Partida Rol por web

Cottle se sorprendió de ver al piloto aun allí. Los últimos hechos acontecidos le habían hecho olvidar por completo al muchacho. Hizo una rápida ojeada a los datos del informe sobre el piloto, y se acercó a él con una sonrisa tranquilizadora.

- Todo bien hijo, todo está muy bien. De forma paternal le dio un par de palmadas en el hombro. - Lamento haberte hecho esperar, pero ha habido asuntos importantes que me han retenido.

Se giró y dejó los informes sobre la mesa. - Ya puedes irte. Se encendió un otro cigarrillo de forma casi ritual, y apoyándose en la mesa se volvió a dirigir al piloto. - Puedes volver al trabajo hijo, Galáctica te necesita.

El piloto de raptor te saluda y abandona la enfermería. Según lo que decía esa tal Roslin, Presidenta Roslin, decenas de heridos debían ser traídos hasta Galactica para su tratamiento. La enfermería de la nave era grande, pero contabas con escaso personal. No sabías que si serías capaz de atender a tanta gente al mismo tiempo.

Cottle había estado en situaciones de emergencia con anterioridad, y sabía lo que tenía que hacer. Con precisión preparó al y el equipo del que disponían. Si la humanidad había recibido un duro revés, no sería él el que fallaría. Estaría a la altura. Aunque eso conllevara no dormir en horas, e incluso días. Si si tenían que hacer turnos de 48 horas los harían. Eran tripulantes de Galáctica.

El avisó que la presidenta quería volver a hablar con él, cogió al doctor algo atareado. Intercambió algunas instrucciones con sus ayudantes y dejó el cigarrillo, ya consumido, que colgaba de su labio inferior.

- Ahora vuelvo. Dijo sin dirigirse a nadie en particular. - Si las cosas se complican, avisarme... 

La enfermería había pasado de ser un tranquilo y desértico lugar a convertirse en un frenético hospital de campaña. Aparte de los cuatro marines heridos y los 59 pacientes civiles, la teniente Kendra Shaw de la Pegasus, también había recibido varios impactos de bala y su situación era crítica. Las enfermeras corrían de acá para allá sin dar abasto a tanta gente. Todas las camas estaban llenas y temías que se produjeran más emergencias y tener que dejar a la gente en el pasillo.

Cottle regresó a la enfermería con cara de pocos amigos. Tenía mucho trabajo que hacer, y muchas vidas dependían de su equipo y de él. Era momento de ponerse manos a la obra.

El doctor organizó a los heridos y pacientes según su gravedad, intentando que hubiera cierto orden en aquel caos.

Aun tenían que prepararse para lo peor.