Partida Rol por web

Uno de los camareros mas próximos que ve la escena se acerca alarmado tratando de poner algo de orden aunque llega ya cuando Máscara Blanca esta en el suelo.

- ¿Que hacen señores?. Separense, este no es lugar para peleas. Se queda en pie entre el caido y el otro enmascarado para asegurarse que se aleja y no sigue golpeando al invitado herido.

- ¿Puede levantarse?. ¿Puede oirme?. Le tiende la mano, con dificultad lo levanta para apoyarlo contra su hombro . - Voy a llevarlo a la enfermeria. Queda claro que le cuesta caminar cargando con el

Una copa derramada, otra estrellándose contra el suelo, una joven acaba manchada, otra cuya mano es cortada por los afilados pedazos. Algunos de los invitados abandonaban la fiesta. No fueron los únicos sucesos que ocurrieron allí, por su puesto, sin embargo, no estuvo demasiado atento a su a todo lo ocurrido. Principalmente porque él, estuvo ocupado en otro asunto.

Debido al nulo éxito de entablar conversación con aquella joven de vestido rojo, el hombre bautizado como Fantasma, no obstante fue un nombre que aún fue pronunciado. Si su presentación fue escuchada o no, era otra historia. En cualquier caso decidió no insistir.

Y otro espectáculo, esta vez un idiota montando el número, dejando el elegante vestido de una de las invitadas listo para tirar a la basura. Por suerte ya se estaban encargando de él. Ahora sí estuvo más pendiente de todo. Se había perdido mucho, tal vez demasiado.

Todo le agobiaba, y necesitaba un poco de aire, y una copa, de lo segundo nunca sobraba. Se pidió un refrescante cóctel y salió a la terraza. No cabía duda de que hacía honor a su sobrenombre.  Dejó caer un brazo en la barandilla de piedra ornamentada mientras le dio el primer sorbo a su bebida.

Me levanto cuando escucho las palabras de Rosa. Nunca matare señorita, ademas no puedo dejar que una persona la toque si no quiere ser tocada... Solo actue cuando se puso denso sino se lo hubiera dejado. Dejo escapar una sonrisa.

Puedo acompañarla por el vestido. Mientras la quedo mirando esperando su respuesta, creo que me habia pasado pero un hombre no puede hacer eso.

Pues sí, me parecía que eso era precisamente lo que necesitaba, olvidarme de toda mi vida y disfrutar antes de tener que volver y hacer frente a lo que había dejado atrás. Aquel había sido el motivo por el que me había animado a hacer aquel viaje.

- En realidad no había caído en lo de la compañía, pero está claro que divertirse sola es un poco aburrido. - Bormeé al escuchar aquella frase.

Observé el comentario sobre la pelea y tenía razón, si quería partirle la cara, al menos tenía que haber esperado a que se le pasara la borrachera.

- Bueno, teniendo testigos como tiene, si el borracho cuando se despierte quiere poner una demanda la tiene ganada. - Dije dándome cuenta de que con esas palabras seguramente estuviera delatando quién era, pero realmente, si se fijaban un poco seguro que sabían de sobra quién se escondía detrás de mi máscara.

Asentí cuando me preguntó si había venido sola.

- Ni tan siquiera sabía que se podía venir acompañada, aunque bueno, tampoco he hecho tantos amigos como para pedirle a nadie que me acompañara. Además, mira, así he probado suerte y he visto que aún se me acerca alguien. - Me reí antes de darle un trago a mi copa de champán.

¿ Cuántas me había bebido ya? Juraría que unas tres fácilmente.

Ladeé un poco la cabeza mirando fuera por una ventana y luego sonreí mirando a aquella máscara plateada.

- Vamos, total, esto está muerto y me parece que ya hemos visto todo el espectáculo que había para ver. - Me bajé de la mesa de un salto. - ¿ Acostumbras a pasear bajo la lluvia?

- Cualquier cosa estando solo no es lo mismo. Plata vuelve a mirar al pobre desgraciado al que se llevan casi a rastras malherido. - Eso si llega a despertar, no quiero ser cenizo, pero ha sido una mala caida y el golpe que le dió fue con bastante mala idea,  con intención de provocar mucho daño en una zona delicada. Por la forma de hablar el enmascarado da la sensación de entender de peleas.

- Seamos optimistas. Concluye para cambiar de tema y se centra en su conversación con la mujer interés renovado. - ¿Eso es que crees que tuviste suerte al acercarme a ti esta noche?. La máscara, fria, impenetrable no deja ver si el hombre esta bromeando, pero en su tono casi se percibe el buen humor.

- Claro, a menudo, me ayuda a pensar y evadirme. Al paso de la mujer camina y al llegar a la salida abre la puerta y la invita a salir la primera, se pega a ella para dejar atrás la fiesta y que la lluvía los encuentre a ambos en el exterior.

- Pues estás siendo cenizo, lo siento. - Respondí a aquellas palabras. - Seguro que no le pasa nada. Además, en menos de cinco minutos se lo han llevado a la enfermería y le están atendiendo.

No era partidaria de las peleas ni de la fuerza bruta, me gustaba pensar que habíamos evolucionado lo suficiente como para estar encima de ello, aunque a veces, había que reconocer que viendo cosas de estas, mi fe en la humanidad se tambaleaba un poco.

Al decir aquello de la suerte me hizo reír, pues aún no tenía muy claro si había sido buena suerte o mala suerte, pero usé sus propias palabras para responderle.

- Seamos optimistas. - Eso sí, después de decir aquello me tuve que echar a reír.

Parecía estar diciendo en serio eso de estar bajo la lluvia para evadirse.

- Yo para eso mismo suelo salir a correr, pero tampoco te pienses ahora que le doy demasiado al deporte.

No tardé en sentir la lluvia, sobretodo, en mis hombros desnudos pues iba en tirantes, pero hacía una buena temperatura, la verdad.

A pesar de la lluvia torrencial que cae puedes ver desde la terraza cubierta donde te encuentras como en la lejanía de los patios un jeep se aleja de forma rápida con dos ocupantes en su interior. No es algo que te llamaría la atención si no fuera por las horas de salir, bien entrada la noche y con semejante aguacero cayendo.

Entre gestos de enfado y desanimo, miraba a ambos hombres con evidente disgusto, tanto al que llevaban a la enfermería como al que lo había mandado allí. Tal era la naturaleza varonil, que ni la razón ni la sensatez hacían presencia en ella. Bien podían solar sus viles manos en curvas prohibidas como bien intentaban demostrar su virilidad con la fuerza dejando la mente huérfana. Una mueca enojada curvó mis labios carmesí.

Miré su mano extendida y luego alcé los ojos hasta los suyos, con gesto serio - ¿no pensáis, mi buen señor, que antes de demostrar su magnífica hombría, deberíais haber procurado unos medios menos violentos? La grandeza de un caballero no se mide por su fuerza, sino por la nobleza de sus actos.

Dicho esto, me di la vuelta con la mirada al frente y me dirigí a los servicios de baño para damas del pasillo, donde entré y cerré la puerta con un portazo.

Escucho las palabras de mi acompañante. Señora mia acaso no espere para saber que hacía su atacante, creo que actue en el momento que supe que esa persona no pararía por lo que su mente imaginaba o podía llegar hacer. Si quisiera desmostrar mi fuerza lo hubiera hecho cuando se acerco pero en cambio espere a saber que intenciones tenia esa persona.

De a poco se empieza a ir. Cuando la ayudas o intentas hacer algo eres el malo pero si te quedas mirando y no haces nada entonces eres malo... Al final uno intenta hacer algo y es visto como un demonio. Me encogo de hombros ante eso y escucho el ruido de la puerta. Ya me da que esto me cayo mal. Me alejo de la pista y me siente en la barra mirando a la nada, tan solo descansar de las mujeres o por lo menos de ella.

Un relámpago cayó cerca( ¿o era un trueno?) provocado un sonido espantoso, sobretodo al dar de pleno sobre un árbol de los jardines que se partió por la mitad. El trozo caido invadió la planta superior del edificio donde estaba la fiesta rompiendo una ventana y proyectando los cristales hacia el interior, en plena pista.

Uno de las camareras libres que habia cerca se acercó con pala y escoba pidiendo a quienes habian cerca que dejaran espacio. Recogió lo mas gordo del estropicio y colocó unas bandas para que no  pisaran lo mojado. Estaba claro que con semejante ventanal roto se seguiría colando la lluvia.

- Por favor, abandonen la pista, pueden seguir en la barra tomando algo o ya regresar a sus habitaciones, o a las zonas comunes de la primera planta. No les echaban pero casi sonaba a eso. Eran poco mas de las tres de la mañana y aquello ya parecía el final de la Fiesta de máscaras.

Aburrido y con la copa en la mano, la cuál vaciaba lentamente, observaba el paisaje sin saber muy bien qué hacer cuando de pronto algo llamó su atención pese a que su expresión se ocultaba celosamente tras aquella máscara. - Valor falta para marcharse con la que está cayendo. -  Comentó con cierta indiferencia con la mirada clavada en lo que podía ser un vehículo que atravesaba el embadurnado terreno.

Sin saber cuando, aunque presumía que fuesen las tantas de la madrugada, debido a la tormenta la pista se quedó inservible. Señal de que el momento para marcharse había llegado. Algunos ya abandonaron la fiesta, y otros estaban más pendientes de sus conversaciones. Así que finalmente, tras acabar la copa y dejarla en el primer sitio que encontró aquel que no pronunció su nombre desapareció igual que como entró. Sigiloso como un fantasma.

Rio por el comentario de Fantasia y tomo su mano, ya de camino a los reservados donde espero continuar nuestra platica que se me ve interesante.

- Eres muy gentil ofreciendo ayuda. Pero de repente algo pasa se rompe un ventanal y suelto un pequeño grito - ¡Ahh!. Me tranquiliza que solo es un susto, dichosa tormenta.

- Se me quitaron las ganas de ir a ese reservado, vamos fuera de la fiesta. Podemos bajar a la sala común, o quizás darnos un baño en el jacuzzi, eso si sin quitarnos la máscara. 

Estaba tranquilo tomando una bebida cuando el vidrio se rompe y con ello me inclino hacia adelante. Bueno es la llamada para terminar. Y con ello decido salir de la fiesta para recorrer el lugar si a esa hora se podia.

Habia tenido una pareja excepcional pero otra persona vino a meter mano como siempre. Sin nadie vine y sin nadie me voy.

No se sobresalta cuando la ventana estalla, al ser golpeada por lo que fuera, estaba acostumbrada a esa clase de ruidos, pero si no puede evitar estar sorprendida.

Acerca la mano de Luna negra, enlazándola con su brazo.

Me parece una idea estupenda, iremos a uno de los Jacuzzi privados, así no tendremos visitas inesperadas - dice con una sonrisa -