Un buen lugar para unas oraciones. Aunque el ruido de la locomotora seis vagones más allá pueda desconcentrar a cualquiera. Sin embargo el traqueteo del tren una vez te centras, llega a ser relajante…a su manera, además del paisaje que el tren va dejando atrás. Las luces de la ciudad van quedando a lo lejos, y la oscuridad lo envuelve todo, y tan solo te deja ver unos metros más allá del tren.
Seguré con mis oraciones durante un largo rato, pero sin apartar los ojos de la oscuridad, si el sr. Kane no me requiere, me quedare allí una hora larga invocando las bendiciones de Dios para protejer todo aquello por lo que estamos trabajando en estos momentos. Posteriormente, cuando la vigília y la oracion me fatiguen un poco, me acercare al bar, simplemente para tomar un refrigerio, no sin antes avisar al sr. Kane de que me coy a ausentar de mi guardia unos minutos. Me he aficionado al café ultimamente, desde que abandoné el convento, y consideraré la ocasión propicia para servirme uno, lo que permitirá que mi alerta permaneza firme durante las siguientes horas. Si no me entretienen demasiado en las conversas, volveré en cuanto pueda para continuar mi guardia.
Hacía rato que estabas rezando, los ojos cerrados, concentrada en tus oraciones, meditando en tus asuntos. Cuando los abres, descubres que el tren está pasando junto a unos postes metálicos rematados por unas bolas que chisporrotean. Sabes que es la frontera con Germania, que esos postes son los que mantienen alejado a todo aquel no autorizado a entrar o salir del país.
A lo lejos sigues viendo las tenues luces de Dunkerque, dada la cercanía a la frontera de esa ciudad, aunque sabes que en breve dejarás de verla. Pero hay algo que te llama la atención…y es que a intervalos las luces de la ciudad parecen crecer…o hacerse más luminosas. No consigues distinguirlo bien…pero entonces un fogonazo se alza hacia el cielo en la lejanía. Sabes que son explosiones.
Dunquerke arde.
De un salto me pongo en pie y agarro instintivamente mi espada. Lanzo un grito:
- ¡COMPAÑEROS! Acérquense de inmediato
Mientras espero a que reaccionen ante mi llamada, buscaré un punto algo mas elevado (talvez saliendo al balconcito que hay en la parte trasera del vagón y subiendome un poco a la barandilla). Trataré de examinar los fogonazos en busca del posible origen de aquél desastre.
Pretendo que mi grito pueda llegar lo mas lejos posible para que todo el mundo se entere.
Puede que fuera el bosque en el que el tren se interna, o una curva de las vías del tren, pero has dejado de ver la ahora realmente luminosa ciudad de Dunkerque.
Además, tras gritar, te das cuenta de que el sonido de tu voz se ha perdido en la oscuridad, debido a estar en el último vagón y para más inri en el exterior, por lo que es muy probable que nadie te haya escuchado, incluyendo a Abbas, que se encuentra en el interior del vagón donde tú te encuentras.
Piensa que estás en el exterior del vagón Bar, el último de todos. Si quieres entrar para avisar, deberas pasar por el hasta el penultimo vagón, que es el de pasajeros. Desde la portezuela por la que saliste solo puedes ver que en el interior está Abbas hablando con alguien. Ya me dices que es lo que quieres hacer cuando postees y ya te abro las escenas que hagan falta. :)
Vuelvo a bajar al no obtener respuesta de nadie, entro en el vagon bar donde me encuentro con Abbas, le miro con consternacion y digo:
- Dunquerke esta ardiendo...
En cuanto pueda actualizo y te añado en la otra escena, tienes este tiempo para decidir lo que que quieres hacer, si te quedas con abbas o los reunes a todos para hablar, :)
Mi idea era dejar a Abbas con la palabra en la boca y seguir tren adelante para informar al resto.