Turno 3: Arriesgarse trae sus consecuencias…
La noche anterior había sido un ir y venir en el hotel.
El candidato a presidente había tenido un episodio de locura transitoria y había atacado al Héroe del momento, Servo-Man, sin motivo alguno aparente. Obviamente, los demás clientes del hotel vieron en esa actuación al asesino que andaban buscando y lo apalearon entre todos, sintiendo con cada golpe como sus miedos e incertidumbres se disipaban una a una.
Al amanecer, varios de los huéspedes (entre los que se encontraban Andrea y Carlota) se levantaron y tomaron asiento en el restaurante. Ninguno miraba directamente a la cara de los demás, lo ocurrido la noche anterior había hecho sacar lo peor de cada uno de los que habitaban en el hotel.
Frank se despertó maquinando una nueva máquina especial para hacer perritos calientes. Mientras caminaba hasta el restaurante, se topó con un perro chihuahua que hasta ese momento no había visto
-Ese chucho es de la Paris, yo. Estuve la otra noche pim pam pim pam con ella. Pásame más mierda de esa tuya, yo.
Pero aquella noche no era lo único extraño que pasaba en el hotel. Al pasar frente a una de las habitaciones, un espectro blanco ascendió hacia el cielo dejando un cuerpo viejo y marchito sobre la cama. Mary Picky había dejado el mundo de los vivos para unirse al de los muertos. Aunque claro, aquella noche tampoco sería la única muerta… en la habitación 1 del hotel, la periodista Laura Palmer yacía en su cama, asfixiada, con una almohada de plumas a un lado de la cabeza y los ojos abiertos como platos. Su cámara, como último testigo de su muerte, estaba tirada y rota a los pies de la mesita.
Carlota estaba totalmente conmocionada con lo que estaba pasando. No entendía como el político había podido eliminar a servo-man, el amigo de los niños y su mejor baza para seguir con vida ya que sin duda era el más fuerte de todos los presentes.
Aunque su malestar hacía andrea antonioni era más que evidente en este momento precisamente él era quien más firme y estable se había mostrado en esta situación. Es decir, tal vez fuera la persona más preparada para salir adelante de esta situación y eso es algo que le interesaba muy mucho.
Bueno, cada día que pasa ya no solo es que falta uno de nosotros sino que de ayer a hoy el hotel ha entrado en temporada baja - carlota hace una pausa antes de continuar hablando. Me parece a mi que hay alguien entre nosotros que se dedica a eliminarnos y que no es solo el espíritu de la niña hortera que ya hemos visto antes.
Ayer nos lo montamos de puta madre. Pillamos al chinito y le dimos ahí un buen pim, pam, pim, pam. Que se puso to rojo, colega. Que ese ya ni se levanta ni hostias, yo. El amarillo la había liao parda con Servo-yo, tío, y ya no iba a poder hacer mi videoclip tope guapo, así que el chinito se merecía un par de piernas rotas y un crack de cuello, por flipao.
Y hablando de crack, me levanté a fumar un poco, porque se me había acabao el material bueno, yo. Estaba ahí sacando la pipa y pasé ahí al lao de la habitación de la reportera perraca. La habían petado ahí de flipe, que ni respiraba ni hostias. La fiesta ya no partía la pana si la peña iba ahí palmando. ¡Es que no controlan, yo, no controlan! Hay que controlar, joder.
Bajé a la entrada. Esto es un fiestón que no acaba, yo, que yo vine aquí a comerme a las babys y no me han hecho ni puto caso, yo. Así que me puse en el casete de la recepción unos LPs pa meter temas, que la gente se levantara ahí to temprano pa petarlo desde por la mañana. Puse música guapa, guapa, de chunda, chunda, pim, pam, pim, pam, y luego me pillé el megáfono pa empezar a animar el cotarro, yo.
"Yo, yo, yo.
Con mis líricas empieza la fiesta
porque levantarse es lo que cuesta.
La peñita palma de cuatro en cuatro
como pille al chulo, las piernas le parto.
Le digo a las babys que miedo no tengan,
que DJ Tuntún está pa que vengan.
Les doy un poquito de café con leche,
y pim, pam, pum, que luego me echen.
Soy el puto, el Tuntún, aiyyo!"
Empiezo a resultarme cansino a mí mismo xD.
Ya no puedo escribir hasta el siguiente turno.
El desastre se había cernido sobre aquel fantasmagórico hotel y sus puñeteros habitantes. Aquella mañana cuando el dr Eisenstein se levantó, se puso su bata de hacer experimentos, y bajó escaleras a bajo, medio zombie, hasta encontrarse con la armadura cortocircuitada e inerte de Servoman, que parecía querer hablarle desde las cuencas apagadas de sus ojo-luminosos. Aquella muerte, tan simple como traumática, podía desencadenar una guerra de proporcioes planetarias, pues ahora los avanzados habitantes del pequeño Plutón tenían un causus belli contra la Tierra: el candidato a la presidencia del país más poderoso del mundo, había asesinado a agua fría al más noble embajador del Sistema Solar.
El dr. se había sentido furioso al ver como Williams vertía H20 sobre la armadura de Servo, y se dejó llevar por el sentimiento colectivo y la euforia química de meta-anfetaminas que había tomado aquella noche, hasta acabar a golpes con la vida del desdichado Bill Williams, el peor candidato a la presidencia de los EEUU de la historia.
Frank se agachó y cogió unos circuitos quemados de la armadura de Servo, intentando vislumbrar hasta donde había llegado el daño y si sería capaz de desentrañar los secretos de aquella tecnología para conseguir repararle, pero nada le parecía familiar, salvo un par de tuercas con cabeza de estrella.
-El rapero tiene razón, esta fiesta ha dejado de ser graciosa. Estamos en guerra con Plutón, mi esposa ha muerto, y lo peor de todo es que soy rico. No sé como vamos a salir de aquí, señorita Ciccionella, pero desde luego esta no es la forma.
Bueeno, poco a poco me voy acostumbrando a levantarme en solitario. Después de rendir honores al izado de la bandera, decidí salir desnudo al pasillo. Esta costumbre debería recuperarla. Puestos a morir pronto, mejor cómodo, no?
Ya oía a esa mierda negra balbucear algo de la lesbiana y decidí bajar a ver qué había pasado. Otra vez, una más que se queda mudo. Además del tostador y del chino, pero sobre estos dos tenía bastante claro lo que les había pasado. Al tostador lo dejé donde estaba, con un poco de dorado más, haría una buena escultura, pero los otros dos eran demasiado feos y empezarían a oler pronto. Fui a la camara frigorífica, cogí un par de ganchos para arrastrar cerdos muertos y me dirigí primero hacia donde estaba el chino destrozado. Tendría que haberlo hecho en caliente, pero en fín, por las noches no se piensa bien. Clavando bien el gancho debajo del brazo empecé a arrastrarlo hacia una ventana y como no pesaba mucho, me costó poco arrojarlo fuera. Si hay alimañas por ahí nos harán un buen favor.
Procedí de la misma manera con la periodista, sólo que ésta estaba en una habitación en uno de los pisos superiores y el espectáculo al caer fue un tanto más sonoro.
- Irlandés!!! Es usted tan irlandés, como feo e inútil. Haga algo!! o le prendo fuego al tejado del castillo para que nos vean desde fuera.
- Señorita Ciccionella, usted tiene cara de tonta, parece tonta y posiblemente lo es. Pero en la candidez de los bobos y los niños siempre hay un destello de intución. Sé que sabe usted más de lo que dice, de quién desconfía?
Carlota observaba como andrea procedía a retirar los cuerpos como si estuviera quitando la caca de su perro de la calle. ¡Cuanta sangre fría!
Aunque resultaba horrendo de presenciar no había gran cosa que hacer aquí encerrados esperando a que la muerte llamará a la puerta así que carlota empezo a meditar en lo que estaba pasando en el hotel acompañada de un whisky escocés McCalahan, reserva de 10 años, que había sacado del mueble bar y que le sorprendia que aún nadie lo hubiera visto en el suelo.
Bueno, compañeros supervivientes, esta claro que aquí pasa algo con tantas muertes. Unas personas normales se habrían largado o habrían hecho un registro concienzudo o... ¡Yo que se! A estas alturas ya me da todo igual y solo espero poder sobrevivir un día más a la espera de que acaben estos horribles crimenes. Pero mientras tanto de quien yo desconfío ahora es de DJ Tontón. No por nada en concreto sino porque si voy a morir prefiero hacerlo sin tener que escucharle hablar... además de que todos ustedes deberían saber que amistades frecuenta.
Foto de archivo de DJ Tuntún con su última novia conocida.
El profesor andaba trajinando, ajetreado, buscando sus tubos de ensayo entre las maletas que había perdido, sin embargo la mayoría estaban hechos añicos. Sacó sus bolsitas de drogas multicolores, y comenzó a hacer extrañas mediciones con ellas. Después bajó al café bar y reanudó su estudio de la máquina preparadora de café y arrebujando servilletas. Estaba seguro de que podría encontrar algo, pronto.
Escuchó la caída de los cadáveres sobre el cesped, y fue arrojando las sobras y los cristales de sus experimentos por la ventana. Poco tiempo después, la actriz, visiblemente perjudicada por un vaso de whisky, comenzó a hablar, cosa que ya estaba tardando en hacer. Al parecer afirmaba desconfiar de DJ Tuntún. Cosa bastante comprensible dadas las extrañas costumbres de este último.
-Desde luego, sus canciones acaban resultando tan machaconamente reptitivas que acaban metiéndosete en la cabeza, taladrando las neuronas (bueno, del que las tenga). Desde luego, eso es un peligro, corremos el riesgo de acabar cantando todos sus payasadas. Ahora bien..., hay gente demasiado silenciosa, como la señorita Lechuga. Ese silencio es, francamente, sospechoso.
El trajín me encuentra despierto. Esa noche había intentado hacerlo, pero las voces volvían una y otra vez. Y cada vez eran mas numerosas, mas intensas. ¿Por todos los demonios, estaba empezando a odiar ese maldito castillo! Visto el poco éxito de mi intento, decidido no dormir y pasar el tiempo leyendo un libro. Viejo y gastado, tenía encuadernación de cuero. Ese libro me había acompañado en todos mis años en la cárcel, y gracias a él había conseguido salir y estar donde estoy hoy. Y hoy estaba deseoso de encontrar al asesino.
Bajé de mi habitación a primera hora, dispuesto a revisar el perímetro. Y allí estaban los nuevos cadáveres, repartidos por la casa. Me encontraba en la habitación de la Señora Picky, buscando señales de violencia cuando escuché algo caer por la ventana. Me asomé desde la ventana mas cercana y vi al chino, el señor Williams, tendido en el suelo, como un títere sin hilos. Tenía un gran agujero bajo el brazo, pero la sangre ya no manaba de él. Un vozarrón subió por las escaleras.
Cita:
No podía dejar que aquel italiano loco hiciera de las suyas. Me recordaba demasiado a sus compatriotas anteriores a mi época. Quizás vosotros también los recordéis. Yo conocí a alguno, exiliado de su tierra tras la Segunda Guerra Mundial. Su líder se llamaba Mussolinni, y parece ser que durante mis años en la cárcel no habían mejorado mucho sus modales. Eso si, ahora llevaban trajes elegantes en ves de uniformes elegantes.
Inmerso en mis pensamientos llegué a la habitación donde el robot había sido asesinado por el japonés. ¿O era chino? Todavía no entendía que hacía aquel hombre allí, pero mi deber era protegerlos. Y de nuevo otro fallo, aunque esta vez estaba claro quien había sido el culpable. Y eso nos dejaba sin pistas.
-Deje ese gancho, señor. Yo me encargaré los restos del hombre de metal. Este crimen esta resuelto, así como el de la señora Picky que descansa en su propia habitación. Que Dios la guarde en su seno.- Bajé levementa la cabeza mientras esa frase me salía sin pensar. ¡Maldita educación católica irlandesa! Volví a alzar la vista y continué. -La he examinado y puedo decir que ha sido muerte natural. Ni heridas, ni signos de forcejeo, ni pinchazos de aguja. Nada que mis conocimientos de primeros auxilios puedan detectar. Sin embargo la señorita Palmer es otra cosa muy diferente. Ella si ha sido asesinada, y su ejecutor debe seguir en libertad.
Dormia todo lo placidamente que se podia con todo lo que estaba pasando, le despertó una voz berreando.
-Ya esta otra vez el dj esta "cantando uno de sus preciosos temas"
Se dispuso para entrar al cuarto de baño, y darse una ducha. Cuando termino, abrio la ventana de la habitación. Algo le llamo la atención un ruido de un impacto contra el suelo, saco la cabeza y vio como estaban tirando el cuerpo de una persona hacia abajo. Se apresuro en vestirse y se dirigo hacia la habitación desde se estaba lanzando el cuerpo que era la habitación donde estaba la periodista alojada.
-¿Mas muertos?, pregunto a los alli presentes
El doctor Frank Eisenstein se acercó afable y sonriente Billy, y le apretó el hombro mientras contemplaban la ventana felizmente:
-Its raining men, Billy, Its raining men. Todo gracias al constante trabajo de nuestro Jefe de Seguridad Favorito. Alelujah. Por cierto, tenemos negocios de los que hablar. ¿De verdad no quiere invertir sabiamente el dinero de su padre? Podría duplicar o incluso triplicar el patrimonio de su empresa. Pero esas ya son cuestiones numéricas que quizá usted no alcance del todo a comprender. Venga a mi despacho y le enseñaré la preciosa meta-cafetera en la que estoy trabajando.
Al sentir como le apretaban el hombro, se giro y vio al doctor sonriendole.
-Hola, dijo con una media sonrisa.
Escucho detenidamente lo que el doctor tenia que decirle. -Cuenteme en que quiere que invierta el dinero de mi padre. Lo mejor era que cuanto antes le contara para que quería financiación, sino estaria todo el día detrás de él para que lo escuchara asi que cuanto antes mejor asi ya se lo quitaba de encima si no le interesaba el negocio.
Busqué algo de material en el cuarto de la limpieza y me dispuse a recoger los desperfectos causados por la muerte del robot de Plutón. Si, claro, de Plutón. O las cosas habían cambiado demasiado rápidamente en estos años o aquel era un juguete de última tecnología mucho mas cercana. Si los japonese ya construyen robots que andan solos, esto no es mas que el siguiente paso.
Intenté levantar el armatoste de metal y dejarlo en una esquina de la habitación donde no pudiera molestar. Pero al hacer esfuerzo sufrí un tirón en la espalda. Puse mi mano sobre él tras soltar por lo bajo una maldición irlandesa de la que mi madre no se sentiría muy orgulloso. Visto el poco éxito, me dediqué a recoger con una escoba sin forzar la espalda las pequeñas piezas que habían saltado de su cabeza al ser recubierto de agua. ¿Acaso en Plutón no llovía? Cada vez me creía menos su auténtico papel en toda esta historia.
Tras recoger lo mas pequeño, me decidí de nuevo a apartar al robot del medio. Pero era algo que no podía hacer solo.
-¿Alguien podríaayudarme? Servo-Man pesa mucho mas que una persona normal. Debe estar por dentro también lleno de metal. Chips y Michichips y engranajes y cosas de esa que ahora se utilizan tanto. Cuando le apartemos podremos volver a utilizar esta habitación para discutir sobre lo ocurrido.
Esperé a ver si alguien se acercaba con intención de echarme una mano.
Mientras tiraba los cadáveres por la ventana y disfrutaba del ruido sordo que producían al caer, se me ocurrió otra idea. Pasé por la leñera y cogí un utensilio que me recordaba múltiples y divertidas anécdotas de juventud.
Llegué donde se encontraba el trasto-tostador y encontré al viejo con más cara de viejo que nunca. Una mano en el bolsillo de la bata y la otra sujetaba un hacha de serias proporciones. Un poco doblado y con una escoba en la mano.
- Qué va a ser lo próximo viejo amigo? votar a los verdes? hágase a un lado, que tengo una curiosidad que satisfacer.
Comencé a propinar fuertes hachazos en la cintura del robot. Y poco a poco las piezas de la zona fueron abollándose y desensamblándose hasta que empezaron a aparecer miles de tubitos, cables y piezas metálicas móviles. Impresionante. Esperaba ver dos enanos muertos ahí dentro...
¿Y dentro de la cabeza? Una vez separada del cuerpo me pareció un momento perfecto para practicar mi swing. Este verano tenía una cita en Marbella para jugar al golf y ya estaba perdiendo forma.
- ¡¡PANNG!! ¡¡CRASH!! - La cabeza salió disparada en una perfecta línea recta golpeada por la parte no cortante de la cabeza de hacha. Lástima que rompiera la ventana de la habitación.
- Ahora, si me ayuda, viejo, podremos averiguar qué ruido hace un marciano al aterrizar.
Me quedé anonadado ante la actuación de Andrea. Y lo que mas me dolía, mas que el desmembramiento del robot, era que acabara de romper otra ventana del hotel. A este paso, tendría suerte si quedaba algo en pie cuando todo esto acabara y pudiéramos volver a Dublin.
Dejé caer mis hombros, cansado, y me decidí a ayudar a aquel extraño hombre en bata. Por lo menos así nos desharíamos de aquel trasto y podríamos volver a utilizar la habitación.
Carlota se paso la mañana arrastrando una botella de whisky que encontró en el mueble bar mientras murmurraba que si iba a morir al menos que fuera rápido. Tal vez es porque pensaba que su muerte sería provocada por alguien de los presentes por lo que intentaba conseguir que al menos su muerte fuera rápida y a poder ser indolora con la cogorza que se estaba pillando.
Pues a estas alturas ya me da igual lo que pase. ¡HIP! Voy a morir tarde o temprano porque en las películas de terror siempre mueren primero los ¡HIP! negros y las tías buenas... aunque ha muerto la fea de la periodista antes que yo. ¡Que curioso! ¡HIP!
FIN TURNO 3
Ha faltado por votar y rolear Tiffany Lechuga Verde.