Bueno, la verdad es que sí que tengo una pregunta, ¿alguna zona a la que no debería ir? Intento ignorar la mirada de Peter, centrándome en el príncipe.
- No se acerque a Grünewald por su propio bien. Y por supuesto en todo Berlín Oriental no puedo garantizarle mi protección. Si se queda de momento en la zona Occidental de Berlín, tanto yo como Peter podemos responder de primera mano por su seguridad. - la sonrisa de Wilhelm sigue siendo encantadora y el tono de su voz lleva siempre la atención a la conversación hasta el punto en que él quiere... parece obra de la magia.
Grünewald sabes que es un famoso bosque de Berlín... a su alrededor hay un parque y una pequeña zona de apartamentos, a todo en su conjunto se le llama Grünewald.
Gracias por las recomendaciones. Sonrío levemente, mientras me levanto. ¿Hay alguna clase de "barrera" que diferencie ambas partes o... ? ¿O es una división simbólica? Pregunto, quizá tenga que cambiar mi refugio temporal y algunas reuniones de lugar.
Wilhelm sonríe ante tu última pregunta: - En el pasado hubo una barrera, el muro de Berlín, - su sonrisa se ensancha al ver tu expresión de sorpresa. - sí, el famoso muro. Pero con él ahora derribado no hay una división como tal... aunque puedo usarlo como un buen indicador del límite entre ambas zonas de Berlín.-
Luego parece que está meditando si darte un consejo o no, pero acaba hablando:
- No debería tener problemas en acudir a la otra zonda de Berlín, pero le aconsejo que se presente ante su autoproclamado Príncipe, Gustav. Y no le recomiendo que le diga que me ha venido a ver a mí primero... esas ofensas se las toma un poco mal. -
Agradezco el consejo. Si no requiere de mi para nada más, tengo algunos negocios que atender esta noche. Sonrío ligeramente. Ha sido un placer conocerles.
Si no me necesitan para nada, me voy a presentar al otro príncipe pensando: conejitos, conejitos bonitos...
¿Conejitos, conejitos bonitos? Me ha matado :)
Te despides del Príncipe Wilhelm con una sensación extraña pero agradable. Sales del castillo y vuelves a subirte al coche. Adolph estaba esperándote como le indicaste. Le das las nuevas indicaciones y se pone a conducir hacia el Palacio de Berlín.
Por el camino cruzáis de nuevo el barrio de Tempelhof, y os cruzáis con varios coches de policía y bomberos con las sirenas aullando a todo volumen que se alejan en dirección a otra zona de la ciudad.
Finalmente al cabo de un cuarto de hora llegáis al Palacio de Berlín...