Partida Rol por web

La noche caía silenciosa y fosca, dueña de una oscuridad absoluta sólo rota por el tímido resplandor de una luna amagada entre nubes opacas. Tu cabeza, apoyada en el cristal del vagón, notaba cómo el frío se adueñaba del exterior con el paso de los minutos y los kilómetros. A tu alrededor todos dormían o, al menos, lo intentaban apoyados unos contra otros mientras las enormes mochilas de viaje hacían las veces de colchón, almohada o incluso pareja en mitad de un cálido abrazo, seguramente inconsciente quien lo hacía, absorta en su sueño. 

La belleza de la que para muchos era uno de los más obviados tesoros del viejo continente esperaba tu llegada; Berlín sería tu hogar en los próximos años, quizá siglos.

Tus tres ghouls han ido contigo. Tu ayudante de cámara ha estado haciendo las gestiones oportunas todo el trayecto para conseguir que estuvieras más cómodo pero poco ha conseguido.

Llegáis a Berlín con una hora de retraso respecto al calendario programado. Cuando bajas del tren ves a un hombre vestido con un mono de chófer negro, Lleva también unos guantes blancos y sostiene un cartel donde puedes leer: "Fabian Leisser"

Por fin hemos llegado a Berlin. Joder, el tren resultaba ya bastante incómodo, y encima el hecho de que se hubiera retrasado una hora no lo hacía mucho más llevadero. Todo lo contrario. Estaba bastante frustrado. Sin embargo, estaba bien acompañado. Robert era un buen sire, y sus Ghouls eran buenos muchachos, así que al menos debería estar bastante agradecido con ellos tres.

-Gracias, muchachos. Al menos os tengo a vosotros... porque si fuera por mi me cargaría todo este puñetero tren.

Por fin bajamos, yo con una maleta con algunos de mis bártulos, y los Ghouls con algunas cosas más. Y al ver a aquel hombre con un cartel donde ponía mi nombre y mi apellido, siento la sensación de, por un momento, pasar totalmente de él y hacer lo que me viniera en gana. Sin embargo, había normas que respetar y tradiciones que cumplir, así que me acerqué al hombre trajeado, y con una falsa sonrisa en la boca, le saludo.

-Hola, creo que me busca. Fabian Leisser, profesor de historia sobrenatural y mitos urbanos de la Universidad de Viena. -Dije, mientras le tendía la mano. 

- Buenas noches, señor. Soy Helmuth, su chófer. El amo Ldescu me envía a recogerles. - el hombre te estrecha la mano con firmeza pero sin apretar en exceso. Luego ayuda muy amablemente a tus ghouls con el equipaje y cuando salís encontráis una limusina enorme fuera. Tiene los cristales tintados, pero en cuanto entráis ves que es muy espaciosa por dentro, y no falta ningún tipo de lujo. Hay un teléfono, varias revistas y periódicos locales, una cubitera con hielos y una botella de champagne. También tiene una parte delantera bastante amplia donde han de ir todos tus ghouls (sí, los tres y Helmuth), puesto que la parte de atrás está reservada exclusivamente para las personas designadas por el Amo, en este caso tú.

Helmuth acaba con el equipaje y se acerca a tu puerta: - Disculpe señor, tardaré dos minutos, he de ir a recoger al otro pasajero. - inclina la cabeza y vuelve a adentrarse en la estación.

-Amo Ldescu, ¿eh? Muy bien, le acompañaremos.

Robert me había hablado ya del "Amo Ldescu". Iba a ser mi mentor durante mi estancia en Berlin. No sabía si alegrarme o pedir la Muerte Definitiva. Pero daba igual. Sería curioso ver qué pasaba. Y entonces apareció la limusina.

<<Joder, este tío no se anda con chiquitas. Qué lujazo>> Pensé, mientras veía a Helmuth, el chófer, arreglar el equipaje en el maletero.

-A su amo le gusta hacerse de notar, ¿No, Helmuth?

Aunque sabía que no me iba a contestar, se veía el derroche. Al menos tenía bastante dinero y recursos para "no-vivir" a todo trapo. Bastante curioso. Bastante asqueroso... y ligeramente extraño por debajo.

¿Hmm? Al oír las excusas del chófer, yendo en busca de otro pasajero, me extrañé. Bastante raro que viniera alguien más y no me enterara. Llamé a uno de mis ghouls y con curiosidad y ligero disgusto le pregunté:

-¿Venía algún Vástago con nosotros? ¿Cómo es que no lo sabíamos? 

Al cabo de muy pocos minutos Helmuth regresa acompañado de una mujer. El chófer deja el equipaje de la chica en el maletero y luego le abre la puerta.

Ella entra en la limusina contigo.