Me olvidé: No hay alitas. Están guardadas en la bodega.
Qué dilema... ¿Superarás el reto del Soul Train para agenciarte unas alas? ¿O te lanzarás al vacío en modo Ojo de Halcón? xDDDD
Salto al Vacío y pasando de Bam Bam
Uff, me estoy flipando mucho imaginando la escena, i acabo de caer en la cuenta de ese fogonazo blanquiazul, asi que, dime. Hasta donde puedo narrar? Puedo narrar que atrapo a Celestina o me avanzo demasiado en los acontecimientos?
Avanzas mucho en los acontecimientos... xDDDDDDDDDDDDDDDD
Hasta ahí puedo leer ¡JAAJJAJAJAJAJAAJJAA! ^^
Narra tranquilo, que para eso estoy yo. Para pegarte sustos ;D
No no, enserio, me iba a pegar un textazo donde explico como me transformo, me lanzo, paso de bam bam y cazo a Celestina en el aire. Todo adrezado con uno de mis fragmentos favoritos de la banda sonora del señor de los anillos. Pero si alguien esta mandando fogonazos blanquiazules talvez deberia parar mi narracion antes. Por eso te preguntaba.
Tú haz todo eso que comentas de forma épica.
Luego llego yo y te dejo "O_O" XDDDDDDD
Vamos, dale duro ;D
Tras el chasqueo de dedos, efectivamente vuelvo a la realidad. Mi mente estaba valorando mil opciones y alternativas ante la emergencia. Normalmente cuando ocurren estas cosas parece que el tiempo se detenga, en mi caso fué al reves, parecía que el tiempo se aceleraba y me costaba recobrar la compostura. Salir de una conversación tan intensa en la que estaba a punto de dejarme llevar en un beso cargado de pasión, para caer en la realidad de que una de mis mejores amigas se estaba precipitando al vacío es difícil y duro.
-Reconozco que no todos los días presencias un suicidio doble, pero... ¿¡Te importaría reaccionar, Hamleen?
Se estaba acostumbrando rápidamente a usar el nuevo nombre.
Comadreja, nombre ¿artístico? de Arlith, la joven cazadora de oscuro pasado, dio un brinco desde el trinquete, cayó sobre cubierta y se acercó a toda velocidad a echar una ojeada por la borda.
-¡Por Selune! ¿¡Qué es esa estela de luz!?-.
Mientras bajo tras ella, el plan se empezaba a formar en mi cabeza, no había otra solución. Nunca había probado ese hechizo, en mi vida, pero sabía que era lo más poderoso que era capaz de hacer y lo único capaz de salvarla. Si me he quedado es precisamente para esto, nunca me perdonaré que alguno de ellos muera y menos de esta forma.
Me asomo por la borda y veo esa extraña luz, pero ahora mismo me da igual lo que sea, pues sé perfectamente lo que tengo que hacer... Me despojo del banjo y me concentro para encontrar la nota, en el sonido que resuena en mi cabeza.
-¡Voy a avisar al Capitán!-, exclamó Comadreja con visible nerviosismo en la voz. Aún seguía procesando lo que había ocurrido. Se detuvo un instante antes de perderse en la escalinata que descendía al interior de la nave. -¡Eh! ¡Hamleen! ¿Vienes?-. Sus pupilas se dilataron considerablemente al tiempo que su rostro adoptaba una mueca de terror. -¿¡No estarás pensando en...!?-.
Mi mirada es grave, intensa, perdida en la profundidad del vacío. Cuando Arilith me vuelve a llamar la atención la miro, con una expresión firme y decidida.
- Avisa al Capitán, date prisa. - Mi voz serena detiene el tiempo, ahora sí, por un instante donde me pierdo en esas pupilas dilatadas que ahora tambien forman parte de mi círculo más cercano. - Yo voy a por ella. - Apenas escucho o atiendo si ella trata de detenerme de alguna forma pues me estoy encaramando a la barandilla, subiéndome en ella con dignidad y me quedo posado ahí, en cuclillas y mirando hacia abajo.
El sonido hace resonancia por todo mi cuerpo y empiezo a temblar. Me tapo la cara con las manos mientras mi ropa empieza a transformarse y adoptar un tono marrón. De la tela surgen unas plumas gigantescas que se alargan y se extienden por todo mi cuerpo; mis pies se alargan, transformándose en unas garras amarillas y mi cuello empieza a fusionarse con la chaqueta y adoptando un tono blanquecino, con unas plumas más pequeñas pero igual de majestuosas. Abro las manos para dejar crecer mi cara hacia delante, transformándose en un largo y potente pico curvado hacia abajo en la punta. Estiro mi cuerpo, extiendo las alas y suelto el sonido que me recorría el cuerpo.
La vuelvo a mirar con un ojo ahora amarillento de pupila oscura, lo guiño y salto al vacío.
Plegando las halas alcanzo toda la velocidad que puedo, la sensación es de absoluta velocidad, nada comparado con el rudimentario sistema del Prrofesorr. Atravieso las nubes dejando tras de mí agujeros en ellas y una pequeña estela, mis ojos no dejan de escudriñar lo que tengo delante como si buscara una presa. Distingo un pequeño punto que se hace grande por momentos, es Bam Bam. Paso a su lado como una flecha, alterando un poco su trayectoria y sigo descendiendo, cruzando otra nube, para terminar encontrándome con Celestina cayendo de espaldas. Su pelo brillante se mueve desenfrenado igual que sus holgadas ropas, su expresión se ve serena. Apena soy capaz de distinguir si está consciente o no. Extiendo las alas para frenar y posar mis garras sobre ella, que la rodean con una delicadeza inusitada en una bestia de mi calibre. Cuando la tengo asegurada, empiezo a ascender con un gran esfuerzo para contrarrestar la gravedad. Creo que lo he logrado.
Si le hubiesen preguntado, Comadreja habría asegurado que no logró parpadear del asombro que la sobrecogía en aquel momento hasta que aquel águila, alter ego alado y rapaz de Hamleen, le guiñó el ojo y se precipitó tras Celestina y Bam Bam.
-Vamos, no me jodas...-, musitó la rastreadora notando que sus facciones estaban lívidas del terror. Ella tenía sus trucos mágicos, pero ni por asomo podía convertirse en la reina de los cielos -con permiso de las dragonas, claro-.
Por si la situación no estaba lo suficientemente tensa, apareció Laureena en cubierta, su rostro todo un poema dedicado al desconcierto.
Los ojos glaucos de la Leona Roja se posaron en Comadreja con un halo de desesperación.
-Te daré un consejo: no bajes a la bodega. Por lo que más quieras. Mantente alejada de ese lugar a toda costa hasta el amanecer... He visto movimientos anatómicamente imposibles que jamás creerías. Creo que he sido testigo del baile más agresivo e irreverente que recuerdo en años, y tengo que decir que he ido a varias fiestas con mis primas, que proceden de la rama descocada de la familia Harrington...-. Necesitaba decirlo en voz alta, estaba claro. Carraspeó y miró a todas partes, ligeramente confusa.
-¿Dónde está todo el mundo? Pensaba que habría alguien más aquí contigo...
Laureena ignoraba que iba a lamentar haber hecho esa pregunta.
Comadreja estaba en shock. Que le hablasen de la pelvic madness de Zevran no iba a impresionarla demasiado a esas alturas.
-Pues... Lo crea o no, han saltado-. Comadreja señaló el vacío bajo sus pies. -Quiero decir, la sacerdotisa ha... Eh... Ha dado un grito y se ha precipitado por la borda. Acto seguido Bam Bam ha saltado tras ella. Así, sin más. Y para acabar, Ham...-. Casi se muerde la lengua. -Billy... Billy se ha convertido en águila y ha salido volando tras ellos.
Se hizo un silencio.
Laureena tardó un instante en reaccionar.
Se llevó la mano a su melena negra y pareció quedar congelada en un gesto meditabundo.
-Y yo que creía que la cosa no podía empeorar... Esto es gravísimo. ¡Tres suicidas reunidos en cubierta! ¡Quizás hayan actuado en connivencia! ¡Debemos informar a Ser Autumnshield! ¡YA!
Comadreja parpadeó con cierto escepticismo mientras seguía los acelerados pasos de Laureena hasta el camarote de Efrain.
-Bueno, yo no diría que Bam Bam o Billy tuviesen ganas de volar esta noche, ¿sabe? La monja pareció sufrir un delirio o algo. ¡Se lanzó al vacío gritando como una loca perturbada! La sigo a informar al Capitán, claro, pero quiero que sepa que deberían endurecer los controles de alcoholemia en esta nave. ¡Puede que hayamos perdido a dos miembros de la tripulación! ¡Quizás a tres!-, exclamó visiblemente consternada.
Ambas mujeres no tardaron en alcanzar el camarote de Ser Autumnshield y a la Leona poco le faltó para derribar la puerta de un manotazo.
-¡Ser! ¡Perdón por irrumpir de este modo! ¡Es urgente! ¡Comadreja, aquí presente, informa de que hemos perdido a tres miembros de la tripulación! Han... ¡Han saltado por la borda!
-¿Que hizo que?-, Mikeala se levantó de la silla con la misma velocidad que una serpiente lanzando un mordisco. Sin mediar palabras, salió de la habitación y corrió a cubierta.
Llegó hasta una balustrada y se apoyó mirando al vacío, señalando hacia abajo y susurrando.-Hamleen, la salvaste- y luego -Celestina, ¿estas viva?- Intentó usar su magia para enviar el mensaje pero sabía que el conjuro requería más precisión para que surta efecto, sus esperanzas eran prácticamente nulas.
"Fuiste tu de nuevo?" fue lo último que se le cruzó por la mente a la hechicera, mientras la oscuridad volvía a ahogar la joven Mikeala que había ido a Barovia.
Lanzo "mensaje" como una medida desesperada en una situación desesperada. Falla, porque el alcance es 120 pies.... (solo para sumar desesperación a la narrativa)
Resolvemos las dudas e interrogantes en el próximo capítulo.
Nos ponemos serios. LET'S ROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOCK!!!
Fin del Capítulo IX