-Menudo personaje este Stan- Mikeala se quedó tranquila viendo como todos elegían sus pertenencias, pero a decir verdad, no estaba tranquila. Estaba emocionada. Ir de Compraaaaaas!!!!! Y encima pagaría Cecil.
-Bueno, deme uno de cada cosa que tengas en la estanteria- dijo mirando a Cecil con una sonrisa pícara- Sería demasiado, cierto? Jaja, descuida, pediré lo básico.
-A ver Stan, mis peticiones son simples, Hazme mas inteligente y más resistente, del resto de las cosas puedo encargarme yo sola. He oído que vienen cinturones y diademas para esas cosas. Y visto el gran surtido que tienes no debería ser un problema para ti.-
Post corto, estoy jodido estos días, así que agregué esto desde el celular como para no frenar la acción y seguir adelante.
-Esa cosa sin dudas está maldita. Como mínimo eso tiene relación con Orcus. De ahí para arriba.-
Stan reía muy divertido ante la inseguridad del caballero y de sus compañeros.
-¡Ha, ha, ha! My, my! ¡Para nada, jovencita! ¿Nunca habéis vestido una armadura estelar? ¡Desde luego, Ser Autumnshield no! ¡Ha, ha, ha!
El vendedor reía de una forma sospechosamente familiar a Cécil cuando emitía su risa modelo británica. Presionó uno de los chakras y la armadura pareció abrirse soltando una nube de vapor, la celada alzándose para dejar a Efrain introducir su cabeza.
-Se necesita magia en estado puro para hacerla funcionar y tiene autonomía para ocho horas de funcionamiento a pleno rendimiento. Este modelo es obra del profesor Zigresky, pero no es un prototipo, tranquilo. Es la MKIII. Vamos, vamos, deje su armadura aquí y pruébesela. Insisto.
Stan alzó un pulgar y poco menos que empujó a Efrain al interior de la extraña armadura. Al entrar en contacto con ella, los brazales se cerraron alrededor de sus antebrazos, las grebas aprisionaron sus piernas y el faldón de la cintura le comprimió un poco sus partes nobles. Para colmo, la coraza que conformaba el peto se cernió sobre su pecho con fuerza, ajustándosele como una lapa y arrebatándole el aire. La celada descendió y sintió pavor al quedar completamente a oscuras.
Sólo escuchó su respiración, entrecortada por la presión de la coraza comprimiéndose contra su pecho y espalda, y muy agitada al afrontar aquella pieza de artesanía tan innovadora y tan diferente de las armaduras que había vestido en su vida.
En aquel silencio se sintió tan solo que tuvo que reconocerse a sí mismo que tenía miedo. Miedo auténtico.
¿Sería una jugada maestra para asesinarle y aprisionar su cuerpo y su alma en aquella armadura maldita? Ya había visto cosas así en Barovia... Y no deseaba recordar a los caballeros malditos del Castillo de Ravenloft.
Fue entonces cuando escuchó su voz.
CHAN CHAN
En el interior se hizo la luz y Efrain vio el mundo de un color diferente. Números. Negro. Verde. Nada tenía sentido, y, sin embargo, todo lo tenía.
La voz más atractiva, sexy y sugerente jamás escuchada en una mujer sin aditivos mágicos.
-Bienvenido a la armadura estelar MZ WARSTM, Jefe Autumnshield. Soy su asistente personal. Mi nombre es Cortana.
En la interfaz interna que se materializó ante los ojos de Efrain, apareció una visión espectral de una mujer de piel azulada, su figura adaptada a la perfección a su perfil pornográfico y luciendo una melena de color celeste, cortada a la altura de los hombros.
-Detectados índices de dopamina ascendiendo peligrosamente. Inyectando tranquilizantes.
Notó que algo recorría sus venas en aquel instante y una extraña y agradable calma embargó su cuerpo.
Podía ver a sus compañeros, pero ahora veía algo más.
Celestina estaba rodeada por una especie de runa que albergaba un gráfico que explicaba su elevado nivel de alcohol en sangre, presagiando con un índice de fiabilidad del 95% una cirrosis perniciosa antes de los cuarenta. Mikeala aparecía con un símbolo parecido, pero este indicaba un IMC óptimo -¿qué sería un IMC?- y una acumulación abrumadora de feromonas en su cabello -100% original, sin tintes, por cierto-.
Continuó observando a su alrededor y las runas le advertían de diversos datos que él jamás habría podido soñar extraer de un solo vistazo. La armadura indicaba que Bam Bam tenía un índice de letalidad del 123% con las manos desnudas; que Zevran tenía una elasticidad propia de un niño de ocho años y un metabolismo muy acelerado; que el material reproductor de Chafee le permitía concebir a doce hijos A LA VEZ o que Comadreja tenía oído y vista perfectos en el cuerpo de una niña de no más de veinte años.
Se empezaba a volver loco con tanta información. No pudo evitar centrar su visión en Hamleen y entonces las runas que se dibujaron rodeando a su viejo amigo advirtieron que había envejecido mucho más rápido de lo que le correspondería a su edad, detectando pequeñas trazas de sustancias tóxicas y alucinógenas. El diagnóstico de la armadura era tajante: había estado enganchado y se había desintoxicado hacía poco, pero los viajes al País de las Maravillas habían cobrado peaje.
Cortana, fuera lo que fuese, se aproximó con paso calmado a Efrain y le miró directamente a los ojos. Nadie parecía reparar en que estaba allí, delante de él.
-Detecto elevados niveles de estrés y cansancio en su sistema nervioso, Jefe Autumnshield. Será mejor que tome un descanso prolongado y una cena rica en hidratos de carbono. La próxima vez, no olvide repasar el Tutorial de Nuevo Usuario. Que tenga una feliz noche.
¿Pero qué estaba pasando?
¡BADABOOM!
-A ver Stan, mis peticiones son simples, Hazme mas inteligente y más resistente, del resto de las cosas puedo encargarme yo sola.
Stan se frotó las manos y lució su mejor sonrisa ante Mikeala.
-Será un placer, milady... Oh, my!
El artero comerciante rebuscó en un joyero de la Sala Blanca y extrajo una tiara y un colgante. Ambos eran a su manera dos joyas de magnífica factura. Stan ajustó primero el colgante a la hechicera, no quedando claro qué brillaba más, si la piel de la propia Mikeala o el amuleto.
-Un poderoso amuleto para maníacos del fitness, milady. Con él vuestras pulsaciones no descenderán jamás de 12, 7.
El amuleto simbolizaba dos manos sosteniendo un sol, lo que permitía pensar que quizás había sido fabricado por devotos de Amanuator. Fuera como sea, relucía con intensidad y hacía juego con la melena rizada y rubia como el trigo de Lady Edevane.
Stan tenía buen ojo, no se le podía negar.
-Y para la reina del equipo, no puede faltar una corona...
En realidad, era una banda dorada decorada con perlas y una cruz de diamantes a la altura de la frente que hacían parecer a Mikeala de la misma realeza, con un zafiro triangular cayendo sobre su entrecejo y realzando más si cabe su atractivo ultraterreno.
-My, my! ¡Larga vida a la reina!-, exclamó triunfante el sibilino mercader.
Mientras Efrain se iba asociando a su nueva armadura -Stan estaba seguro de que iba a tardar un tiempo-, el vendedor se desplazó hasta el último de los presentes.
-Miiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiister Banjooooooooooooooooooooooooooooooouuuu... Le veo indeciso, querido amigo. ¿Necesita la ayuda de Stan? ¡NO DI-GA MÁS! Veamos, usted debe ser un tipo amante de la música, así que ¿qué mejor que enseñarle mi privada y muy selecta colección de instrumentos?
Algún día, la mandíbula de Stan crujiría de tanto sonreír.
-¿Qué le parece esta Stratocaster Vintage? ¡Tiene las cuerdas electrificadas y le permitirá hacer filigranas tal que...!
¿¡...!?
¿¡STAN SABÍA TOCAR!?
¿¡ACASO ERA UN PSICÓPATA DEL MÁSTIL!?
El vendedor, no contento con la exhibición que empezó a rasparse en solitario para sorpresa de todos, dedicó a Billy un agresivo duck-walking, como justificando que se hacía mejor en posesión de aquella maravilla de seis cuerdas.
-O quizás quiera un Fender Bass modelo SLAP YO' FACE...-, dijo alzando las cejas con gesto juguetón.
Zevran se giró de repente al escuchar el feroz y desgarrado grito de Stan invocando a las Soul Sisters de todo Faerûn mientras castigaba las cuerdas de aquel bajo.
-Veo al caballero de cuatro brazos súbitamente interesado... Je-. Le cedió el bajo a Zev para que se lo llevase si quería, gesto que el alien agradeció con un aplauso a cuatro manos.
-Bien, mi exigente amigo, veo que usted necesita algo más... seductor... Algo menos... agresivo... ¿Qué le parece esta flauta? Es la conquistadora por excelencia, pero también puede ser excepcional para estimular a los compañeros a la batalla. Déjeme enseñarle su versatilidad...
Stan alternó una primera melodía bastante mística y pegadiza que encantó a Zevran con otra muchísimo más sensible y lenta que hasta despertó una lagrimilla en el vendedor.
-Aaaah... Me recuerda a mi infancia...-, dijo con un susurro el bueno de Stan. -Tenga, amigo. Quédesela. Se la regalo. (*)
(*) Billy: Haz una tirada a DC 10 con un +3 por tu CAR. Si la pasas, memorizas la canción sin problemas.
Si quieres tu amuleto de la suerte (Dote - Afortunado), simplemente narra cómo lo encuentras. Te lo puedes quedar ;D
-Madre mía... Después de esa exhibición, me sentiría mal tocando cualquier cosa... ¡Pero quiero que sepa que me encanta mi nuevo bajo, colega! ALRIGHT! ¡Chafee, bro! UNLEASH THE FUNK! ¡Esta aventura va a ser total!
Feliz, Zevran no daba abastos para transportar sus armas, su instrumento y su emoción imparable.
-¡Vamos, Will! ¡Hora de darse el piro!
Billy, tirada de Percepción a DC 10.
Vamos a hacerlo bonito ;D
Por cierto, olvidé decirlo: Hay dos posibilidades. O bien Stan te da una Flauta de Cairn (versión flauta de la mandolina de Cairn), o bien una flauta excepcional sin más poder mágico que sonar muy bien. En este segundo caso, puedes hacerte con un estoque +2. Te hará bien si te lanzas al combate ;D
La flauta es un objeto que va de lujo con cualquier bardo, si bien luciría más con un bardo puro que con uno multiclase.
* * * * *
Capítulo casi finiquitado. Aguardo mensaje de Efrain y Billy y estamos. Celes y Mikeala están preparadas ;)
Se me habían cortado TODAS las frases de Cortana. Editado ;D
Este tal Stan me había sacado de mis pensamientos por un momento, y es que andaba loco por encontrar betún en algún sitio para pintarme las cejas de negro. Por si en algún momento al maldito Harry IV le daba por saltar del sombrero de nuevo a traición. De momento sin suerte en encontrar algo parecido que ayude a disimular mis cejas pelirojas, me limito a bajarme bien el sombrero para esconder los ojos. Me mantengo un poco al margen mientras Stan disfruta ofreciendo objetos, cada cual más impresionante, a la nueva cuadrilla.
De repente, el loco de la camisa estrambótica se dirige a mí directamente, haciendo gala de unas espectaculares habilidades musicales que me dejan totalmente anodadado. Jamás había escuchado un sonido de guitarra tan especial, me pregunto qué clase de magia podía hacer distorsionar las cuerdas de aquella manera, aunque guardaba la sensacion de que no era la primera vez que escuchaba algo así. La técnica era exquisita y, realmente, parecía que la melodía construía palabras en algunos momentos. Después sacó ese banjo gordo de cuatro cuerdas, jamás había visto una técnica como esa para aplicar el hilo de bajo a las bandas, esto era realmente revolucionario en el mundo de la música. Me pregunto porqué se dedica este hombre a la intendencia con ese domino, podría ser rico y famoso. Entonces me acuerdo de mi propia historia y entiendo porqué el hombre talvez prefiera el "no tan sutil" arte de vender, antes del auténtico arte de entretener.
Después pasó a la nombrada por él "Flauta de Carin" y sentí que el rasgado que le aplicaba se parecía mucho a los tonos que solía interpretar en mi última fase musical, antes de caer preso en este país de estirados. De hecho me pareció reconocer en su toque algunos de mis movimientos y me pregunto ¿Me habrá escuchado tocar en alguna taberna ultimamente? Me creía el inventor de ese estilo, pues la flauta ha sido siempre mi campo de especialización, sobretodo después de perder la gaita. Pero cuando llegó a la última melodía, tocó una porción de mí que llevaba años enterrada, ese Hamleen sensible y heróico que componía gestas sobre aventureros que arriesgaban todo por el honor y la gloria. Mientras interpretaba la pieza, dos sutiles lágrimas acaban por recorrer mis mejillas y sólo puedo que agachar al máximo la cabeza para que no se me note.
Durante todo el show me he mantenido en silencio, y se podía ver como Stan trataba de llamar mi atención con cada insturmento, esperando encontrar, supongo, algún tipo de reconocimiento por mi parte. Yo me limitaba a asentir y a aplaudir con cortesía. Pero esa última melodía me llegó a lo más profundo, así que cuando terminó me acerqué a el:
- Gracias por tu impresionante actuación, creo ésta Flauta de Carin me resultará de lo mas útil. Con tu permiso, trataré de recordar esta última pieza para cuando los ánimos decaigan en el grupo. - Le estrecho la mano y cojo la flauta. - Por otro lado, me vendría bien algún tipo de... arma. Para cuando la música falle poder defenderme. Ese estoque que tienes ahí parece de lo más selecto, aunque un buen arco como el de la compañera tampoco me vendría mal. No, realmente preferiría el arco. - Estaba pensando en que Comadreja también es versada en ese arte así que me gustará compartir afición con ella en ese sentido. Además, no me será difícil hacerme con algunas dagas por si la cosa se pone intensa cuerpo a cuerpo.
¿Pero en qué coño estás pensando Hamleen? Tu te vas a buscar la vida solo, como siempre, no te vas de aventuras con tu antigua família y esta nueva troupe. Parece que la pantomima se está haciendo real en mi mente. ¿Realmente me apetece ayudar a éste país que se disponía a terminar con mi vida por mendigar unas monedas? Pero claro... si me enterase de que algo les ha pasado a estos necios en su misión suicida sin estar yo delante para darles apoyo, nunca me lo perdonaría. Estoy hecho un lío, no quiero que Celestina y Mikeala me reconozcan en mi estado actual, pero no puedo dejarlas marchar a una muerte casi segura. Y está Efrain, quien creía que me guardaba rencor y en cambio se alegra de nuestro reencuentro... Menuda mierda de dilemas de intensito, me recuerdo a mí mismo 10 años atrás.
Mientras Stan está rebuscando por ahí para traerme lo que he pedido, unas voces suenan en mi cabeza:
¡Son las voces que me cantan cuando estoy cerca de mi moneda de la suerte! ¡Los cabrones me la robaron y ahora la tienen ahí, expuesta! Esa moneda me la encontré el dia que abandoné el monasterio de Celestina y me había acompañado hasta llegar aquí. Al quedármela tuve la sensación de estar aceptando algún tipo de pacto, pero desconocía cual, la verdad es que me ha dado una suerte inusitada en múltiples ocasiones. Siempre que la moneda ha afectado a mi destino, esas voces se repiten en mi cabeza... como recordándome algo. La verdad cantan con pasión y una habilidad nunca vista, por eso también me la quedé. Además acababa de recordar dónde había escuchado antes ese sonido distorsionado de guitarra.
Lo tenía claro, volvería a ser mía. Pero no quería que me la devolviesen con una disculpa, quería volvermela a ganar. Así que miré a un lado y a otro, y en un momento de distracción me lanzé a por ella con la mayor discreción posible.
Motivo: Memorizar canción
Tirada: 1d20
Dificultad: 10+
Resultado: 17(+3)=20 (Exito) [17]
Motivo: Percepción
Tirada: 1d20
Dificultad: 10+
Resultado: 10(+4)=14 (Exito) [10]
Vale, lo sé, se me ha ido un poco la olla. El arco que me proporcione, me da igual si es magico especial o un simple arco del que ahora no dispongo.
Por otro lado me apetecía mucho que la suerte de la moneda dependiese de algo sobrenatural. He hecho las dos tiradas que me has pedido, y me dispongo, a peticion tuya, a hacer una última tirada de sigilo/juego de manos para quedarme con esa preciosa moneda. Por supuesto, usaré uno de sus puntos de suerte si fuese necesario.
Prometo no meteros tochazos tan gordos para leer durante el resto de la partida, si me es posible.
Mikeala recibió sus obsequios encantada y pidió ayuda a Efraín para ponérselos.
-La diadema es más llamativa de lo que me gustaría usar para ir de aventura, pero servirá-
Mientras sus compañeros terminaban de elegir, la Hechicera se dio cuenta de lo que estaban por hacer. Se acabaron las comodidades de la corte, y era hora de jugarse el pellejo nuevamente. Suspiro tan fuertemente que llamó la atención de todos, incluso la de Cécil y la del hiperquinetico Stan que no dejaba de entregar objetos y promocionarlos. Era un gran vendedor, eso es indiscutible.
-Debo organizar un par de cosas antes de partir. Supongo que hay algo más que debamos hacer Cécil antes de partir, pero necesito alejarme un segundo mientras Uds. terminan aquí. Cuando termine mis cosas le mandaré un recado mágico a alguno. para preguntarles donde se encuentran. –
Con esas palabras, salió de la tienda y se perdió entre la oscuridad de los jardines de Pallidase.
La joven se dirigió a sus aposentos con prisa. Se sentó en la mesa y escribió de puño y letra una carta para su familia. En ella, le explicaba porque un grupo de elfos los visitaría y los traería a Pallidase.
Luego fue hacia un viejo cofre que tenía guardado y lo abrió. “Tantos Recuerdos” pensó para sus adentros. Es que en ese cofre estaban todo el equipo que había usado cuando fueron a Barovia. Era momento de sacarlo, estaba claro que un vestido no era lo correcto para llevar al medio de las montañas para enfrentarse a gigantes.
Sus antiguas dagas, ahora estaban recubiertas en plata, una mejora que se tornó obligatoria en Barovia, su ballesta también estaba ahí. Incluso tenía la misma caja de virotes, casi sin uso, pero por si acaso. Las armas no están de más.
Su viejo cetro, el que había usado como foco arcano, pero que se había partido irremediablemente en el enfrentamiento final. En su lugar, un fino bastón de caóba había sido tallado para ella por los mismos vistanis. Una gema oscura que se asemejaba al cielo nocturno estaba engarzada en la parte superior y era el foco que Mikeala usaba para canalizar su magia. Una gema que no solo era un foco, sinó que también era un regalo que conllevaba una carga muy pesada. Era el elemento que sellaba un pacto que la joven Mikeala había hecho muchos años atrás
Un surtido de elementos varios completaban el equipo que la hechicera llevaría. Lo básico, porque tampoco tenía la fuerza suficiente para llevar mucho.
Lo último que hacía falta era una vestimenta adecuada. Abrió su ropero y pensó un momento. –Esto es genial- se dijo a sí misma.
Ya lista, cerró los ojos y susurró: -¿Dónde se dirigen querida?- La voz resonó en la mente de Celestina, que con un susurro pudo responder.
Antes de salir se detuvo frente a la pequeña bodega que tenía en su aposento.
-Una de estas vendría muy bien para el viaje. Bueno, 2, somos un grupo numeroso- incluso pensaba compartirlas con los 5 del patíbulo -Momento, Celestina… Mejor llevo 3- Cuando sacó las 3 botellas vio algo más. -No recordaba esto -se dijo a si misma-También servirá.
Dejo en este post mi final para el capítulo 4 y tambien lo dejo ya preparado para el empalme en donde sea el capítulo 5. Para ir adelantando :P
Oscuridad. Opresión. Falta de aire. El contraste con la claridad del exterior era extremo, tanto que por un momento realmente pensó que iba a morir allí.
Entonces escuchó la voz y se hizo la luz.
- ¿Quién anda ahí?- su voz sonaba diferente en el interior de esa oscuridad verdosa… ¿O quizás no había abierto la boca para hablar? Todo era muy extraño y sin embargo obtuvo respuesta: se materializaron unos puntitos azules en forma de cuadrados que comenzaron a girar sobre sí mismos cada vez a más velocidad hasta formar la imagen de una joven extremadamente hermosa de piel azul y pelo corto flotando ante él. En condiciones normales se habría sentido excitado o aterrado, pero en esta ocasión solo sintió tranquilidad…
… Y con ella llegó la comprensión. Las cadenas de números verdes que se desplazaban a su alrededor cobraron sentido de repente. De alguna forma, representaban la realidad del exterior de la armadura. Y había datos. Allá donde mirara encontraba información que apenas podía entender.
- ¿Qué es toda esta información?- preguntó intrigado. Su vista se fijó entonces en Billy-Hamleen y enmudeció por unos instantes. Si los datos que veía eran correctos (y con el resto habían sido como mínimo muy aproximados), su viejo amigo había pasado por momentos realmente muy duros. Él ya sabía que era aficionado a las hierbas enajenadoras pero jamás intuyó que se hubieran convertido en un problema.- Supongo que eso explica muchas cosas- comentó en aquel extraño entorno.
El demonio azul de hermosas curvas se acercó a él y, con esa voz tan sensual, le sugirió que se tomara un descanso.
- No tengo tiempo para eso, Súcubo. Dime una cosa, ¿Eres el ser infernal que ha encantado esta armadura? ¿Cómo funciona?
El caballero intentó mover un brazo pero, a pesar de todos sus esfuerzos, no consiguió que se desplazara ni un dedo. Hizo lo mismo con las piernas: nada.
- ¡Maldición! Estoy aprisionado aquí dentro, ¿Cómo se supone que voy a…- No terminó la frase porque una respuesta absurda hirió su mente como un relámpago al comprender que, de la misma forma que estaba hablando sin hablar, debía moverse sin moverse. Instantes después, su mano derecha se paseaba por delante de su cara con total normalidad. Deseó saber más sobre esa armadura pero antes debía saber qué podía hacer con ella. Se le ocurrió una idea:
- Súcubo, hazme un resumen de las capacidades de la armadura, así podré hacerme una idea de sus funciones.
Después se centró en "emitir" su voz fuera de la armadura.
- Stan, permítame una pregunta: ¿Qué ocurrirá cuando hayan pasado las ocho horas que comentas? No me quedaré un trasto que me vaya a dejar tirado en una cuneta…
¿Cortana? … ¡Oh no, este chisme funciona con Windows, sálvese quien puedaaaa!
Cortana miró con preocupación a Efrain.
-Jefe Autumshield, parecéis… oprimido. Dejadme aliviar vuestro pesar. Calculo que gastáis una L…-. Los ojos de Cortana refulgieron en un verde esmeralda y sus pupilas parecieron runas recorridas por secuencias numéricas. -¿Os encontráis mejor ahora, jefe Autumnshield?
Como por arte de magia –quizás literalmente- la armadura estelar pareció dilatarse. Ahora se sentía cómoda, encajando el paladín en ella como un guante. Casi pareciera que estaba hecha a su medida.
- ¿Qué es toda esta información?
-Datos biométricos combinados con un escáner facial que controla la temperatura corporal de los miembros de su equipo, monitoriza su condición física y les evalúa psicológicamente, detectando intención de motines, traiciones y golpes de Estado-, respondió Cortana, solícita.
Efrain se percató de que aquel ser espectral –o quizás demoníaco- tenía unos iris hechos de oro puro y le otorgaban una mirada hipnótica. Se percató de que una gota de sudor frío manaba salvaje por su sien, impresionado por las formas de aquella criatura que parecía existir sólo en su mente.
- No tengo tiempo para eso, Súcubo. Dime una cosa, ¿Eres el ser infernal que ha encantado esta armadura? ¿Cómo funciona?
Cortana le dedicó la mirada que se reserva para un perro apaleado.
-Desconozco el significado del término “Súcubo”, jefe Autumnshield. Pero si desea llamarme así, puede hacerlo-, concedió, sumisa. –Soy una IA avanzada instalada en el sistema operativo de esta armadura con el único propósito de ofrecer guía a su usuario-. Al parecer, Cortana dominaba un nuevo tipo de lenguaje. Una variante del Común con un buen puñado de términos desconocidos para Efrain.
-Si lo desea, puede programar mi nivel de sarcasmo, así como mi grado de sumisión, así como el exacto tono de mi voz. Para más información, consulte el Manual de Usuario.
Por defecto, Cortana mostraba índices de sarcasmo del 15%, uno del 99% de sumisión y un tono de voz “Catty Voice”. Muy Catty, de hecho.
-Le enseñaré las funciones básicas de su traje, Jefe Autumnshield-.
Cortana pareció emplear algún conjuro que tornó el espectro visual del paladín en una visión del cosmos. En aquella negrura sembrada de estrellas, la interfaz mostró a Efrain una serie de parámetros relativos al funcionamiento operativo del traje a nivel básico.
-La armadura estelar MZ WARStm es un traje de combate avanzado que se adapta a su usuario y le permite llevar la guerra a un nuevo nivel. Aporta un blindaje excepcional contra proyectiles y armas de filo sin renunciar a un diseño vanguardista, sin sacrificar por ello movilidad. Pero la gran innovación de la armadura estelar MZ WARStm reside en su capacidad para incrementar su tamaño hasta los 18 pies de altura, respondiendo a las órdenes de su usuario por conexión neuronal. Tiene autonomía para ocho horas de combate y guarda una reserva de siete baterías extra para prolongar otras siete horas el rendimiento, en caso de necesidad. Se recarga completamente con luz lunar tras tres horas. Incluye una hoja térmica en la muñeca derecha completamente personalizable, accionable con el pensamiento…
Tras un sonoro ¡SHACK! la hoja térmica –una cuchilla de excepcional factura imbuida por un halo de magma a ojos de Efrain-, apareció en su diestra. Tenía aproximadamente la longitud de una espada larga, pero las runas del brazalete derecho sugerían que podía convertirse en una lanza o en una especie de mangual, al gusto del portador de la armadura.
Con todo, aquello no hizo temblar la voz a Cortana lo más mínimo, que prosiguió inalterable su exposición.
-La armadura dispone asimismo de un paquete de estimulación para el usuario y otro de primeros auxilios, para el caso de accidentes extremos. El primero aislará su mente en un mar de rabia y odio visceral, le hará inmune a cualquier miedo y entrará en un trance guerrero que mejorará su rendimiento un 100% en combate. El segundo puede sumirle en coma y evitarle una muerte segura en caso de traumatismo fatal en la armadura. Puede programarme para implementárselos cuando el fragor de la batalla sea especialmente intenso. Por defecto sólo estoy autorizada para recomendar su uso, llegado el caso.
Cortana hizo un denso silencio y hubo cierto suspense porque no quedó claro si había terminado o tenía algo más que añadir.
-Jefe Autumnshield. Nunca le dejaré tirado.
Armadura Estelar MZ WARS:
Armadura completa talla autoajustable +1 (CA 19 en total a efectos de juego).
Incluye la posibilidad de aumentar de tamaño hasta los 18 pies de altura (+2D4 de daño en tus ataques). Puede hacerlo una vez al día con una simple orden mental que tendrás que estudiar en el Manual de Usuario XD
La hoja térmica es, de hecho, una adaptación de la lanza solar a la armadura. Puedes usarla incluso si cambias de tamaño sin mayor problema.
Para terminar, incluye una poción de curativa (Health Pack) y un Stimpack (funciona como un uso del rasgo Rabia de los bárbaros).
Anota todo esto en tu hoja ;)
Me remito a la sinopsis que hice al inicio de la partida.
IT'S GONNA BE BIG.
IT'S GONNA BE STOMPY.
IT'S GONNA BE EPIC.
Comadreja se detuvo un instante junto al umbral de la puerta mágica que conducía al pasillo donde Cécil y sus hombres les aguardaban. Se giró a escuchar con atención y tuvo que reconocerse emocionada con la melodía de la flauta.
Vio con curiosidad cómo Billy tomaba el instrumento de Stan y aquella moneda que pareció encontrar entre las estanterías y no pudo evitar sonreír antes de seguir sus pasos afuera.
Esta entrada es por pasar la tirada perceptiva ;)
Clientes satisfechos y una factura con un número obsceno de ceros es inequívoca señal de una venta feliz. Y así estaba Stan: pletórico.
-¡Buena suerte en su empresa, queridos aventureros! ¡Con la mercancía de Stan, su supervivencia está garantizada! ¡No olviden recomendarme a sus amigos! ¡Y sooooobretodo a sus aaaaaaa-mi-gas! ¡Ha, ha, haaaa!
El vendedor deslizó la factura a Cécil con una floritura, que a cambio extendió un muy jugoso cheque a favor de “Stan’s Wonderful Objects for a Happy Adventuring Time S.A.” y ambos se estrecharon la mano.
-Un placer hacer negocios con el burócrata más taimado a este lado de Faerûn, Mr. Stedman. Siempre a su servicio.
Stan alzóse el sombrero en señal de despedida y desapareció tras la puerta mágica de su tienda congelada en el tiempo y el espacio. Aún pudo escuchársele tararear una cancioncilla mientras el umbral de la entrada a la Sala Blanca desaparecía en el muro de piedra.
-¡La jubilación está más cerca! ¡Y con ella el yate! A piiiiiiiiiirate I was meant to beeeee, trail the sails and roaaaaam the seeeeeea!
Stedman condujo entonces al grupo, -ahora armado hasta los dientes y equipado para lo peor que pudiera acontecer allá donde se dirigían-, hasta un montacargas que empezó un lento ascenso hasta los niveles superiores de la prisión. Aquella mazmorra subterránea no parecía tener fin. Antes al contrario, parecía una compleja red de túneles excavados bajo el suelo de toda Pallisade.
En cierto momento, el autómata se giró a Ser Autumnshield, algo abrumado tras probarse la armadura estelar MZ WARStm. Cécil había ordenado transportarla al hangar, algo que en circunstancias normales debería haber alertado al paladín de que el burócrata tramaba una última sorpresa de despedida.
Ni por asomo se esperaba el caballero lo que les aguardaba varado en un recóndito lugar del Jardín del Silencio.
-Ser Autumnshield. Hay algo que quiero entregarle, algo para garantizar que pueda solicitar apoyo o confirmar el éxito de su misión, llegado el caso. Es un ave mensajera. La encontrará en la bodega de carga. Pregúntele al Profesor. Él le informará al respecto.
El montacargas conectaba con una especie de cámara de piedra, sin duda oculta entre la densa vegetación del Jardín del Silencio. Cécil abrió las puertas y, con su exquisito gusto para los giros dramáticos, anunció al grupo que ya estaban listos para… embarcar.
-Damas y caballeros… Les presento la Serendipia.
Ante el pintoresco grupo se erigía un enorme navío, un galeón élfico de madera noble cuya singularidad radicaba en que levitaba sobre el verde césped de la pradera que se extendía ante el grupo al salir de aquella cámara. La nave tenía las velas dispuestas, una enorme en el mástil que había sobre su cubierta con forma cuadrangular, y otras dos, más alargadas y rectangulares, dispuestas en el casco formando unas curiosas alas. Daba la sensación de que se mantenía en el aire a través de unos extraños paneles luminiscentes que se hallaban diseminados por todo el casco. Y si estaba relativamente cercano a tierra era debido a una descomunal ancla que se encontraba hundida en la tierra.
El ascenso a cubierta se hacía a través de unas escaleras colgantes que un curiosísimo personaje había lanzado desde cubierta mientras saludaba al grupo. Se le veía muy pequeño e insignificante desde la posición en la que estaban.
-Le deseo buena suerte en su misión, Ser Autumnshield-, dijo Stedman antes de estrechar la mano a Efrain con firmeza. –Pallisade estará en deuda con usted. Y yo sé recompensar a los aliados del Reino. Recuerde mis palabras… No subestime a sus enemigos.
El autómata y su escolta personal despidieron a los aventureros hasta verles subir la escala y acceder al navío. Ser Otis se despidió con un sentido abrazo de su hija, la Leona Roja, la única del equipo que no tomó nada de la tienda de Stan. Según diría después, no encontraría mejor acero que su espada ni mejor armadura que su impresionante vestimenta de placas. ¿Orgullo marcial? Sin duda.
Comenzaba la misión. Y Cécil Stedman podía estar orgulloso de sí mismo: había logrado reunir un equipo pintoresco, pero apostaba fuerte por ellos.
Cuando los pies de Efrain tocaron cubierta, un ser pequeño, peludo y desaliñado, de ojos de cristal verde y asilvestrada barba negra como la brea se acercó con pasitos cortos y una sonrisa psicópata enmarcada en su gnómico rostro.
-¿Es usted Herr Autumnshield? ¿Ja? ¡Wilkommen, Herr Caballerrro del Zodíaco!-.
Tenía un acento más áspero y duro que un invierno en ropa interior en el Espinazo del Mundo.
-¡Perrrmítame prrresentarrrme! ¡AHEM!-. Al carraspear, sus labios desperdigaron un salivazo en el pecho de Efrain cual ráfaga de metralla. -¡Soy el Prrrofesorrr Zigrrresky Tchaichowsky Korrrsakov III! ¡Perrro todo el mundo me llama El Prrrofesorrr! ¡Serrré su ingenierrro y mecánico en jefe, Herrr Autumnshield! ¡Conozco esta nave como la palma de mi mano! ¡No en vano YO la diseñé! ¡Y dado que no hay nadie más con titulación a bordo, podemos confirrrmarrr que no tengo rival en mi campo! ¡JAAAAAAAAAAAAAJAJAJAJAAAAAAA!
Estalló en tal carcajada que pareció que iba a sufrir una apoplejía.
-Perrrdón. Chiste petulante. Los mejorrres entre catedrrráticos. ¡AHEM! ¡Y ahorrra… A TRABAJARRR!
El tipo se dio un brusco tirón de sus guantes, hechos de un extraño material elástico y grisáceo que chasqueó como si de un látigo se tratase tras el tirón del Profesor.
-¡Porrr cierrrto! ¡También soy médico de campaña! ¡Si necesita cirrrujía invasiva de la mejorrr calidad, SOY SU HOMBRRRE! ¡JAAAAAAAAAAAAAAJAJAJAJAAAAAAA!
Efrain tuvo la inquietante sensación de que esa risa era capaz de invocar truenos y otros fenómenos atmosféricos poco tranquilizadores. Incluso, de propagar un irrefrenable impulso de invadir alguna región. O dos.
El gnomo no parecía demasiado cuerdo pero a entusiasmo era difícil igualarle. Quizás Zev. Quizás. El diminuto personaje aguardó a que todo el equipo estuviese en cubierta y corrió hacia lo que parecía un timón situado en popa junto a una consola llena de botones, palancas e indicadores que, para ser honestos, solo él sabía qué hacían.
-¡VAMOS ALLÁ, MARRRINERRROS! ¡SURRRCARRREMOS EL CIELO COMO AUTÉNTICOS PIRRRATAS DEL AIRRRE! ¡DESPLEGAD LAS VELAS! ¡LEVAD ANCLAS! ¡Y JUNTOS, CLAMEMOS A LAS VALQUIRRRIAS! ¡JAAAAAJAJAJAJAAAAAA!
A decir verdad, a uno le entraban ganas de conquistar Faerûn en presencia de aquel gnomo de acento totalitario.
La Serendipia vibró con fuerza cuando las placas luminiscentes que recorrían su casco emitieron un fulgor cegador, impulsando la nave y alzándola al cielo estrellado sin aparente dificultad, como si se tratase de una cáscara de nuez levantada por una súbita e invisible corriente de aire. Una vertiginosa sensación se instaló en el estómago de todos los integrantes de aquella peculiar banda de aguerridos aventureros, para nada acostumbrados al vuelo en un navío flotante. Se sintieron levitar y a alguno de ellos su estómago le envió una preocupante señal de alerta roja. En pocos segundos, la nave de combate Serendipia –primera de su nombre- comenzó a surcar el cielo nocturno de Pallisade al abrigo de la luna, movida por extrañas energías mágicas que nadie tuvo a bien explicar. Al fin y al cabo, aquel era un mundo de fantasía, raro y maravilloso en sí mismo, donde todo era posible.
Más o menos.
FIN DEL CAPÍTULO 4