♦ PAGARÁN JUSTOS POR PECADORES ♦
♦ POR LA TENEBREGOSA ♦
♦ EL CONCEJO DEL VALLE DE MENA ♦
♦ EL VELO BLANCO ♦
♦ LA AYUDA DE DIOS ♦
♦ CONFESARÉIS VUESTROS PECADOS ♦
♦ PAGARÁN JUSTOS POR PECADORES ♦
♦ Y LLEGÓ EL ÚLTIMO DÍA ♦
♦ Y LOS FLECOS DEL DESTINO ♦
• AMBIENTACIÓN •
• PNJs •
• REGLAS •
• CREACIÓN DE PJ •
• OFF-TOPIC •
• NOTAS DEL NARRADOR •
- Vos sodes quien habedes traído la desgracia a aqueste valle. Que Imanol, el posadero, ha hablado, e vos ha delatau. ¡Adorador del mesmo diablo! - espetele, con rabia - Ya está vuestro amigo en manos de Angulo, e podéis estar tranquilo, que buena cuenta ha dau de vuestras miserias, ¡e pronto el tormento vendrá a vos también!
Miré a los criados, e sonreíles.
- Fácil es tildar de bruxa a cualquier muxer, empero, ¿cuántas veces ha escapau aqueste vuestro señor en la noche, sin venir a cuento?* Vos diré que fazía: acudía con otros a adorar al demonio. E si le ayudéis, ¡a buen seguro que el Angulo os atormentará con él!
Motivo: Elocuencia
Tirada: 1d100
Dificultad: 60-
Resultado: 100 (Fracaso)
* - Confío en que señalar las escapadas nocturnas de Antón sirva para que las dudas de los criados se acrecenten (al fin y al cabo él me ha acusado sin prueba alguna).
En cualquier caso, con esa tirada, da igual. Como odio el puto d100 xD.
Después de haberle preguntado al de Anzo y obtener por respuesta una acusación fácil hacia Belarda, pareciera que aquel hombre no temiera si a la misma muerte. Intentaba, de una forma desesperada, evitar todo mal trago y con ello el dedo acusador fue directo a la mujer. Vigilé entonces muy bien a sus criados, a los cual ordenaba ponernos en conocimiento de Angulo, como si el trámite hacia el infierno quisiera alargar, ¿Acaso no veía que yo mesmo podía ahorrarle tanto sufrimiento?
Mientras miraba fríamente y ahora en silencio a aquellos criados, me descolgué la ballesta, justo cuando Becerrillo parecía rumiaba sonoramente sus ganas de lanzarse sobre cualquiera de éstos. Cogí tranquilamente un virote, atentiendo a que los allí presentes no hicieran movimientos extraños ni intentaran nada. Fue entonces que la brida, una vez tensado el punzal, restalló un poco y pronto la hube de preparar para ser lanzada.
OoOoOoOo No mencionéis patrañas -No es que conociera a la Belarda en profundidad, pero estaba claro que aquel intento de desviar la atención de los presentes era inútil-. Y no lo diré más... -dije levantando el arma mientras apuntaba a Antón- ¿Qué tiene que ver el Josu con todo ésto? Hablad ya oOoOoOoO
Y esque pareciera que mi terrible voz gutural no causara impresión (lo más mínimo) en aquestos herrumbroso hombres que gobernaban, de una u otra forma, poder o dinero, el valle del Mena. O les daba todo igual, o eran ignorantes en el fondo.
Los siervos de Antón escucharon con atención las palabras de Belarda, y hasta que casi parecían estar dispuestos a despachar ellos mismos a su amo, pues todos, más de cerca o de lejos han sufrido de alguna desaparición o una desgracia que irá a la saca de pecados de Antón, pero claro, que la acusación del de Anzo contra la Belarda también había surtido efecto en ellos, y bien. Así que la cosa no parecía moverse ni para un lado ni para otro en las mentes de aquellos temerosos pueblerinos...
─¡Vamos! ─exclamó el de Anzo extendiendo los brazos ─¡Dispara! ¡que vuesa flecha atraviéseme et de fin a aquesto! ─azuzaba al Cortalenguas. ─¡Que patrañas ya vos las tragades vos solito sin necesidad que yo vos cuente alguna! ─y comenzó a reir a carcajada limpia rendido, desquiciado, y sabiéndose ya muerto.
Aquello os descolocó. Que parecía que los adoradores del demonio que se escondían en las sombres de aquestos valles ya ni a la muerte temían. Quizá por haberla presenciado y otorgado tantas veces que hubieranle perdido ese temor que cualquier hombre ha de tener...
Pareciera que el Anzo se sabía ya muerto tanto por un servidor como por la Inquisición en manos de Angulo en el Mena. Era como si en parte aquello fuera reconocer su culpa, su relación de alguna forma en el caso de las muertes y adoraciones malignas. Miré a la Belarda y al Urraca, y apretando bien el tablero contra el interior de mi hombro, accioné con fiereza la llave de la ballesta. El virote voló con rotundidad y fiereza hacia el comerciante, silbando en el pequeño trecho de aquella estancia. Sin duda que Becerrillo tendría postre aquella noche...
Máster, no he tirado por Ballestas porque no sé si tendría algún bonus debido a la pasividad y falta de iniciativa del de Anzo. Si quieres puedes tirarme tu. Eso sí: apuntaría al pecho o cabeza (no quiero pifiarla al dispararle en un brazo xD)
A la que el Cortalenguas abatió al miserable de Anzo, arrojeme sobre él, cuchillo en mano, et apuñalé su vientre con tal saña que a buen seguro que los criaus debieron quedar impresionaus e pudiera aquestu espantarlos. Mas no me importó, e sostuve al de Anzo con cuchillo en la diestra e rotorcí aqueste, e agarrele por la solapa para que el mío rostro fuera lo último que viere en vida.*
* Más vale que esto lo mate xD.
Todo pasó demasiado rápido, et non tuvo el Urraca ni tempo para reaccionar, estilete en mano, cuando la Belarda ya hallábase sobre el desgraciado, apuñalándole.
Si había alguna duda sobre la suya culpabilidad, el omne non había fecho si no delatarse acusando a la Belarda de bruxa et responsabilizándola de todo mal cuanto ocurría en el Valle... Mucho temíase el Urraca que aquel mal llevare morando en aquesas terras mucho más tiempo que la Belarda, et siquiera que el propio Antón.
Mantúvose en silencio, con la temblorosa mano agarrando fuerte el suyo filo, sin quitar ojo a los del servicio, non fuera a ser que alguno defendiere al suyo señor. Aunque, viendo lo ancianos et hastiados que parescían, non tenía pinta de que fueran a mover un sólo dedo por él...
La saeta silbó cortando la última carcajada que saldría de la boca del de Anzo, y tras ella, casi tan rauda como el dardo, se abalanzó la Belarda dispuesta a saldar aquellas cuentas pendientes que decíase que tenían. Una vez, y otra, y luego otra, clavó en el abdomen del comerciante al que restaba un último suspiro; ─Que en el inferno reencontrarémonos, mala puta... ─y expiró.
Que la imagen de la Belarda, tachada de bruja momentos antes, empapada en sangre, casi estaba a la altura del rostro del Cortalenguas. Sin duda pocas veces las infamias, para bien o para mal, se encontraban juntas en tan pocas millas. Que uno ya no sabía quienes eran los "buenos" y los "malos" en aquel mancillado Valle de Mena. Si no díganselo a los criados del Antón, que a grito descocido pedían clemencia y piedad como si aquellos tres fueran enviados del mismísimo Lucifer.
Otro menos en la lista, pensaron los tres...
Los criados están apunto de hacerse caca encima. Ya diréis que destino les váis a brindar y cual es vuestro siguiente paso.
Viendo a la Belarda empapada en sangre, comprendí que aquella mujer tenía más reaños que cualesquier del concejo del mena, e incluso que los hombres del de Barriuso. Con gusto daríale yo una espada y la mandaría a matar infames, que a buen seguro, a más o menos tardar, traería sus cabezas (o sus lenguas) en una bolsa.
OoOoOoOo No se os ocurra salir de aquí -procuró el Cortalenguas a los acompañantes del ahora cadáver Antón-. Aqueste infame es el primero, pues la justicia en el Mena ha llegado. Alguaciles aún somos -dijo ahora también para sus compañeros-, et que las muertes de esos críos y esos rituales no pueden quedar impunes. Si salen antes del amanecer -refiriéndose de nuevo a los criados-, estarán en peligro. Limpien el cadáver y guardenlo en su alcoba.
Me acerqué hasta el cuerpo del de Anzo, arrebatéle el virote* tirando de él y haciendo presión con un pie sobre su pecho. luego me colgué la ballesta a la espalda.
Vámonos -sugerí a Urraca y Belarda con voz temblorosa-. El siguiente no andará muy lejos... oOoOoOoO
Et sin quierer pronunciar su nombre allí, que referíame al mismo que nos contrató, no siendo sino el de Vallejo, el Mateo que tanto poder tenía en el Mena.
*: ¿es servible aún?
Asintieron los criados muchas veces tartamudos y aterrorizados al mandato del enmascarado. Sin perder tiempo los hombres se dispusieron a enrollar el cuerpo de su fenecido señor con una pesada alfombra mientras las mujeres se esmeraban en limpiar aquel reguero sanguinolento propiciado por las frenéticas embestidas del punzón de la Belarda.
No hubo más palabras, llantos o lamentos. Sólo silencio y diligencia...
*Es servible.
Cuando el mi cuchillo clavose en el vientre de Antón, arrebatándole la vida e llenándome de sangre las manos, vinome a la mente el modo en que mi madre sacrificaba animales en el bosque a la Dama, e como después valíase de aquesus para sus muchos ritos, con los que curaba enfermos e preñaba vaques, e ayudaba a todos los del valle hasta que allí llegaren los eclesiastes, e impusieran a la fuerza su fe. Ascu dellos que fazíame yo, manque por precaución hubiere bautizau a mis fillos. El puercu que sostenía, desangrau, hablábame de infiernus en los que no creía yo, pues eran tales para los pecadores del su Dios, e bueno era aqueste, adorador de demonius, delator, hombre maldito e ahora muerto. Saqué el cuchillo tras mucho clavarlu e retorcerlu, e dejele caer al suelo, a manos ya de sus criaus.
- Vayamos, sí. - dije al Cortalenguas al fin - Que el último quede para las piras, regalo para Angulo, e que con esto quede zanjau este asunto, e podamos tornar a Burgos, que allí espéranme mis fillos.
Encaminámonus entonces, quiteme yo la sangre como pude, e dispusimos que concluyere aquella historia, muerto el mi peor enemigo.
Non daba crédito el Urraca a lo que descubría de los suyos compañeros. Quizás todo lo que hubiere creído saber sobre ellos non fuere más que fachada... ¿Acaso tenía hijos la Belarda? ¿Qué más escondía en su interior aquella mujer? Pues desde luego, aquel odio que desprendía el suyo cuchillo paresciere provenir de bien adentro. Por no fablar de lo que el Cortalenguas habíase guardado también para sí...
-Vayamos pues. Acabemos con aquesta locura et salgamos de aqueste pozo infernal.
Asentí a ambos antes de dejar la casa del de Anzo, mas díme enseguida la vuelta, mirando a los criados.
OoOoOoOo ¡¡¡LA LLAVE!!! -extendí mi enorme brazo y, con la mano enguantada, esperé a que algno se dignase a dármela. Luego se la entregué a la Belarda*-.Et que cerraremos por afuera oOoOoOoO
*Espero que no haya problema, supongo que si les digo que me pongan un pisito en la Castellana lo harían xDD, asique con una llave... ;)
______________
La idea del Cortalenguas, si a mis compis les parece bien, es que el próximo sea el de Vallejo.
A la Belarda le parece perfecto ir a por Mateo :)
El Urraca iría al mismo infierno siempre que sepa que el Cortalenguas está de su lado... xD
Mateo de Vallejo; viejo cortesano mentiroso, confabulador, liante, manipulador y adorador del maligno. Cualidades no le faltaban a aquel, y ninguna precisamente buena. Tras su pista salieron los tres con único objetivo en mente: dar cuenta del cortesano por mano propia o dejar que el de ángulo fuera quien dispusiera de el. En cualquier caso, un mismo destino para el de Vallejo; una muerte lenta y dolorosa. Su merecido.
Y así los tres llegaron a su caserón. Rico, enorme y majestuoso. No fue difícil entrar en el, pues apenas hubieron de forzar una ventana lateral. Desde luego las medidas de protección eran más bien escasas o nulas pero, ¿quién se atrevería a asaltar la casa de don Mateo? Desde luego, sólo algún inconsciente.
Allí no había nadie. Todas y cada una de las estancias fueron revisadas y nada. Tampoco había personal de servicio, ¿acaso don Mateo se dispensaba sólo?. Una nota caída en el suelo de su dormitorio fue lo único que encontraron. ¿Qué sería eso de Alipio? ¿Y Cantarranas? ¿Planeaba don Mateo volver a Burgos?. No había indicio que hubiera preparado equipaje para viaje alguno, pues hallábanse allí todos sus enseres, ropajes y posesiones asi que, en vista de que pronto caería la anochecida, los tres creyeron oportuno resguardarse allí en espera de que, tarde o temprano, el de Vallejo se dejara caer por su morada...
Cierro escena. Continuamos AQUÍ.