Partida Rol por web

Sí amigo - le respondo al recién llegado - permíteme que te invite a la primera ronda. Nosotros también acabamos de llegar a la villa y creo que es de agradecer este tipo de detalles - miro de reojo al posadero. "Espero que se dé por aludido..." pienso.

Si quieres un poco de conversación, siéntate con nosotros - añado señalando a Rachet.

Me dirijo de vuelta a la mesa con la comida, dejando que el extranjero decida sin presión.

Estoy en la mesa y escucho a Olonheint hablando con el recién llegado. Volteo mi cuello automáticamente para observar su reacción ante la invitación. Sonrio levemente y trato de observar mejor al hombre con arco.

Yorash tiene un aspecto lamentable debido a la lluvia. Aún tiene la cabeza cubierta por una capucha tan empapada que apenas protegía del agua. La tela está pegada en su frente y algunos mechones de pelo caen por su cara pegándose a la piel. Sus ojos son negros y en su mejilla derecha parece tener algunas marcas o cicatrices, pero la tela impide verlo con claridad. Cubre su cuerpo con un manto grueso, y en su espalda descansan un carcaj y un arco similar al del otro hombre. Tiene las manos enguantadas, pero la punta de sus dedos están enrojecidas. En sus brazos sostiene una silla de montar con alforjas ocupadas por algunos objetos.

- Oh, está bien. Gracias por la invitación, me sentará bien -responde mirando al hombre con una sonrisa-. Dejaré esto por ahí y me siento con ustedes, seguro que pueden contarme cosas de sus viajes.

Mira en la taberna algún lugar donde alojar la silla, y cuando finalmente lo encuentra en uno de los laterales próximos a la mesa, la deja. Resopla varias veces y se sacude las mangas para apartar el agua que pueda. Se abre un poco el manto dejando entrever ropajes negros, y se aproxima a la barra donde recoge la jarra.

- Gracias por la bebida, espero poder recompensarles con una amena charla -dice aproximándose a la mesa y tomando asiento-. Yorash, de Nesme. Acabo de llegar con mi caballo al pueblo y la tormenta me pilló de camino. Por poco pensé que moriría ahogado... ¿Cuándo llegaron ustedes?

Una vez sentado se abre un poco más el manto y se aparta la capucha. Tiene el pelo largo y oscuro como sus ojos. Lo lleva recogido a su espalda, pero con un movimiento toma varios cordones que al tirar de ellos liberan su cabello.

No me fijo directamente en el recien llegado cuando se sienta a la mesa. Mantengo la mirada baja mientras escucho su relato y tranquilamente respondo

- llegamos hace muy poco, la lluvia tambien nos sorprendio

Al decir esto levanto mi rostro y le miro directamente a la cara. Siento su molestia, al parecer no le gusta ese tipo de contacto, pero no me importa y la mantengo. En esas se puede ver mi apariencia, soy una mujer joven, mi piel es mas blanca de lo normal para un humano Osth, mis ojos son verdes, tengo facciones delicadas que contrastan con mi pelo negro cuyos mechones enredados y desordenados tienen alguna que otra hoja y  ramita enredada. Estoy vestida de verde, y puedes vislumbrar tambien una cota de cuero.

No soy una mujer muy habladora, dejare que Olonheint se encargue. El es mas conversador que yo.

Al poco tiempo de estar sentados en la mesa, el Posadero se acerca con la sopa caliente y un poco de carne para Yorash. Sorprendentemente tambien, os trae tres vasos (de barro) con vino especiado caliente, aunque tampoco se ha prodigado mucho con la cantidad.

   - Esta es gratis - Os dice secamente, como si le costase invitaros.

¡Gracias! - le digo sorprendido al posadero - Con razón nos habían hablado bien de este sitio.

Bebo un poco del vino especiado, que me sorprende al paladar por lo bueno que está. Me giro hacia Jorash y le pregunto:

¿Así que vienes de Nesme, no? Siento lo que pasó en tu tierra... Nosotros nos dirigimos hacia el Norte para colaborar en la lucha contra los Hijos del Dragón, esos hijos de...No dejaremos que avancen ni una milla más. - miro a Rachet, que está un poco astraida.

Hago una pausa, y parece que un silencio incómodo se sienta junto a nosotros en la mesa...

¿Una partida de dados? - les pregunto sonriente a mis compañeros mientras rebusco en el interior de mi capa.

Yorash observa a ambos con atención. Intenta bajar un poco la cabeza ante la mirada de la mujer, pero desiste cuando ésta continúa mirándolo. Al llegar el tabernero enarca las cejas. No dice nada al hombre y se limita a coger el recipiente de barro y mirar el interior. Lo acerca a su nariz y lo huele varias veces. Toma un sorbo y limpia sus labios con su lengua. Acto seguido se aparta de la frente el pelo que le cae colocándolo tras sus orejas.

- ¿Y cómo he de llamarlos? ¿Hombre y mujer o prefieren algo más trabajado? -dice mirándolor por encima del vaso.

Su expresión se vuelve más seria cuando hablan de los Hijos del Dragón. Deja el vaso en la mesa y baja la mirada ceñuda. Una mano aprieta el recipiente mientras otra se posa abierta sobre la madera.

- Ya no queda nada en mis tierras. Desapareció a su paso -dice casi gruñendo-. No conocía la existencia de ningún ejército que luchase contra ellos. Pero creedme si os digo que cualquier resistencia es futil. Todos morirán a su paso. No merece la pena.

Recoge los dedos sobre la mesa y tamborilea ligeramente sobre ésta mientras su rostro se relaja un poco.

- Me gustan los dados. Haz lo que quieras, pero apenas tengo dinero.

Sonrio al posadero por su detalle. Los hombres a veces son como rocas por fuera pero en el interior son arena. Escucho atentamente a mis compañeros.

El recordar a los hijos del Dragón no es agradable …. Nunca lo ha sido. No puedo evitar  retraerme.

Mi nombre es Rachet, y vengo de los sagrados bosques de Evhessae – al decir esto aprieto las mas manos sobre mi vara debajo de la mesa  - No creo que apostemos, tampoco llevamos mucho, últimamente hemos jugado con piedras o semillas, aunque prefiero las primeras.

Tomo un poco del vino que el posadero nos da

7 de Cira del Año 3.724 de la IV Era.
Crystalmir. Reino de Erladam.

  Crystalmir... Quien pondria un nombre asi a un pueblo como este, claro esta que la guerra lo ha cambiado todo, tal vez antes del retorno de los Hijos del Dragon, este era un pueblo reluciente y cristalino, ahora sin embargo, bajo la torrencial lluvia que cae sobre el, no es mas que un pequeño y pauperrimo pueblo, de pequeñas casas de aspecto descuidado, calles embarradas por la lluvia y esqueleticos lugareños de mirada nerviosa.

A menos de dos dias hacia el Norte, el frente de batalla, en la que una alianza entre lo que queda de los Reinos de Erladam y Bheriam unidos a fuerzas de otros Reinos que han venido a intentar detener el implacable avance de los Hijos del Dragon. El unico consuelo es que si los mil veces malditos Hijos del Dragon llegan a tomar este pueblo, no sacaran mucho de el.

Proximo al anochecer, y con las ultimas tres horas cabalgando bajo la lluvia lo que mas os apetece es encontrar un sitio donde descansar y poder secarte algo, pero lo unico que encuentrais es una posada de dos plantas de aspecto tan destartalado como el resto de las casas del pueblo. Ni siquiera veis unas caballerizas para guardar tu montura, tan solo unos simples postes de madera frente a esta, donde aguarda bajo la lluvia un solitario caballo.

Pues que sea con semillas - digo sonriendo a Rachet, pero saco unas piedras - Mi nombre es Olonheint y soy hijo de la estepa de Vannyria, en la frontera con el Mar Interior. Encantado.

Reparto las piedras, les explico el juego y empezamos la partida.

- Es un placer -dice levantando la bebida-. Me temo que muchos nos hemos visto despojados de nuestro hogar. Pero hemos de sobrevivir, ¿no?

Echa su cabeza hacia atrás y pasa la mano libre por su pelo apretándolo un poco para que algunas gotas caigan desde la punta de sus cabellos. En su mejilla derecha ahora se ve más claramente la marca de una herida pasada, mal curada. Tose un par de veces y carraspea golpeándose el pecho.

- ¿Entonces sin apostar? Pierde interés. Es como cabalgar sobre un caballo de madera o luchar con espadas quebradizas. Sabes que del caballo nunca te caerás y que la espada se romperá al tocarte. Aquí apostaremos lo que haga falta, pero bueno, os entiendo.

Se echa un poco hacia delante en su asiento y se aprieta varias veces las muñecas.

- ¿Ambos vais a alistaros a ese ejército? ¿Cuánto os pagan?

¿Cobrar? No amigo, yo voy voluntario - le respondo a Yorash - Eso sí, la manutención y otros servicios básicos sí los pagarán, supongo. Y a lo mejor al que sobreviva a la Gran Guerra le dan una prima, pero no estoy seguro. Y tú...¿vas con idea de que te paguen por tus servicios?

No puedo evitar sonreirme burlona ante tal afirmación.... ¿este hombre que esta pensando? .... añado tras lo dicho por mi amigo

Ejercito? Pago? ... eso suena gracioso como dice Olon, No nada de eso. Somos simplemente personas que queremos ayudar a la causa, no necesitamos que nos paguen para hacer lo correcto.

Jugueteo con las piedras mientras lanzo los dados...

Como siempre he perdido, Olonheint creo que me va tocar pagarte con una cena

Guardo silencio y Miro a mi compañero de viaje

Ya habrá tiempo de saldar deudas... - le digo a Rachet -. Si no os importa, me voy a retirar a mi cuarto, estoy algo entumecido por la humedad y me apetecería descansar. Por cierto, Yorash, mañana queremos salir al alba hacia el frente de batalla, ¿te gustaría acompañarnos? - miro de reojo a mi compañera, a ver cómo reacciona.

Miro a Olonheint de una forma que perciba que no me gusto el comentario de Yorash. Me produce desconfianza. Supongo que tras meses de compartir el camino sepa traducir lo que siento.

Yorash hincha sus mofletes y suelta el aire poco a poco mientras escucha a su compañía en aquella mesa destartalada. Repite el gesto un par de veces para finalmente levantar las cejas antes de hablar.

- No me dirijo para apuntarme a ningún lado. Me alejo del avance de ellos, de esos bastardos. No ganaría nada alistándome en un ejército que piensa acercarse nuevamente a ellos. Vamos, aprecio mi vida bastante. Y ojo, considero que vuestra entrega es loable, un acto de generosidad y entrega como pocos. Pero... no, alguien me entregó la única vida que tengo, y no me gusta despreciar ciertos regalos.

Traga nuevamente y cuando acaba el vaso lo pone boca a bajo en la mesa. Lo mueve un poco con sus manos. Parece que no puede estarse quieto y que constantemente esté haciendo algo con las manos.

- El frente de batalla... ¿Es al Norte? La compañía siempre es agradecida, más aún cuando me la ofertan a mí, un solitario viajero que tiene como único amigo a un caballo que disfruta pateándome. Supongo que siempre podría acompañarles un trecho si me lo permiten -dice ladeando ligeramente su cabeza.

Noto la mirada de desconfianza de Rachet, pero hay que darle una oportunidad...aunque habla demasiado, y eso es algo que puede acarrear problemas...

Pues por mi no hay problema - le digo a Yorash mientras le sonrio - Yo entonces me voy ya. Quedamos en el desayuno.

Recojo mi mochila, que estaba apoyada en un lateral de la mesa y me la echo sobre la espalda. ¿Subes Rachet? Supongo que el posadero sólo tendrá una llave.

Es cierto, hay que preguntarla...

Recojo las piedras de la mesa, haciendo señal de que me marcho

Hoy ha sido un dia muy pesado, espero que mañana la lluvia nos permita proseguir... le deseo buena noche.

Miro a Yorash, y tras sonreirle sigo a Olonheint, busco la llave de la habitación y me dirijo a la misma.

Cuando llegan hasta allí, baja de Ventisca y acaricia su cabeza - Buen animal, pero creo que vas a pasar una mala noche...- le habla mientras lo ata a los maderos. - ¿Entrais a preguntar?No me gustaría dejarle aqui toda la noche bajo el agua.... - A veces parece que lo cuide más a él que a ella misma, al fin y al cabo, él y sus armas son todo lo que le queda de su antigua vida, y le gusta aferrarse a ellos.