Partida Rol por web

Miro al arbitres con una mueca de asco. Con resignación me acerco a los restos de Rata y me pongo en cuclillas a su lado.

-¿De verdad quieres que meta las manos en eso?- Miro el cuerpo con desazón.- A menos que quieras usarlo de ariete para abrir la puerta yo ni lo tocaría.

Saco el paquete ya deformado pro los golpes y saco una varilla de lho que prendo al instante. Una calada me despeja la cabeza mientras vuelvo con mis compañeros.

Al volver sobre vuestros pasos, los que no lo habían presenciado pudieron ver los restos del cuerpo de rata, prácticamente reventado desde dentro hacia fuera por sus propias vísceras y completamente cubierto por su propia sangre aún fresca. Una desgraciada y macabra imagen.

Finalmente llegáis hasta la puerta atrancada con barras de acero, nada parece haber cambiado en el poco tiempo que a transcurrido desde que pasáseis por allí, salvo tal vez la falta de quejidos del minero que antes os acompañaba.

Qué rápido decide por todo el arbitres este de las narices. Deacuerdo que todos diríamos que si, pero decide él y listo. Como le rebentaba eso, pero como todo buen sodado, aunque el jefe sea un imbécil, había que obedecer, y eso haría a este auto-nombrado jefe.

- Si vamos a abrir la puerta barrada, al menos hagámoslo todos coordinadamente - al menos por una vez, pensó el arbites, que aún recordaba con dolor, el caótico combate con los mutantes y como casi lo hirió una granada desviada contra los demonios - Heinrich, Stig, si aún tenéis granadas, bien podríais prepararlas. Cuando abramos la puerta, si descubrimos enemigos, arrojadlas dentro - indicó el arbites, empleando la misma técnica que había sugerido Heinrich durante la visita anterior para la puerta que sí estaba abierta - Pero no lo hagáis si no estáis bien seguros, podría haber inocentes atrapados dentro o material útil o valioso - tras ver lo ocurrido con Rata, casi esperaba que hubiera más de lo segundo. Si dudáis o algo escapa Reshi y yo le haremos frente mientras os replegáis y nos cubrís - una vez más recordaba un plan de Heinrich, que aunque razonable, nunca habían efectuado con éxito. Miró a Reshi, en cuya espada mono filo tenía interiormente más confianza que en los explosivos - ¿alternativas?

Tras ver el estado en el que habíamos dejado a Rata no tenía mas ganas de encontrarme con enemigos. Una muerte al día debería ser bastante. Sin embargo amartillé el rifle de caza una vez más y apunté a la puerta mientras les hacía un gesto de tranquilidad a mis compañeros.

-En cuanto la abráis, colocaos a los lados con las granadas a punto. Heinrich y yo os avisamos si hay que tirarlas o no.- Dije en voz ronca mientras daba las últimas caladas a la varilla. Sonreí de medio lado.- Obviamente si veis que nos agachamos y salimos corriendo tirad la puñetera granada antes de seguirnos.

Se mira las manos de forma intencionada - ¿Alguien me deja una granada? Sonrie al arbitres y saca su espada, preparado para reaccionar contra lo de dentro.

Heinrich se adelantó, y antes de abrir la puerta puso una mano en ella, en señal clara de que se esperase un momento.

-Arbitres, si algo bueno ha de tener esta herejía de ojos, es que...aquí abajo, veo mejor. Yo entraré primero, Reshi es bueno en el cuerpo a cuerpo, que entre conmigo. Toma- dijo al tiempo que sacaba una granada y se la daba al arbitres-, ya sabes como usarla - luego miró a Stig-, tu usa la tuya, debería quedarte una, el furrier nos dio dos a cada uno.

Si nos véis salir corriendo, tirar las granadas y corred con nosotros, de lo contrario, aguantad posición, es lo mas prudente, creo.

Tras esto, apartó su mano y miró a Reshi, cuando este le confirmó con la mirada, entró con el fusil preparado en ráfaga automática.Despacio. Muy despacio.

Con algo de esfuerzo conseguís desbloquear la puerta en pocos minutos, y nada más abrirla os llega un fuerte olor a productos químicos.

En la sala hay nueve enormes tanques repartidos por las paredes, ignoráis cual puede ser su función, pero sin duda son los responsables del olor. Uno de ellos tiene una pequeña fuga de un fluido rojo-rosado que ya ha formado un gran charco en el fondo de la sala.

Sin embargo, lo que más os llama la atención es el centro de la habitación, donde se encuentran un par de cuerpos indudablemente muertos. Ambos cadáveres lucen uniformes de la guardia imperial, y mientras que uno de ellos se encuentra prácticamente en el mismo estado que rata (reventado desde el interior por sus propias entrañas), el otro cadáver parece haber sido devorado pedazo a pedazo.
En algunas zonas de su cuerpo apenas queda carne pegada al blanquecino esqueleto que contiene. A su lado se encuentra una pistola láser con el emblema imperial, y una espada rota en pedazos.

Al ver los cadáveres junto al charco de fluido rosáceo se enciende una luz en tu cabeza, una revelación. Estás completamente seguro, aquello tiene que ser lo que ha provocado las mutaciones, la herejía que ha orquestado todo este caos en la mina.

Y como siervo del emperador, sea algo provocado o accidental, tu deber es destruirlo.

Stig miraba los contenedores esos raros con desfonfianza. Venía de una planeta donde la tecnología de la pierda y el martillo aún era considerada ... en uso. Así que esos tanques raros, le mosqueaban bastante. - Chicos. ¿Qué mierda es eso? No era normal escuchar palabrotas de Stig, pero ... estaba claro con ello, que le repugnaba en demasía.

- Reshi, tu olfato seguro que es el mejor - dijo Hieronymus hablando completamente a ciegas; por su experiencia creía que los habitantes de los mundos salvajes tenían los sentidos más desarrollados que los abotargados ciudadanos de las ciudades-colmena - dime que esto no es combustible.

- Esto no me gusta - el arbites dió dos pasos dentro de la sala, buscando signos de vida y amenazas, al tiempo que evitaba acercarse al fluido rosáceo en el suelo - por el Emperador, el color rosa estaba empezando a darle naúseas sólo de verlo - No lo toqueís - señaló. El líquido parecía contaminar todo aquello que tocaba, los guardias, sus ropas, sus armas. Si la pistola láser no estuviera contaminada, casi hubiera merecido la pena salvarla.

- Caminando con cuidado para no tocar el líquido, se acercó al tanque con la fuga, intentando sacar algo más de él, quizás un número escrito en sus paredes, quizás una placa identificativa sobre su contenido...

Mientras mis compañeros se centraban el el líquido yo me preocupaba más por los contenedores. Con su tamaño, podría haber cualquier cosa detrás de ellos y nosotros ni nos daríamos cuenta...

-Voy...- Dije secamente ante la orden del arbitres. Me aproximé al repugnante charco y me puse de cuclillas, teniendo cuidado de no tocarlo mientras aspiraba levemente  el líquido.

Heinrich se adentro solo un par de pasos y con sus estrenados ojos, revisó aquella curiosa estancia, rápido hizo conjeturas, erradas o acertadas, y salió de la estancia.

-Creo que esto fue el origen, o parte de el. Deberíamos volver a atrancar la puerta, salir de la mina, informar, y que acaben con esta sala. Hemos cumplido.

Antes de entrar en la sala no pudiste identificar el olor, pero la advertencia del Arbites te hizo recordar la peste que salía de una refinería en Escintilla (el planeta donde habitualmente os encontráis entre misiones, centro de la actividad inquisitorial).

Sin duda ese líquido es Prometium, combustible universal del imperio y principal fuente de potencia en bruto para los espíritus máquina y armamento de prácticamente todo el sector.

Miles de planetas utilizan y refinan varios cientos de toneladas esta sustancia cada día. Nunca has escuchado que hayan provocado enfermedades mutantes como las que aquí habéis visto, pero una cosa es segura, si el material de esos tanques se inflamase, la detonación abarcaría toda la escombrera o incuso más.

De alguna manera antes no lo habíais notado, pero cuando Reshi entra en la sala para examinar aquél líquido una risa histérica y antinatural llena la sala, y una figura sale de tras uno de los tanques de un gran salto para atacar al Asesino.

Va cubierto por lo que podéis identificar como los restos destrozados y harapientos de una túnica, aunque apenas tiene forma humanoide, con unos brazos imposiblemente largos terminados en garras deformes, mechones de cabello creciendo de forma desigual por su cuerpo, y una boca parecida a la de un insecto de pesadilla.

Sin perder tiempo se lanza como un animal contra vuestro compañero, atacando con una furia salvaje con sus garras.

Al oler bien el líquido me incorporé y me aparté del charco un los ojos abiertos de par en par.

-¡Tranquilos solo es Promethium! ¡Hay que salir de...!

Al no ver venir al ser chillón maldecí en voz alta mientras notaba como sus garras penetraban en mi blindaje.

-¡Por el amor del emperador!- Exclamé con rabia mientras me apartaba un par de pasos al tiempo que lanzaba un tajo con la espada de monofilamento al aire tratando de que la bestia se apartara.

- ¡Reshi, sal de ahí! - el arbites, apoyó la culata en el hombro y la cara en el arma, el dedo en el gatillo, el ojo en la mira¹. La punta del rifle, rematada en la bayoneta, se balanceaba a uno y otro lado siguiendo los movimientos de Reshi y de la bestia, por un momento el arbites dudó, temiendo dar a Reshi y colocó el selector del arma en tiro-a-tiro. Sin embargo, creyó que un sólo disparo poco pudiera hacer con semejante monstruosidad. Cambió de nuevo el selector a fuego automático y apretó el gatillo. El alma se le cayó a los pies y un grito se ahogó en su garganta cuando creyó que la ráfaga alcanzaría de lleno a Reshi². Sin embargo, en el último instante, como movido por la mano del Emperador³, el monstruo se interpuso entre el arbites y el asesino y las balas lo golpearon salvajemente una y otra vez en la cabeza^4-5.

En un acto de heroicidad e imprudencia a partes iguales las balas disparadas por el Arbites destrozaban por completo el cuerpo de la bestia, sin embargo lo que debería ser vuestra salvación se convirtió en vuestra perdición cuando apenas un par de los proyectiles erraron su objetivo y fueron a parar contra los enormes tanques de la sala.

Lo último mantenéis grabado en vuestra memoria es un destello cegador y un calor infernal.