale? Somos un grupo y estamos en un área muy peligrosa: dependemos unos de otros para sobrevivir. Tenemosque permanecer unidos.
Guardó silencio de nuevo. Sentía que tenía que añadir algo.
-Y si en algún momento necesitas hablar con alguien, aquí me tienes. Pero intenta no gritar, ¿de acuerdo?
Miró los bultos de sus compañeros dormidos intentando averiguar si seguían dormidos.
Aren se despertó sobresaltado ante los rugidos que escuchaba a su alrededor. Aún semi-dormido su diestra buscó el arco que siempre tenía su lado mientras su zurda tanteaba cerca de su cuerpo buscando alguna saeta para encordar. Repentinamente, entre las nieblas de su mente somnolienta algunas palabras comenzaron a tener sentido... aunque su significado no parecía tenerlo. Sin ponerse de pie, sus ojos recorrieron los alrededores y observó la enorme mole de Rakard a su lado, con la cabeza apenas levantada del suelo y sus orejas moviéndose hacia uno y otro lado, evidentemente tan sorprendido como el propio enano.
Los gritos arreciaron...
──¡¡¡MORKAI NO NIÑO BONITO!!! ¡¡¡MORKAI NO BAILARÍN!!! ¡¡¡MORKAI GUERRERO DE VERDAD!!! ¡¡¡MATAR Y NADA MÁS!!!
escuchó antes de volver a cerrar los ojos, sin saber si sentirse orgulloso del semiogro por sus sueños y su afán de superación o risueño por la forma en que este trataba de encadenar las palabras "Nadie lo podrá acusar de niño bonito" no puedo menos que plantearse antes de avergonzarse de si mismo ante sus propios pensamientos "Ni de no querer dar lo mejor de si" completó sus propia idea mental.
Aún despierto, sin querer demostrar que había escuchado como el enorme gigantón desnudaba su alma no pudo menos que aplaudir en silencio la forma en que la mercenaria lo alababa e intentaba tranquilizar.
Sin saber si moverse o no, tratando de disimular que había sido testigo de la situación, simplemente dejó el arco y giró sobre si mismo, esperando poder dormir aunque fuera un rato antes de que lo despertaran para su guardia. Aunque sospechaba que le iba a resultar difícil hacerlo.
──¿Seguro?──. Morkai había escuchado con ansia las palabras de Stela. ──Seguir órdenes de Aren, Noren y Oten. Bueno. Morkai cree que eso Morkai puede hacer. Morkai dice "gracias, Stela".
Se quedó pensativo el resto de la guardia, y bastante tranquilo. Luego durmió como un angelito.
Noren se despertó con el grito de Morkai, y se levantó como un resorte, con el hacha en la mano. Se había dormido nervioso al haber dejado como primera guardia a Stela y a Morkai, pero rápidamente las palabras que escuchaba entendieron la razón por la que el semiogro quería compartir la guardia. Se hizo a un costado, y aunque le costó un poco más dormir, pudo hacerlo. Hasta sonrió durante el proceso.
-Aren, ¿qué opinas de Kraken hasta ahora?- le dijo al explorador ya en su guardia, aún refregándose un poco los ojos -¿No te parece extraño cómo le habla a Morkai?- no tenía aún una opinión formada, pero le llamaba la atención, y confiaba en la forma de pensar de Aren y Oten. Con el clérigo hablaría durante el viaje.
-Y otra cosa, cuando luchemos, mejor si te quedas cerca mío, así puedo protegerte, y te encargas de los que estén más lejos. Oten también tendría que quedarse junto a nosotros, así les enseñamos a los demás- dijo en un tono más serio -Estamos luchando como medianos, cada uno por su lado, a los gritos y desordenadamente. Está bien que no somos la Legión, pero me conoces, me gustaría que fuera un poco más... ordenado. Kraken va a la suya y no estoy muy seguro de cuánto puede ayudar, Stela creo que se adecuaría, se puede confiar en el ella, pero Morkai es como un niño. Voy a intentar enseñarle un poco, pero ¿quién sabe?- se encogió de hombros -Ojalá me escuche- y luego sonrió -¿Y de qué planes hablas cada vez que puedes? Porque si tenías algún plan, nunca me lo dijiste-
Aren, para su sorpresa, consiguió dormirse profundamente después de la extraña escena que había presenciado durante la primera guardia. Sin embargo, pese a todo, el haber dormido de esa forma no le impidió levantarse refunfuñando, como siempre lo hacía.
Durante un par de minutos optó, como era su costumbre, por no hablar con nadie mientras, emprendía su propia rutina para tomar su turno de guardia. Dio una vuelta alrededor del campamento, esta vez bien acotado por el circulo de poder, verificó que el fuego estuviese bien encendido y hubiera algo de leña para alimentarlo si resultase necesario, revisó el estado de sus armas, extendió sus brazos lo más posible para terminar de para desentumecer su músculos y, finalmente, sonrió, dispuesto a pasar las horas de guardia de la mejor manera posible.
Esta vez, a diferencia de otra noches, su compañero parecía con ganas de hablar, por lo que el explorador acomodó la espalda en una de las columnas del círculo y lo escuchó atentamente mientras le preguntaba por las actitudes de Kraken
— No lo sé — debió reconocer — Los humanos tienen una forma e pensar muy extraña — aseguró con aire docto, confiando en su experiencia con los animales le sirviera para sacar conclusiones — En su caso, me hace acordar a un gato — se explicó — Ya sabes, moviéndose suavemente, en silencio, aparentando no ser peligroso, pero con la capacidad de sacar sus garras, por sorpresa, si es que hace falta. Y como a los gatos — continuo su ejemplo — creo que prefiere tener alguien que los proteja para poder seguir haciendo lo suyo. Eso es lo que creo que busca con Morkai — aseveró — Protección. Aunque no pueda asegurarlo —
Sin embargo, cuando el guerrero hablo de su forma de entablar el combate, meneó la cabeza, negando las palabras que oía — No lo creo. A ti te gusta el combate cuerpo a cuerpo y es respetable. Pero yo prefiero mantener algo de distancia con mi objetivo — se explicó — estando cerca tuyo, y de Noren, será difícil conseguir esa distancia. Coincido en que Stela puede combatir de esa manera e incluso Morkai, sobre todo por la potencia de sus golpes, pero ese estilo de combate no es lo mío —
El explorador no tenía claro si alguien acostumbrado a combatir al lado de sus compañeros de legión podría entender sus palabras, pero el tampoco encontraba una forma de explicarlo mejor — Soy más útil si mantengo algo de distancia para poder usar el arco — siguió intentando explicarse — Y Rakard suele ser suficiente defensa como par que quien no deba aproximarse no se aproxime —
Con todo fueron sus ultimas palabras las que realmente lo sorprendieron — Depende — no puedo menos que contestar al escuchar la pregunta — Los planes cambian en cada caso. Siendo un guerrero experto deberías saberlo. Sin embargo, no por ser distintos cada vez deberíamos dejar de cumplirlos — añadió seriamente — O acaso crees que fue una buena idea alejarse del círculo cuando ese Grik se acercó? En ese caso era claro. El mejor plan era mantenerse dentro del circulo... aunque la mitad del grupo optara por salir terreno abierto. En otros casos el mejor plan es ir a por quien sea, o rodearlo o mantenerse ocultos hasta poder emboscarlo — Encogiéndose de hombros miró a su compañero extrañado que fuera capaz de suponer que solo existía un único plan para cualquier enfrentamiento — Yo solo digo que si somos capaces de cumplir el plan que hay que cumplir en cada caso, nos podremos organizar mejor. Me extraña que alguien de tu experiencia no sepa eso. Si hasta Rakard lo entiende — Tras una pausa agrego, en voz más baja — Bueno, no siempre, pero en el caso de el es razonable que a veces n osea capaz de entender. No deja de ser un animal —
Firfin maldijo para sus adentros, el semiogro estaba perdidamente enamorado, y ante un amor verdadero, no había poder arcano, divino o mortal que pudiese oponerse; salvo la muerte. Bien, había sido derrotado parcialmente por la vida en su esencia más desagradable el amor.
Oh el amor, que demonio oscuro de entre los dioses había inventado tal cosa, solo causaba problemas, debilitaba a los seres vivos y los hacia arrastrarse como babosas llenas de melancolía. Y si, el amor, daba felicidad, felicidad pura, aquella que no se podía alcanzar de otro modo, aquella que solo alguien que había amado en verdad conocía. El alguna vez había amado y lo había pagado caro. Los dioses eran ruines el lo sabía, y el amor era una de sus armas.
Y no obstante, envidiaba a Morkai, pues podía sufrir por amor, mientras que los pobres mortales a su alrededor sufrían por nimiedades que no trascendían más allá de la mierda que salia de sus bocas. Y si claro, envidiaba a Stela, no por el hecho de que la amasen, eso quizá ya le resultase repulsivo, por muchos motivos que no quería recordar. El motivo era simple, todos quieren a un fiel paladín que de su vida por uno, y ahora Stela tenía uno y el tendría que ver como arreglárselas sin eso. Quizá, solo quizá, tendría que quitarla de en medio…, el amor nos hace débiles, y le da armas a aquellos que nos rodean. Firfin tendría que meditarlos mientras dormía con un ojo abierto y un oído atento.
Disculpad que postee a destiempo, la vida es dura.