♦ POR LA TENEBREGOSA ♦
♦ POR LA TENEBREGOSA ♦
♦ EL CONCEJO DEL VALLE DE MENA ♦
♦ EL VELO BLANCO ♦
♦ LA AYUDA DE DIOS ♦
♦ CONFESARÉIS VUESTROS PECADOS ♦
♦ PAGARÁN JUSTOS POR PECADORES ♦
♦ Y LLEGÓ EL ÚLTIMO DÍA ♦
♦ Y LOS FLECOS DEL DESTINO ♦
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Entre vinos y charlas el tiempo pasaba volando. Casi al mediodía, justo cuando ya empezábais a comentar lo que tardaba don Mateo en regresar, un guardia entró en la posada y se acercó a vuestra mesa.
- El Consejo se encuentra avisado et vos espera. Vos llevaré hasta allí. -
Por igual se acercó a Imanol el posadero y a Mauricio el herrero, quien se jugaba sus dineros en la mesa de los apostantes. Al parecer estos eran miembros del Concejo, o figurarían allí de alguna manera. Entretanto Manolete el juglar daba vueltas alrededor del guardia haciendo rimas sobre "el oro que costaría coger al Josu" que saldría de los bolsillos de los lugareños, motivo el cual el guardia lo empujó haciéndolo caer al suelo.
Manolete desde el suelo se acordó de todo el árbol genealógico del soldado, añadiéndole algún calificativo sobre la antigua profesión de su madre...
Si pensáis en hacer algo más antes de ir al consejo este es el momento, aunque no debéis hacerles esperar demasiado.
Cuando me deis el "ok" cierro el prólogo y pasamos al Capítulo Primero.
Sonreile al guardia que nus había avisau, et púseme en pie sin mayor demora.
- Bueno será que non hagamos esperar a aquestus del consejo, que non credo que les guste andar perdiendo el tiempo.
-Pues debiéramos marchar. ¿Queréis que pregunte a los comerciantes, Pelayo, antes de partir?
El Urraca prefería no aventurarse preguntando más de lo que debía, mas así lo faría si Pelayo se lo requería.
Pelayo pasó el rato entretenido con lo que le contaba el Urraca, que buen servidor era, para ser un pobre mendigo. Al momento de que el guardia les avisase, asintió a las palabras de Belarda y contestó a las de Diego:
-Buena razón tenéis, es mejor non facerlos esperar et non Urraca, no fabléis ahora con los comerciantes, que ya tiempo dispondremos. Esperadme un momento en la puerta de la posada, pues he de ir a por Becerrillo.
Y sin más demora, Pelayo cumplió con lo dicho. Subió a por Becerrillo y volvió a bajar.
Salió a la puerta de la posada y revisó si todos estaban alli:
-Partamos.
Mi intención es esperar por todos, o avisar a los no presentes, antes de decir el "partamos".
Tras asentir a los tipos de la mesa, pues ya estábannos metiendo prisa para hacer el trabjo del Josu, les confesé algo.
OoOoOo Atraparé a ese buscavida. Me da igual si robo o mata, pero no puedo permitirme que me haga sombra, ni volver a caer en ella -respondí finalmente rechazando toda vuelta a la prisión-. A más ver. oOoOoOoO
Cuando fui a dirigirme a la puerta, subí a por mis armas rápidamente, dando zancadas por los escalones de tres en tres. Al bajar comencé a pensar en lo que dijeron esos tipos. Acto seguido me acerqué, antes de salir de la taberna, a la mesa del hombre de confianza del Barón, hablándole en medio de todos sus hombres mientras estaban sentados.
OoOoOo El barón no ha de preocuparse más por ese tal Josu... -dije asintiendo-. Ha ido demasiado lejos, y todos los que estén con él, SEN QUIENES SEAN,... caerán oOoOoO. Fue como un barrido helado, como una ventisca que casi podría hacer apagar el fuego de la sala, que bien estaba yo seguro de que atraparíamos a Josu, y así se lo hice ver al barón a través de su querido... hombre de confianza...
Me acerqué a la mesa del tal Nuño para decirle algo, y finalmente me encaminé a la salida, pues ya veía a los mis compañero prepararse mientras Pelayo seguramente iría a por el bueno de su perro. ¡Eso si que era fidelidad y no la que yo empezaba a sospechar!
Por mí, ¡al lío!
Don Nuño no pronunció respuesta a las palabras del enmascarado. Aquel era el tipo de hombres al que hay que demostrar el temple con hechos. Alguno de sus acompañantes hizo incluso amago de sonreír al escuchar que "el Josu" sería atrapado, pero la mirada vacía de aquella máscara dejó sus bocas inmóviles. Bravos soldados curtidos en batalla quedaban acongojados como niños temerosos del Gaueko ante la sola mirada de aquel infame.
El tal don Nuño era evidente que estaba hecho de otra pasta, ese sería el motivo por el cual gozaba de la confianza del Barón.
Las campanas tocaban Sexta. Había llegado el momento. Era hora de presentarse ante el Concejo y rubricar. Una vez hecho aquello ya no habría marcha atrás. Tampoco era que quisiera ninguno de aquellos volver atrás, pues allí sólo quedaban los problemas de los que huían.
Estabais todos listos, con Becerrillo y Hernando como "extras" salisteis del Fogón de Imanol siguiendo los pasos del guardia.
Tirada oculta
Motivo: Descubrir
Tirada: 5d100
Resultado: 66, 39, 51, 74, 50
Cuando os disponéis a partir, percibís un leve movimiento en el techo. En las vigas superiores de la posada hay un pequeño cuervo que os observa, y si no fuera por que es un pájaro, podríais decir que se os mira fijamente, como si os analizara. Instantes después el ave parece espabilarse y se dirige a un hueco diminuto entre la viga y la pared, por el que salé volando.