Partida Rol por web

- Aislenles en enfermería y que haya un guardia armado las 24 horas. No sabemos que clase de gente puede estar en una estación cómo ésta en un momento como el que sufre la humanidad. Y dense prisa con esos refuerzos.

Con la recién encontrada pistola, Adama trató de ayudar a los demás. Eran pocos militares y era su deber defender a los civiles y a los mecánicos. Y mucho más si eran cylons. Levantó su arma y disparó al objetivo más cercano. Pero su vista no era la de antes y la pistola estaba un poco oxidada. El primer disparo salió desviado.

Tigh rodeó la columna acercándose al lugar donde Helo se encontraba. Kendra y unos de los marines yacían en el suelo sujetándose las heridas y tratando de contener las hemorragias. El Coronel disparó la pistola y la munición perforante abrió unos grandes agujeros en la armadura de la tostadora haciéndole retroceder. En ese momento, otro par de Centuriones aparecieron por su espalda con las armas preparadas. El marine herido se levantó y se tiró sobre Helo para cubrirle. Sonaron el tableteo de las ametralladoras y Helo sintió cómo el cuerpo del marine temblaba ante cada descarga sobre el suyo. El soldado había dado su vida por él.

El acto heroico de uno de los marines me salvó la vida. El Centurión me habría acribillado de no haberse interpuesto el cuerpo del soldado, que tras recibir los impactos, cayó desmadejado sobre mi. En unos instantes sentí la peculiar pero terrorífica sensación de la sangre manchando mi ropa, con su tacto cálido. El marine estaba muerto y su cuerpo maltrecho por los disparos sangraba profusamente sobre mi.

Los instantes de duda, sorpresa y, por que no reconocerlo, alivio al haber evitado una muerte segura, quedaron en segundo término. La másquina estaba ahí, dispuesta a acabar con nosotros. Reaccioné apartando el cuerpo inerte del marine, arrastrándome para buscar una ubicación más segura que me permitiera protegerme del Cylon mientras le disparo, asi más a modo de fuego de cobertura.

Tras ese disparo, trato de centrarme y actuar rápido, intentando ubicar la actual situació táctica y valorando los puntos de huída si los Centuriones acaban sobrepasándonos.

Helo y los dos marines que seguían ahí lanzaron nuevas ráfagas contra los Centuriones que se habían sumado a la lucha, pero los disparos fueron poco precisos y gran parte de ellos se incrustaron en las paredes y estanterías haciendo saltar nubes de chispas. Mejor suerte tuvo la otra pareja. Sus impactos combinados hicieron tambalearse y caer sobre una rodilla a otro de sus enemigos.

Entonces desde el tubo de acoplamiento que conectaba a Ragnar con Galáctica y por donde huían los últimos mecánicos, apareció otro equipo más de marines. Su líder se dirigió rápidamente hasta Adama.

-¡Comandante! ¡Será mejor que se retire usted y los suyos y nos deje esto a nosotros! ¡Tengo a otro equipo más esperando, nos haremos cargo de la situación y despejaremos este almacén en un momento!

Aquello estaba visto para sentencia. Había que dejar a los profesionales hacer el trabajo, y asegurar de una puta vez el fondeadero para poder iniciar el rearme de Galáctica. Posó una mano en el hombro de Agathon, y alzó la voz.

-¡Pilotos, repliéguense!

Dicho lo cual, inició la tirada, disparando contra el cylon más cercano para cubrirles.

Por fin los refuerzos habían llegado.

- Jefe Tyrol, retire a sus hombres, que ayuden a cargar a los heridos en la medida de lo posible. ¡Tigh, salga de aqui también! - Adama estaba preocupado por su amigo. La edad les pasaba factura, para bien o para mal, y alli molestarían casi mas que ayudarían. 

Se fue echando hacia atrás progresivamente tratando de acercarse a la puerta y alejarse de esos malditos cylon.

- Acabe con esos malditos cylon - le dijo al lider de los marines.

Helo arrastró a Kendra sacándola del lugar del tiroteo seguido de Tigh que disparaba a los Centuriones que pululaban por el almacén. En la puerta se reunieron con Adama y contemplaron el despliegue de los nuevos equipos de marines que entraban en el almacén. El combate se recrudeció pero esta vez los humanos llevaban las de ganar. Acompañando a los mecánicos, el grupo regresó por el conducto de comunicaciones hasta la esclusa de Galáctica donde se encontraron con Apolo y Starbuck. La mujer llevaba un rifle de asalto y parecía deseosa de entrar en combate.