La chica te miró abrir la cerradura de la puerta y no intentó ayudarte. Cuando lo lograste, te volteaste para verla y te encontraste con la notebook de la oficina golpeándote en el rostro. La traicionera te noqueó por la espalda.
La habitación dio dos vueltas y todo se puso negro mientras perdías el conocimiento.
Kumiko, lo que dije fue que las ventanas son herméticas (directamente no se abren), por lo que la cerradura a la que me refería era la de la puerta, así que lo sigo por ahí.
De todas formas no cambia la historia, ya que vamos a tener un salto temporal. Esto sigue en el hilo "La toma del espiral"