La muchacha visiblemente ruborizada se lleva una mano a la cara, asombrada del descaro de su amiga -No, yo, no- Durante un momento titubea, al momento toma aire, inspirando profundamente y vuelve a intentar hablar de nuevo -El es un Leon y yo soy una Escorpion, nuestros clanes estan al borde del conflicto armado, y no creo que se viese con buenos ojos el que nos viesen juntos, y mucho menos casarnos, no es el momento, y la situacion politica no podria ser mas desfavorable, ademas nuestro clan no ganaria nada con esta union- bajando la voz un poco -aunque ha decir verdad, me gustaria mucho-
La comitiva siguio avanzando y las jovenes con ellos, el camino era pesado y se hacia arduo avanzar con la continua tension de encontrarse en territorio enemigo, pero ellos eran los escorpion, el clan mas fiel al imperio de todos, no se dejarian amedrentar por esas nimiedades.
Frontera del León con la Grulla. Hora de Bayushi.
Tras cabalgar casi en silencio durante el resto de la marcha, por fin llegáis al punto que marca la frontera con el territorio de la Grulla y el final de vuestro periplo. Confías en que sea el principio del fin del conflicto.
A lo lejos, puedes vislumbrar las torres del castillo al que os dirigís.
Cumpliendo el protocolo habitual, la Grulla ha enviado un destacamento a la frontera que os escoltará como ya lo hiciera el León. Estos, por su parte, no avanzan del límite entre ambos Clanes, y una vez que saben que ya no sois su responsabilidad vuelven sobre sus pasos.
Dentro de poco llegaréis al castillo. Las negociaciones llegarán pronto.
Malditos presuntuosos grullas, las imagenes del engreido que la provoco en la corte de invierno afloran a su mente, aquel estupido arrogante se llevo su merecido, odiaba aquella situacion, y la conversacion con su nueva amiga la habia dejado perturbada y pensativa, odiaba al clan de sus aliados los grulla y aunque le costase admitirlo, aunque fuese para sus adentros, amaba a un Leon, pero se veia obligada a odiar a su clan, y no le faltaban motivos, eran unos arrogantes e intransigentes, pero no su Leon, el era el epitome del bushido, nobleza, valor y valentia en una misma persona.
Con estos pensamientos rondando en los bordes de su mente, el caballo de Hanako entro en territorio grulla, la comitiva de proteccion les esperaba, y la muchacha observo atentamente como sus nuevos protectores intercambiaban palabras con los mandos escorpion, al mismo tiempo una sonrisa afloro a su cara, mientras los Leon volvian a su madriguera, se volverian a ver las caras, y en esa ocasion, ya verian quien insultaba a quien, un escorpion nunca olvida.
Frontera del León con la Grulla. Hora de Bayushi.
El trato frío de los León, pasa a uno más cálido por parte de los Grulla. Aún con todo, les notas algo recelosos, vuestra fama de traicioneros os precede, aunque sabes que tampoco puedes ni culpar a los Grulla por ello, ni permitir, por otro lado, que nieguen que muchas veces ellos manipulan de forma similar a como lo hacéis vosotros.
Por mucho que digáis, los Grulla sois como Escorpiones sin máscara. Por eso quizás a veces les odio tanto, como dos hermanos se odian entre sí, aunque por otro lado los lazos de sangre sean tan fuertes...
Con cada paso, el Castillo del Cruce de Caminos está más y más cerca. El sol comienza a brillar cada vez menos.
La muchacha arreglo sus ropajes en torno suyo, el kimono de color blanco apenas estaba manchado por el polvo del camino, el reborde rojo y negro era lo unico que lo diferenciaba de los de sus conpatriotas grullas, en los que los tonos azul claro eran predominantes, Hanako se recordo a si misma el cambiarse por un tono mas diferenciado mientras estuviesen en tierras grullas, no queria que ningun patan la confundiese.
Mientras avanzaba pensaba que lo mas ideal que podia ponerse era el kimono negro y rojo, muy al estilo actual del clan, con el mon del escorpion cubriendo gran parte de la espalda, bordado a mano en fino hilo de seda teñido de rojo, era muy bonito, pero no solia ponerselo muy a menudo, el tono oscuro le era dificil de combinar con el color claro de sus ojos.
Con estos pensamientos superficiales, avanzo junto con la comitiva Escorpion tras los Grullas, siempre avanzando, siempre esperando el momento de las negociaciones, siempre anhelando volver a ver a su leon, con un gesto inconsciente paso un dedo a traves de la jaula del mono para acariciarle con ternura la melena.