La noche caía silenciosa y fosca, dueña de una oscuridad absoluta sólo rota por el tímido resplandor de una luna amagada entre nubes opacas. Tu cabeza, apoyada en el cristal del vagón, notaba cómo el frío se adueñaba del exterior con el paso de los minutos y los kilómetros. A tu alrededor todos dormían o, al menos, lo intentaban apoyados unos contra otros mientras las enormes mochilas de viaje hacían las veces de colchón, almohada o incluso pareja en mitad de un cálido abrazo, seguramente inconsciente quien lo hacía, absorta en su sueño. Ignoraban la naturaleza depredadora de la criatura que se movía entre ellos.
La belleza de la que para muchos era uno de los más obviados tesoros del viejo continente esperaba tu llegada; Berlín sería tu hogar en los próximos años, quizá siglos.
Llegas a Berlín con una hora de retraso respecto al calendario programado. Cuando bajas del tren ves a un hombre vestido con un mono de chófer negro, Lleva también unos guantes blancos y sostiene un cartel donde puedes leer: "Keyra Sephard"
Tira 1d10 sin modificadores ni nada
Motivo: desconocido
Tirada: 1d10
Resultado: 4
Me acerco a aquel hombre con cautela. Con la caebza alta y el cuerpo erguido, envuelta en una gabardina, cojo mi maleta y me dirijo hasta él.
- ¿Me esperaba? - Digo sin más, con cautela.
- Buenas noches, señora. Soy Helmuth, su chófer. El amo Ldescu me envía a recogerla. - el hombre hace una ligera reverencia. Luego te ayuda muy amablemente con el equipaje y te guía hasta la salida.
Cuando salís puedes observar una limusina enorme fuera. Tiene los cristales tintados y Helmuth se dirige directamente a dejar tu equipaje en el maletero. Luego te abre la puerta para que entres en la limusina.
Al entrar ves que es muy espaciosa por dentro, y no falta ningún tipo de lujo. Hay un teléfono, varias revistas y periódicos locales, una cubitera con hielos y una botella de champagne. También tiene una parte delantera, no sabes si muy amplia, aunque un cristal tintado separa ambas partes de la limusina, puesto que la parte de atrás está reservada exclusivamente para las personas designadas por el Amo, en este caso tú y para tu sorpresa otro hombre.
No vas excesivamente cargada de equipaje, como comentamos tu sire se encargará de la mayor parte de tus cosas (incluída la biblioteca)
He descrito la escena por acelerar un pelin y tratar de sincronizaros, si por lo que fuera no quieres ir con Helmuth, o deseas hacer (o comprar o lo que sea) algo antes de ir a la limusina dímelo y cambiamos sin problema