Partida Rol por web

Estrecho la mano del doctor. -Soy Billy Walker, dijo con una gran sonrisa, dejando ver sus dientes blancos.

Miro extrañado al doctor, su padre solo estaba interesado en hoteles, pero en efecto John Walker era su padre.-Si se refiere al gran magnate hotelero, ese es mi padre

Cita:

Esas fueron las últimas palabras que había dicho antes de abandonar las salas donde estaban los demás para salir del edificio... pero claro, ya se sabe que cuando se dice algo así o "ésto no puede ir a peor", la cosa se encrudece, en maldita hora hora se le había ocurrido decir eso... porque obviamente, la cosa, como él dijo, se puso muy mal.

Conforme andaba hacia la salida oía unos pasitos que cada vez se hacían más sonoros?

"Qué cojones"- pensó el político, ya que mentalmente se podía permitir tacos sin terror a que los periodistas lo airearan- "¿Eso son pasos?"

Pero siguió andando, diciendo que deben ser los nervios. Los pasos se transformaron en susurros.

"Mierda, en cuanto salga de aquí me tendré que revisar los oídos"- pensó excéptico, pero siguió andando, a lo suyo.

Por supuesto, estaba claro que habían fuerzas superiores que intentaban impedir que se abandonara el hotel, pero el político, o estaba demasiado asustado como para darse cuenta, o era bastante inútil para percibir cosas más sutiles. Lo siguiente que vio Bill fue una niña, de aspecto siniestro.

Tenía el cuerpo lleno de sangre y sujetaba las cabezas de los aparcacoches del hotel, señal inequívoca, esta vez sí, de que algo que se podía calificar como "chungo" afectaba al hotel. Ésta aparición, aparte de las palabras de la niña que decía que quien se fuera moriría decapitado, motivaron al político para darse la vuelta y volver sobre sus pasos, corriendo y santiguándose a pesar de ser budista. Cuando volvió con los demás, apenas se mantenía en sí.

-Ni... niña chunga... cabezassangregritosagónicos... no podemos irnos de aquí o moriremos... ¡MAMÁAAAA!

El niño pijo me dijo que si ganaba pasta con mis líricas. Joder, pero si me sobraba la pasta, yo. Tenía una colección de 30 carros, ahí pa fardar, como hay dios! Que se me venían las nenas encimo, tío, que se me tiraban las muy perras.

-Los pijos de mierda sois los peores, pijo-yo! Los pijos y esos que van ahí como que saben mucho. Que no sabéis una mierda, yo. Que la vida es una miseria, tío, que no has estao en el talego, ahí con los seguratas como el carroza paleto este que va de listo. Paleto, vete a tu kelo a arruinar la fiesta, yo! -le dije a O'Connor- Pijo-yo, me pagan ahí a saco, coño, no te hagas el pijo, yo. Que están ahí mis videos partiendo el bacalao en las pistas. Y vas a flipar con el videoclip nuevo que voy a hacer con el Servo-yo, que va a salir el marcianito partiéndole las piernas a la pasma. Toma, toma!

Me giré ahí con unos pasos, ahí pa quedarme con la peña, y miré al Frankie.

-Frankie, loco, pavo, viejo, yo. Pásate un poco más de mierda, que ya se me está bajando, yo.

Me puse ahí a bailar, a mi bola con el chunda, chunda, pim, pam, pim pam. Le estaba rondando a la Ciccio y la tenía ahí a punto de caramelo, yo.

- PLAKA!! PLAKA!!- Tollinas a lo Bud Spencer en la nuca-oreja del chino. - Tranquiiiiilo bambino, tranquiiilo. Que parece que has visto al demonio en persona, y de amarillo has pasado a blanco!

Le cogí por los hombros y le invité a pasar al comedor y a echar un trago de una de las botellitas que llevaba en el bolsillo de la bata.

Esto empezaba a desagradarme. Di un ligero empujón al chino hacia el comedor para deshacerme de él. Encendí un purazo y me encaminé hacia las cocinas. Sobre el tumulto destacaban dos voces, la del irlandes y la de la radio enlatada de los enanos disfrazados. Al llegar allí el tufo se intensificaba y ya me estaba imaginando lo ocurrido.

Ya sabía que al tieso lo habían mandado al otro barrio. Imaginaba que el cacharro se había transformado en barbacoa. Y allí estaban todos, viendo la cocina chamuscada. Eso lo tenía ya un poco visto, pero por fín aparecía el irlandés y tenía ganas de hablar con él.

- Mire, Maxwell... esto empieza a hincharme los cojones... Aquí hay mucha basura y empieza apestar. Este trasto se va a volver gilipollas y vamos a salir todos ardiendo. Un traguito? - Digo esto último tendiendo una de las botellitas de buen whisky irlandés. - Dígame qué piensa de esto y por qué no estamos ya fuera.

- Robo-tostador, ¿y si cazamos alguno de los corzos que andan por el bosque de ahí fuera y nos haces una buena barbacoa? Por cierto, no nos han presentado, soy Andrea Antonioni, ¿y ustedes?

Carlota apareció por la puerta de la cafeteria que se había convertido en el improvisado centro de reunión de los supervivientes. Porque ahora había que llamar las cosas por su nombre y esto se estaba convirtiendo en una cacería humana en la que no quería participar.

Su aspecto desaliñado distaba mucho del refinado y exuberante de ayer noche. Pero su cara de preocupación era lo más llamativo... bueno, excepto quizás el generoso escote que también llamaba la atención, bastante de hecho.

¡NO HAY SALIDA! - grito al contemplar al resto del grupo. Llevo todo el día intentando salir del hotel y no he encontrado la forma de hacerlo. ¡ESTAMOS ENCERRADOS AQUÍ! No quiero morir...

El italiano le pega collejas como si fuera tonto. Probablemente tenga razón, pero tratar así a alguien es denigrante, y más cuando el político está totalmente asustado.

-No me fatidiéis, he visto un fantasma, una niña llena de sangre con cabezas en las manos... dice que no nos podemos ir... y a mí eso me da mucho miedo. Había oído que un tal Iker Jiménez habla de cosas así en la televisión española, pero creía que eran cuentos tontos para no dormir- Bill se quedó pensando unos segundos- Bueno, tal vez sí son bobadas las que él pone en su programa, pero ésto es real... lo juro por los papeles más sagrados de la historia de EEUU... la revista Play boy.

Hace 20 años no pasaban estas cosas....

¿Y esta quien es? o_O!

 FIN DE TURNO 2

Han fallado: Mary Picky y Tiffany Lechuga Verde

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