Partida Rol por web

Al comprobar que, almenos, la gracia del señor me había permitido estabilizar al mártir que se había sacrificado por todos. Lo recosté en el suelo poniendole una mano en el pecho mientras miraba a Lucía y a Bruce. - Que no se mueva hasta que lleguen los sanitarios, voy a ver como están los demás. 

- !Attention messieurs et mesdames!...Traedme lo más graves, los que necesitan de mi ayuda,   mis manos hoy no soy mias, solo sirven a lo sagrado,  indicarme los necesitados y venir a mi.

Moviéndome agachada, salí por la puerta del vagon para dirigirme al contiguo. Me encontré de cara con Eugène que parecía suficientemenre entero y despierto. - El soldado germano esta grave pero estable, - señalo hacia el vagón contiguo - estan ahí. ¿Como está Lyrio?

Entonces la veo recostada, con la cara ensangrentada y la loba junto a ella. Saco un pañuelo del interior de mi armadura y miro al animal haciendo una respetuosa reverencia mostrando mi deseo de ayudar. Me acerco a ella y empiezo a limpiar la sangre. - ¿Lyrio, como te sientes, estas herida? - Tiene los ojos entrecerrados, se los abro para comprobar sus pupilas y ver si esta consciente.

La voz de Oskar fue tranquilizadora. Quería decir que fuera, la situación la tenían controlada gente que no quería matarlos -al menos no matarlos de forma inmediata- y que tampoco querían ver el fin del mundo. En amplío resumen, el mejor de los escenarios posibles. Apenas se había terminado de fumar uno de los cigarrillos, cuando el siguiente ya le apetecía, pero en esta ocasión reservó ese deseo para un poco más adelante. - Danke, Herr Schindler. - agradeció, antes de incorporarse ligeramente y retroceder hasta donde estaba Erik. 

Pobre diablo. Pensó para él al verlo en ese estado. No conocía todavía las técnicas para construir prótesis que pudieran suplir la deficiencia de brazos, aunque sabía que en Germania si eran capaces. Quizás todavía había esperanza para él, si conseguía sobrevivir. - La ayuda está en camino. - anunció mientras al ver a Eugene, salió a su encuentro. 

Cuando le dio alcance, lo detuvo. - Lord Delacroix ¿Cómo se encuentra? - le preguntó, ignorando su petición. Sabía de buena tinta su deseo de ayudar, como todos, pero había pasado un trauma fuerte y la confusión que podía verse a través de su mirada así lo probaba. 

- ¿Por que no ayudamos a Lady Lyrio? - preguntó con gesto amable, ayudándole a caminar y acercarse así hacia la Hispana y la norteña, quien parecía que había recibido el peor castigo de los presentes, salvaguardando los muertos y al propio Erik. Una vez alcanzó donde se encontraban Lyrio y Fátima junto a Eugene, observó a Fátima y después a Lyrio. 

Sacó el odre y se lo tendió a Fátima para que diera de beber a Lyrio, si así lo consideraba oportuno. Lo suyo eran las máquinas, no las personas. - ¿Cómo se encuentra? Quizás Eugene pueda hacer algo por ayudarle... - 

Casi de manera inmediata cuando Fatima me busca   y escucho las palabras de Messie Kane, voy hacia el soldado. En ese momento veo que su situación es muy mala, así que le toco las heridas pidiendo al cielo que lo cure y  orando por su recuperación.  Segía un poco confundido, y pude ver la cruenta guerra cosa que ya habia visto antes en mi pais, la sangre y la desolación no eran algo que me impactaran, pero eso no queria decir que no sintiera dolor por las gentes.

Una vez  curara a este hombre, me levante sabiendo que su vida nunca sería igual.

De repente fui hacia Lyrio,  dando unos pasos hacia atrás y tambien curandola, y luego mirando a Kane y  Fatima les digo (fijandome bien en las heridas de Kane)

-¿Necesitan ustedes de mi ayuda?

Ver que los esfuerzos de Fátima parecían tener sus resultados, aunque no fueran demasiado visibles, hizo que mis labios se curvaran en una diminuta sonrisa cargada con un deje de agradecimiento. Uno que transmití en un susurro a Aquel que parecía haber atendido nuestras plegarias por aquel desdichado.

-Tranquila, yo cuidaré de él entretanto. - dije, cuando Fátima dio instrucciones para que nadie moviera a Erik, asintiendo con aquel gesto agradecido- Gracias por salvarle. -le dije, mientras la veía alejarse en dirección al otro vagón, donde estaban los demás.

Fue entonces cuando escuché a Kane, indicando que la ayuda estaba en camino- Ve con ella a ver cómo está el resto, Bruce. Yo me encargo. - dije, asintiendo simplemente con la mirada fija en el ingeniero, en uno gesto que quería decir claramente "sé que estás preocupado por el resto y también sé que Erik está lo suficientemente jodido como para que te muestres reticente a marcharte, así que vete tranquilo".

Y así, vi como los dos se alejaban en dirección a Eugène, quien ya parecía haberse recuperado y se mostraba presto a ayudar a cualquiera que lo necesitara- Gucken Sie mal, Herr Weiss... Er sieht auch gesund aus. Gott muss heute hier mit uns sein. Und Er wird Ihnen retten. Vertrauen Sie mich. - susurré a Erik, afilando ligeramente mi sonrisa ante la visión del galo ofreciend su ayuda, mientras seguía alli, sentada junto a aquel mártir, a la espera de que los sanitarios hicieran aparición.

Sin embargo, había alguien que no estaba en mi línea de visión. Alguien a quien no alcanzaba a ver desde donde estaba. ¿Qué había sido de Lyrio? La había escuchado gruñir antes, pero ahora no había ni rastro de ella, ni de su lobo. ¿Estarían bien los dos?

-¿Lyrio? - alcé ligeramente la voz, desde aquella posición más alejada del resto, esperando que la mujer contestara, con un ligero pellizco en el estómago, ese que aparece siempre de la mano de la más absoluta incertidumbre.

Instantes después veis aparecer junto al vagón a cuatro soldados germanos, dos de ellos portando unas camillas portátiles, plegadas. –wie könen wir helfen?- Dice uno de ellos, tras asomar por la puerta.

Aún seguís escuchando pasos apresurados en el exterior, pero los disparos ya han cesado. También empieza a llegaros el olor de la madera ardiendo, aunque el olor es algo fuerte para que sea solo madera lo que arde.

Por otra parte, el trato de Eugene al soldado germano parecen surtir su efecto, ya que este empieza a respirar con más normalidad. Lyrio parece aturdida, no así su fiel compañera lobuna, que aunque algo mareada se mantiene en pie junto a su amiga, dándole algún que otro lametón en la mejilla, como si tratara de despertarla.

-Estoy bien... - gruñó ella de nuevo y se puso en pie con un poco de dificultad, aún estaba algo aturdida, jamás antes había experimentado algo semejante, solo los seres de otros planos del yggdrasil serían capaces de tener ese poder, de cual de los planos? No lo sabía, pero si que estaba segura de que aquella fuerza no era de ese mundo, murmuró algo en antiguo nórdico, llamando a las Valkirias por Erik, quien parecía tener un pie en el mundo de los muertos que en el de los vivos. Había sido un valiente, sin duda merecía estar entre los que acompañarán a Odin en su festín hasta el día del Ragnarok si ese, claro está, no habría empezado ya...Palmeo a la loba en la cabeza y luego a Fátima en la mano para indicarles que se encontraba bien, tras lo que movió un poco las articulaciones, aceptando el pañuelo que le ofrecían y limpiandose la sangre. 

-Gracias, pero hay gente que necesita más sus habilidades que yo, solo estoy un poco aturdida....

Me tranquilizo al ver que Lyrio se incorpora, parece estar mejor de lo que aparentaba en un principio. Tras aceptar ella mi pañuelo, Bruce me pasa el odre que directamente se lo ofrezco también. Asiento con la cabeza tras sus palabras tranquilizadoras.

Empiezo a tomar consciencia de mi alrededor, detecto que ya no se escuchan disparos, solo pasos y voces en germano que no entiendo para nada. Pero entonces me llega ese olor a quemado, fuerte e intenso. Aspiro para tratar de deducir de qué se trata exactamente, no parece simple fuego de hoguera:

- ¿Podeis oler eso? Creo que deberíamos desalojar el tren con los heridos y hablar con ese germano. - Zarandeo con suavidad a Lyrio para asegurarme de que está con facultades para moverse rápido y me dirijo al otro vagón. - Bruce, Lucía, salid primero y hablad con ellos, que la ayuda espere fuera. Lyrio, sígueles con tu loba, deprisa. Eugene, ¿me ayudas a cargar con Erik?

No sabía de dónde procedía ese olor a quemado pero temía que se tratase de algún problema con el tren, la verdad es que prefería salir de ahí cuanto antes y no poner en peligro más vidas. Me dispongo a levantar a Erik con cuidado y sacarle lo más rápido posible del vagón. Mientras lo hago, echo un vistazo a la estancia por si detecto a alguien más que siga con vida, no me gustaría dejar a nadie atrás.