TURNO 4: Jueves Sangriento
Parecía que el haber celebrado la fiesta en Viernes 13 no había traído buenas vibraciones al hotel. Desde la llegada de los huéspedes para celebrar la que iba a ser la fiesta del año, no había pasado una sola noche sin que alguien muriera (ya fuera por asesinato o de forma natural). Estaba claro, aquel hotel estaba maldito.
La noche anterior habían decidido entre todos los clientes que el culpable de tantas muertes era, sin duda, el responsable de la seguridad del hotel, al fin y al cabo, ¿no se suponía que debía guardar la integridad y la vida de las personas que allí residían por unos días?. Tras ponerse todos de acuerdo en algo tan drástico como es matar a alguien, decidieron que la mejor forma de matarlo era torturándolo.
Carlota, la actriz se serie muy B, sacó de su bolsa de manicura unas tijeras y unos palitos de naranjo; Frank, el doctor loco, buscó entre sus instrumentos un destornillador y algún que otro palo de hierro; Andrea recogió unas zapatillas de ir por casa y las mantuvo en la mano dispuesto a atacar, sin embargo se percató de que Dj TúnTún no tenía nada, así que le acercó un micrófono de la sala de baile, al fin y al cabo, sus canciones ya eran bastante para torturar a una persona.
Entre chillidos y risas, los ojos del jefe de seguridad se encendieron como el fuego, su cuerpo pareció más fuerte y por su boca comenzó a salir una espuma blanca bastante extraña... sin mencionar una palabra se lanzó hacia Billy Walker y mordió su cuello perforándole la Aorta y dejando que se desangrara lentamente en el suelo. Los demás inquilinos agarraron como pudieron a Max y lo sentaron en una silla atado para que no atacara a ninguno más. Unas horas después, el cuerpo de Max moría en la silla, desangrado como el de su vícitma y con montones de agujeros y de cortes por toda la piel.
Algo que los huéspedes no esperaban era la reacción de Tíffany Lechuga Verde. La joven millonaria había pasado unos días en shock por haber observado la matanza ocurrida la primera noche en el hotel, y para ella, lo que había ocurrido esta misma noche, superaba su límite. Un ataque fulminante al corazón acabó con la vida de la mujer de campo, dejando a su familia sin heredero alguno.
Mucho habían pasado los habitantes del hotel cuando aquella mañana despuntó el alba y entró repartiendo bocanadas de luz dentro de la habitación del dr. Frank Eisenstein. Se quedó meditando unos segundos (los que le costaban abrir los ojos y re-acostumbrarse a mantenerlos abiertos) sobre lo que había pasado la noche anterior. La lluvia de sangre había caído sobre su bata como una gloriosa bendición de la que ahora se sentía culpable. Era imposible que alguien como él, hubiese sentido orgullo por haber terminado tan salvajemente con la vida de alguien, y menos cuando en esta ocasión había supuesto la pérdida de un miembro tan carismático y parlanchín como el apuesto y millonario Billy Walker.
No, desde luego no podía seguir portando aquella bata con orgullo, la sangre seca y marronuzca la salpicaba de arriba abajo, y en ella encontró el dr. la culpa de sus propias acciones. Se deshizo de ella y la arrebujó con una mano. Con la otra sacó una botella de champaña vacía y los cubitos de hielo de uno de esos cubos que suelen traer los botones. Metió la bata ensangrentada dentro del cubo, y después, con un mechero, encendió la bata y durante unos segundos, lloró arrodillado sobre la alfromba mientras veía como se consumían los últimos restos de su carrera científica, su último recuerdo de su esposa (que le había bordado sus iniciales en el bolsillo derecho), y los últimos recuerdos de una vida de locura en locura. Ahora el Jefe de Inseguridad del Hotel, descansaba. Y sus facciones cada vez encajaban más con las de aquel hombre que aparecía en algunas de las fotos que la policía le presentó a Frank cuando sus padres murieron.
Después de aquello se limpió, y decidió hacer algo que tenía que haber hecho hace tiempo. Bajó hasta el lugar donde Andrea había destruido pieza a pieza la armadura de Servo-man (cada vez que pensaba en lo absurdo de su muerte, sentía algo apretándole en el pecho), y rebuscó durante casi tres horas. Algo le decía que, entre aquellos restos, tenía que quedar algo del antiguo Servo-man.
Finalmente encontró una pieza que, pese a diferencias de diseño, se parecía bastante a un transpondedor de frecuencias, una especie de radio interestelar, cuyo último mensaje enviado había alertado a Plutón de la matanza del hotel, la muerte de Servo, y todas las demás desgracias. Si era capaz de cambiar la polaridad de la frecuencia y grabar un mensaje, quizás fuese capaz de pedir disculpas a los plutonianos por la muerte de su embajador, evitando así la guerra.
Pero no podia dejar de pensar en sus compañeros. Sabía que algo no encajaba aún, y lo más probable es que cualquiera de ellos fuese un traidor que aún planeara cobrarse más víctimas.
Bajó a tomarse un café.
La señorita Ciccionella bajo a la cafetaría tras darse una larga ducha reconfortante y vestirse con unas prendas más de andar por casa, es decir más cómodas. Al fin y al cabo si iba a morir ahora mismo no le importaba nada el vestir elegante.
Lo primero que hizo fue ponerse un café muy cargado para combatir la resaca provocada por la ingestión masiva de whisky escoces. Lo cual le recordaba que había muerto O´Connor y que se había visto obligada a intervenir. Sin duda alguna lo que había pasado aquí bien podría llevarla a prisión pero incluso ese sitio sería mejor que este infierno en el que se encontraba ahora mismo. Y es más, incluso ilustres famosos como Britney Spears habían pasado por prisión y seguían siendo famosos de primera linea así que no podía ser tan malo.
Tras sentarse junto a la única ventana donde no había restos de suciedad o cadáveres carlota inspeccionó el lugar centrando su atención en el doctor Frank Eisenstein ya que fue él quien acompaño el voto inicial de DJ Tuntún que desencadeno en que todos los demás, todos los demás supervivientes activos, acabarán votando por el irlandés quien después de todo parece que estaba metido en el ajo y sabía más de lo que decía. ¡Que poderio animal cuando se revolvió y se cargo al guaperas y parlanchin Walker, primo segundo por parte de madre de cierto ranger de texas muy popular. Pero mejor muerto que vivo, claro, menudo malandrín estaba hecho el Maxwell O´Connor ese.
Como ocurría a menudo, debido a mi castigada vida de bon vivant, esa mañana un fuerte dolor en las piernas me tenía paralizado. Un terrible pinzamiento en la columna me dejaba inservible durante días. Desde luego el esfuerzo de tirar cadáveres por la ventana era cosa de jóvenes, y yo ya no lo era.
Decidí llamar a gritos y a cualquiera que acudiera pedirle que viniera la señorita Ciccionella. Si ella se negaba a venir, ya me encargaría de trasmitirle mi mensaje.
- Mire señorita. El tema del tesoro... bueno, es divertido y lucrativo. Pero por dinero ya no hago nada, lo que hago es con dinero, y nunca por él. Si fuera al revés sería su esclavo. Usted lo es. Ha hecho todo esto, ha asesinado a todas estas personas por dinero. ¿es lícito? qué mas da. Me hice pasar por uno de los suyos parte como juego, parte porque no me gusta usted. Un apellido italiano se lleva con más orgullo y no como lleva su escote.
- Escuchen todos por favor. Ella es la última que queda. Si acabamos con ella, podremos salir de aquí. Engañé al irlandés, y también a ella.
¿soy un traidor?
No, soy un truhán y también un señor.
Quisiera dar las gracias a mis padres, a mi familia y a mis amigos. También a todos los que creyeron en mí y en mi proyecto. Y especialmente a los que me dieron su confianza desde el principio. (ensayo de discurso ante los flashes de la rueda de prensa a la salida).
Carlota con cara de sorpresa ante el comentario de andrea.
¿Eh? ¿Se puede saber de que esta usted hablando? - pregunta carlota sin entender lo que esta diciendo ese fascista italiano. Ah, entiendo, si muero yo solo tiene que acabar con la otra persona que queda para que ganen ustedes. ¡Que bien me ha engañado usted! Si ya sabía yo que no debía fiarme de un hombre que no me miraba a la cara sino al escote...
El espectro del difunto detective Arthur Braveheart paseaba por el castillo con su forma espectral, sin ser visto pro nadie, ya solo quedaban cuatro huespedes con vida, y esto aun no se habia acabado, todos estaban desesperados y se acusaban unos a otros, aunque habia acusaciones con algun fundamento, ahora el italiano acusaba la actriz, aunque como de costumbre, mas bien acusaba a sus pechos, o al menos era hacia donde miraba, como siempre.
Por otra parte la actriz, la señorita Ciccionella, respondia a las acusaciones de este acusandolo a el, al señor Antonioni, de ser un asesino, de querer hacer pensar a los demas que era ella para poder librarse de ella.
- Bueno, creo que sea como sea este misterio se resolvera pronto, mucha sangre ha corrido ya en este hotel, demasiada, espero que se ponga punto y final a los asesinatos de una vez por todas, y solo hay una forma de hacerlo, resolviendo este caso -
El espectro revoloteo sobre las cabezas de ambos interlocutores, observandolos mientras discutian acaloradamente sobre la posible culpabilidad del uno y de la otra.
- Bueno, pero donde se han metido los dos que faltan, como es que no acuden ante este alboroto, pobres, tan jovenes y ya pierden oido... ¿oh vaya, la hora de mi paseo pro los jardines, eso me ayudara a reflexionar! -
Entonces el espectro salio de la habitacion y se dirigio a los jardines, para realizar lo que tambien fuera costumbre suya en vida, un agradable y relajante paseo pro los jardines del hotel.
El espectro oriental apareció en el mundo de los vivos... atravesando puertas... yendo muy convencido hacia una habitación concreta. El final estaba cerca... debía prepararse para las circunstancias. Al final llegó a su destino, el cuarto de baño, se miró en el espejo, que al parecer también reflejaba los electroplasmas, y se arregló el pelo y la corbata.
Porque una cosa es que muriera por imbécil, pero otra que no pueda estar guapo para el momento decisivo, pues hoy podía ser el último día... y seguramente, se descubriría la verdad.
Asintiendo, y ladeando la cabeza ante las palabras de Andrea, el doctor volvió a su trabajo con el transpondedor de ondas de Servo-man, mientras meditaba.
-Creo, cavalieri, que tiene usted toda la razón. Deberíamos dejarnos de medias tintas y decir las cosas claras. Las pruebas apuntan todas hacia la señorita, y veo ahora en sus ojos la inseguridad de no saber por donde escapar de la trampa que ella misma ha creado. Ahora todo depende de nuestro amigo el cantante de rimas asonantes, si es quien dice ser y si finalmente se levanta de la cama y se le pasa lo suficiente la resaca como para entender lo que ha ocurrido aquí, que incluso a mí se me escapa por instantes. Mientras tanto yo intentaré arreglar el transpondedor del superhéroe plutoniano para comunicarme con nuestros vecinos del Sistema Solar y explicarles lo que ha ocurrido, o mucho me temo que va a dar igual que sobrevivamos a esta carnicería.
Carlota contemplaba atónita como el buen doctor, aunque de doctor tenía el nombre porque este era un científico y no uno de esos que saben curar, era el otro malote de la película. Un giro de guión inesperado clásico en las películas de bajo presupuesto que ella protagonizaba solo que ahora su vida pendía de un hilo pequeño, el que dependendía del rápero malhablado al que había que hacer esfuerzos para comprenderle.
Bueno, pues ya están aquí los dos compinchados. Si todo sale según sus planes esta noche acabarán con dj tuntún siendo los únicos supervivientes. Y si la leyenda sobre el oro de los alemanes es cierta ninguno de los dos necesitará volver a trabajar nunca más.
De nuevo el profesor eisentein usando la estrategia de subirse al carro del primero que pase.
El destornillador del doctor (porque tenía una doctorado en física cuántica, no porque atendiera enfermos) se detuvo ante las últimas palabras de la señorita Ciccionela. Arqueó una ceja y levantó la mirada con una burlona sonrisa en su cara:
-La que va vestida como si fuera una puta haciendo autostop, dispuesta a subirse al carro del primero que pase es usted, señorita. Y se equivoca, yo he estado en el mismo carro desde el principio, fue usted la que anoche, por misterios de la vida, cambió su posición de una forma muy sospechosa, ya que casi parece echar de menos la presencia de ese Jefe de Inseguridad del Hotel. No tengo por qué recordarle que fue usted quién le delató, accidentalmente, sí, pero le delató. Y voy a explicarlo bien alto para que todos puedan entenderlo: yo le dí al señor O'Connor información relevante acerca del experimento que durante noches he mantenido en secreto. Este experimento crea avatares a partir de las partículas ectoplasmáticas liberadas por los cadáveres, recreando un mundo de ultratumba en el que puedo mantener largas conversaciones con ellos. Decir esto ahora, es peligroso, por eso lo mantuve en secreto durante tanto tiempo. Le di esa información al señor O'Connor porque creí que sería relevante de cara a la investigación, ahora bien use palabras muy precisas, y es curioso como usted misma acudió a mí, usando esas palabras. ¿Cómo es posible ésto si no fue él quién se lo contó?
Cita:
Carlota se puso en pie y con el dedo de señalar toco la pechera del profesor eisenstein muy alterada mientras respondía elevando la voz más de lo cordialmente permitido.
¿PERDÓN? Lo primero es que dejen de tratarme como si fuera una puta porque soy una señorita respetable. Que todos los hombres se creen que pueden faltarle el respeto a una mujer porque si y eso ya hace tiempo que no es así. ¿ME OYE SEÑOR ANTONIONI?
Pero es que encima el señor eisenstein tiene la desfachatez de poner palabras en mi boca que yo no he pronunciado. Me temo que lo más que he hablado yo sobre sus experimentos ha sido cuando le he preguntado si ese estúpido gorro que lleva en la cabeza le permitía hablar con los muertos y nada más.
No, si esta claro que antonioni ha lanzado el anzuelo sobre mí y usted, como siempre, le ha seguido con la esperanza de que se repita lo del día de ayer y que el resto de presentes le sigan con tal de no ser usted la victima.
Agotada y sin fuerzas para seguir discutiendo carlota se dirige hacía la barra del bar y toma una botella de whisky con la que se sirve un chupito antes de volver a hablar.
Bah, da igual, mi vida depende de que DJ tuntún escoja entre un empate o violarme así que esta claro lo que quieren hacer conmigo. ¡VIOLADORES!
La señorita Ciccionela se había vuelto a tirar a la bebida, montando un numerito que, segun el doctor, formaba una vez más parte de su actuación
-No se ponga así, ya sé que hoy no va vestida como una puta, pero es lo que suele hacer. Además, el hábito no hace al monje. Pero mucho me temo que mi confianza en el cavalieri es plena, y dificilmente podría usted cambiar eso. Admita sus crímenes, y todo habrá terminado.
Carlota deja caer el vaso de chupito sobre la barra que rebota y cae al suelo sin que ella le preste la menor importancia.
Esta bien, ¡Confieso!. He aceptado películas horribles con un guión de espanto y que no debería haber aceptado ni loca por pura y simple necesidad económica, que de algo hay que comer. Y la fama de putón verbenero que tenemos todas las actrices generalmente es falsa, a mi solo me ha fo... esto mi novío y nada más por muchas noticias tontas que hayan puesto en la prensa rosa pero es que todo eso, y ustedes que ya tienen pelos en el pecho ya deberían saber, forma parte del glamour del mundillo y es lo que nos da de comer. Anda que no ha tenido mi agente que buscarme ligues compinchados para que los paparrazis nos hicieran fotos con tal de que él pudiera cobrar a final de mes.
Tras esto toma otro vaso de chupito de la barra y se sirve otra copa.
¿Que esperaba? ¿Que dijera que yo he matado gente aquí? Pues claro, y ustedes también, pero no he matado más gente que ninguno de los presentes. Bueno, obviamente el señor antonioni si ya que ha sido él quien ha impulsado esta jugada maestra de echarme el mochuelo a mi con tal de barrer esta noche con lo que quede en pie - y tras decir esto se traga otro chupito de un trago aunque por su expresión de disgusto este no le ha entrado muy bien.
Bueno, ahora voy a subir a mi cuarto a cambiarme y vestirme de puta ya que si me van a joder espero que al menos este elegante para la ocasión. Y no se preocupen que no voy a escaparme. Que más quisiera yo... - murmurra mientras abandona la cafetería.
Ala, seguid sin mi.
Aiyyo, qué ida de pinza. Le había hecho una sesión privada ahí de puta madre al viejo paleto, y la gente flipó. ¡Estaban ahí dándolo todo, que pim, pam! ESTO ES MÚSICA, yo. Se animaron con mis líricas un poco ahí de más, que le dieron cañita de la buena. Pero es que era un puto segurata, yo, que no nos dejaba estar ahí de fiesta. Así que, bahhh, estas cosas pasan, yo. Iba a vender por lo menos 20 millones de mi nuevo single "Clávale el destornillador, o qué!", que me había salido de puta madre. El viejo paleto se había llevao a pijo-yo por delante. Jodiendo la fiesta hasta el final, el carca.
Un nuevo día, una nueva resaca del copón. No sé ni cómo acabó lo de ayer, yo. Que no me acuerdo, tío. Que fue un desmadre de la hostia. Bajé a desayunar. Pillé una botellita de agua, lo único que hace falta para estar a tope durante todo el día. Por allí andaban los tres gambiteros de la noche anterior: la baby, Frankie y el blanquito que debía tener 130 tacos, porque iba to tuneao, con 60 capas de pintura y caucho ahí industrial pa sujetar pellejo.
-Aiyyo, gimme five! -les dije a los tres- Que lo de ayer fue la leche. ¡Que le jodan a la pasma!
Estaban parloteando de que la pava no molaba, que no estaba cachonda. Frankie y el viejo que olía a nena estaban tope flipaos y se la querían calzar pa demostrarlo.
-Hey, tranquis ahí. Que a mí no me la coláis. Que la queréis ahí pa vosotros solitos y el viejo nena con pinta de mafioso no le toca los huevos a una baby. Baby, nena, perra, yo, no sé si creerte, yo, pero tú y yo podemos entendernos -le dije tocándole el culo- O qué, yo?
Me rebelé ahí del todo, porque la gente pasaba de mí y se habían confiao, yo.
-Viejo nena, yo, eso que has dicho de la Ciccio te lo puedes haber sacao de la manga, yo. Es ahí to demasiado forzao y estás ahí esperando que te hagamos caso sin decir bien las cosas ni hostias. Pues que sepas que a la Ciccio la voy a cuidar yo bien, porque es mi baby, y te vas a enterar tú de lo que es bueno. Que nadie se mete con los negratas, yo, que eres un viejo racista. Y que no voy a dejar que me uses pa lo que quieras, que me caes gordo y viejo, yo. Que aquí la fiesta la va a montar el DJ TUNTÚN, EL PUTO AMO.
Pim, pam, pim, pam, chunda, chunda, pim, pam.
-Por el Bosón de Higgs, -dijo el doctor al ver al DJ poniéndole ojitos a la actriz asesina- los plutonianos deben estar a punto de situarse en la órbita de la elíptica de la tierra, con sus armas nucleares a punto de destruirnos y usted está pensando con la entrepierna. ¿De verdad cree que Andrea le engañaría a estas alturas? No creí que nos traicionaría usted así, después de tantas noches de fiesta juntos.
Me aparté de la mama Ciccio, aunque iba muy salido y me costaba ahí mazo pensar bien.
-Frankie, yo, tío. Tú eres mi camello y contigo hasta el final, yo, contigo HASTA EL FINAL. Que me habéis cortao el rollo y me voy a ir sin mojar, yo, porque el viejo que huele a nena no va ahí con un par de buen rollo. Pero tú eres ahí un camello, eres legal, yo, así que la droja esta buena vale más que un polvo con la mama Ciccio.
Me giré y miré a la mama Ciccio. Guiñándole un ojo, le dije
-Baby, nena, yo. HA LLEGADO TU HORA. ¡QUE SIGA LA FIESSTA!
Ya he cambiao mi voto xD